¿Qué diría usted si un estudio revelara que en Chile existen casi dos millones y medio de personas que en caso de una crisis económica no estarán muy contentas con su situación?
Son datos entregados por el Instituto Nacional de Estadística en la Encuesta Nacional del Empleo para el último trimestre móvil julio-septiembre 2011. No es necesario ser un experto economista para señalar quienes serían esas personas indignadas, ni tampoco un estadístico que supiera interpretar tales cifras.
Como ejemplo de aquello, pasemos revista a realidades que usted conoce muy bien y veamos cómo se suman esas 2 millones y medio de personas:
En primer lugar, los indignados que trabajan. Actualmente en Chile hay 1 millón 120 mil personas asalariadas que no tienen contrato laboral, por lo tanto están profundamente indignados porque no tienen derecho a salud, ni pensión, ni seguro de cesantía, tampoco a vacaciones pagadas ni indemnizaciones en caso de despido. Sólo tienen un trabajo que les ofrece un salario para lograr sobrevivir.
También hay 540 mil trabajadores que trabajan media jornada o menos y buscan más horas de trabajo. Puede que tengan contrato, incluso derecho a salud, pensión, seguro de cesantía, pero están insatisfechos con su jornada de trabajo, principalmente porque no les alcanza para fin de mes. Les prometieron flexibilidad de jornada, y de esa forma podrían tener otro trabajo o compatibilizar la vida familiar. Sin embargo, menos del 5% de los trabajadores de este país tiene otro empleo. Están indignadísimos por la falta de un empleo pleno y productivo que les permita un salario acorde a sus capacidades.
Y por último, un grupo más pequeño de la población, pero no por eso menos importante, corresponde a personas como usted, que trabaja para una empresa de un familiar pero no tiene salario o bien ayuda en el almacén y no tiene retribución, ya que no encuentra trabajo en una empresa donde si pueda obtener algo para su subsistencia y debe acudir al emprendimiento familiar para lograrlo. Es lo que internacionalmente se conoce como elFamiliar no remunerado. Si bien en Chile siempre ha sido menor el peso de esta condición, la variación en relación al último trimestre representó el 33% del total del aumento de ocupados. Actualmente, existen 100 mil personas que tienen que trabajar prestando ayuda para una empresa familiar por no poder trabajar en el mercado.
Los indignados que trabajan suman así, 1 millón 800 mil personas, lo que equivale al 24% del total de la población ocupada. Lo cual quiere decir que usted no está solo o sola en esta indignación, provocada por el hecho que a pesar de que trabaja, no se le retribuye lo necesario para su seguridad, bienestar y calidad de vida.
Y eso que somos conservadores en nuestros cálculos, pues existen también los trabajadores por cuenta propia, más de 1 millón y medio de trabajadores sin ningún tipo de protección laboral. Pero digamos que le creemos al gobierno y efectivamente son microemprendedores, aunque usted señor, señora o joven, ya sabe que no es así.
Tampoco tomamos en cuenta a esos 3 millones 700 mil asalariados que según la Encuesta Nacional de Salud y Trabajo, ganas menos de 350 mil pesos al mes. De este grupo, hay 1 millón 300 mil Asalariados que declaran que rara vez o nunca le alcanza el salario para gastos imprevistos, y un millón que regularmente utiliza tarjetas de crédito para sus gastos de primera necesidad. Finalmente, ignoramos si el resto de los asalariados forman parte de esos más de 4 millones de trabajadores que no pertenecen a ningún sindicato, y que por lo tanto no tienen posibilidades de hacer cumplir sus derechos básicos.
Aún así nos quedamos cortos, ya que nos falta agregar a los indignados más tradicionales, aquellos de los cuales el gobierno está siempre muy atento y que se refleja en la tasa de desocupación que mes a mes recibimos por parte del INE: los desocupados, que agregan a nuestra cifra, 600 mil personas que presionan abiertamente por ingresar a producir ingresos pero no lo logran. Usted que lleva meses buscando un trabajo, que ha tirado curriculum en cuanto lugar aparece, que ha ido a las OMIL de la Municipalidad, o si utiliza tecnología, se ha metido a páginas de internet como laborum.com a ver si hay algún trabajo para usted. Pero no lo ha obtenido. Otro motivo de indignación más.
Sin embargo, esa búsqueda abierta de trabajo no es la única forma de considerar a los desocupados que presionan por ingresar a la producción de ingresos. También se encuentran las personas que estarían disponibles para comenzar un empleo (una de las condiciones para ser considerado desocupado), pero que no ha buscado un empleo por considerar que por su edad – es muy joven o muy maduro-, o por su calificaciones –muy sobrecalificado o subcalificado- o por que se aburrió –lleva mucho tiempo y no le responden de ningún trabajo- o porque hace un análisis de la situación económica del país y piensa que no existe posibilidad alguna de conseguir un trabajo.
A estas situaciones que usted conoce muy bien se le llama desempleo oculto por razones de desaliento, y como usted sabe mejor aún que cualquier economista experto en mercado laboral, en condiciones en las cuales se observa una mejoría económica o bien se hace urgente un ingreso más al hogar, saldrá a presionar y elevará la tasa de desocupación de forma exponencial y feroz. Esos economistas entonces quedarán perplejos y no sabrán por qué motivo aumentó tanto esa desocupación si todos sus modelos no lo contemplaban. Esas personas desalentadas como usted, que juntan indignación cada vez que se resignan, son 120 mil personas actualmente.
Realicemos nuevamente el conteo; 1 millón 800 mil personas indignadas que trabajan y 720 mil personas indignadas que de diversas maneras presionan por ingresar a trabajar pero no lo logran. He aquí las 2 y medio millón de personas indignadas de este país, que ya sea porque el país caiga en una crisis económica que lleve a los límites la resignación y aguante, o porque vean que el país crece, pero sus trabajos no mejoran y tampoco logran empleos productivos y bien remunerados, estarán indignadas, aburridas y furiosas.
¿Usted está indignado o piensa que debería estarlo si la situación sigue de esta manera?