En la Argentina ni siquiera se necesitaba decir su apellido. Bastaba decir tan solo Hebe para que todo el mundo supiera de quien se está hablando. Pero su lucha fue más allá de Argentina y también más allá de los derechos humanos, Hebe se transformó en un símbolo a nivel mundial, la noticia de su fallecimiento recorre hoy América Latina y el mundo entero, incluidos sus enemigos de los grandes medios asociados a poder económico y político.
Había nacido con el nombre de Hebe María Pastor, el 4 de diciembre de 1928, en un barrio obrero El Dique, de la localidad de Ensenada, contigua a la ciudad de La Plata en la Provincia de Buenos Aires. Hija de un inmigrante español planchador de sombreros y su madre una argentina ama de casa.
A los 14 años, Hebe Pastor, había abandonado los estudios para trabajar como tejedora y se había puesto de novia con Humberto Bonafini (17 años). Seis años más tarde, estos dos jóvenes obreros se casarían, el 12 de diciembre de 1949 en la iglesia San Francisco de La Plata. El matrimonio tuvo 3 hijos: Jorge Omar, Raúl Alfredo y María Alejandra. Su vida familiar fue el arquetipo del ascenso social del primer peronismo: casa propia, posibilidad de ahorro, hijos a la universidad.
Hebe repetía hasta el cansancio que habría sido una más, de no ser por la desaparición de sus hijos y de su nuera. Al primer hijo que le arrancaron fue a Jorge Bonafini, un estudiante de Física de 26 años, fue secuestrado el 8 de febrero de 1977. “A Jorge lo golpearon y torturaron en su propia casa en el marco de un operativo ilegal de detención y posterior desaparición forzada. Desmayado y encapuchado, lo subieron a un auto” contaria Hebe sobre la desaparición de su primer hijo. Durante semanas, Hebe recorrió comisarías policiales y cuarteles militares con algo de comida y ropa, sin imaginar la verdad. Verdad que solo entendió en contacto con otras madres.
El 30 de abril de 1977, un pequeño grupo de apenas catorce mujeres, con su fundadora Azucena Villaflor de Devincenti a la cabeza, hizo su primera caminata en torno a la Plaza de Mayo en Buenos Aires, frente a la Casa Rosada, palacio de gobierno argentino. Se juntaban ahí porque querían que las recibiera el dictador Jorge Videla y como la policía las obligaba a “circular”, comenzaron a dar vueltas alrededor de la plaza. Apenas una semana después de la primera marcha, Hebe de Bonafini se unió a ellas.
El 6 de diciembre de ese año 1977, fue secuestrado su otro hijo varón, Raúl, tras una reunión sindical: era obrero de la refinería de YPF en La Plata, además de estudiante de zoología y militante del Partido Comunista Marxista Leninista. Dos días después, un comando de la Armada secuestró a un grupo de madres en la Iglesia de la Santa Cruz junto a dos religiosas francesas -Alice Domon y Leonie Duquet-, dos días más tarde la operación continuó en Avellaneda, donde fue secuestrada Azucena Villaflor, entonces líder fundadora de Madres de Plaza de Mayo: todas las detenidas y secuestradas fueron asesinadas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). A partir de ese momento Hebe emergió como líder de las Madres de Plaza de Mayo.
En 1978 es secuestrada y desaparecida María Elena Bugnone, la compañera de su hijo Jorge, era el año del mundial de fútbol en Argentina y la presencia de la prensa internacional dio visibilidad insospechada a las Madres de Plaza de Mayo.
En los 80, con el fin de la dictadura militar, Hebe de Bonafini y su organización tomaron una postura que las diferenciaría claramente de otras organizaciones de represaliados por las dictaduras, no solo en la Argentina, sino en toda Latinoamérica. Las Madres se opusieron a dar testimonio ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), a cargo del escritor Jorge Sábato (1983) algo muy similar a lo que sería la comisión Rettig en Chile años más tarde (1991).
Hebe y las Madres cuestionaron la política de derechos humanos del gobierno de Raúl Alfonsín y sus leyes de “Punto Final” y de “Obediencia Debida”, no aceptaron ninguna reparación económica estipulada por la Ley 24.411, y criticaron incluso la instauración de la figura del “detenido desaparecido” que fijaba la 24.231, reclamaron y continúan reclamando la aparición con vida de sus hijos y renunciaron a recobrar sus cuerpos y darles sepultura.
