La amazónica Iquitos, las costas de Concepción, las capitalinas Santiago y Lima, ciudades andinas como Cuzco y pueblos negros como Chincha ¿qué tienen en común? En primer lugar una amenaza: nuestros países están a punto de firmar un tratado que se ha negociado en secreto; que en el caso peruano no se ha publicado en castellano y en Chile solo se ha hecho por internet; que atenta contra nuestra soberanía y no nos permitirá tener leyes laborales o ambientales; que encarece los medicamentos y limita el uso de internet.
Por Daniel Mathews / Resumen.cl
En segundo lugar la disposición de ponerle un pare a esa amenaza. “Chile mejor sin TTP”, “Peruanos contra el TPP” son hojas de Facebok que se han armado para difundir nuestras luchas. Pero detrás de ellas hay una serie de organizaciones, pueblos, personas, que quizá ni conozcan esas hojas pero que si tienen claro que solo las calles pueden liberarnos de la amenaza.
Y son pueblos que ya están en lucha hace tiempo. Hay quienes piensan que lo central en la América Latina de hoy es el retroceso de los regímenes “progresistas”. Falso: lo central es el crecimiento de las resistencias. Hace un año exactamente las “Zonas” de Lima obligaron al parlamento a derogar una ley antilaboral que no tenía ni un mes de aprobada. En Chile el movimiento sindical contra las AFP crece imparable. No va a ser fácil seguirnos imponiendo un esclavismo que casi no necesitaba ni disimular.
Los pueblos originarios también están en movimiento. El 29 de diciembre la presidenta Michelle Bachelet realizó un viaje casi secreto al sur de Chile, el primero en su actual mandato. Supuestamente la visita era para instalar una mesa de trabajo con organizaciones del pueblo mapuche, pero las cosas salieron al revés porque nadie entendió las razones del secretismo y recibió duras críticas de varias organizaciones, entre ellas la Asociación de Municipalidades con Alcaldes Mapuche.
En el Perú la resistencia al modelo extractivo recorre todos los Andes: desde la norteña Cajamarca, por donde entraron los invasores españoles y que ahora quiere invadir el proyecto minero Conga, hasta Cuzco y Arequipa en el sur. Los ríos de la selva están siendo contaminados por petróleo. Se vive una situación que se puede calificar de «guerra minera», donde cientos de comunidades están mostrando su disposición a impedir que se siga expandiendo la destrucción para convertir las rocas en mercancías.
Hasta ahora son Chile y Perú los países que tienen confirmada su participación en la marcha del 22 de Enero. Es una larga amistad la que nos une y que data de la matanza de Santa María de Iquique. Pero hay preparativos en Nueva Zelanda, México y una serie de países más. Querían globalizar la opresión, están globalizando la resistencia.