Por: Kelly Baur / paisenfermo.wordpress.com
Estuve anteayer en cama con fiebre, resulta que me la contagiaron los yanquis con quienes andaba en Paris la semana anterior como parte de una delegación manifestando su desacuerdo con la COP21. Así que he tenido ya cinco días para reflexionar y pensar bien lo que realmente significa la COP21 y de lo que quiero decir al respecto. Quiero empezar diciendo que, siendo gringa yo también, no caché muy bien si la COP21 era masculina o femenina, pero al final digo “la” para designarla (esa cosa a la que llaman) COP21.
Tuve la posibilidad de participar como parte de la delegación “se necesita raíces” porque soy parte de una agrupación anticapitalista en estados unidos llamada el “Comité de solidaridad con Centro América de Portland.” La delegación estuvo formada por varios grupos de activistas de todo el país. Igual es importante reconocer que de todos los grupos que asistieron a la cumbre, fuimos los únicos en declarar que si o si el acuerdo iba a ser un fracaso. El lema de la delegación era: cambia el sistema, no el clima.
Desde que publicaron su acuerdo, lo que he visto y leído en las noticias y en los blogs varía entre felicitaciones a la ONU por haber hecho un acuerdo legal para no calentar el planeta más allá de los 1,5 grados (en vez de 2) hasta opiniones de que el acuerdo es una condena a la muerte para la humanidad. Aúnque esa última idea de que el acuerda no salvará a nadie es algo que comparto, casi todo lo que he leído sobre el cumbre está basado en la idea de que la COP21 existe para hacer algo para la humanidad en si, que hay una esperanza que en algún momento las instituciones extragubernamentales se van a dar cuenta y nos va a escuchar, pero esa idea sólo existe en la fantasía del dominado primer mundo.
El término “primer mundo” en si no es más que un eufemismo para hacer referencia a los poderes coloniales del mundo (¿Cómo crees que llegaron al primer puesto?) que parte desde su propio marketing que se impone hegemónicamente por todos lados, escribiendo los libros de historia, literatura y ciencia, validándose entre ellos a costa de las demás voces del mundo. Para la gente en el primer mundo, existe la posibilidad de sentirse decepcionada después de que llegaron a un acuerdo de mierda en la COP21, porque para sentir decepción tienes que haber tenido alguna esperanza primero. En cambio, la gente del sur ni siquiera llegó a sentir decepción por lo que pasó en Francia porque ya hace rato entienden que la COP es un mecanismo colonial y que reunirse todos los gobiernos del mundo solo significa que los poderes globales tendrán un ratito para juntarse a conversar de cómo se podrán coludir mejor en contra del pueblo y de cómo quedarse con más plata aún. Así me di cuenta conversando con un caballero cualquiera que trabaja en Arauco. Me preguntó por que andaba weando yo en Paris, y de ahí le conté todo y me dijo: nooooo esos… no hacen naá nunca! Bueno, sin mayor intelectualismo este caballero logra ser más radical que la gran mayoría de los activistas primermundalistas.
Para que entiendan bien el quiebre que existe entre los dos mundos, les doy un ejemplo: fui un día a un conversatorio en contra del programa REDD+ organizado por una agrupación de africanos en contra del programa. Una explicación simple sobre cómo funciona el programa, para los que no sepan, es que las empresas del primer mundo, para poder seguir contaminando legalmente, pueden comprar bonos de carbono al tercer mundo (países que fueron colonizados). Eso significa más o menos que las empresas pagan para seguir contaminando lo que “no contaminan” los países del tercer mundo y pueden seguir controlando lo que pasa en las ex-colonias. De ese programa se supone que el beneficio es que sacarán un promedio entre la continuación de contaminación y lo que secuestran en los nuevos “bosques” que se paguen a través de la compra en bonos de carbono, y esta sería una de las principales formas en que las Naciones Unidas quiere combatir el cambio climatico.
Un hombre de Kenya nos explico la teoría muy bien, “si tienes tu cabeza en el horno, metiendo tus pies en el refrigerador no te va a salvar la vida… no hay un promedio, te vas a morir igual.” Precisamente esta es la lógica que se ve desde la perspectiva del tercer mundo, que para la gente del otro mundo no se entiende porque ya tenemos la cabeza en el horno y así no se ve nada. Pero más allá de la metáfora, es verdad porque a países como Estados Unidos, allí nos llega el puro producto final, ya no vemos el proceso previo (la extracción de los recursos, la esclavitud y la contaminación) y cuando nos llega el producto, viene con un sello de sustentabilidad más encima y la gente cree en eso. El sistema capitalista nos ha enseñado bien como confiar en las empresas. Me pregunto como la gente de Estados Unidos todavía se sorprende cuando salga a la luz que una empresa nos está engañando y aprovechándose del pueblo si ya ha pasado tantas veces ya.
