Patrick Cockburn / Counterpunch
Traducida para Rebelion por J.M.
Según un residente las personas atrapadas en la vieja ciudad de Mosul se mueren de hambre porque no han recibido ningún alimento durante casi tres semanas.
En una entrevista exclusiva a The Independent, Karim, un taxista de 28 años que vive en el antiguo centro de Mosul, dice que muchas personas conocidas, una de ellas un amigo, ya han muerto de desnutrición.
“En algunas áreas de la ciudad vieja no se ha entregado ningún alimento durante 20 días y la mayoría de la gente ha gastado todos sus ahorros”, dice Karim. Añade que durante este periodo no ha habido agua ni electricidad y nadie puede salir de la zona debido a que el Dáesh dispara si tratan de hacerlo. “No podemos salir de nuestras casas”, dice, “no es seguro en absoluto”.
La conversación telefónica con Karim -quien tiene una línea de telefonía móvil que funciona débilmente al este de Mosul- arroja luz sobre lo que está sucediendo en la ciudad vieja, un laberinto de callejuelas estrechas y casas antiguas abarrotado de gente y todavía en gran parte controlada por el Dáesh. Las agencias de ayuda estiman que hay 400.000 personas que viven aquí y otras 200.000 en la periferia exterior cuya situación en términos de alimentos y de seguridad ha sido hasta ahora desconocida. Las personas están incapacitadas de escapar a zonas ya capturados por las fuerzas del gobierno iraquí y unirse a las decenas de miles que huyen al sur, lejos de la lucha. Hay unas tarjetas de embarque a los autobuses azules y blancos que los llevan a campos en Hamam Alil donde son examinados para detectar a miembros del Dáesh, los alimentan, reciben atención médica y son alojados en tiendas de campaña.
Karim ofrece una imagen vívida de la confusión y el terror en la ciudad vieja, que con sus callejones estrechos donde ningún vehículo puede ir, hace que sea un terreno ideal para el estilo de la guerrilla urbana del Dáesh. Los escuadrones de media docena o más combatientes, incluyendo francotiradores altamente experimentados y fabricantes de bombas, se deslizan de casa en casa a través de agujeros en las paredes. Sorprendentemente Karim dice que no hay muchos luchadores del Dáesh en la parte sur de la ciudad vieja, pero el ejército aún no ha entrado en el área.
Aunque Karim aún se encuentra en un barrio tomado por el Dáesh, las fuerzas de seguridad iraquíes o el Hashd al-Shaabi, la milicia paramilitar chií, no están muy lejos. Dice que “ayer he oído algunas canciones chiíes. Cuando oímos esas canciones nos damos cuenta de que la Hashd o el Ejército están cerca de la zona. El Hashd por lo general aumenta el volumen de sus canciones, que se pueden oír claramente en la noche“.
Karim cree que el Dáesh está trasladando a sus heridos a la parte norte de la ciudad vieja, lejos de la primera línea en el sur. Continuó diciendo “hablé con mi primo que vive en el barrio de Az Zanjili. Dijo que su hijo estaba con decenas de personas en el hospital de Al-Jumhuri [donde habían ido para escapar de los ataques aéreos creyendo que ese lugar no iba a ser alcanzado] y pudieron ver a los heridos del Dáesh que estaban siendo transportados a otras zonas al norte de la ciudad. Las personas que viven cerca del hospital dijeron que los vehículos del Dáesh transportan a los heridos al barrio de Hay 17 Tammoz“.
Los combatientes del Dáesh están bajo intensa presión de las fuerzas de ataque de aire y de tierra, que ahora les superan en número. Han logrado frenar a la Policía Federal iraquí y otras unidades en la periferia del sur de la ciudad vieja, causando fuertes bajas. El Gobierno iraquí no revela sus pérdidas, pero el general Joseph Votel, jefe del Comando Central de Estados Unidos, dice que las fuerzas iraquíes han sufrido hasta ahora 284 muertos y 1.600 heridos en su intento de capturar el oeste de Mosul, que comenzó el 19 de febrero, en comparación con 490 muertos y 3.000 heridos en su exitosa campaña de tres meses de duración para capturar el este de Mosul. El número de pérdidas de vidas civiles no se conoce.
Las fuerzas del Gobierno iraquí han cambiado sus tácticas y ahora el Dáesh está siendo atacado por la llamada División de Oro, una fuerte unidad de 10.000 combatientes de élite especialmente entrenados para atacar la ciudad vieja desde el oeste. El plan es, evidentemente, hacer múltiples ataques al Dáesh, que cuenta con un total estimado de entre 3.000 y 4.000 combatientes en Mosul, para extenderse hacia fuera y hacer que sea más fácil para los equipos de asalto penetrar en la ciudad vieja.
