La última dictadura argentina terminó el 10 de diciembre de 1983, con la entrega del poder por parte de los militares a Raúl Alfonsín. Tras ello, Argentina siguió un camino de búsqueda, verdad y justicia, con avances y retrocesos, que hoy la tienen como un referente para los países de la región en materia de memoria histórica y Derechos Humanos. Esto no significa que Argentina alcanzara la verdad y la justicia plena, tampoco que la reparación sea integral, pero sin lugar a dudas, en materias de juicios, condenas y reparación a través del trabajo de memoria y reconocimiento de sitios, es por lejos el país que más ha avanzado en esta materia en Latinoamérica.

Por Joaquín Pérez

La batalla por la memoria y la justicia en Argentina no ha sido una tarea fácil. Como bien pudimos ver recientemente en la película Argentina 1985, del director Santiago Mitre, que relata lo acontecido con el juicio a las juntas militares, la lucha por la verdad en Argentina ha sido tan dura como lo ha sido en Chile y demás países de la región, con avances y retrocesos. Al juicio a las juntas militares siguieron leyes de “Punto Final” y “Obediencia Debida” que establecieron la impunidad (extinción de la acción penal y no punibilidad) de los delitos cometidos en el marco de la represión sistemática de la última dictadura.

La propia ESMA estuvo a punto de ser enterrada en el olvido por el gobierno del peronista neoliberal Carlos Menem, quien firmó un decreto de demolición del lugar el 7 enero de 1998. Dos mujeres, Laura Bonaparte y Graciela Lois, una madre y una compañera de detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, presentaron un recurso de amparo en tribunales con el objetivo de impedir aquella decisión “horrorosa”, solicitud que fue acogida por los tribunales, deteniendo así la destrucción del hoy patrimonio de la Unesco.

Eran años de lucha y resistencia por parte de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, a las que se sumó la mayoría de la sociedad argentina. Con los años caerían las leyes de impunidad, se iniciarían los juicios a los responsables del terrorismo de Estado, comenzarían a ser juzgados los genocidas, incluidos los del grupo de tareas 3.3.2 que funcionaba en las instalaciones del casino de oficiales de ESMA.

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En 2004, otro peronista gobierna Argentina, Néstor Kirchner, más apegado a la tradición doctrinaria, nacional y popular del peronismo, se compromete a recuperar el Sitio de Memoria de la ESMA para los y las sobrevivientes de la última dictadura argentina. Ese mismo año genera la expropiación del sitio a la Armada Argentina.

Las organizaciones de Derechos Humanos se apropiaron del espacio, desarrollando diversos trabajos de memoria en el lugar y luego de años, el 19 de mayo de 2015, se inauguró el Museo del Sitio de Memoria, durante el gobierno de Cristina Fernández, viuda de Néstor Kirchner.

El Museo Sitio de Memoria ESMA

Es un museo de sitio emplazado en Buenos Aires, como parte de un predio mayor denominado “Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos”, en donde anteriormente funcionó la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), lugar que durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983) fue uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio (CCDTyE) más grandes de la Argentina, entre los más de 700 centros clandestinos que existieron en todo el país durante la dictadura.

El museo funciona en el edificio del ex Casino de Oficiales que hoy es evidencia del terrorismo de Estado, prueba material en el proceso de Justicia por los crímenes lesa humanidad allí cometidos y Museo de Sitio. Alberga una puesta museográfica que tiene como base los testimonios de las víctimas, documentos desclasificados del Estado para los juicios actuales de la ESMA, documentación del juicio a las juntas militares y documentos históricos de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADE), un símil de la comisión Rettig en Chile.

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El ex Casino de Oficiales es prueba judicial desde 1998. Por este motivo, la propuesta museográfica no modificó la estructura edilicia ni su estado general. Todas las instalaciones están apoyadas, de manera tal que pueden retirarse y el edificio queda vacío, tal cual fue entregado por la Armada en el 2004.

Por la ESMA se estima que pasaron cerca de cinco mil personas. Militantes políticos y sociales, de organizaciones revolucionarias armadas y no armadas, trabajadoras, trabajadores y sindicalistas, estudiantes, profesionales, artistas, religiosas y religiosos. La mayoría de ellas y ellos fueron arrojados vivos al mar, en los denominados vuelos de la muerte. Aquí además nacieron en cautiverio niñas y niños que fueron separados de sus madres. En su mayoría fueron apropiados ilegalmente o robados. Muchas de ellas y ellos son los desaparecidos vivos que las organizaciones de Derechos Humanos y la sociedad argentina aún segué buscando.

El Museo Sitio de Memoria ESMA es “Monumento Histórico Nacional”, “Bien Cultural del Mercosur” y a partir de esta semana “Patrimonio de la Humanidad” declarado por la Unesco. La conservación del Casino de Oficiales es el resultado de la lucha de los organismos de Derechos Humanos durante más de 40 años. Al comienzo, fueron ellos quienes denunciaron su funcionamiento ante el mundo, impidieron su demolición y más tarde impulsaron todo tipo de acciones para recuperarlo y preservarlo.

Hoy, el lugar es un espacio de denuncia del terrorismo de Estado y transmisión de la memoria. Su misión es contribuir a conocer, vivenciar y comprender las violaciones a los DDHH cometidas por el Estado argentino, propiciando un diálogo intra e intergeneracional en el presente y hacia el futuro.

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