Esta ha sido una semana de fuertes enfrentamientos en todos los ámbitos. Al menos en el mundo llamado Occidental y en el mundo Islámico, pareciera que los líderes políticos han perdido su capacidad de escucharse unos a otros. Y, claro, como no escuchan, tampoco entienden, y como no entienden terminan haciendo cosas cada vez más tontas.
Habría que comenzar con lo que está ocurriendo en Europa, donde la multitudinaria tragedia de los inmigrantes está forzando el momento histórico a su crisis, a nivel de bases sociales.
El impacto abrumador de aquel pequeñito niño sirio ahogado, finalmente trascendió la simple emotividad herida, y de diversas maneras está forzando a los líderes políticos a entender las causas de la tragedia, y también la naturaleza misma de aquella marea de fugitivos que tratan de colarse a determinados países europeos, sobre todo Alemania y Suecia.
De partida, los gobiernos europeos, encabezados por Alemania, confirmaron la decisión de acoger a un alto número de estos refugiados, pero establecieron muy claramente que sólo acogerán a los que sean auténticamente refugiados que huyen de circunstancias gravísimas y potencialmente mortales.
En cambio, advirtieron que no acogerán a la masa de inmigrantes que sólo buscan encontrar un trabajo bien remunerado y disfrutar de las garantías sociales de educación y salud que ofrece Europa.
Por lo pronto, la discriminación entre esas dos clases de inmigrantes se hará sencillamente atendiendo al país de origen. Se acogerá a los que lleguen desde Siria y las zonas que están siendo atacadas por el Estado Islámico. O sea, gente de raza blanca aunque de tez mayoritariamente morena.
De esa manera, sin decirlo, se rechazará a los inmigrantes de raza negra que llegan desde África, a excepción de aquellos que puedan demostrar que están huyendo de las zonas bajo intenso ataque terrorista.
Aun así, mientras por un lado han surgido en diversos países europeos multitudinarias muestras de generosa bienvenida, también se han producido otras manifestaciones, también masivas, de protesta por la llegada de cientos de miles de inmigrantes indigentes en momentos en que a los propios europeos se les está imponiendo un régimen de austeridad y sacrificios.
Particularmente en los países del oriente europeo, Polonia, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Austria, el rechazo a los inmigrantes se ha cargado de connotaciones racistas e incluso se han dado casos en que grupos enfurecidos han atacado en plena calle a personas sólo con aspecto de ser inmigrantes.
Igualmente, están deportando a muchos inmigrantes ilegales procedentes de la misma Europa, especialmente de Albania, Kosovo y Macedonia. Esto, porque los europeos están resintiendo que la cesantía siga en sus países por encima del 10%, mientras que los inmigrantes ocupan los puestos de trabajo porque se conforman con salarios que parecen limosnas.
En tanto, en el resto del mundo, los economistas serios, junto a esos otros que insisten en hacerse pasar como científicos, por una vez parecen estar de acuerdo, en que se perfila una ya muy próxima e inevitable crisis económica mundial muchísimo más grave que la de 2008.
Por lo pronto, ya un paquete de grandes e importantes economías del mundo desarrollado, como Brasil, que es la séptima economía mundial, así como Canadá, Finlandia y Noruega, ya están en plena recesión, lo mismo que Rusia, aunque en ese caso la causa está en las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos.
En el caso de Estados Unidos, también este año el Congreso tuvo que autorizar que el gobierno sobrepase el techo de 18 millones de millones con cien mil millones más de endeudamiento, para poder seguir funcionando. Con esa autorización, se aprobó un presupuesto de algo más de un millón de millones de dólares, obligando al gobierno a reducir fuertemente incluso el presupuesto militar.
Según informa Lewis Lewitin, de Yahoo Finanzas, las mediciones muestran una caída en el mercado de viviendas, lo que se vincula a que la gente está perdiendo la confianza en el rumbo de la economía. Una encuesta realizada en junio mostraba que el 51% de la gente sentía que la economía va de mal en peor. Y luego, la siguiente encuesta, de fines de agosto, muestra que esa visión pesimista ya ha aumentado al 58%.
Incluso el Vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fisher, ponía en duda la validez de las cifras del gobierno sobre disminución de la cesantía. Según él, no hay ninguna señal de que aumenten los ingresos de la gente. Por eso no aumenta la demanda interna. Igualmente, tampoco aumentan las exportaciones, pese al supuesto aumento de productividad. Entonces, si la producción no se vende ni adentro ni afuera de Estados Unidos, ¿a quién se la están vendiendo?
Y, como la guinda sobre la crema, el viernes se conoció que un grupo de ganadores de premios de la Lotería, del estado de Illinois, entablaron un juicio ante los tribunales porque la Lotería no les paga los premios correspondientes a sus boletos ganadores. Eso, porque el estado de Illinois se gastó todo lo recaudado, incluso el dinero de los premios, que en conjunto bordean los 300 millones de dólares.
