AUDIO | Crónica de Ruperto Concha: Extraterrestres

Ruperto Concha / resumen.cl El jueves 13, recién pasado, dos grandes buques tanque fueron atacados con explosivos y se incendiaron mientras navegaban por el Estrecho de Omán, desde el Golfo Pérsico hacia el Japón. Uno iba cargado de petróleo y el otro de productos químicos derivados del petróleo. La oportuna ayuda proporcionada por lanchas guardacostas de Irán y por barcos de guerra estadounidenses, permitió rescatar ilesos a todos los tripulantes, varios de los cuales eran rusos. En cuanto al valioso cargamento, estaba asegurado prudentemente. Pocas horas después del incidente, el inefable Jack Pompeo, ministro de Exteriores del gobierno de Trump, anunciaba a los cuatro vientos que el ataque había sido un acto de brutal terrorismo perpetrado por Irán. Respaldando sus acusaciones, Pompeo exhibió una fotografía borrosa y granulosa mostrando una lancha guardacostas iraní, sobre la cual un marino se empinaba al parecer para retirar un objeto oscuro que parecía adherido al casco a una altura de algo más de dos metros. Washington enfatizó que ese marinero iraní habría estado tratando de sacar una mina explosiva magnética, de las mismas que supuestamente habían provocado las explosiones, la cual por alguna razón no había explotado. Pero esa supuesta “prueba del crimen” exhibida por Washington era demasiado burda para que los expertos internacionales la aceptaran. De hecho, las acusaciones de Washington provocaron desprecio y sarcasmo, sobre todo de parte de los gobiernos europeos que, con la sola excepción de Gran Bretaña, señalaron todos que la acusación era absurda y que la supuesta prueba no probaba nada.     Imediatamente después del rechazo a las acusaciones de Washington, los propios armadores japoneses, propietarios de las naves atacadas y de los cargamentos perdidos, desmintieron la acusación, señalando que las naves no habían sufrido ninguna explosión de minas, y que los propios marinos de la nave Kokuka Courageous habían visto aproximarse objetos voladores en un instante antes de las explosiones. Asimismo, los daños de las explosiones no fueron a nivel del agua o bajo la línea de flotación, como ocurre con las minas, sino a bastante altura sobre el nivel del agua. La versión de los marinos del Kokuka fue confirmada también por los tripulantes del segundo barco, algunos de los cuales dijeron haber visto el impacto de lo que podrían haber sido drones cargados de explosivos. Ahora, tanto los políticos como los investigadores especializados destacaron que la verdadera incógnita es averiguar cuál fue el móvil de ese crimen. Quién creía salir ganando algo al perpetrar esa acción terrorista tratando de inculpar a Irán. Por una parte, estaba ya claro que una abrumadora mayoría de los países aliados de Estados Unidos se habían expresado en contra de una intervención armada contra Irán. Alemania, Francia, Italia, España, Japón y Australia seguían tratando de que Washington volviera al Tratado Internacional con Irán. El propio Donald Trump había ya bajado el tono amenazante hacia Irán. De hecho él había ordenado mantener su flota de guerra fuera del  Golfo Pérsico, y se subentendía que la serie de gobernantes europeos que visitaron al gobierno iraní, tenían la doble misión de convencer a Irán de no avanzar hacia la producción de armamento atómico, y también de entablar un diálogo directo con Washington. De hecho, en los momentos en que se perpetró el ataque contra  los  buques japoneses, en Irán se encontraba el propio Primer Ministro del Japón, Shinzo Abe, en una misión de amistad y procura de paz, ofreciendo al gobierno iraní su mediación ante Estados Unidos para restablecer el diálogo y disipar las tensiones El respetado analista militar francés, Francois Heisbourg, entrevistado por el New York Times, destacó que los gobiernos europeos tienen fuertes sospechas de la participación criminal de ciertos grupos belicistas insertos en Washington, que ya antes crearon situaciones falsas como pretexto para lanzar guerras, como ocurrió en el Golfo de Tonkín, para justificar la guerra de Vietnam, y también en Irak para justificar la invasión. En este caso, las sospechas apuntan muy fuertemente a los “belicistas” de Washington, como Mike Pompeo y John Bolton, junto a los autócratas de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes. Y también, ievitablemente, al gobierno de Bejamín Netanyahu, en Israel, que sueña con que Estados Unidos se encargue de la destrucción de Irán. Sin embargo, otra noticia inesperada vino a complicar o quizás a simplificar el misterio.     