En cuanto a la industria acuícola, desde 2016 busca posicionarse a gran escala en la costa de la zona centro-sur de Chile. En la región del Bio-Bio, un total de 83 solicitudes para cultivo de salmónidos y 21 solicitudes para cultivo de mitílidos (choritos) registra la Subsecretaría de Pesca, mientras que 11 proyectos en la costa de Ñuble ya fueron ingresados al Servicio de Evaluación Ambiental.
Lea también: Estudio revela presencia de pesticidas nocivos en sedimentos junto a centros salmoneros en ChiloéOrganizaciones sociales y habitantes de la región de los Lagos han cuestionado en reiteradas oportunidades, durante años, a la industria salmonera por sus actividades e impactos socioambientales. Han sugerido que su actividad contaminante puede potenciar la vulnerabilidad de los ecosistemas marinos ante cambios climáticos globales de origen antrópico, o ante otras problemáticas de escalas regionales, tales como la defaunación marina, la pérdida de biodiversidad, el gasto energético y de biomasa del negocio alimentario, la contaminación por microplástico y los riesgos de estos compuestos terapéuticos tóxicos en el ecosistema y eventualmente, en la salud de la población humana en el territorio, entre otras problemáticas.
Vea también: Contraloría detectó 16 salmoneras operando fuera de su concesión en Magallanes
Más de 30 años de operación de la industria salmonera, han generado trastornos sociales en Chiloé y otros territorios donde se ha emplazado. Las características de los escasos puestos de trabajo ofrecidos por la acuicultura industrial y la salmonicultura, implican una fuerte precarización laboral, bajos salarios, vulneraciones de derechos de todo tipo y muy poca extensión en el tiempo debido a la degradación ambiental que genera esta industria.
La salmonicultura industrial en Chile, que requiere un enorme volumen de insumos alimentarios desde la agroindustria y la pesca industrial, ya generaba una fuerte presión sobre las poblaciones de peces y sobre los territorios que soportan cultivos agroindustriales en la zona centro-sur, los que terminan alimentando a estos peces cultivados en vez de las personas que habitan los territorios. En la región del Bio-Bio, esta presión ha generado una crisis en la economía de la pesca artesanal, cuyas especies que abastecían a miles de familias ahora se encuentran en colapso luego de décadas de depredación pesquera industrial y semi-industrial. Además de esto, la posible expansión de la industria salmonera hacia Arauco, Biobío e Itata podría generar perturbaciones directas en los ecosistemas locales: incremento de las cantidades de materia orgánica en el fondo marino, aumento de la carga de nutrientes en el ecosistema, liberación de desechos líquidos y sólidos, modificación de la biodiversidad marina y facilitación para la dispersión de enfermedades propias del hacinamiento de estos peces cultivados, entre otras consecuencias.
Vea también: Mala Pesca, la depredación pesquera en Chile [DOCUMENTAL]