Con el objetivo de instalar el tema de la salud pública como preocupación y demanda de la comunidad, se ha conformado en nuestra región la mesa social por la salud. Instancia que agrupa a gremios de trabajadores/as de la salud como también a organizaciones sociales y no gubernamentales que trabajan en salud y a usuarios/as del sistema público. La meta es movilizar el conjunto de la sociedad para lograr una atención de salud digna, oportuna, de calidad y financiada por el Estado. Se plantea visibilizar los múltiples problemas que se producen al haber instalado progresivamente en Chile un sistema de salud basado en el lucro, donde los más beneficiados son los que participan en este negocio y los segmentos de la población con mayores ingresos. Pero además sostienen que se requiere proponer un nuevo sistema de salud que responda a las necesidades de la comunidad y que entienda a la salud como un derecho social. Se proyecta que para lograr sus objetivos se necesita que la comunidad que utiliza este sistema sanitario se movilice por el derecho a la salud.
¿Qué ocurre actualmente en nuestro sistema de salud? Las decisiones principales se orientan a favorecer el lucro, existiendo un traspaso directo e indirecto de cuantiosos recursos financieros del Estado al sector privado. ¿Cómo esta situación nos afecta en nuestra salud? Por una parte, cada día se hace más cara en un mercado con pocas regulaciones y los avances científicos, técnicos y farmacológicos en el campo de la medicina favorecen en general el negocio de la industria médica por sobre el interés de la salud de la población.
Actualmente, no tenemos derecho a la salud. Para el médico Lautaro López, de EPES, esto se plasma en la política de canasta de prestación GES (garantía explícita en salud) o AUGE, que cambia el derecho a la salud para todos/as, a solo la atención de un grupo de enfermedades o condiciones. Asimismo, plantea que se instaló esta canasta de prestaciones sin mejorar la infraestructura de los recintos asistenciales, no se incorporó a más especialistas y recursos humanos en general, por lo que los objetivos que se propusieron no se cumplieron, al suceder esto el Estado no invirtió para resolver los problemas que el sistema público estaba prestando, sino que compró servicios al sector privado.
La política instaurada es descentralizar y privatizar, acciones que responden al orden político y económico vigente. La descentralización se implementa a través de iniciativas como la división del Servicio Nacional de Salud (SNS) en Servicios Regionales, llamándose ahora Sistema de Servicios Nacionales de Salud (SSNS); la municipalización de los centros de atención primaria; y la creación del Fondo Nacional de Salud (FONASA) (1979). En relación a la privatización Lautaro López señala dos hitos: la creación de las instituciones de salud previsional (ISAPRES) y la administradora de fondos de pensiones (AFP). El Estado cumple solo un rol subsidiario, entregando recursos para atender a la población más pobre. Adolfo Bécar miembro de la FENATS del Hospital regional explica “La salud chilena después de la reforma que se hace con la Constitución del 80 cambia de ser un financiamiento solidario, estatal y tripartito (Estado, patrón y en menor medida trabajador), pasa a ser financiada de forma individual por cada trabajador”
Igualmente, Bécar nos cuenta su opinión con respecto a la última reforma en manos del gobierno de Lagos “es la transformación del actual Sistema de Salud Pública en un conjunto de seguros privados y la conversión del FONASA en una ISAPRE de carácter estatal que tiene la finalidad de financiar un Plan Nacional de Salud con Garantías Explícitas determinadas “obligatorias” para el sector privado. El plan se divide en dos “Bienes de Salud Pública” y “acciones de salud individual o de las personas”. El principio de sustento de este plan es la complementariedad Público- Privado que no es otra cosa que la utilización de la capacidad de infraestructura del Sistema Público por el Sector Privado y el traspaso directo de recursos económicos Públicos a privados”.
Para el dirigente de la FENATS del Hospital Regional se ha instaurado una reforma de carácter neoliberal “poniendo como ejes principales un Plan de Salud, Cambios al Modelo de Atención, Modernización de la Red Asistencial, Autogestión, (Gestión de Salud pública) bono portable , más una batería de leyes que dejó listas la Concertación para su implementación (19.937) entre otras, más la división y amordazamiento legal, de los trabajadores del Sistema de Salud Centralizado Ley(19.490)”
Para Lautaro López, los principales problemas del sistema público de salud son: recurso humano, necesidad de especialistas, el acceso a la atención médica. En relación a la distribución de médicos en Chile el Minsal (del 2010) determina que eran 29.996 al 31 de diciembre de 2007, el sector público cuenta sólo con 44% de ellos. Es decir, se repite con el recurso humano, lo que ocurría con el gasto en salud. Tenemos a menos de la mitad de los médicos para cubrir a cerca del 70% de la población, mientras el 54% de ellos atiende a menos del 20% de los Chilenos. También es importante una Infraestructura adecuada para atender a la totalidad de los pacientes; mejora de la gestión pública: supervisión, control; y participación de trabajadores/as y usuarios/as. La presencia de estas limitaciones en la salud pública no es casual, según el médico, pues el objetivo es trasladar el mayor porcentaje de población al sector privado, “es tanto así que las personas que ganan 250 mil o 300 mil pesos optan por inscribirse en una ISAPRE y no en FONASA, porque a los sectores medios no les conviene por el bajo aporte de FONASA en la prestación de salud”.
Tenemos por consiguiente una salud segmentada para los sectores de mayores ingresos y otra pública, desfinanciada para los quintiles de menores ingresos, lo que significa, entre otros problemas, ingresar a las eternas listas de espera para ser operado, que reciba medicamentos inapropiados o sencillamente no reciba, es decir: que espere y aguante.
