Armando Uribe: “vergüenza de ser chileno”

altLos aportes de una conversación guiada por la necesidad de indagar en los  conocimientos de uno de los mayores intelectuales del Chile de los últimos 50 años, dan luces de lo que hemos perdido y lo que nos falta como país. El interés no sólo se centra en los conocimientos, sino en cómo a partir de ellos y su vasta experiencia como jurista, literato e intelectual le permite observar, analizar, interpretar y leer el Chile de hoy, de ayer y la época que corre.

A sus 75 años, don Armando Uribe Arce, enclaustrado en su departamento frente al Parque Forestal de Santiago, se declara autosentenciado a muerte. Absorto en un pesimista realismo, se sincera con este medio que lo toma con atención, en una conversación donde nos limitamos a oír, y cada cuanto, indagar en sus saberes y lecturas de la sociedad contemporánea.

-Deseamos conocer su opinión y visión sobre algunas cosas que están sucediendo en el Chile de hoy.

-Mire, yo no tengo ganas de tener opiniones sobre las cosas que están sucediendo, porque me he ido dando cuenta, en los últimos meses, que en la medida en que uno se interesa por las cosas que están sucediendo, se va empequeñeciendo a la altura de lo que ocurre en el país o el mundo, que en general es muy mezquino, muy personalizado y eso a uno lo achica.

Ocuparse de ello en general disminuye la fuerza o la sinceridad de lo que uno piensa y siente respecto de lo que ocurre. Por lo demás con la edad uno se achica y he dejado de tener varios centímetros de altura. Mi reacción contra eso es mi interés por lo religioso, que ha aumentado en mi vejez por cierto. El sentido de lo sagrado eleva, no digo que lo haga mejor a uno ni más virtuoso. Pero son compensaciones respecto de las pequeñeces, miserias y mezquindades de las que uno esta rodeado.

-Pero existen aspectos del mundo que nos rodea que son de indudable importancia.

-Claro que ocuparse de lo que ocurre con la gran minería del cobre no empequeñece sino al revés, porque es el mayor escándalo y la mayor vergüenza por la que pasan quienes mandan en el país Chile. Y hablo no solo de quienes mandan con poder político, sino de quienes mandan con poder económico y financiero.

-¿Lo embarga un sentimiento de no poder tener incidencia en lo que ocurre a nuestro alrededor?

-Cuando volví a Chile del destierro se me cerraron todas las puertas, me hicieron la cruz. O más bien, para juntar las dos metáforas, me cerraron las puertas y pusieron una cruz sobre esas puertas cerradas.

-¿Quiénes le cerraron la puerta y le pusieron la cruz encima?

-No terminaría nunca de mencionar personas, pero los políticos en general y las personas de influencia y todos los que habían pertenecido o cooperado con el gobierno llamado de las fuerzas armadas y también aquellos que habían sido en apariencia opositores a ese gobierno, sin embargo heredaron lo principal que dejó Pinochet, que fue la ideología neoliberal capitalista de mercado desregulado. Todas esas personas me hicieron la cruz porque los pocos que habían criticado lo que llamaban en ese momento modelo económico, pero que era mucho más que eso, era una ideología, se dieron vuelta los chalecos, las camisas y las chaquetas y yo continué criticando. Y lo había hecho ya en Le Monde, un diario francés y en otras publicaciones francesas, inglesas, belgas y suizas-francesas.

-¿Se les puede llamar traidores a esas personas que se manifestaron como opositores a la dictadura pero que luego heredaron y continuaron su legado?

-Para eso tendrían que ser personas que se hayan juramentado y la palabra de esas personas que mandan en Chile desde el año ‘90 no vale nada. De lado y lado, en realidad no merecen ser creídos cuando juran, porque son mentirosos de naturaleza, son personas francamente malas. Sus juramentos no valen nada, son peores que traidores, son personas sin palabra.

-Lo que han llamado alternancia en el poder, dicen que fortalece esta democracia.