Hubo un sector que no fue tan radical como Hebe y aceptó las políticas de reparación del Estado, ese sector, el cual salió de la organización Madres (1986) paso a llamarse “línea fundadora”.
En los años 90, tras el derrumbe de la Cortina de Hierro, en pleno apogeo del neoliberalismo y el consenso de Washington, Hebe y Madres de Plaza de Mayo levantaron la consigna que lo más importante no es encontrar los cadáveres de sus hijos, sino continuar la lucha por la que ellos y ellas dieron sus vidas. En aquellos años eso se expresó en solidaridad con una Cuba aislada y sola en el continente, con las guerrillas que sobrevivían en el continente en Colombia, México o Perú, contra la prisión política, incluso más allá de nuestro continente. Su férreo apoyo a Vascos y Palestinos, por ejemplo, le llevo a sufrir el ataque de la prensa servil a los estados Español e Israelí.
En 1996, bajo la segunda presidencia de Ménem, la policía la hirió en una manifestación universitaria en repudio de la reforma del estatuto de la Universidad Nacional de La Plata. Su pañuelo blanco se tiñó de rojo. La sangre bastó para proferir una furibunda advertencia: “La sangre del pañuelo es la amenaza más fuerte de este Gobierno para decir que paremos. ¡No nos van a parar! ¡Ni un paso atrás, carajo!”.
El 2001, cuando el presidente de La Rúa intento sofocar el levantamiento popular del pueblo Argentino con sangre, las madres salieron al paso a detener la represión, con Hebe a la cabeza se pusieron en primera fila para contener las cargas de caballería, esa imagen, incendió toda Argentina y marco el fin del gobierno radical.
Tras la asunción de Chávez en Venezuela y el resurgir de un proyecto de integración regional y de transformación social en el continente por la vía institucional, Hebe moderó su discurso, muy cercana a Fidel Castro, Hebe se acercó a Kirchner en Argentina, le dio su apoyo político, no sin un cuestionamiento de parte importante de la izquierda argentina.
De ese apoyo nació una nueva política en materia de derechos humanos en Argentina, en la cual esta vez Madres de Plaza de Mayo con Hebe de Bonafini a la cabeza si fueron parte, se restituyeron antiguos sitios de detención, tortura y exterminio, para ser constituidos en sitios de memoria, entre ellos la ESMA, que hoy a pasó a ser declarada Patrimonio de la Humanidad.
Hoy a las 09:20 AM, en el Hospital Italiano de la Plata, falleció Hebe de Bonafini, a los 93 años de edad, su hija Alejandra fue la encargada de dar la noticia al mundo.
En el comunicado agradece los cuidados recibidos, por parte de los trabajadores del Hospital y pide respeto a la necesidad de la familia de llorarla en la intimidad.
La Agrupación H.I.J.O.S de Desaparecidos en su declaración emitida hoy resumen muy bien el sentimiento que inunda hoy a la militancia popular y derechos humanos en Argentina:
"Hoy, las hijas y los hijos de todo el país reunides en Congreso Nacional, recibimos la dolorosa noticia que no queríamos escuchar: la muerte de Hebe de Bonafini, la madre de todes, compañera incansable que a través de su tenacidad y coherencia nos marcó el camino de la lucha".
Agregó:
"Hebe, como todas nuestras Madres, nunca especuló, nunca traicionó, siempre se enfrentó al poder denunciando las injusticias y las desigualdades ante cualquier gobierno. Hebe siempre le puso el cuerpo. En plena dictadura, se enfrentó a los genocidas. Luchó por la aparición con vida, contra la impunidad y las políticas de hambre en 2001. Sostuvo junto a las Madres la marcha cada jueves, como un modo de encontrarse con las y los 30.000. Nos cocinaba, mientras nos explicaba por qué socializaron la maternidad. Estaba en la puerta de cada comisaría para exigir la libertad cuando había detenides."
El comunicado finalizó diciendo que "con la claridad de siempre en su último discurso, nos convocó a enfrentar en las calles a la corporación judicial, que es la que atenta contra los derechos del pueblo. Hebe seguirá presente iluminando cada una de nuestras luchas hasta que todo sea como lo soñamos. Abrazamos a la Asociación Madres de Plaza de Mayo en este momento de dolor. Hasta la victoria siempre, compañera Hebe Pastor de Bonafini!".