Esto se ha naturalizado, la idea de que la salud se debe pagar, desterrando la idea de que la salud es un bien social gratuito; como consecuencia familias enteras caen en la pobreza por asumir de forma particular el pago por servicios de salud. En definitiva se debe reformar la estructura del sistema público de salud de forma urgente. Al respecto Bécar afirma “El pueblo se siente aislado de su propia salud, ya no sienten la salud como un derecho, es por esos que la gente está 7 o más horas esperando sin exigir una mejor atención y oportuna. A pesar que ellos son los que están pagando esta atención, este hospital”.
El enfoque que prima en este tipo de sistema de salud es el conductual, por sobre, el socio-ambiental, la responsabilidad será individual “si tú te portas bien estarás sano, si es así ahorras plata tú y el Estado”. Este enfoque no permite valorar y actuar sobre las condiciones socio-ambientales que están determinando la salud de las poblaciones. Todos sabemos que la salud depende de las condiciones de vida y nuestra conducta está influida por éstas, por tanto, es un problema inminentemente social.
Como un enfoque conductual, individualiza la responsabilidad de la salud, los problemas de la salud tienden a la cronicidad. En el negocio con la salud surge de esta manera la enfermedad como un negocio de bajo riesgo, solo como muestra: el 2011 las ISAPRES lograron ganancias por 45.683 millones de pesos solo en el primer semestre que representa un incremento del 70,2 por ciento en comparación al mismo periodo del 2010. Para López “El desafío entonces es atender a las condiciones de vida de las poblaciones, de generar amplios planes promocionales y de prevención que pongan en el centro de la preocupación el bienestar de los seres humanos”
La salud no se debe entender solo como la ausencia de la enfermedad, si no que tiene que ver con un conjunto de condiciones que se dan en la sociedad, que influyen y determinan la salud de las personas.
Por lo anterior si cambiamos este sistema de salud, debemos considerar que el enfoque que debe primar es el socioambiental, el cual manifiesta que la salud depende no solo de lo que se haga en los hospitales, en los centros de salud familiares o los en los Centros comunitarios de salud familiar (CECOF), en toda la institucionalidad en salud, sino que también influye lo que pasa en educación, en el campo laboral, las condiciones de vivienda, la situación de nuestro medio ambiente, la discriminación étnica, de género, es decir, reconociendo a la salud desde un punto de vista integral, asegura López. O sea, una contra corriente de la concepción dominante que instala desde el modelo médico actual: cada quien enferma por el estilo de vida que ha elegido.
Como afirma Anne –Emanuelle Birn, investigadora responsable de la Cátedra de Investigación de Canadá en Salud Internacional y profesora asociada de la Escuela de Salud Pública, Universidad de Toronto“... las condiciones sociales en las que las personas nacen, viven y trabajan constituyen el determinante más importante de la buena o la mala salud, de una vida larga y productiva, o una corta y miserable... esto acaba el debate de modo decisivo.”
Asimismo, para la Medicina Social existe una articulación múltiple y compleja entre los procesos sociales y los procesos bio-psíquicos de individuos y colectividades humanas. Así, reconocen que los procesos sociales influyen en los patrones de salud y enfermedad.
El sistema político, económico y social en el cual nuestro país está inmerso, por lo tanto, influye en la calidad de vida de las comunidades. Por lo que un cambio en el enfoque de nuestra salud y del sistema sanitario público no puede verse ni entenderse de forma aislada a esto, un cambio de este paradigma dominante que entiende a la salud como un instrumento y un impulsor del crecimiento económico de unos pocos, en lugar de un derecho, igualmente implica un cambio de sistema. Bécar al respecto declara “¿Qué sacamos con mejorar los hospitales y tener los mejores especialistas si al lado de donde viven las personas construyen termoeléctricas lo que provocará que estas personas tengan silicosis, enfermedades a nivel cognitivo y déficit de todo tipo?”.
Lautaro López nombra algunas exigencias que deberíamos instalar para ir mejorando nuestro sistema de salud: un aumento inmediato al presupuesto en salud para mejorar la infraestructura de los recintos y capacitar al personal , de acuerdo a datos de la OCDE, somos unos de los tres países con menor gasto per capita en salud, y el que tiene el mayor gasto privado; mejoramiento de la gestión; también combatir los vicios del sector público: cantidad de pacientes por hora, insuficiencia en la atención de urgencia, maltrato a pacientes; y mayor participación de la comunidad.
Para Bécar instaurar la salud como un problemática de la comunidad daría pie para reflexionar sobre otros aspectos de nuestra sociedad y nos llevaría directamente a una crítica al sistema económico y político instaurado. Comenta que se necesita democratizar los hospitales, pues “nadie le pregunta al pueblo el tipo de hospital que quiere, cómo quieren que lo atiendan los médicos, aun cuando son dueños de los hospitales la gente se siente ajena a estos”. Y finaliza aseverando que “Necesitamos conversar y proponer un modelo de salud desde nosotros. ¿Necesitamos estos gigantes hospitales para atender a la gente? O ¿es más necesario llevar a los médicos a las poblaciones y construir muchos más centros de atención primaria o médicos de cabecera que atiendan determinados sectores? ¿o que nuestro sistema de salud prioriza la prevención y el rol social de la salud y la educación en la población?
Esta alternativa se debe forjar entre los trabajadores de la salud, pero mayormente por la comunidad: los usuarios organizados deben responsabilizarse de una nueva agenda sobre la salud pública que pueda implementarse con una mirada desde la prevención y promoción de la salud.
Foto archivo: plebiscito por la salud efectuado este año en nuestra región y a nivel nacional