-Lo que fortalece es el co-gobierno que ha habido de una nueva oligarquía formada por algunos elementos de la antigua y otros elementos de los últimos 40 años más o menos, en los cuales hay una presencia desmesurada, y esto lo digo sin ningún ánimo de xenofobia, de inmigrantes que no llegará a ser más del 6,5 ó 7% de toda la población chilena, quizás menos. Y sin embargo estos tienen un poder real económico, político y hasta cultural de alrededor del 50% en Chile, que son los de primera y segunda generación nacidos en Chile, hijos y nietos de inmigrantes. Siempre ha habido inmigración en Chile, pero ahora es tal la diferencia de lo que significan en la población en términos de poder real. Estamos gobernados por hijos de extranjeros, por personas que no han pertenecido a Chile ni han tenido relación con la mayoría del pueblo chileno. No conocen ni tienen ningún respeto a la historia de Chile y esos son los que en realidad han ido llevando al país desde la dictadura y han renunciado a la nación chilena. Consideran que Chile no es un país viable, creen que Chile debe asilarse, en términos de depender del poder de la más grande potencia mundial, Estados Unidos, pero también de otros países que tienen poder en el mundo.

-¿Quiénes son esas pocas familias de inmigrantes que controlan el país?

-No son tan pocas, basta ver los nombres de ministros y subsecretarios de los gobiernos últimos y el actual. La señora Bachelet es de segunda generación de inmigrantes, su madre Jeria es hija de un griego. El ministro del Secretario General de la Presidencia, Larroulet, primera generación de franceses por padre y madre. La vocera de Gobierno Von Baer, alemana, hija de alemanes. Hinzpeter, judío de origen alemán. La vida social de El Mercurio da cuenta de ello, la mitad, por lo menos, tiene ambos apellidos extranjeros recientes.

-¿Qué rol juega Agustín Edwards en este escenario?

- El diario El Mercurio en el siglo XX tiene una importancia fundamental. Es un tremendo poder interno con manifestaciones en las relaciones exteriores a tal punto que Agustín Edwards aparece en las memorias de uno que fue vice director de la CIA, general norteamericano Breton Walters, quien señala que Edwards es el principal recurso de la CIA en toda Latinoamérica.

-¿Usted lo conoció personalmente?

-Yo en el libro Carta abierta a Agustín Edwards relato una conversación importante que tuvo lugar el año 1969 en Washington cuando fui consejero del embajador Gabriel Valdés. Fue una conversación importante políticamente para Chile. Edwards me dijo, siendo presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, que él no tenía nada que ver con lo que va a pasar en Chile. Yo le pregunté qué va a pasar y contestó que no me podía decir pero que él no tenía nada que ver. Dos días después vino el intento de golpe de Estado contra Frei.

-¿Cuál era la relación entre El Mercurio y la CIA en esos años?

-Durante esos años El Mercurio significó un apoyo tremendo a la junta porque además provocó el golpe contra Allende. Edwards se había arrancado a Estados Unidos a una finca que aún tiene en Connecticut. La página editorial de El Mercurio publicaba artículos mandados por la CIA desde Washington todos los días, y en otras secciones también, estaba totalmente a disposición de ellos.

-Buenos beneficios consiguió Edwards de esa relación estrecha con la CIA.

-Claro que sí. Lo financiaron durante años con millones de dólares, que era mucho más de lo que es hoy en día. Edwards se reunió con Kissinger, quien luego lo llevó con Nixon al salón oval, donde lo convencieron y pactaron el golpe a Allende y el financiamiento a El Mercurio. En esa reunión también estaba el director de la CIA, y el Presidente de la Pepsi Cola, de la que Agustín Edwards era uno de los vicepresidentes.

EL ÚLTIMO SIGLO

-A propósito de lo que usted ha planteado sobre el deseo del hombre de asemejarnos a Dios, ¿Será este sentimiento de superioridad lo que impulsa a nuestra especie a ser la más dañina de todas en términos de intervención del medio ambiente?

