1ºParte
2ºParte
Los personajes del escenario del poder mundial, se mueven de un modo que a veces resulta hasta divertido. Sobre todo cuando nos damos cuenta que todos están disfrazados de una u otra manera, para aquello que es la Comedia Humana en su versión Siglo 21.
Nuestro querido Honorato de Balzac se habría retorcido de un risa algo diabólica si tuviera que escribir, ahora, sobre un Barack Obama, con su corte , sus gendarmes y sus acreedores… O sobre ese socialista surrealista que es François Hollande, o ese pérfido ogro Wladimir Putin, aterradoramente ruso, o el Hada Milagrosa Ángela Merkel, tan alemana ella. ..
Pero más allá de los personajes y sus disfraces, la actual Comedia Humana sigue deslizándose de una escena a la otra y de un acto al siguiente. Y de repente sentimos que quizás el último acto se aproxima con un desenlace que quizás no nos gustará nada.
Ya que hablamos de Balzac, comencemos con ese rincón del escenario que se llama Europa, donde los personajes se dan encontronazos unos con otros, tomándose la cabeza y sin saber qué hacer.
A una semana de las elecciones del Parlamento Europeo, de las que surgirá el nuevo Presidente de la Unión Europea, sólo ha quedado en claro que la gente europea está hasta la tuza de sus políticos y sus fracasados intentos de sacar a Europa de la crisis. De hecho, pese a la publicidad y las noticias acuciantes, apenas un 43% de la gente acudió a votar.
Y de esa minoría que votó, la abrumadora mayoría votó en contra del actual gobierno europeo controlado por la derecha neoliberal, y, además, contra los partidos de la izquierda tradicional, esos socialistas renovados que finalmente apegaron a las recetas que dictaban los burócratas del Banco Central Europeo y sus afines transatlánticos.
El Partido Popular de España y sus afines demócratacristianos y conservadores, obtuvieron los peores resultados. De hecho, perdieron alrededor de 37 diputados. Pero, siendo gente disciplinada, de todos modos mantuvieron una mayoría débil pero real.
La centroizquierda social demócrata en cambio, tuvo un repunte. Aumentó en 16 el número de sus diputados. Pero sus afines españoles y franceses recibieron un humillante castigo electoral.
Los partidos de la izquierda protestataria, que auguran un ambiente de agitación política, repuntaron también con muchísima fuerza, y en estos momentos reciben propuestas de alianzas de parte de los socialistas y socialdemócratas.
Pero los que dejaron a toda Europa con tiritones fueron los derechistas nacionalistas de Francia, Gran Bretaña y Dinamarca, que se impusieron como primeras mayorías en sus respectivos países.
De hecho, en Gran Bretaña, el Partido Independentista, que postula retirarse de la Unión Europea, alcanzó la primera mayoría, muy por encima de los conservadores, los laboristas y los liberales que han quedado reducidos a casi la nada misma.
Tan sobrecogedora fue la victoria de los Independentistas británicos, que de hecho llevó a que el muy derechista y conservador primer ministro David Cameron se haya plantado ahora parando en seco las esperanzas del candidato conservador a la presidencia del Consejo de Europa, Jean Claude Juncker. El jefe del gobierno británico paró en seco también a la poderosa Angela Merkel y anunció que si llegaran a elegir a Juncker como Presidente del Consejo, fíjese bien, él llamaría de inmediato a referéndum para que Gran Bretaña se retire de la Unión Europea.
Es decir, Londres notificó a Europa que hay que cambiar de rumbo ahora mismo, o Gran Bretaña iniciará la desintegración de la Unión Europea.
Y esa dura y brusca posición británica se expresó también de inmediato en un rechazo furibundo a la petición de la Comisión Europea, de que las naciones hagan un esfuerzo adicional y aporten otros miles de millones de dólares para financiar operaciones de la Unión, que incluyen tirarle un nuevo salvavidas a Ucrania.