Al día siguiente del ataque a los barcos japoneses, el Senado de los Estados Unidos, con una fuerte mayoría, aprobó insertar en la Ley de Presupuesto de la Nación, un texto en que se acusa a Israel de estar urdiendo una alianza con China, que incluiría darle a China el control de gran puerto israelí de Haifa, que es precisamente el puerto de recalada de la marina de guerra de Estados Unidos en el Mediterráneo. Las organizaciones judías de Washington reaccionaron con estupor, el director de la pro judía Fundación de Defensa de la Democracia, Mark Dubowiz, declaró que Estados Unidos podría llegar a perder la paciencia con el gobierno de Israel. En cuanto a Donald Trump, quien recientemente había declarado que Israel tendría derecho de apoderarse del territorio sirio de las Alturas del Golán, ahora no formuló amenazas concretas, pero anunció que se investigará en términos estratégicos la situación creada. En octubre pasado, Netanyahu se reunió en  Jerusalén con el vicepresidente chino Wan Qishan, tras lo cual anunció que se había planificado un vasto plan de inversiones chinas en Israel, incluyendo acuerdos para la administración y equipamiento nuevo de varios puertos, y, además, adquirir para Israel el sistema ultrarápido de comunicación, con frecuencia de 5 gigas, de Huawei. Oiga, la misma Huawei que Estados Unidos ha prohibido y que presiona a los demás países para que lo bloqueen. De hecho, la empresa israelí Ben Shabbat, desde abril ha estado asociada con las empresas chinas Huawei y ZTE, implementando la conexión con el Huawei para todo Israel. La furia de los senadores de Washington, sin  embargo, es por ahora impotente. Pero su efecto político dentro de Estados Unidos, puede ser un terremoto ahora que se aproximan las elecciones generales de 2020 en que Trump se juega la continuidad de su régimen. Sin embargo, esta nueva situación hace ver como muy improbable que Israel pudiera haber sido cómplice del estúpido ataque contra los barcos japoneses.     En cambio, para varios analistas dentro y fuera de Estados Unidos, las sospechas apuntan a un contubernio de los reyezuelos petroleros árabes con los belicistas de la ultraderecha republicana, encabezando la lista el Ministro de Exteriores, Mike Pompeo, y el Asesor de Seguridad, John Bolton. Ello, ante los resultados de la úlima encuesta general realizada por la institución Quinnipiac, sobre intenciones de voto en todo el país, para las elecciones del próximo año, que, según informó el periódico Huffington Post, muestra a Donald Trump perdiendo ante cualquiera de los seis candidatos demócratas que lo enfrentarán. Si Trump se enfrenta con John Biden, obtendría un  40% de los votos, contra un 53% de Biden. Frente a Bernie Sanders, Sanders ganaría con el 51%, frente a un 42% de Trump. Frente a la senadora Kamala Harris, ésta ganaría con el 49%, frente al 41% de Trump. Frente a la senadora Elizabeth Warren, ésta ganaría con el 49%, frente al 42% de Trump. Frente al candidato gay Pete Buttigieg, éste ganaría con un 47% frente al 42% de Trump, y frente al senador Cory Booker, éste también llegaría al 47% frente a un 42% de Trump. Es decir, incluso para los más fieles republicanos, el resultado de esta encuesta es absolutamente desastroso y muestra que Dnald Trump, en estos momentos, tiene como su mejor opción alcanzar apenas el 42% de apoyo. O sea, en noviembre de 2020 habría un violentísimo golpe de timón para la política interna de Estados Unidos. Y más intenso aún, para la política internacional. De ahí que, para algunos afiebrados políticos belicistas, una esperanza de movilizar a la opinión pública en favor del Presidente de Estados Unidos podría alimentarse con el fervor de una guerra a gran escala contra Irán.     