-Sin duda alguna. Es el deseo de ser Dios y realizar actos de Dios lo que ha hecho que se produzcan en la época que estamos viviendo, condiciones que nunca el género humano había experimentado hace 100 años, mil años, o cien mil. Desde hace 65 años, existe por experiencia inicial única, un arma de destrucción masiva que fue utilizada “exitosamente” -dicen los que la usaron-, monstruosamente dicen otros, sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, la bomba atómica, después perfeccionada como nuclear. Además de eso, existen armas de destrucción masiva químicas, biológicas, bacteriológicas. Ellas pueden, no sólo por uso deliberado, sino por accidente, por errores, como también torpeza y estupidez de quienes tienen el control sobre esos arsenales, pasar a producir una catástrofe para la vida humana y el planeta. Por accidente es más posible que por voluntad, aunque no se puede nunca excluir la voluntad homicida y genocida en el género humano, como hemos comprobado sobre todo en el siglo XX.

-¿Cuántas personas conforman este grupo selecto que tiene ese poder en sus manos?

-Una estadística al ojo, es decir superficial porque no hay una oficial, me dice que entre grandes jefes políticos, las directivas militares de las grandes ramas, los científicos y técnicos existentes que tienen contacto y algo de decisión -algunos tienen máxima como el presidente de Estados Unidos por mencionar uno-, todos ellos no creo que sean más de diez mil en todo el mundo. Nunca, desde que existe la vida en el planeta, un número tan reducido de personas, comparada con la población total del planeta -7 mil millones o algo más-, tuvo en sus manos la subsistencia de toda la especie. Y no cabe ninguna duda que en ese grupo haya personas estúpidas o con deficiencias mentales, como lo demostró el ex presidente Bush hijo, que era oligofrénico y retardado mental. De modo que la estupidez puede llegar a posiciones decisivas en materia de destrucción del mundo, por ideas que se le aparecen al estúpido como positivas.

-Se encuentra en esas pocas manos la subsistencia de todas las especies del planeta.

-Exacto, está en peligro toda la vida existente y el planeta mismo en su totalidad con repercusiones en el cosmos. La idea de que el género humano puede llegar a desaparecer ha estado presente en distintas culturas y civilizaciones, pero atribuido ese hecho puntual a una decisión de divinidades o a una gigantesca catástrofe natural mundial que cubra el globo entero, nunca lo había sido a la voluntad o el descuido y estupidez de un reducido número de seres humanos.

-¿Existen investigaciones o estudios que traten sobre este tema?

-Hay un gran científico, entre otros, llamado Sir Martin Rees, que es el presidente actualmente de la Royal Academy of Sciences of London. Es el cosmólogo y astrónomo de la reina de Inglaterra, un científico muy serio. Él publicó un libro el año 2003 que se llama Our final century (Nuestro último siglo), refiriéndose al siglo XXI. La hipótesis que mantiene es que hay un 50% de posibilidades de que se acabe definitivamente toda la vida y el planeta mismo durante este siglo.

-¿En qué se basa Rees para aseverar eso?

-Examina más de veinte experimentos. Por cierto se refiere a las armas de destrucción masiva, pero el objetivo principal del libro son los experimentos. Y principalmente se refiere a los de nanotecnología que se están practicando en los últimos años. Son experimentos para producir fenómenos que nunca han ocurrido en la naturaleza del planeta y lo que se sabe del cosmos.

-¿Se refiere al acelerador de partículas construido entre Suiza y Francia?

-Es tan evidente el ánimo del ser humano de ser Dios que se pretende reproducir con máquinas el primer segundo de la creación del universo, llamado Big Bang. El acelerador de partículas, tremenda maquinaria de 27 kilómetros, si mal no recuerdo, procura hacer chocar partículas de plomo, lo más pesado de la naturaleza conocida, con oro, y hacerlo a casi la velocidad de la luz, que ya es posible. Se intentó hacer este experimento hace dos años atrás. En mi opinión, este experimento es demencial, además de blasfemo contra la divinidad en cualquiera religión. El acto de reproducir el momento inicial que supone la creación del universo. Aquello, que sólo es atribuible a un Dios por quienes creemos en una divinidad monoteísta.

-¿Qué consecuencias se estima pueda tener este experimento si logra funcionar bien?

