[Por Daniel Mathews / Resumen.cl] En los juicios de Nuremberg se condenó los campos de concentración pero no el bombardeo de ciudades y población civil. La razón fue obvia. No sólo los alemanes habían cometido ese crimen. También los norteamericanos: Hiroshima y Nagasaki era lo más emblemático.
El bombardeo de una ciudad y población civil es un acto de barbarie. Pero, junto a él puede haber mil hechos de gran humanidad. Sobre todo entre quienes creen que profesión viene de profesar, que es un acto religioso.
El Dr. Muhammad Wassim Maaz aún no se había casado a los 36 años porque afirmaba que no podría atender a una familia cuando había tantos niños llorando. Era el último pediatra de Alepo. Su familia se había refugiado tiempo atrás en Turquía y hacía cuatro meses que no la veía. En el último lustro de guerra civil en Siria solo había tenido tiempo para curar las heridas de metralla y enfermedades causadas por la miseria a miles de menores. Él y otros cinco sanitario murieron de madrugada del 27 de abril al ser alcanzados por las bombas que destruyeron el hospital.
Ameer Alhalbi todavía está vivo. Bueno, tratándose de Siria no lo sabemos. Él es fotógrafo. Entre otros medios la Asociation France Press le compra sus fotos y artículos. Cuenta que en su ciudad ya no hay cafés ni restaurantes. Mucho menos vida cultural, de esa que a los periodistas nos gusta tanto. Es un pueblo fantasma. Su trabajo no es muy fácil. En un pueblo al que no le gusta la fotografía y que no permite que se retrate a las mujeres. El 2012 fue herido de bala. “Muchos de mis amigos se han ido a Turquía y Alemania. Yo mismo me planteé el año pasado salir, emigrar como tantos otros sirios. Pero finalmente no lo hice, y sigo trabajando aquí”. Considera que su trabajo, mostrarle al mundo lo que está pasando, puede ayudar.
Nosotros pensamos lo mismo