Luego que una joven denunciara públicamente un trato machista de parte de trabajadores de PC Factory, se ha abierto la discusión sobre una problemática latente en la era digital: la necesidad de frenar el machismo enraizado en el área de las tecnologías, diagnóstico que hacen diferentes organizaciones del rubro.Por Ignacio HernándezDuros cuestionamientos ha recibido PC Factory, luego de que una joven denunciara un trato machista a través de una funa en redes sociales, que se viralizó rápidamente durante la semana pasada. Según Margot Araya, la situación se habría dado cuando ella asistió a un local de la cadena en busca de un computador, explicando sus necesidades y especificaciones a un trabajador para que la orientara en la elección del equipo.Al revisar el computador en su casa, la usuaria descubrió que el aparato no cumplía con las necesidades que había especificado, distando de lo que el dependiente le había dicho. Por esta razón, se dirigió a la tienda a explicar lo sucedido y solicitar un cambio; sin embargo, en el local se negaron a atenderla y, posteriormente, Araya indica que le llamaron la atención por no manejar mayores conocimientos de tecnología, a pesar de haber hecho la compra según lo sugerido por un trabajador de la misma empresa.Tras esta lamentable situación, la mujer volvió al negocio, esta vez acompañada de su pololo, donde el trato de los dependientes fue completamente diferente. A pesar de que la ignoraron, a su pareja le atendieron de buena manera, le proporcionaron una solución e incluso le ofrecieron disculpas.“Después noté que atienden puros hombres, salvo la mujer que está en la caja”, señaló la joven, en el video que subió a su cuenta de Instagram.Sobre Tecnología y machismoEsta denuncia puso sobre la mesa el machismo que opera en torno a la tecnología: si una mujer se ve expuesta a malos tratos, incluso en calidad de clienta ¿Qué otras situaciones de discriminación machista se darán en esta área?Desde la organización Derechos Digitales, que trabaja en torno al desarrollo, la defensa y la promoción de los derechos humanos en el entorno digital, reflexionaron sobre la violencia de género en este caso: “Aunque la empresa manifieste que tiene una política de nodiscriminación, la inequidad de género es un problema estructural que semanifiesta de múltiples formas en la vida cotidiana y por lo mismo esdifícil de identificar, ya que está normalizada en el lenguaje, las prácticas y las valoraciones que hacemos de estas”.Juliana Guerra, del área de incidencia enDerechos Digitales, comentó a RESUMEN que existen estigmas asociados al ser mujer y la falta deconocimientos, habilidades o interés en la tecnología.“Las cifras departicipación de mujeres en espacios académicos y laborales STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) son bajas con respecto a los hombres, pero no siempre ha sido así. Hace pocos años en Argentina se realizó un estudio que determinó que “durante los años 70 las mujeres conformaron el 75 por ciento del alumnado en las carreras de informática. Sin embargo, en 2013 la proporción se había reducido hasta ubicarse en un 18 por ciento”. La tendencia es similar en otros países, tanto del Sur como del Norte Global: en las últimas décadas ha habido deserción de las mujeres en este tipo de carreras”, indicó Guerra.El estudio al que se refiere Juliana Guerra, llamado “¿Por qué la deserción de las mujeres en las TIC es un problema de acceso?”, define que dentro de los motivos de la pérdida progresiva de las estudiantes en las carreras de grado de informática destacan estereotipos culturales“en relación a las capacidades de las niñas y mujeres para desenvolverse en áreas como tecnología, informática, ciencia y matemática. Existen actualmente estudios que indican que la industria de los videojuegos tiene un peso decisivo en la elección por carreras vinculadas a las TIC”; también la carencia de un marco normativo“respetuoso de los derechos de las mujeres en entornos laborales tecnológicos” lo cual “deja un camino libre para que el mercado tome soluciones que potencian de manera novedosa los mandatos de género”.Sobre lo anterior, Juliana agrega que se evidencia en el mercado de juguetes para niños y niñas “en una versión binaria dela expresión de género”, señalando de qué manera se moldean los horizontes de intereses, a través de la asignación de “asuntos domésticos y de belleza, en rosa” para las niñas y “asuntosde investigación y experimentación de tecnologías, en azul” para los niños.Te puede interesar| Asamblea de Mujeres por la Gestión Comunitaria de las Aguas lleva a cabo su inauguraciónEn torno a las tecnologías digitales, indica que a pesar de participar del desarrollo de la informática, las mujeres han sido invisibilizadas en su trabajo y aporte, señalando que“si bien las mujeres han participado del desarrollo de la informáticadesde