-Uno de los efectos previsibles de ese choque es que se produzcan hoyos negros en el momento mismo de chocar. Un hoyo negro que no sólo se trague las instalaciones, sino que se trague el planeta tierra entero, con efectos en el cosmos. Este científico no es ningún escandaloso ni sensacionalista. Rees fue designado presidente de la Royal Academy of Sciences después de haber publicado el libro, o sea confirmada su categoría de primera mente científica en Gran Bretaña. Si se agregan estos experimentos a la existencia de arsenales de armas de destrucción masiva, se puede sostener que vivimos actualmente la peor época en términos de peligros reales, esta época es muy mala.

-Bajo esta perspectiva, ¿cómo podemos caracterizar esta época?

-Vivimos una época pre-apocalíptica. Es la peor de todas las épocas. Además de todas las críticas que le podemos hacer a la sociedad contemporánea, se corren más peligros de los que nunca un ser humano vivió antes en relación a la destrucción de toda la vida y el planeta mismo. Yo reconozco que soy muy negativo y pesimista, me puedo dar ese lujo por la edad. Una persona joven tiene el derecho y el deber de tener esperanzas.

BICENTENARIO Y LUCHA DE CLASES

-¿Cómo ve esta celebración del Bicentenario, donde paradójicamente hay 34 mapuche en huelga de hambre por más de dos meses por la persecución que se hace de su pueblo?

-Primero, esta es una fecha como cualquier otra. Esto de magnificar y casi endiosar el paso del tiempo en meses, años y días es una ridiculez, es una costumbre grotesca que existe en el mundo.

-Pero ello se ha exacerbado para estas fechas.

-Yo creo que hay un objetivo específico en esta celebración que es dejar de lado, en esta búsqueda de unidad sicológica, las tremendas diferencias sociales que hay. Y dejar de lado un concepto que ya no se ocupa mucho, la lucha de clases. Es cierto que existe, en primer lugar, porque los más aventajados en recursos económicos, financieros y educación son los que inician la lucha de clases, porque para mantener y acrecentar esos privilegios hay que hacer un uso perverso de la mayoría que trabaja materialmente para satisfacer esos privilegios. Los que generan la lucha de clases no son los más desprovistos sino los privilegiados, en toda sociedad y en la historia.

El fenómeno de lucha de clases existe, no fue inventado por Marx y Engels. Un historiador francés posterior a Napoleón de apellido Guizot, que entre 1830 y 1848 fue un político de gran importancia, fue quien inventó y usó la expresión para explicar la historia francesa. Guizot era un liberal tan partidario de la dominación burguesa, que siendo primer ministro, en 1830, llamó a una gran reunión de ricos, empresarios se diría hoy, entre los que había nobles y burgueses, para empujarlos a que realizaran el máximo de negocios desde esa época en adelante, con muchas más libertades económicas y financieras. La palabra final que pronunció Guizot en esa reunión quedó en la historia: ¡Enriqueceos!

-¿A su juicio, la lucha mapuche es una lucha de clases?

-Es, sin duda, una de las formas de la lucha de clases, no reemplaza a la lucha de clases sino que forma parte de ella. Con elementos muy fuertes porque se refiere a los medios de producción. En el caso de los mapuche es monstruoso el uso de esa ley antiterrorista de Pinochet desde que ha sido usada. Nunca debió haberse utilizado de manera tan crítica.

-Usada y aplicada por los gobiernos de la Concertación sobre el pueblo mapuche.

-No hay que engañarse en este tema, derecha y Concertación han co-gobernado durante los últimos 20 años y lo siguen haciendo, son lo mismo. En las cosas principales no hay ninguna diferencia, en cosas secundarias hay discrepancias, pero eso es co-gobernar de todos modos. Demonizar la huelga de hambre es una cosa monstruosa también, completamente anti liberal. Si estos liberales en Chile no son tal cosa. Lo son en materia económica y financiera al máximo, de manera absurda.

-¿Qué sentimientos lo embargan en este Chile del Bicentenario?

