Este viernes se cumplen 5 años del devastador 27/F del año 2010. La fecha sigue siendo significativa en la población del territorio, sumamente afectada tanto por propio el terremoto y posterior tsunami, como por el actuar de la clase política -disputando electorado y repartiendo culpas- y su evidente inoperancia al momento de fiscalizar la reconstrucción de las viviendas y el reordenamiento territorial. A ello se agregan los abusos de las empresas con los trabajadores que vieron impotentes como se utilizó la catástrofe para ser despedidos sin los derechos y beneficios correspondientes.
Si bien el tema noticioso por antonomasia del 27/F fueron los saqueos, nunca fue tema el saqueo empresarial al fisco (construcciones de mala calidad, “puentes callampa”, puentes “montañas rusas”), a los trabajadores (despidiéndolos aprovechándose de la catástrofe) y el perjuicio a los bienes de los vecinos más humildes.
Las denuncias de los vecinos parecían sacados del libro La Doctrina del Shock de la excelente Naomi Klein, cuando relataban que muchos fueron desplazados de sus lugares originarios para que los terrenos fueran entregados a la especulación financiera e inmobiliaria. Villa Futuro, Camilo Olavarría y Bahía azul de Dichato fueron reflejo de esta política, mientras que la simbólica “Aurora de Chile” en Concepción, es el reflejo de la resistencia de los vecinos. Tras pocos días del paso de las gigantescas olas, que tumbaron y arrastraron lo que había dejado el sismo 8.8 varios vecinos denunciaban a verdaderos buitres ofreciendo dinero por los terrenos que ocupaban.
En el transcurso del gobierno de Piñera hubo varios escándalos referidos a la mentada Reconstrucción. Uno de ellos fue la jugada de Jaqueline Van Rysselberghe que intento pasar por damnificados a personas de Aurora de Chile, que no lo eran, siendo descubierta y denunciada, por lo que se vio obligada a renunciar a la Intendencia del Bío Bío. En este mismo capítulo se inscribió el puente “Callampa” de Ravinet y el escándalo por el pago de sobreprecios de alrededor de 2 millones de dólares a la empresa estadounidense Acrow Corporation. El Ministro de Defensa renunció tras el episodio y nunca expuso las razones de la toma de decisión, escudándose en el carácter de secreto de la Ley reservada del Cobre.
Con estos ejemplos de las autoridades políticas, lo que se venía era previsible.
Esta problemática de quien era o no era damnificado, no se reducía solo a este caso, sino que fue una constante en todos los territorios afectados y fue tan constante como este contubernio entre la clase política y las empresas encargadas de la reconstrucción. El famoso puente Bicentenario, un despilfarro enorme de dinero entregado a una empresa con antecedentes funestos -la transnacional española COPASA, involucrada en casos de financiamiento ilegal del PP español (cuya versión criolla es el caso Penta)- es un ejemplo de esto. Los continuos retrasos y nulos avances no recibieron multa alguna y la empresa decidió poner término anticipado al contrato embolsándose varios millones en la operación. Fue el mismo modelo que utilizo en el Estadio Ester Roa, donde el fisco le entregó más de mil millones de pesos y donde tras continuos retrasos puso en peligro la utilización del Estadio en los eventos para los que fue remodelado.
El proceso de reconstrucción fue tan importante para el capital especulativo, las constructoras e inmobilarias, que varios economistas señalan que retraso el proceso de desaceleración para el final del gobierno de Sebastián Piñera. Pero a pesar de la “reactivación” de las empresas, no hubo un correlato correspondiente en las viviendas destinadas a los damnificados, los que denunciaron continuamente las pésimas condiciones en que fueron entregados los proyectos habitacionales. Las consecuencias de esta política habitacional, los vecinos las viven hasta el día de hoy.
El conjunto habitacional entregado en Llico hasta hoy tiene problemas de infraestructura serios, en la actualidad las aguas servidas se rebasan pues hay problemas con los alcantarillados, cosa que fue denunciada por los pobladores antes de habitar el conjunto. En Coronel vecinos de Villa Bicentenario han denunciado serias fallas en la infraestructura, similares a las de Nuevo Amanecer, Mirador del Pacífico, Centinela y El Morro en Talcahuano, El Solar de Hualpén, El Mirador de Arauco, Villa Montahue de Penco; prácticamente todos los conjuntos habitacionales se llueven en invierno, están llenos de hongos, varios tienen problemas con los rellenos y con la mala calidad de los materiales con las que fueron fabricadas.
Desde los medios de comunicación, se oyen los discursos de los gobernantes de turno culpando de los problemas a los gobiernos de la otra coalición y ostentando como propios los avances y aciertos. No obstante las “positivas” cifras del gobierno actual y del anterior, el clima de descontento de los vecinos damnificados sigue cubierto bajo la cortina de humo de los partidos políticos, propia de los espectáculos de saltimbanqui, de embaucadores profesionales.