sus comienzos (Ada Lovelace fue la primera programadora; GraceHopper fue la primera persona en desarrollar un compilador para unlenguaje de programación; Hedy Lamarr participó en el desarrollo de latecnología WiFi), tradicionalmente no son quienes se han llevado elcrédito de este trabajo. Pero antes de que existieran computadores, lacomputación era principalmente un trabajo femenino”.En este escenario, Javiera Sepúlveda, integrante de Mujeres en la Industria de los Videojuegos, plantea que “por años se ha tratado de borrar el trabajo de mujeres en la tecnología, fue hasta hace poco que se empezó a hablar de como fue una mujer en verdad la que inició la programación. Estudiar carreras asociadas a la programación suele ser en la mayoría de los casos súper hostil para mujeres y eso se traduce en menos interesadas, finalmente todo eso lo percibe la sociedad como bajo interés y terminamos siendo desligadas de esta área”.Javiera también relata su propia experiencia al entrar a estudiar Diseño de Videojuegos: “el primer día de clases mis compañeros me hicieron un interrogatorio sobre cuánto sabía de juegos. Solo a mí; entre ellos no dudaban ni tenían que validar que supieran para elegir la carrera”.Por su parte, Juliana Guerra también establece que la masculinidad “se relaciona con los espacios de poder”, teniendo en cuenta que “por eso es máscomún hablar de los médicos y las enfermeras, o de los gerentes y lassecretarias. Por supuesto no es todos los casos es así, pero es unatendencia todavía generalizada, aunque desde muchos lugares se estátrabajando porque esto cambie”.A pesar de esto, sigue siendo habitual que “las personas se rían de una mujer manejando un auto, o de una mujer haciendo labores deplomería o electricidad”. De la misma manera que los hombres pueden no saber hacer el aseo de sus casas.Te puede interesar| CINE| “Ella es Cristina”: un retrato de mujer que no necesitamosSegún un reporte de la Web Foundation, de nombre “Derechos De La Mujer En Línea”, la falta de cultura digital es una “barrera particular” para mujeres en áreas rurales:“La mitad de las no usuarias de Internet dijeron que la falta de conocimientos las mantenía desconectadas, en comparación con el 45 % de los hombres en zonas rurales”, se lee en el informe. Este estudio también determinó que “las mujeres tienen menos probabilidades de ser creadoras de contenido cuando logran conectarse a Internet”. Es decir, a diferencia de los hombres, las mujeres tienen menos probabilidades de participar de “actividades en línea”, tales como publicar comentarios sobre cuestiones políticas, sociales o económicas (29% más probable en hombres); vender productos o anunciar un servicio (29% más probable en hombres); y publicar una entrada de blog (22 % más probable en hombres).En este estudio se afirma que con una participación menor de mujeres como creadoras, Internet “se seguirá construyendo con una inclinación hacia las perspectivas masculinas y se perderá el conocimiento, el talento y las contribuciones integrales de toda la sociedad”. Asimismo, con menos probabilidades de que las mujeres creen contenido en línea “hay una escasez de contenido creado por mujeres para involucrar a otras mujeres y alentarlas a permanecer en línea y crear contenido por ellas mismas”.En relación a este estudio, Juliana plantea que “se puede ver que en la economía digital se manifiesta -no seorigina- la brecha de género estructural que existe en nuestra sociedad”.“Por otra parte, ante la creciente cantidad de denuncias sobre casos deviolencia de género en línea, hace unos años el Alto Comisionado de lasNaciones Unidas para los Derechos Humanos destacó que <<la violencia enlínea contra la mujer debía abordarse en el contexto más amplio de ladiscriminación y la violencia por razón de género fuera de línea, y quelos Estados debían promulgar medidas legislativas adecuadas y asegurarlas debidas respuestas para hacer frente al fenómeno de la violencia enlínea contra la mujer>>”, indicó.La responsabilidad del EstadoTal y como establecen desde Derechos Digitales, el machismo no es inherente a la tecnología, así como la tecnología no es inherente a la masculinidad. El “machismo en la tecnología” es la expresión de una estructura social, una opresión sistemática que encuentra diferentes formas de canalizarse, como la experiencia de una usuaria en búsqueda de un nuevo computador. Por esto, se vuelve imprescindible que el Estado se ocupe de proveer seguridad a sujetos y sujetas que hoy se ven marginadas de diversas esferas. En este caso, el proporcionar esa seguridad no se traduce solamente en fiscalizar con mayor rigurosidad el servicio que se entrega en los comercios, sino promover políticas que tengan por objetivo subsanar brechas de género ya instauradas en nuestra sociedad y que quedan en evidencia con estos casos.Fotografía principal: Agencia Uno