-Este país pasó a ser otra cosa luego del golpe de estado. Hasta antes de la dictadura uno podía sentirse orgulloso de ser chileno, luego eso cesó y se dio vuelta al revés. Hoy siento vergüenza de ser chileno, incluso vergüenza ajena y también vergüenza propia, cosa que de ninguna manera existía, por lo menos para mí, antes del golpe de estado.

-¿Ha observado la cobertura mediática al caso de los mineros atrapados bajo tierra?

-Este caso único en el mundo y la historia, de 33 mineros a 688 metros de profundidad que se mantienen hasta ahora vivos pero que no se sabe qué va a ocurrir, está teñido por la censura y monopolización de parte del Gobierno. El gobierno de Piñera, que comienza como Pinochet, el gobierno de Pi ha tratado de monopolizar el fenómeno publicitario. Es tal el control de dominio total que las autoridades no querían de ninguna manera hablar ni con los escritores que fueron al lugar. José Miguel Varas, fue a la mina y me visitó hace algunos días, me contó que hay censura a los mensajes de los mineros y una contención de cualquier mirada que no sea la de ellos.

-Ha dado anteriormente su opinión de los últimos mandatarios, Frei, Lagos, Bachelet, Aylwin, ¿Qué opinión tiene de Piñera?

-Yo conocí y fui amigo verdadero del padre, José Piñera, quien fue embajador de Naciones Unidas, y la verdad ninguno de los hijos ha salido con las cualidades que tenía él y que comprendían una noción de servicio al país desinteresado que no han tenido ni José hijo, ni Sebastián, como primer punto. Segundo punto, nunca había habido una persona con tanto poder económico en dólares y otras monedas como el que tiene el actual jefe de Estado, que comprende 2 mil 500 millones de dólares líquido aproximadamente. Esa es una fortuna muy considerable que lo coloca entre las personas más ricas del mundo. Según la revista Forbes, personas como David Rockefeller.

-¿Un presidente multimillonario, es contradictorio?

-Esto señala algo que ocurre en Chile: La preponderancia que las personas dan a través de la idolatría del lucro y su sombra que es el éxito. Una fortuna muy considerable dentro de su propia vida, en 20 ó 30 años, hecha principalmente con especulaciones, algunas conocidas, otras no, y a lo que agrego lo que Balzac sostiene que para reunir una fortuna muy considerable en la vida de una persona, tienen que haberse cometido necesariamente faltas, fallas e incluso crímenes. No es posible humanamente reunir una fortuna de esa índole en el curso de una sola vida.

En Chile, desde 1975, y en todo el mundo a partir de esa fecha, ha pasado a dominar una sola ideología que se llama ‘neoliberal de capitalismo desrregulado’. La señora Tatcher mandó gente que examinara cómo funcionaba esto en Chile y lo aplicó a partir del ‘79 en Gran Bretaña, Reagan lo aplicó desde el ‘80. Esas grandes potencias han funcionado como centro para la divulgación en todo el globo terrestre de esta ideología como nunca antes en la historia humana. Yo creo que es negativo para la vida civilizada.

-¿Y en cuanto a las capacidades personales de Piñera?

-Primero, no creo que la capacidad como empresario dé cualidades como para ser notable mandatario. Lo segundo, es que hasta donde se puede saber Piñera no es un chileno cultivado suficientemente y ha manifestado ser muy mediocre en materia intelectual y espiritual.

-Por último, Usted ha manifestado la decisión de enclaustrarse en su vivienda esperando el momento de su muerte, el que por lo demás anhela.

-Eso es evidente para todos. La diferencia es que lo puedo manifestar o decir a otros, en lo cual hay algunas mañas. Porque si yo por escrito, y en verso para peor, menciono tantas veces la muerte y manifiesto el hecho de desaparecer de este mundo, habría que preguntarse si no lo hago para exorcizar mi propia muerte, más que para deleitarme con ella. Cabría preguntarse si no lo hago majaderamente como una forma de vanidad, imponiéndole el anuncio de la propia muerte a terceros por escrito, más que la particularidad fúnebre de lo que digo.

Por Sebastián Larraín Saá

El Ciudadano N°88, segunda quincena septiembre 2010

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