La instancia se inicia sólo con la motivación de su anti-profesor Jesús Capurro, quien junto a alumnos fantasmas y reales, suman alrededor de veinte integrantes, cuyas edades varían entre los 15 y 26 años; es esta variedad etaria la que permite generar propuestas poéticas frescas que ayudarán a nutrir el panorama creativo en la ciudad.

El anti- taller de poesía Roberto Bolaño, funciona sin aportes de ningún tipo, es decir, de manera totalmente independiente y autogestionada,  se mantiene sólo gracias al ánimo de sus integrantes, cuyas creaciones podrán ser leídas prontamente, ya que están trabajando en el primer número de su revista literaria la que llevará por nombre “Niño Perro”, en  reconocimiento a  Miguel, joven que habita las calles del puerto de Talcahuano acompañado siempre de sus perros. Sin embargo, hay que aclarar, la historia de Miguel, merece una reseña aparte.

Sin duda, es la autogestión la que permite la sobrevivencia de una serie de organizaciones que sin fines de lucro (frase tan viciada por estos días), vale decir fines de ningún tipo, dan la oportunidad a jóvenes y adultos de encontrar un espacio de creación donde pueden liberar su imaginación y genio.

El anti-taller de poesía Roberto Bolaño, bien tiene todo lo necesario para llegar a perfilarse como el lugar desde el que se anunciará  una nueva voz poética, una voz jovial y crítica sin más ánimo que no sea el de crear.

La importancia de dar tribuna a este tipo de instancia,  va de la mano con difundir el trabajo de los jóvenes y además de señalar que cosas importantes se gestan en la ciudad de Talcahuano, más aún gracias al arte.

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