Así, cunden los temores de que se está incubando una crisis tan grande que ni siquiera podría achacarse a un supuesto colapso total de la economía de la China, que, según el Fondo Monetario Internacional, ya es lejos mayor que la de Estados Unidos en el comercio internacional y en el volumen de inversiones en los demás países del mundo.
Al margen de las crisis y reventones de burbujas financieras, al parecer está prevaleciendo una verdad que es simple y da susto: la verdad de que la economía no logra ni logrará reponerse porque la gente está cada vez más pobre. Los mercados se saturan, y las fábricas disminuyen su producción…
Al mismo tiempo, los costos de la producción minera, por ejemplo, aumentan debido al agotamiento de los yacimientos que tienen que explotar minerales de ley cada vez más baja. Y detrás de ello se produce un menor consumo de combustible industrial, básicamente petróleo y gas, lo que se traduce en la caída del precio de los hidrocarburos.
Un gran número de publi-economistas sigue culpando a la China por no seguir teniendo un crecimiento económico formidable, capaz de sostener por sí sola toda la economía mundial. Pero la verdad es que, en términos concretos y reales, China misma no está en riesgo. El endeudamiento fiscal de China llega apenas al 41% de su producto interno bruto, frente a Estados Unidos, por ejemplo, que ya está endeudado ya en casi el 100% de su producto interno bruto.
Cada vez más, los analistas financieros están aceptando que es derechamente toda la doctrina económica neo-liberal la que está colapsando cada vez más rápido, sin que todavía surjan alternativas reales y pragmáticas para una nueva economía planificada desde una perspectiva política y humanista.
Entre tanto esos supuestamente sabios economistas parecen estar cayendo en un trance místico, así como el de los Testigos de Jehová, en que comienzan a hablar en lenguas, una jerigonza incomprensible que según ellos les dicta Jehová.
Y tan incomprensible se ha vuelto la jerga de los economistas, que hasta ahora casi ninguno de los programas, planes, análisis y predicciones que han formulado, ha resultado eficaz y se ha cumplido. Todos han fracasado. Y tan estrepitoso ha sido el fracaso de los economistas de Europa, que el viernes pasado el gobierno de Polonia declaró que en realidad no tiene ya ningún interés en integrarse a la Eurozona, donde los países en vez de progresar han sufrido la pérdida de gran parte de su solvencia económica.
Síntoma de asumir el fracaso del neoliberalismo, es que los analistas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania estén concordando en señalar que las élites, las oligarquías doradas de Europa, en estos momentos están movilizándose para obtener definitiva y claramente, que toda la actividad económica quede supeditada a la autoridad política.
La crisis económica de Grecia dejó en claro, según ellos que, llegado el caso, las decisiones políticas de una nación resultan con validez cero. Según ellos, el pueblo griego ahora se ve obligado a la vergüenza y el cinismo de aceptar todo lo que habían rechazado en referéndum, porque el poder político de Grecia no tiene más peso que una hojarasca en el contexto político europeo.
Así los capos del aparato financiero y bancario de Europa ya han declarado que la economía europea no se dejará afectar por unas cuantas elecciones políticas. Y que se trata de economía técnica que no tiene nada que ver con democracia.
De allí que en estos momentos, bajo el liderazgo de Alemania, se esté intensificando la transición del concepto de Unión Europea, como asociación de estados soberanos democráticamente aliados, a un concepto nuevo similar al de un estado federal, como Estados Unidos, en donde el poder político tiene facultades suficientes para imponer las planificación económica que considere mejor para sus intereses.
Y, respaldando su propósito de crear un gobierno único y autoritario para toda Europa, ya se está lanzando una intensa campaña del terror, anunciando que tanto a Europa como a Estados Unidos, se les viene encima el caos y el colapso económico, pues ya otras fuerzas políticas, de izquierda, están avanzando hacia la toma del poder.
Sobre el fondo de esa prensa terrorífica, esta semana culminó con pruebas concretas del avance de la izquierda en toda Europa. Primero, en Grecia, las encuestas dejaron en claro que, pese a la vergonzosa actuación del líder de Siryza, el conglomerado de izquierda sigue manteniendo una superioridad, aunque menor, sobre la alianza de la centro derecha, que se expresará en las elecciones del domingo próximo.
En Barcelona, por su parte, una marea humana de más de un millón 400 mil personas, según la policía, confirmó la decisión de obtener la independencia de Cataluña. Y las fuerzas españolas de izquierda, centradas en Podemos junto a gran parte de las bases del Partido Socialista Español, llamaron a que los independentistas se sumen a la izquierda para barrer con la derecha e iniciar un nuevo período histórico para el país.
Incluso en el seno del Partido Socialista Español, ya hay una potente movilización en repudio de los líderes socialistas renovados, que terminaron siendo derechistas actuando en concordancia con la derecha tradicional.
Parece previsible que, si los independentistas llegan a acuerdo con la izquierda española, el gobierno de España va a experimentar un vuelco que posiblemente llegue a incluir la abolición definitiva de la monarquía borbónica que dejó como herencia la dictadura de Francisco Franco.
