Acción Gráfica en Tomé reivindica la memoria disidente de la artista visual Mónica Briones Puccio

Situada en el territorio del arte gráfico y la reinvindicación emotiva de los que llaman las memorias sexuales rebeldes, la dupla de artistas visuales conformada por Lorena Muñoz Bahamondes (Región del Bío Bío) y César Valencia Donoso (Región Metropolitana), intervino el pasado martes un muro del borde costero en la ciudad de Tomé, con el propósito de homenajear a la talentosa pintora y escultora chilena Mónica Briones Puccio de 34 años, cuyo brutal asesinato el 9 de julio de 1984, en plena dictadura, constituye el primer crimen lesbofóbico documentado en Chile, caso a partir del cual, desde el año 2015, se instaura en el país el Día Nacional de la Visibilidad Lésbica. Alejandra Villarroel Sánchez Una playa en otra playa. En el concurrido sector de Bellavista en Tomé, sobre uno de los muros, frente al mar, se encuentra la serie de tres estampas que reproducen una fotografía capturada en 1976. La imagen monocromática registra a una pareja de mujeres que sonríen sentadas sobre la arena en la playa de Horcón. Ellas son Susana Peña Castro y Mónica Briones Puccio. Bajo el retrato, escritas la frase NO OLVIDO PORQUE y la pregunta que interpela al transeúnte ¿Dónde y con quiénes estamos las rebeldías sexuales? Esa interrogante para Lorena, significa revisar desde la memoria emotiva “el transitar de mi trabajo como artista mujer lesbiana y el de muchas artistas, de muchas disidencias, de muchas mujeres ante la existencia a nivel institucional transversal al poder que insiste en hacer como si nosotras no existiéramos en este mundo” enfatiza agregando que frente a esa realidad “hemos tenido la capacidad y la fuerza de poder buscar nuestros propios caminos para desarrollar nuestro trabajo, lo que significa también estar en una constante precarización de nuestras vidas y de nuestros cotidianidades”. Junto a esas ideas, la artista también señala que el crimen de odio invisibiliza a Mónica Briones también como artista “su obra desaparece y, en ese sentido, es interesante también realizar este gesto el día de la visibilidad lésbica, cuestionando ese día, porque más que visibilidad, seguimos apelando a las invisibilidades en el rescate de las memorias de las rebeldías sexuales y de las disidencias”. Por su parte, César Valencia plantea que estas acciones en la calle reconocen e incluyen “la necesidad de estar acompañadas, de saber que existen otras igual que nosotres que hablan, reflexionan, que están pensando y levantando esta memoria como una una articulación de la rebeldía sexual en torno a nuestros cuerpos, con nuestra memoria y en los territorios”. ARTE Y ARCHIVOS EN COLABORACIÓN La colaboración creativa entre Lorena Muñoz y César Valencia viene gestándose desde el año 2023, a través del cruce intertextual de sus archivos de artista e imaginarios disidentes. Hasta hoy, han co-creado las intervenciones públicas Chile País Triste (2023), "Chile país triste, a 50 años de andar por las cuerdas" (2023) y "No Olvido Porque ¿Dónde y con quiénes estamos las rebeldías sexuales?" (2024). Teniendo cada una trayectorias artísticas robustas, proyectan nuevas colaboraciones tras la revisión dialógica de sus trabajos, caracterizados por una mirada crítica sobre las condiciones de vida en un país agudamente neoliberalizado. Para César, este trabajo colaborativo resulta interesante por varios aspectos entre ellos, “que las prácticas de las rebeldías sexuales dialoguen entre sí como lo hacemos Lorena Muñoz y yo, es también una metodología” refiriéndose al abordaje sobre sus propios archivos personales que se confluyen “no tanto en torno a las prácticas directas que estos proponen, sino que también a todas las vinculaciones que tienen con nuestro cuerpo, nuestra memoria y nuestro territorio” manifestó el artista visual aludiendo a la dimensión emotiva desde donde elaboraron la propuesta dada la inexistencia de una recuperación respecto a la obra y a la historia de Mónica Briones. En esa línea, también reflexiona “creo que el puntapié que nos mueve a realizar este homenaje es, precisamente, encontrarnos con la lamentable realidad que no existen archivos de la obra de Mónica, que a lo más hemos podido recolectar ciertos relatos de personas que la conocieron y que pueden dar cuenta de cómo trabajaba o qué cosas le interesaban” y agrega, por otro lado, que “esa misma memoria de las rebeldías sexuales no siga en una constante sensación de brutalidad de cómo la mataron por ser una persona visible lesbiana que confió en su deseo, que quiso su deseo, que amó su deseo, que abrazó su deseo, sino que vaya también más allá de lo tremendo que tiene el desenlace de su historia, por eso nos interesó mucho apelar al archivo más emotivo a través de otra artista lesbiana Susana Peña Castro, y en la foto que utilizamos precisamente Mónica está junto a ella, por entonces su compañera, disfrutando del mar”. En las redes sociales, la conversación también va dejando reflexiones importantes como que hizo, justamente, Susana “bello homenaje a Mónica en la conmemoración de los 40 años de su asesinato lesbo odiante. Le habría gustado saberse en una imagen frente al mar y yo feliz, acompañándola”.  
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