Gran Bretaña no sólo rechazó hacer aportes adicionales. Además calificó a la demanda misma formulada por el gobierno europeo, como una petición impertinente que no debiera ni siquiera haberse formulado.
El candidato de la derecha, Jean Claude Juncker, se quedó furioso, afirmando que él ya ganó y que lo tienen que designar Presidente. Pero a estas alturas, hasta la misma Angela Merkel, que lo había patrocinado, ya está diciendo que habrá que pactar alianzas y buscar algún candidato de consenso que probablemente no será de la derecha.
Y por su parte el socialista francés François Hollande parece haber sentido que en su espíritu renacía el socialismo, ya que se puso en contacto con el duro líder socialista griego Alexis Tsipras ofreciéndole elaborar un programa común para sacar a Europa de la ruinosa crisis económica.
La verdad es que Europa no ha logrado despegarse de la crisis ni siquiera en seis años seguidos de austeridad, sacrificios de la gente común, y canalización de estímulos financieros para los bancos.
De hecho, la cesantía sigue por encima del 10%, y ni el parlamento europeo ni los partidos tradicionales tienen el poder suficiente para hacer que las decisiones ya no sean tomadas por los banqueros, que cuidan sus intereses a costa de austeridad y cesantía.
La actual estructura de la Unión Europea no reconoce que el Parlamento tenga autoridad para resolver en materias económicas, como ocurre en todas las democracias. En Europa las decisiones económicas las toman los bancos. Y, en términos de política internacional, las decisiones las toma la OTAN.
O sea, el Parlamento Europeo ni siquiera tiene autoridad para decidir si conviene o no participar en las guerras que arma la OTAN, con financiamiento de la gente europea, para atacar a Afganistán, o Libia, o Irak y otros países, incluyendo posiblemente a Ucrania.
Es la conciencia de que la gente, en los países de la actual Europa, ya no depende de sus propios gobiernos democráticamente elegidos, sino de las decisiones de burócratas sometidos a los bancos y a la organización militar que encabeza Estados Unidos y no la propia Unión Europea.
De ahí que, pese a lo que diga la prensa triunfalista de derecha, la derecha no obtuvo más que un escuálido 25% de los votos.
Y el 75% restante se repartió en toda la gama de propuestas y movimientos que se oponen a la manera en que Europa está siendo gobernada.
Y es así como se entiende que el formidable avance de los partidos nacionalistas está planteando que si únicamente los estados nacionales tienen el poder de decidir sus políticas económicas y sociales, decidir en qué se gastará la plata de los impuestos, y en qué guerras puede ser necesario participar… la cosa está clara: es mejor salirse de la Unión Europea y volver a sistema de estados nacionales que pueden gobernarse a sí mismos en forma soberana.
Pero la verdadera mayoría de los votantes europeos claramente han optado por la centro-izquierda, incluyendo al actual primer ministro de Italia, Matteo Renzi, que se ha sumado al bloque de los que quieren una reforma que alivie la austeridad, genere trabajo, y le devuelva a Europa su necesaria neutralidad ante las turbulencias de una política internacional militarizada.
Y bueno ante una Europa que se debate en su crisis interna, la anunciada reunión del presidente Barack Obama, el próximo viernes, resulta más que inquietante. Casi amenazante.
Como hemos señalado antes, Europa depende en una enorme proporción de la capacidad de compra del mercado de Estados Unidos. Si Estados Unidos decidiera poner alguna traba a sus importaciones de Europa, por muy ligeras que fuesen esas trabas, los efectos en Europa serían demoledores.
Pues bien, la reunión de Barack Obama tiene por objeto presionar con fuerza a la Unión Europea, para que aplique nuevas sanciones contra Rusia, en relación con la ya sangrienta crisis de Ucrania.
Ya se sabe que los gobiernos de varias naciones europeas, sobre todo Alemania e Italia, se oponen a aumentar aún más unas sanciones que son rechazadas por la opinión pública europea y también por las más importantes empresas de Europa, que dan trabajo a millones de personas.