En el mismo conversatorio, una mujer también de Kenya nos contó de la realidad que ha visto en una comunidad indígena que ha sido víctima de la preparación para implementar el programa REDD+ (La Reducción de Emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la Deforestación y Degradación de los bosques). Habló de como el servicio nacional del bosque (lo que en Chile sería la CONAF) se había militarizado y funciona ahora como una institución casi militar, desalojando comunidades enteras para poder “replantar el bosque” en su territorio. Después de echar a toda la gente, llegan y plantan una plantación de pino y/o eucalipto. Esto para la gente que vive en el territorio llamado Chile va a parecer una historia muy familiar.
Hay que decir “replantar el bosque” entre comillas porque una plantación de arboles exóticos no funciona como bosque, sino que aumenta más aún el daño causado por el cambio climático, secando las napas subterráneas, acidificando la tierra, eliminando el hábitat para las especies nativas y más encima dejando los pueblos originarios sin una forma de seguir viviendo. Matar a sus bosques nativos significa la desaparición de su alimentación, agua, materiales para construir y medicina. No puedes vivir sin agua, sin comida y sin casa.
En la mayoría de los grupos primermundalistas que andaban en Francia, se escuchaba mucho el término “soluciones falsas” y así como también hablaron del programa REDD+. Pero llamarlo así igual es seguir creyendo en la fantasía de que la COP21 y los países coloniales estaban interesados en buscar soluciones. El representante de Mozambique en el conversatorio lo nombró bien claro diciendo, “no podemos nosotros hablar de soluciones, ni de soluciones falsas. A mi me molesta el término ‘solución falsa’ porque aquí no hay ninguna intención de solucionar nada. Lo que pasa aquí se llama colonialismo y nada más.” Así… corta.
En Chile, donde vivo hace varios años, se hizo un proceso bien parecido al programa REDD+, pero se hizo bajo la dictadura militar de Pinochet desde el año 1973. Haciendo la situación aún más asquerosa es que éstas practicas se hicieron ley en 1980 con la constitución de la dictadura con el DL 701, que fomenta la industria forestal, y con la ley anti-terrorista, que criminaliza cualquier acto en contra de ella. Y eso, lamento decirlo, es la constitución que siguen utilizando hasta el día de hoy a pesar de que volvió la “democracia” ya en el año 1990 (la democracia siendo otra fantasía primermundalista).
Siendo consciente de cosas así, se hace bastante difícil creer que existe alguna buena voluntad por parte de las instituciones internacionales, estatales, regionales y/o locales. Si una reflexiona un poco, cómo va España, país que colonizó, violó y sacó todo lo que se podía de todo el continente sin ninguna compensación, a tener un interés sincero en el bienestar y autonomía de la gente de aquí? Y cómo va Estados Unidos, principal potencia imperialista actual del mundo y responsable de la dictadura de Pinochet, ¿Realmente a dejar de lado todos sus años y recursos invertidos en construir el país más neoliberal, para que Chile exprese su soberanía?
No… La COP 21, las naciones unidas, la IMF, el Banco Mundial, la WTO…toda esa mierda es colonialismo disfrazado de diplomacia y en el tercer mundo hace rato ya se sabe eso y ya no están comprando la fantasía del primer mundo en donde esas instituciones harán algo en algún momento. Preguntarse si Paris fue un éxito o no, no tiene ningún sentido. Así que, si queremos hablar de soluciones en vez de perder nuestro tiempo preguntando weas así, dejemos que los países de la ONU discutan entre ellos y hablemos de lo que ya están haciendo aquí en “el resto del mundo” para recuperar su tierra, su autonomía y la vida porque las soluciones no van a llegar nunca del opresor porque más encima de todo eso, borraron los derechos de los pueblos originarios totalmente del acuerdo. Así que si eso no es una señal de que no les interesa nada de la humanidad, no sé que esperen para darse cuenta de que la wea está mal.
P.d: Aquí hay dos artículos que hablan de cómo Nueva Zelandia y EE. UU. ya han hecho cosas en contra del acuerdo de Paris:
Nueva Zelandia entrega nuevos permisos para sacar petroleo justo después de la COP21