Alemania vuelve a apoyar un genocidio y desempolva prácticas fascistas contra su población

Por Alejandro Baeza Alemania carga en su historia y en su conciencia nacional el haber sido responsable de uno de los regímenes más terribles de la historia. Un peso que llevan no sólo quienes vivieron aquellos años, que a estas alturas quedan muy pocos, sino que se ha ido heredando más allá de la tercera o cuarta generación, como señala el Pentateuco o Torá en el Éxodo y el Deuteronomio. Un motivo específico de Alemania que lo particulariza de los demás países de Europa occidental para defender y justificar al Estado de Israel en cualquiera de sus acciones e incluso en sus crímenes, transformándolo el segundo mayor suministrador de armas para el genocidio en curso detrás de Estados Unidos. No es que sea ésa la causa, sin duda, quizás sea sólo una buena justificación a la interna, pues Alemania es el eje de la Unión Europea, un país perteneciente a la OTAN y un aliado (bajo ocupación) fundamental de la política exterior estadounidense. Desde la reunificación en 1990, las Bundeswehr, las fuerzas armadas alemanas, han secundado las acciones bélicas norteamericanas participando en la invasión a Yugoslavia en 1998, la invasión y posterior ocupación de Afganistán desde 2001 hasta 2021 y la participación en “misiones de paz” en Camboya, Somalia, Yibuti, Georgia y Sudán. Su alineamiento con lo que se denomina el “bloque occidental”, es decir Estados Unidos, es total y absoluto. Así también lo está siendo con esa suerte de portaaviones que tienen Asia Occidental como lo es el Estado de Israel. Desde la ultraderecha de AfD, los derechistas CDU y liberales del FDP, los Verdes, los socialdemócratas del SPD y la izquierda de Die Linke (en su gran mayoría), es decir, todo el espectro político, está cuadrado con el Estado de Israel. Hasta el mismísimo St. Pauli, el club de fútbol referente de la izquierda y el antifascismo a nivel mundial, tuvo un quiebre en su emblemática “barra brava” producto de tomar posición o no por el pueblo palestino, una muestra más que evidente del trauma de la población respecto a su pasado. De la misma forma, también alineado completamente defendiendo los crímenes del Estado de Israel está todo el espectro mediático de televisión, radiodifusión y prensa escrita, que estableció una suerte de macartismo para condenar, denostar, cancelar y perseguir cualquier voz de disidencia que cuestione la posición oficial del Estado al respecto. También puedes leer: El macartismo alemán El macartismo es tal, que ya no se puede ver desde el resto del mundo a Alemania como aquel lugar de respeto a la libre expresión y democracia que muchos creímos durante un tiempo. Ejemplos de la vergüenza del futuro que ahora está sembrando el Estado alemán es la prohibición de ingreso al país del ciudadano británico de origen palestino, dr. Ghassan Soleiman Abu-Sittah, nada menos que el rector de la Universidad de Glasgow, quien iba al país a participar del Congreso Palestino en Berlín, sin embargo, al llegar a Alemania fue detenido en la oficina de migraciones y llevado al sótano del aeropuerto, lugar donde fue interrogado durante casi cuatro horas y luego se le prohibió el ingreso al territorio alemán, amenazándolo incluso con cárcel si intentaba volver a entrar. Lo mismo sucedió con el reconocido intelectual, ex ministro de finanzas de Grecia y actual diputado del parlamento heleno, Yanis Varoufakis, quién no sólo tiene prohibido el ingreso a Alemania, sino incluso el participar en actividades políticas vía Zoom o reproducción de videos suyos grabados para actos alemanes, esto emanado por un Betätigungsverbot del Ministerio del Interior germano producto de una publicación en su blog titulada “¿Cuánta sangre palestina ha de correr para lavar su culpa por el Holocausto?”. Así es, la democracia alemana ha censurado a un diputado en ejercicio y exministro de un país de la Unión Europea por denunciar en público el genocidio en curso contra las y los palestinos. Este Congreso Palestino al que pretendían acceder ambos, fue organizado por Jüdische Stimme für Gerechten Frieden in Nahost (Voz Judía por una Paz Justa en Oriente Medio) y el Movimiento Democracia en Europa 2025 (DiEM25) y tenía como objetivo realizarse del 12 al 14 de abril en la capital federal alemana, Berlín. No obstante, no alcanzó a durar ni un día. En su jornada inaugural y precisamente mientras se realizaba un enlace con Varoufakis, la policía irrumpió el edificio con más de 2.000 efectivos, desempolvando viejas prácticas de sus agentes de Estado que nos recuerdan el periodo más oscuro de la historia de Alemania, clausurando y deteniendo a cientos de personas que participaban de éste, incluyendo a decenas de personas judías presentes en la actividad, irónicamente, acusándolas de antisemitismo [Imagen de portada]. Fue esto último la excusa que utilizaron para censurar el congreso, aludiendo además que se enmarcaba en ya su clásica Staatsräson (razones de Estado), la verdad oficial del Estado. Sumando a esto, claro está, las represiones a las manifestaciones pro Palestina que se vienen intentando realizar desde octubre, con imágenes de policías pisoteando velas en velatones y rompiendo flores en diversas ciudades, así como también, la prohibición de manifestarse a su minoría más grande, los alemanes descendientes de inmigración turca -de religión musulmana- a manifestarse y realizar actividades en solidaridad con Palestina. Si bien en el mundo de la izquierda se suele abusar del concepto “fascista” de manera excesiva, en un caso como éste donde un se prohíbe el ingreso de académicos y representantes de posiciones políticas, se utiliza la fuerza estatal para impedir la realización de una actividad política deteniendo a sus participantes por razones de Estado y se prohíbe la expresión de una minoría étnica ¿no cabe acaso dentro de la definición clásica de fascismo? Asimismo, es necesario recordar que Nicaragua acusó a Alemania en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya de violar la convención de Naciones Unidas sobre genocidio al enviar armamentos y equipos militares al Estado de Israel y dejar de financiar a la Agencia para la Reconstrucción y el Socorro para los Refugiados de Palestina la (UNRWA). Si bien el actual régimen nicaragüense no está en el mejor estado a nivel internacional en materia de derechos humanos, es valorable como un pequeño país centroamericano es capaz de señalar lo obvio y hacer ver el elefante en la habitación: Alemania está apoyando nuevamente un genocidio. Te puede interesar: Todos los países que quitaron financiamiento a la agencia para Palestina de la ONU han cometido genocidios en la historia reciente La mejor forma que tendría Alemania de honrar su memoria y homenajear a las víctimas de los crímenes de Estado del régimen nazi, es precisamente hacer un giro en 180° en su política exterior y tomar acciones para frenar la actual limpieza étnica en curso contra el pueblo palestino que ha causado la muerte de más de 30 mil personas, la mitad de ellos niños, niñas y adolescentes, en lugar de seguir justificándolo, apoyándolo, armándolo y financiándolo.   *Imagen: La policía alemana detiene al portavoz de Voz Judía para una Paz, Udi Raz, 12 de abril de 2024. [Photo: @AliAbunimah]
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