Todos los candidatos demócratas coinciden en tres puntos básicos para enmendar la situación creada durante el actual gobierno de EEUU. La primera es ponerle término real y definitivo a la guerra interminable, destructiva e inútil, que Estados Unidos inició durante el gobierno de George W. Bush después los atentados del 11 de setiembre de 2001. Segundo, honrar y respetar los compromisos y acuerdos internacionales suscritos por Estados Unidos que luego fueron desconocidos por Trump: el Acuerdo de Paz con Irán y el Acuerdo de París, en defensa del Medio Ambiente. Tercero, replantear la política internacional a partir del verdadero respeto hacia las leyes y procedimientos del Derecho Internacional, atendiendo los argumentos de otras naciones y respetando profundamente a los aliados. Y cuarto, poner freno a la prepotencia de los grupos de empresas multinacionales gigantes y su complicidad con regímenes tiránicos o de autócratas, como los reyezuelos petroleros del Medio Oriente. En esa perspectiva pareciera vislumbrarse el término de las guerras económicas en que Washington ha lanzado ataques destructivos sobre sus adversarios como China y Rusia y Venezuela y Cuba, pero también contra países amigos, como la India, México y la misma Europa, que en estos momentos está amenazada con impuestos a los automóviles europeos.     Europa, en tanto, enfrenta la decadencia de los partidos políticos tradicionales que fueron el sustento de la Unión Europea. En Alemania, la renuncia de la primera ministro Angela Merkel a la conducción de la Unión Social Cristiana y su seudopodio Unión Cristiano Demócrata, deja en la incertidumbre el rumbo futuro de la nación más fuerte y más rica de Europa. En Italia, la difícil alianza del movimiento Cinco Estrellas, de la centro izquierda, con la Liga del Norte, de la centro derecha, sólo se sostiene por el temor a perder el gobierno y volver al desastre de la invasión de millones de inmigrantes procedentes de África, que hasta ahora ha llevado a un endeudamiento casi insostenible al país. Y el Brexit de Gran Bretaña, que se perfila como una ruptura rencorosa del régimen conservador de Londres contra la Unión Europea, y ya se denuncia que el costo social de la ruptura será calamitoso. Francia, Italia, Alemania y España aparecen orientando a Europa hacia una mayor independencia respecto de Estados Unidos, incluyendo un acercamiento real con Rusia, y eludiendo dejarse arrastrar a la guerra económica de Trump con China que ya, en estos momentos ha llevado a que Estados Unidos esté arriesgando, fíjese Ud., nada menos que caer en default, sin poder pagar las cuotas y los intereses de los empréstitos internacionales sin los cuales no tiene dinero suficiente para cubrir su presupuesto. Este año, de hecho, Estados Unidos necesita emitir bonos de deuda, o sea, pedir prestado, por cerca de un millón de millones de dólares para seguir funcionando.     Es así que una mirada a los temas dominantes de los últimos días nos habla de alianzas traicionadas, operaciones internacionales rayanas en el crimen, y todo ello sobre un escenario de destrucción cada vez más acelerada del medio ambiente de nuestro planeta. Y oiga, respecto de ello, y del sueño de viajar a otros planetas y colonizarlos y eventualmente entrar en contacto con civilizaciones extraterreste más avanzadas que la nuestra y capaces de socorrernos ante nuestra propia incapacidad de conservar siquiera este solitario planeta, el único donde puede haber vida como la conocemos… También en estos días se divulgó con amplitud el informe matemático que demuestra que, en términos reales, estamos desoladoramente solos, no sólo en nuestra galaxia sino en las otras galaxias cercanas, exploradas con los más potentes telescopios. Tres investigadores, matemáticos y cosmólogos de la Universidad de Oxford, presentaron un informe en profundidad que, entre otras cosas, indica que nuestras posibilidades de contactar una civilización extraterrestre no van más allá que una en 14 mil millones de años de observación astronómica. Y, fuera de ello, que si  hubiera una civilización extraterrestre como anhelamos, es posible que se encuentre no sólo en una galaxia muy lejana, sino, quizás incluso, más allá de los límites de nuestro universo. Es decir, nuestros sueños, nuestras ganas y nuestra necesidad de encontrar a unos seres superiores que nos enseñen a no ser idiotas destructivos y suicidas… están desembocando ahora en el más implacable desencanto.     Nadie vendrá a salvarnos. Y el mismo Dios de la Biblia ya una vez aniquiló la vida en nuestro planeta, salvando sólo a un puñadito de privilegiados, porque todos los demás seres vivos parece que no merecían seguir viviendo porque le habíamos resultado mal hechos… Asumiendo ese desencanto… ¿Seremos, quizás, todavía, capaces de salvar al único planeta en que nuestra vida es posible?     Hasta la próxima, gente amiga. Hay peligro. Y el principal peligro es que no seamos capaces de sobrevivir.   *Imagen: Agencia de prensa iraní Tasnim muestra a barco iraní ayudando a controlar un incendie en un buque atacado. 13 de junio de 2019
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