Amplia aprobación al cambio constitucional en Ecuador

Se consolida el proyecto desarrollista en América Latina, el neoliberalismo comienza la retirada.

 

La nueva Constitución de Ecuador, impulsada por el Gobierno de Rafael Correa, logró el 64,04% de los votos, con el 96,26% escrutado. El «no» se quedó en el 28,01%.

En cada una de las provincias del país gano la opción del SI, incluida la provincias de Guayas cuya capital es Guayaquil, donde el «sí» se impuso al «no», que venció con un 51,02% contra un 41,21% de la oposición.

La oposición busca consuelo, señalando que en la municipalidad de Guayaquil el no habría vencido con un 46,95% de papeletas contrarias a la nueva Carta Magna contra un 45,96% favorables al texto constitucional.

Con esto se viene abajo el plan orquestado desde Norteamérica de intentar crear desestabilización política e impulsar la sedición desde alguna provincia rebelde, como lo hacen en Bolivia, resulta patético escuchar al líder opositor y alcalde Guayaquil hablar de autonomías, cuando ni siquiera gano en su provincia, ¿aspiraran acaso los yanquis y la oligarquía ecuatoriana a levantar un proyecto separatista a partir del triunfo por un 1% en una única ciudad del país?

 

Ecuador entre la miseria y emigración

Según cifras oficiales, el 50% de los 13,9 millones de habitantes censados en Ecuador vive bajo el umbral de la pobreza. Hasta dos millones de ecuatorianos han emigrado desde 1999. La pobreza, cómo no, castiga especialmente al 40% indígena, mayoritariamente quechua, del país (el 55% se reclama mestizo). La proporción de indígenas indigentes es de siete de cada diez.

La necesaria refundación del país

El referéndum es un hito en el proceso de refundación del país iniciado tras la llegada de Correa al poder y al que siguió la elección en 2007 de una nueva Asamblea Constituyente que aprobó, en julio, el nuevo texto.

Un proceso constituyente que se explica, como en el caso de Venezuela y de Bolivia, en la constatación de que había que barrer completamente el sistema preexistente y empezar de cero y que se enmarca en el frente político contra el neoliberalismo que, en los últimos lustros, alinea a cada vez más gobiernos latinoamericanos.

Con todo, el alcance y sobre todo los ritmos de estos cambios no son los mismos en todos los casos. Así, la nueva Constitución ecuatoriana no prevé -como sí ocurre en Venezuela y Bolivia- la nacionalización de los recursos naturales.

Igualmente, Correa no oculta su condición de político de izquierdas, aunque ello no presupone, por lo menos no lo ha hecho hasta la fecha, su alineamiento sistemático con Venezuela y Bolivia.

Correa un humanista cristiano de izquierdas

Doctorado en economía por la Universidad de Illinois (EEUU) aunque nacido en una familia pobre, Correa se presenta como un «humanista cristiano de izquierdas». Sus peores detractores le reconocen carisma.

Sus modales tranquilos se conjugan con una determinación a prueba que sus oponentes no dudan en calificar de «totalitarismo» e «intolerancia».

No dudó en su día a la hora de poner en manos del Estado el imperio mediático de un magnate en fuga o de destituir, en mayo pasado, a cuatro generales que abrieron a la CIA las puertas de los servicios secretos ecuatorianos. El ex representante del Banco Mundial en Quito, expulsado en abril de 2007, y el Fondo Monetario Internacional, organismo con el que no mantiene apenas relación alguna, conocen su firmeza.

Correa negocia con Perenco (francesa) y Repsol YPF (española) un nuevo reparto de los beneficios del petróleo de Ecuador, el quinto productor de oro negro de Latinoamérica con medio millón de barriles diarios.

Ecuador mantiene rotas desde el pasado 3 de marzo las relaciones diplomáticas con la Colombia de Álvaro Uribe tras el ataque a la soberanía ecuatoriana que causó la muerte del número dos de las FARC, Raúl Reyes.

En junio pasado, Correa advirtió de que podría suspender las negociaciones para un acuerdo de asociación con la UE para protestar contra la directiva de retorno, que endurece a legislación sobre la aceptación de inmigrantes en suelo comunitario.

Apoyo con matices de la Conaie

El 14 de enero de 2007, Correa inauguraba su mandato presidencial con una ceremonia indígena y flanqueado por Evo Morales y Hugo Chávez.

A última hora del domingo, el presidente compareció ante sus seguidores en Guayaquil vestido con la camisa tradicional bordada de los indígenas. Y es que Correa tiene muy en cuenta al movimiento indígena, que logró en 2006 hacer embarrancar un tratado de libre comercio (TLC) con EEUU con una movilización general.

Los indígenas han votado mayoritariamente a favor de la Constitución, lo que no impide que muchos de ellos muestren desconfianza -históricamente razonada, por otro lado-, respecto al futuro.  Comunidades para las que Correa no tiene, ni de lejos, el aura del boliviano Morales.

La Conaie (Confederación de Naciones Indígenas de Ecuador) anunció un «apoyo crítico» a la nueva Constitución, que los indígenas reconocen muy positiva en algunos aspectos aunque poco concreta en las cuestiones que les afectan. Temen que la preceptiva consulta del Estado en cuanto a la explotación de sus recursos naturales se quede en eso y que todo siga igual, aunque ahora sea el Estado el que los explote.

Guillermo Churuchumbi, militante de la causa indígena desde su radio local, Radio Inti Pacha, advierte de que «la Constitución es buena en un 60%. Por el 40% restante estamos dispuestos a seguir luchando en los próximos veinte años». Porque, «¿qué son 20 comparados con los 500 años que seguimos resistiendo?», sentencia.

 

La Nueva Constitución

economía

La llamada economía de mercado es reemplazada por una sistema económico y social solidario. Promoverá la regulación estatal de la economía y de la propiedad y el incremento de la presión fiscal.

indígenas

La Carta Magna reconoce en su preámbulo la existencia de la Pacha Mama -la Tierra Sagrada para los indígenas- y la obligación para el Estado de consultarles antes de explotar recursos naturales en sus tierras.

sociedad

Da carta de naturaleza legal a la gratuidad y universalidad de la salud y la educación. Asimismo, garantiza el derecho al aborto y promueve los mismos derechos a las uniones homosexuales, para ira de la Iglesia.

soberanía

La Constitución prohíbe la presencia en Ecuador de bases militares extranjeras, lo que pondrá fin en 2009 a la cesión a EEUU de la base en el puerto de Manta, que la ocupa con la excusa de la «lucha antidroga».

instituciones

En un país que ha conocido tres presidentes derrocados en los últimos diez años, el texto instaura un régimen presidencialista y permite la disolución, tasada y en caso de urgencia, del Parlamento.

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