Juan Contreras Jara / resumen.cl
Las trabajadoras y trabajadores del Servicio Nacional de Menores (Sename) han debido atravesar graves conflictos en el último tiempo; casos que van desde el deceso de menores al interior de los recintos a su cargo, como también continuas agresiones en su contra al interior de centros cerrados y semi cerrados de internación. Claro está que en esta problemática confluyen distintos factores que constituyen esta preocupante realidad al interior del Sename.
A fines de abril pasado, se conoció un nuevo caso de agresión contra un funcionario del Centro de Internación Provisoria y de Régimen Cerrado de Coronel (CIP-CRC) del Sename. El agredido, esta vez, fue Carlos Cruces Gutiérrez, a quien lo golpeó con una piedra un menor de 14 años. Producto de esto, Cruces permanece con tratamiento psiquiátrico por la conmoción que le causó haber sido agredido en su lugar de trabajo. Sucesos como éstos, imposibilitan cualquier proceso de reinserción social que intente llevarse a cabo al interior de estos centros y además articulan un clima laboral hostil, provocando reclamos de parte de trabajadores de diversas regiones. De hecho, este mismo miércoles, funcionarios de Sename, en Puerto Montt, se tomaron las dependencias de uno de sus recintos, acusando la nula respuesta a sus demandas, por parte de la Dirección Nacional.
Para abordar estas problemáticas, Resumen sostuvo una conversación con Bernardo Neira, Presidente de la Asociación Regional de Trabajadores del Sename (Artrase), la cual presentamos a continuación.
-¿Cuáles son las mayores deficiencias al interior del Sename y cómo éstas condicionan su trabajo con menores de edad?
Las principales problemáticas tienen que ver con las inadecuadas condiciones de infraestructura, la ineficiente dirección técnica que orienta el trabajo de intervención y de trato directo con los jóvenes y sus familias. Se suma a esto que la población adolescente no es clasificada según su experiencia delictiva, condición que es básica en la distribución de los jóvenes en los centros cerrados. La intervención actual [tampoco] es pertinente con los procesos que plantean las orientaciones técnicas y la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente.
-¿Cuál es la relación que existe entre pobreza y violencia juvenil al interior del Sename?
La población a atender por nuestros centros cerrados y semi-cerrados sigue siendo la población juvenil con menos escolaridad, que habita en los actuales guetos urbanos de las comunas del Gran Concepción y de otras comunas de la región. Aquí los patrones de desigualdad se repiten. Nuestra apuesta como Asociación es el planteamiento de programas pilotos en el marco de la Prevención Especializada, queremos levantar una política que busque en su esencia, dotar de sentido la vida de jóvenes segregados, “inadaptados sociales”, “infractores de ley” o como se les quiera llamar. Creemos que es posible fundar otra alternativa para poder trabajar con jóvenes “sensibles” marcados por la precariedad, la exclusión y la violencia.
-¿Qué rol cumple el Estado chileno en la superación de esta realidad?
El Estado gobierna, vigila, subordina, financia y delimita los caminos; luego, exige el cumplimiento de metas, y el trabajador social maquilla su intervención para reducir la asimetría entre lo que el Estado espera y lo que el interventor, en terreno, sabe que se puede hacer. De paso, quien interviene en terreno, asegura el financiamiento para los proyectos. La distancia de sentidos nunca queda manifiesta. Y por tanto, los programas sociales [del Estado], en vez de transformar, simplemente regulan, o reproducen el orden social.
-Como Artrase. ¿Cuál es la apreciación respecto al último caso de violencia física en contra un funcionario del Sename en nuestra región?
Consideramos que no es correcto individualizar en un solo hecho la violencia en contra de funcionarios y educadores del Sename, es decir, lo que pasó con Carlos es lo que ocurre periódicamente al interior de nuestros centros cerrados y semi cerrados. El problema no puede ser aislado, insistimos en eso, el problema es más bien estructural y responde a precariedades sociales.
-Una de sus mayores propuestas es la Prevención Especializada ¿En qué consiste y cómo pretende superar las actuales condiciones al interior de los centros del Sename?
La Prevención Especializada (en adelante P.E) consiste en una intervención educativa y social, a la vez individual y colectiva en el seno de comunidades humanas; barrios, poblaciones, bloques de departamentos, etc. Toda su labor será ayudar, sostener, apoyar o promocionar a un joven para que pueda darle sentido a su vida. Si con ello se lucha contra la delincuencia, tanto mejor, pero el objetivo fundamental es la protección del joven. La P.E se sitúa en el campo de la protección de la niñez y su acción fundamental se sitúa en torno a personas cuya situación social y modo de vida los pueden poner en peligro. Por su método de trabajo específico, la P.E. puede permitir que esas personas puedan acceder a condiciones de vida mejor y la progresión hacia una autonomía social.
-¿De qué forma actuaría la Prevención Especializada (P.E)?
La P.E. es una acción profesional y militante, su primera finalidad es actuar sobre los fenómenos de inadaptación social y los estados de sufrimiento de origen social, [pues son] fuentes de actos de delincuencia, de violencia y paralelamente de desarrollo de un sentimiento de inseguridad en la sociedad civil. La forma de acción es variada, aquí sólo presentaremos algunos elementos.
La P.E. actúa: Llevando a cabo acciones educativas con el objetivo de ayudar a los jóvenes a ser autónomos en los diversos aspectos de su vida personal, trabajo, vida afectiva, esparcimiento. Contribuyendo a la mantención y al restablecimiento de reglas de vida social en el seno de una población, un barrio o una ciudad. Participando al desarrollo de la vida social y cultural de los barrios. Promoviendo las capacidades existentes o potenciales de sus habitantes.