Pero fue el viernes cuando se produjo el peor cataclismo para la derecha legítima y para los socialistas de derecha, con la elección en Londres del nuevo líder del Partido Socialista de los Trabajadores, más conocido como el Partido Laborista Británico, que había sido humillantemente derrotado por los conservadores en las elecciones de mayo recién pasado.
El nuevo líder laborista es el célebre y temido socialista Jeremy Corbyn, considerado por los conservadores como, fíjese Ud., un diabólico izquierdista pacifista pero también terrorista.
En las elecciones del viernes, Corbyn más que duplicó la votación de sus contendores del ala de la Tercera Vía, ésa que fue iniciada por el ya tristemente famoso Tony Blair, que apegó a las privatizaciones neoliberales y a la política de guerras imperiales de Estados Unidos. Recuerde Ud. que Tony Blair fue el autor de la grotesca definición de las bombas que lanzaba la OTAN sobre Yugoslavia, como, fíjese Ud., “bombas humanitarias”, y lo decía en serio.
Todas las últimas semanas se había desatado en Gran Bretaña una brutal campaña de desprestigio en contra de Jeremy Corbyn, tanto desde la derecha como desde la misma ala derechista de los laboristas.
Y el miedo a Corbyn resultaba comprensible. Él fue uno de los poquísimos que se opuso a la guerra de las Malvinas, e insistió hasta el último en que Argentina y Gran Bretaña podían encontrar una solución pacífica y satisfactoria para ambas partes, si actuaban con inteligencia.
Corbyn se opuso ardientemente también a las guerras de la OTAN contra Yugoslavia, contra Afganistán, contra Irak, y contra Libia. Defendió la legitimidad de los movimientos de defensa armada de Hamás, en Palestina, e Hizbolláh, en el Líbano, denunció la intervención de Estados Unidos para tratar de derrocar al presidente Basher Assad, y se manifestó como un irreductible opositor a la carrera armamentista en que Gran Bretaña está comprometiendo cientos de miles de millones de dólares en proyectos que incluyen resucitar el ya obsoleto aparato de misiles nucleares conocido como Plan Tridente.
La abrumadora victoria de este líder ya hace predecir las tormentas políticas que se ciernen sobre Inglaterra. De partida, casi la totalidad de la bancada laborista en la Cámara de los Comunes, corresponde a diputados designados por el aparato neo-laborista de la Tercera Vía, y en estos momentos se está debatiendo si van a ser o no leales a la nueva dirigencia o si, por el contrario, se van a sumar a la derecha en contra de Jeremy Corbyn.
Pero desde ya Corbyn ha recibido el reconocimiento y el apoyo de los nacionalistas de Escocia, del Partido Verde, y de prácticamente la totalidad de las organizaciones sindicales británicas.
Mañana lunes, la bancada laborista tendrá que definirse, y al parecer está prevaleciendo la tesis de que el partido someta a votación democrática las directrices para sus parlamentarios, y la formación del llamado “gobierno en la sombra”, que, en Gran Bretaña constituye la oposición como un gabinete ministerial simétrico con el gabinete de gobierno, lo que permite desarrollar una oposición puntual y apegada a la realidad contingente de la nación en cada uno de sus momentos.
Entre las definiciones más combativas del nuevo líder del laborismo británico, destaca su apoyo a que se permita el ingreso de decenas de miles de refugiados procedentes del Oriente Medio, partiendo de la base de que la catástrofe humanitaria de Libia, Afganistán, Irak y Siria, es resultado de la complicidad de Gran Bretaña y de la OTAN en las aventuras imperialistas con derrocamientos de gobiernos.
Según Jeremy Corbyn, acoger a esas víctimas de los crímenes geopolíticos de occidente es un imperativo de la más básica responsabilidad moral y de decencia.
Ahora, desde ya, Corbyn está adhiriendo a las declaraciones de los gobiernos de Finlandia, Noruega, Alemania, Francia, Italia y Austria, que instan a que se inicie una auténtica acción internacional de ayuda a la nación Siria para poner fin a la guerra civil, hacer frente al terrorismo, y retornar al régimen republicano, como lo plantearon los gobiernos de Rusia e Irán, y lo ha corroborado el propio presidente sirio Basher Assad, quien declaró la semana pasada estar dispuesto ya a compartir el poder político con los partidos y los grupos que no sean terroristas, e incluso someter a elecciones anticipadas su propia permanencia o su destitución como presidente de Siria.
¿Será que desde Grecia, España y Gran Bretaña, podrá surgir una concordancia de nuevos conceptos políticos para enfrentar el corrompido derrumbe de la aventura Neo Liberal?
Ya es inocultable que, más allá del juego político por el poder, hay una marea creciente de personas inteligentes que están tratando de perfilar conceptos nuevos, referentes nuevos para el diseño de una arquitectura humanista de nuestra civilización.
¿Se producirá la convergencia de esas voluntades, mientras aún es tiempo de hacer algo?
¡Hasta la próxima, amigos! Cuídense, es necesario…¡Ud. es necesario!