Por todos lados y alrededor de las zonas del oeste de Mosul en poder del Dáesh, tal vez una cuarta parte de la ciudad en su conjunto, sigue siendo muy peligroso y un simple error puede tener consecuencias letales. A principios de esta semana un taxista de 33 años llamado Jasim cometió sólo un error de este tipo que casi le cuesta la vida e hizo que su casa sea objetivo de un avión no tripulado.
Hace tres semanas, y bajo su responsabilidad, el ejército iraquí dijo a la gente en Mosul que no cubra su coche o propiedad con tela o cualquier otro material o serían atacados por aviones no tripulados o la fuerza aérea. La razón era que, aparentemente, los oficiales iraquíes o las fuerzas especiales estadounidenses que también están recurriendo a los ataques aéreos creían que el Dáesh usaba estos materiales para ocultar armas y municiones. A las personas en el este de Mosul en poder del Gobierno se les dijo acerca de esto y les pidieron que informen a sus familiares y amigos en el oeste, si es que podían comunicarse con ellos por teléfono. Por desgracia para Jasim, no entendió el punto y pensó que la advertencia sólo se aplicaba a la lona que cubre los coches y también olvidó de que había un pedazo de tela cubriendo una parte del techo de su casa.
Jasim, que tiene su casa cerca del río Tigris, que fluye a través de Mosul, tenía otras preocupaciones el domingo pasado porque estaba tratando de encontrar una manera de poner a su madre –que estaba al otro lado del río- a salvo en la parte este de la ciudad, en posesión del Gobierno sin que ella fuera alcanzada por las fuerzas del Dáesh o los francotiradores gubernamentales. Jasim una entrevista a The Independent por medio de un débil enlace telefónico con el este de Mosul describiendo las condiciones en su vecindario. ¿Qué le pasó al día siguiente? Se entiende mejor en sus propias palabras, ya que dan una sensación gráfica de los peligros que enfrentan las personas que tratan de sobrevivir en Mosul hoy. Dice:
“Vemos pequeños aviones a reacción todos los días y cuando se acercan vemos que son aviones no tripulados que vuelan sin piloto. Hay un pequeño vestíbulo en mi casa que se abre en un lado a un pequeño patio. El avión no tripulado lanzó una bomba que cayó en la esquina de la casa cerca del tanque de agua. No perdí la conciencia cuando explotó. Todo delante de mí se había convertido en polvo ya que parte de la pared se derrumbó. Después de un rato, sentí un fuerte dolor en la pierna y después de unos momentos me di cuenta de que estaba herido. En parte caminando y en parte arrastrándome, llegué a una pequeña clínica provisoria cercana, pero allí no podían tratar la pierna correctamente. Me dijeron que necesitaba cirugía, pero que no tenían el equipo. Me dieron unas vendas para ayudar a aliviar el dolor".
Jasim regresó a su casa, que comparte con su madre y tres hermanas. Cuando The Independent habló con él de nuevo estaba en la cama, llorando por el dolor de su herida y quejándose de que el sonido de explosiones y aviones de arriba le impedían dormir. Explicó que muchas personas como él en el oeste de Mosul no sabían que no deben utilizar tela para cubrir vehículos u otros bienes para evitar ser blanco de los aviones no tripulados. Dice que haber ignorado esto era poco sorprendente porque los móviles en Mosul oeste rara vez pueden utilizarse “y la gente no puede visitarse [para intercambiar información] incluso durante el día en algunos lugares debido a los ataques aéreos y del Dáesh”.
La gente en Mosul, otrora una ciudad de dos millones de habitantes, está desesperada por escapar por cualquier medio. Según una fuente, los combatientes del Dáesh exigen 2.000 dólares para dejar salir a una persona, aunque esto es difícil de verificar. Muchos de los que tratan de salir camino a alguna parte segura son asesinados por los francotiradores del Dáesh. Un hombre con su esposa y sus dos hijos que intentaban cruzar el Tigris en un lugar llamado Dawasa fue asesinado a tiros por un francotirador a principios de esta semana.
Fotografía: Iraquíes corren a esconderse mientras huyen del barrio Al-Tayaran de Mosul durante una ofensiva de las fuerzas del ejército iraquí para tomar la zona controlada por el Daesh en marzo de 2017. Fuente: japantimes.co.jp