Allegados se tomaron terreno en Chiguayante luego que propietaria no respetó contrato de compra-venta

Por Makarena Sierra / resumen.cl   “Eureka” es el nombre de un comité de allegados que, el lunes a las nueve de la mañana, se tomaron un terreno en medio de la población Porvenir de Chiguayante debido a un cambio de último momento en el acuerdo de la promesa de compra-venta que mantenían con la propietaria del lugar. La ocupación, si bien se concretó en la mañana del lunes recién pasado, es la materialización de una lucha que mantienen desde hace ocho años para obtener una vivienda digna en un terreno que les había sido asignado por el gobierno y un acuerdo entre la propietaria y la inmobiliaria Socovesa firmado a espaldas de la gente, fue lo que frustró el proceso. Tras varias manifestaciones en el centro de la ciudad y juntar toda la documentación requerida para la postulación de comprar el terreno, recién en el año 2018 éste quedó como prioridad en la plataforma nacional de la secretaría de Desarrollo Regional (SUBDERE), siendo el primer comité de la región al que el gobierno debía comprar el terreno que tiene un valor de 17 millones de pesos. Según Ángelo Novoa, dirigente del campamento, al momento de hablar con el secretario de ese entonces, Felipe Salaberry, éste habría dicho que por orden del presidente, las condiciones para optar a la compra de la propiedad habían cambiado, lo que suponía que los requisitos ya no eran los mismos. Gracias a que el contrato que mantenían con la propietaria, Adriana Méndez, aún estaba vigente, disponían de tiempo para nuevamente, reunir todos los requisitos. Cuando estuvo esto listo, el Ministerio de Vivienda volvió a priorizar la situación y sólo necesitaban la promesa de compra-venta actualizada, se enteraron de que la propietaria ya había firmado otra promesa a espaldas de las personas con Socovesa. “Nos reunimos tres veces con ella de forma presencial en donde nos dijo que "el terreno es para ustedes" y debido a que la propietaria es adulto mayor, íbamos a llevar un notario para que no se moviera de su casa. Al otro día nos enteramos que ya había hecho el contrato con la empresa grande”, cuenta Edith Bustamante, dirigenta del campamento. “Hay dos grandes tragedias: primero, la SUBDERE y el gobierno han sido tremendamente inoperantes porque sentimos que nos dilató mucho tiempo; y segundo, la propietaria, a pesar de que nosotros estuvimos varios años pagándole contribuciones por la promesa de compra-venta y de que ella nos aseguró en nuestra cara y nos hizo asegurarle a todos los socios del comité que iba a renovar la promesa, no lo hace porque viene un oferente que le paga mucho más de lo que nosotros podríamos pagarle a través del dinero que nos entregan”, afirma Bustamante. Ante toda esta serie de hechos, las personas decidieron tomarse el terreno y hacer un campamento. En cinco días levantaron un cerco por la periferia del terreno e hicieron delimitación para la zona de estacionamiento. El contrato que mantenían con Adriana Méndez contemplaba un proyecto mixto: departamentos y casas para 124 socios/as. Ahora, el gigante inmobiliario Socovesa planea construir sólo departamentos y el lunes por la tarde, en una reunión entre personas del campamento y el gerente general de la empresa, se les ofreció 68 cupos en las instalaciones, pero la gente se negó. “Hubo un momento en el que nosotros pensamos que efectivamente los gobiernos neoliberales no entienden la vivienda como un derecho social y humano, sino que promueven el negocio inmobiliario. Nosotros cumplimos todos los requisitos una y otra vez, pero después cuando necesitamos sólo la promesa de compra-venta actualizada, esta señora nos da este golpe”, expresa Ángelo Novoa. La organización está en mano de comisiones que van rotando y disponen de una zona de reuniones y una enfermería. Por las noches se arma una fogata y se montan guardias rotativas divididas en tres turnos de seis horas cada uno. Ahora están gestionando la posibilidad de acceder a mediaguas para estar un poco más cómodos y poder amortiguar el frío, ya que hay niños y gente de la tercera edad dentro del campamento. Aunque no tienen una lista de cosas puntuales que necesitan, dicen que todo es bienvenido: desde agua, que es lo que más se necesita, hasta alimentos y aporte monetario para poder costear la luz, con la que hasta este momento les está ayudando un vecino. “Llevamos ocho años tratando de conseguir una vivienda, que es el sueño de cada ciudadano. Hemos luchado con todo y para todo y no hemos logrado nada aún, así que nos vimos en la obligación de hacerlo porque es la única manera en la que podemos presionar. En mi caso, yo vivo de allegada, soy enferma crónica, me estoy quedando ciega y esta es mi lucha: quiero lograr tener mi casa” afirma Edith.  
Estas leyendo

Allegados se tomaron terreno en Chiguayante luego que propietaria no respetó contrato de compra-venta