Fuentes de la Casa Blanca señalaron, en condiciones de anonimato, que Obama va a anunciar que Estados Unidos aplicará mayores y más duras sanciones contra Rusia, y que confía en que sus aliados de Europa participarán en ello.
Si la Unión Europea no participa junto a Estados Unidos en aplicar esas sanciones contra Rusia, Estados Unidos lo hará aunque sea en solitario….
Pero se establecerá un precedente que Washington tomará en cuenta en el futuro.
¿Qué tal amenaza? Habrá que ver qué sucederá el próximo viernes. Pero, como fuere, para Europa no es nada feliz esta escena que protagoniza en la Comedia Humana.
Y por supuesto, el escenario nos lleva a un cambio de escena. La declaración de guerra de sanciones económicas lanzada por Estados Unidos contra Rusia, tras el fracaso de asumir el control de Ucrania para la OTAN y cerrar el acceso de Rusia hacia el Mar Negro y el Mediterráneo.
En realidad, la intensa campaña de agresión económica contra Rusia ha resultado un fracaso rotundo para Estados Unidos. Y eso quedó dramáticamente en claro durante la semana pasada.
Recién suscritos los inmensos acuerdos entre Rusia y China, para aumentar en 400 mil millones de dólares las ventas de gas y petróleo ruso, los gobiernos de Beijing y Moscú acudieron a la Cumbre Económica de San Petersburgo, con participación de las más grandes y exitosas economías nacionales y corporaciones de todo el mundo.
No participaron los bancos Goldman Sachs ni Morgan Stanley, impedidos por las sanciones de Washington, pero en realidad nadie pareció echarlos de menos.
En esa Cumbre Económica se dio a conocer la vasta arquitectura de acuerdos comerciales, estratégicos y de inversiones, que incluye a todos los países del Pacto de Shanghai, más los asociados Brasil, Argentina y Sudáfrica, la India, Malasia, Mongolia, Khasakstán, Armenia, y Belarus, y los países observadores, que presuntamente ingresarán en el curos de dos años, que son Irán, Afganistán e Irak.
Otros participantes fueron los representantes de Qatar, Indonesia y Pakistán, además de otros invitados como Venezuela, Ecuador, Cuba y Nicaragua.
A grandes rasgos, lo que se dio a conocer fue la creación de un universo de integración y libre comercio que en la práctica unifica toda el Asia continental, desde el Océano Pacífico hasta Europa y el Mar Báltico.
Se está avanzando ya en la interconexión ferroviaria de alta velocidad desde la costa de China, hasta Alemania, uniendo toda Siberia, Mongolia, Khasakstán, Rusia, Belarus y Polonia, para desembocar en Alemania y en las ciudades rusas del mar Báltico, San Petersburgo y Kaliningrad.
La conexión ferroviaria reducirá en un 80% los tiempos de transporte, sin enfrentar los peligros del transporte marítimo. Y a ello se agregan las enormes inversiones financieras de China que ya están materializándose en Afganistán, Irán, África Oriental, y, ahora, en Crimea, donde capitales chinos comenzarán la explotación de los yacimientos de hidrocarburos en el Mar de Azof, además de la ampliación y modernización de los astilleros navales que datan de los tiempos de la Unión Soviética.
Fuera de ello, ya China y la India están comprando gran parte de la producción petrolera de Irán e Irak, mientras que Rusia está iniciando toda una gama de proyectos de alta tecnología integrados con China.
Y en Afganistán ya empresas rusas y chinas están explotando los yacimientos de tierras raras, litio y tungsteno.
Si Ud. mira un mapamundi, podrá ver cómo esa arquitectura de alianzas e integración no sólo abarca a casi la mitad de la población del mundo. Además abarca las más ricas reservas de materias primas y energía, a la vez que interconecta inmensos centros industriales y de tecnología avanzada.
