A 10 años del asesinato de Quichillao: "el sueldo de Chile" protagoniza otra tragedia

A diez años del asesinato del trabajador subcontratado de la minería, Nelson Quichillao, una nueva tragedia golpea al «sueldo de Chile». La reciente muerte de seis trabajadores en la mina El Teniente revive las denuncias sobre precariedad laboral en la minería, en un rubro marcado por tragedias que siguen cobrando vidas sin que cambien las condiciones estructurales.

Por Marcos Silva Mardones

La madrugada del 24 de julio de 2015, Fuerzas Especiales de Carabineros de Chile reprimieron una manifestación de trabajadores de la minería del cobre en el campamento minero de El Salvador. Como resultado de esto, el trabajador subcontratado Nelson Quichillao López fue asesinado por una bala de un funcionario policial, tiñendo de tragedia la faena minera en un contexto de lucha por las condiciones laborales de los trabajadores, y donde ha primado una impunidad blindada.

Pero no ha sido la única muerte que ha teñido con sangre al llamado «sueldo de Chile», como tampoco la única tragedia que ocurre en sus faenas. El listado de trabajadores mineros que han muertos es extenso, y acredita no solo la peligrosidad de las tareas, sino que también reflejan las deficientes condiciones laborales promovidas por el empresariado que se ha enriquecido a costa de la explotación laboral, como también de los minerales.

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Una rápida búsqueda en internet acredita aquello: la muerte de una trabajadora en marzo de 2024 mientras el vehículo que manejaba se incendió en plena operación minera, las tres personas que fallecieron en febrero de 2025 tras un accidente al interior de la Mina Jesús María, la muerte de un trabajador pirquinero en la Mina Santa Rosa en diciembre de 2024 tras la activación de 75 kilos de material explosivo o o incluso la recordada «tragedia del humo» que dejó a 365 mineros oficiados en El Teniente en junio de 1945 son el fiel reflejo de un fenómeno que, desde hace años, dejó de ser «un caso puntual» y pasa a la necesidad de investigar el rol del empresariado como también del Estado de Chile.

Hoy, nuevamente «el sueldo de Chile» se tiñe de sangre. En la mina El Teniente, un derrumbe provocó la muerte de seis trabajadores, mientras que otros nueve quedaron con lesiones fuera de riesgo vital. Así, el yacimiento subterráneo de cobre más grande del mundo, explotado por la estatal Codelco, hoy empuja nuevamente la discusión sobre las condiciones laborales que arrastra la minería del rojo metal, en un rubro que ha encontrado un abultamiento del bolsillo empresarial a partir del subcontrato y cuestionadas condiciones laborales que siguen latentes en el norte del país.

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Trabajadores subcontratados de El Teniente lo han expuesto íntegramente: «esta tragedia no es un hecho aislado, ni una casualidad. Es la consecuencia directa de condiciones laborales que venimos denunciando hace años, sin ser escuchados. Se privilegia la producción a toda costa, incluso cuando eso significa sacrificar vidas humanas».

La situación ha sido seguida ampliamente por los medios de comunicación, mientras el gobierno ha decretado tres días de duelo nacional y Codelco la realización de una investigación. Sin embargo, el discurso de la inversión y su respectiva presión sigue vigente; mientras antes volver a las faenas, mejor, rezan algunos que ven esto como un tropezón.

Esperemos que esta nueva tragedia no nos deje en la indiferencia, y se deje de considerar de trabajadores de la minería como algo común ante un modelo que precariza, por sobretodo, las condiciones de vida.

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