Esta película china estrenada en 2011 está dirigida por el consagrado Yang Zimou, tal vez el más importante cineasta chino. Basada en la novela “las 13 mujeres de Nankin”, de Geling Yan, trata acerca de la guerra chino-japonesa vista desde la perspectiva colonial que por esos años afectaba a la potencia oriental, traducido en el abuso hacia niños y mujeres, tal vez los más afectado siempre en un episodio bélico.
La historia que nos cuenta Zimou no es nada original para un espectador acostumbrado al cine occidental y, además, escapa nuevamente del exotismo, centrándose en aspectos universales que afectan a las personas, en ese sentido, algunos pueden pensar que se trata de una versión china de una película occidental referida al holocausto. Si bien, puede haber algo de eso, yo creo que el afán del director es mostrar su perspectiva respecto a la historia de su país, cuestión que por lo demás destaca en su filmografía.
La cinta se centra en dos tipos humanos femeninos, las niñas de una escuela católica de la ciudad china de Nankin y las mujeres prostituidas de la ciudad. Una vez que la ciudad es ocupada por parte de las tropas niponas, -haciendo gala de un fascismo un tanto exagerado-, las prostitutas deciden refugiarse en el internado católico, el único lugar supuestamente seguro de Nankin, una vez allí se comienzan a tejer historias de abandono, colonialismo cultural y discriminación de género; los discursos más interesantes de la cinta.
En términos estéticos es una película sin reparos, una gran producción puesta al servicio de recrear una época de características muy específicas, esa en que Oriente y Occidente comienzan a descubrirse. Por otra parte, hay actuaciones finas y sutiles, como suele suceder en este tipo de filmes, sobre todo cuando se relatan historias de mujeres en conflictos provocados por hombres ansiosos de poder, una película que pretendiendo mucho, cumple con lo que sus antecesoras nos han mostrado de los maestros chinos.
Respecto al argumento habría que decir algunas cosas que quedan trabadas. Me parece que se produce una dualidad que no se acaba de engarzar, no se sabe si el ojo debe estar puesto en las historias íntimas o en el gran relato de la guerra, esto debido a que los personajes más característicos de una película bélica adquieren un protagonismo que no empatiza del todo con el lenguaje intimista de las mujeres y sus historias de abuso. Ésto no se resuelve del todo. En todo caso, es una película altamente recomendable.
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