Pero, sobre todo, se hace evidente cómo ahora están extrapolándose y complementándose las jóvenes entidades del mundo en desarrollo: el Brics, la Organización de Cooperación de Shanghai, el Tratado Colectivo de Seguridad, y el ya venerable movimiento de los No Alineados.
Ud podrá observar así lo que están percibiendo los países de Europa, sobre todo Alemania e Italia, ante la posibilidad de ser arrastrados a la imposibilidad de participar de esa realidad euro-asiática de tremenda vitalidad.
Tal como lo declaró sombríamente el actual presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, crear un antagonismo frente a Rusia… no es ni un buen negocio ni tampoco una buena estrategia.
Es decir, la arremetida que encabezó Washington instrumentalizando a la OTAN en contra de Rusia, en realidad tuvo un costo abrumador para Estados Unidos. Un costo que comienza con haberse cerrado sólo e innecesariamente la posibilidad de una alianza que incorporara a Rusia con Europa, incluso dentro de la OTAN.
Ahora la suerte está echada. Sin importar las presiones financieras que deriven de las sanciones contra Rusia, la amenaza de Estados Unidos ha conllevado que Rusia acelere sus proyectos industriales, incluyendo los relacionados con armamento de tecnología ultra avanzada.
Para Rusia, Europa es más que una región vecina, racialmente vinculada y con una larga historia de colaboración cultural, científica y militar. Sin Rusia, la Alemania Nazi no habría sido derrotada en Europa, ni el Japón imperial en el Pacífico.
Y ciertamente la invitación de Rusia formulada en el 2010, de crear una unión euroasiática que abarcara desde el Atlántico hasta el Pacífico, era una propuesta ganadora y no lo que la secretaria de Estado Hillary Clinton calumnió como un intento de revivir la Unión Soviética.
Ahora Estados Unidos está al borde de recaer en un nuevo colapso financiero. Las cifras oficiales del gobierno reconocieron que ya en el primer cuarto de este año, Estados Unidos se encontró en recesión, con su producto interno bruto retrocediendo en un 1%, cuando se esperaba un crecimiento de esa misma magnitud.
El propio presidente Obama, el 15 de mayo declaró que la deuda a largo plazo de Estados Unidos es una carga imposible de soportar, y admitió que Estados Unidos no puede seguir sobreviviendo gracias a la plata que le presta China.
Igualmente, la recién asumida nueva presidente de la Reserva Federal, Janet Yellen, advirtió que el déficit de Estados Unidos se está elevando a cifras insostenibles.
En esas circunstancias, según analistas de gran prestigio, incluyendo al economista Paul Craig Roberts, ex subsecretario de Economía del Presidente Ronald Reagan, ya Estados Unidos no ve otra salida para frenar su derrumbe, que provocar una guerra generalizada. De hecho, la Tercera Guerra Mundial.
Para ello, Washington cuenta más con el Japón y la poco sofisticada Filipinas para crear el Casus Belli, la coyuntura que desata la guerra.
Esta semana, en Singapur, el Secretario de Guerra de Estados Unidos, y el jefe del Estado Mayor Conjunto de China, tuvieron el más duro intercambio de acusaciones. Algo más serio que cualquier enfrentamiento anterior.
Estados Unidos anunció que, sin importar cuál sea su déficit económico, mantendrá e incluso aumentará su potencial militar en el Pacífico, en combinación con el Japón.
Al parecer será allá y no en Ucrania ni en Irán donde llegaremos al último acto de esta triste Comedia Humana.
Pero al parecer no será Barack Obama el que lance la guerra. Muchos coinciden en que la gran protagonista del desastre será doña Hillary Clinton. Y oiga, sobre ella los analistas israelíes han dicho que es una mujer cuyo instinto la lleva a preferir la guerra antes que otras alternativas.
Veamos que pasará el viernes próximo.
¡Hasta la próxima, amigos! Y, de veras… ¡cuídese!
Fuente Imagen: http://urbanres.blogspot.com
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