AUDIO | Crónica de Ruperto Concha: El sueño de la razón...

Por Ruperto Concha / resumen.cl Uno de los cuadros más horriblemente hermosos del gran pintor español Francisco de Goya, tiene, fíjese Ud., el siguiente título: “El sueño de la razón engendra monstruos”. Y cuando miramos ese cuadro no podemos sino quedar de acuerdo con él, cuya mano maestra grafica la manera en que la mente distorsionada o semi hipnotizada (por sustancias químicas o por engaños), se va a la deriva más allá de la razón y el entendimiento. Esos monstruos que surgen nos provocan terror, odio o furia, y desde su fealdad a menudo son, sin embargo, capaces de embaucarnos, de seducirnos. Y olvidando que sin nuestra razón quedamos inútiles e impotentes, hay muchas personas valiosas que se dejan embriagar por esos monstruos. Hacen lo que ellos quieren y no lo que su razón hubiese preferido. Eso, por cierto, es extremadamente peligroso. El sábado 12 de agosto, el Gobernador del Estado de Virginia, Terry McAuliffe, y el alcalde de Charlottesville, Michael Signer, ambos militantes del Partido Demócrata, estaban perfectamente bien informados de que dos grandes y peligrosas marchas estaban por comenzar en la ciudad. Una, organizada por la agrupación “Derecha Unida”, en defensa de los monumentos a los héroes sureños de la Guerra Civil, y la otra, convocada por una agrupación llamada ANTIFA, de mayoría negra y muy combativa, que se proponía derribar el monumento al general Lee, que hay en la ciudad, tal como antes habían destrozado ya otras estatuas. Consultados los jefes policiales sobre su preparación para eventuales episodios violentos, éstos confirmaron contar con todo el equipamiento antidisturbios y los vehículos necesarios. Además, los mandos policiales advirtieron que ambas marchas iban claramente en rumbo de colisión. Cuando, finalmente, las dos marchas hicieron contacto, los efectivos policiales estaban presentes pero se mantuvieron totalmente inactivos mientras los insultos recíprocos daban paso, primero, a los piedrazos recíprocos, luego a los empellones y los puñetazos y los palos. Súbitamente, a un cuarto para las dos de la tarde, apareció un automóvil que embistió directamente contra otro auto estacionado en medio de los atacantes del ANTIFA. Ambos vehículos se volcaron, dejando varios lesionados y provocando la muerte de una empleada judicial de 32 años, Heather Heyer, la cual, según el New York Times, tenía tanta, tanta sensibilidad social que estallaba en sollozos cada vez que tenía noticias sobre las injusticias del mundo. El conductor del auto que embistió, fue James Alex Fields, de 20 años, de quien se dice que es un supremacista blanco de Ohio. Ahora está preso, bajo cargo de homicidio en 2° grado. El enfrentamiento dejó un saldo de 34 lesionados. Paralelamente, un helicóptero policial enviado a filmar los hechos, se estrelló accidentalmente causando la muerte de los policías Jay Cullen y Berke M. Bates. De acuerdo a la narrativa oficial del gobernador de Virginia y del alcalde de Charlottesville, la tragedia de aquel enfrentamiento se debió a la presencia insolente de los supremacistas blancos, calificados como nacionalistas, racistas y neonazis. El gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, apareció en todos los grandes medios de TV, con ojos llorosos, pidiendo que el presidente Donald Trump tome medidas para eliminar el lenguaje de odio, que incita a la violencia. Por su parte, Donald Trump emitió una primera declaración inmediata, condenando el odio y la violencia, pero señalando que en el caso de Charlottesville, la culpa, evidentemente, recae por igual en ambas partes. Ante ello, se alzó un coro ensordecedor de prácticamente todos los grandes medios noticiosos, acusando a Trump de haber sido tibio y blando con los nazis y de haberlos igualado con sus “nobles” atacantes del ANTIFA. La presión fue tan enorme, que finalmente Trump decidió hacer una nueva declaración, más explícita, de condena a la violencia y el odio, y calificando específicamente al racismo como una doctrina inaceptable. Pero, justo en los momentos en que los demócratas saboreaban su triunfo y sus esperanzas de haber dado un paso más para destituir al presidente Trump, la propia policía de Virginia detonó una bomba noticiosa. Se trataba ni más ni menos, de que los jefes policiales denunciaban que todo el sangriento episodio de Charlotteville fue una operación planeada con el propósito político de desatar una intensa y vasta ola de violencia racial que se extienda por todo Estados Unidos, siguiendo una estrategia bien planificada por el sector más retrógrado del Partido Demócrata. Un oficial superior de la policía de Charlottesville, cuyo nombre se mantiene por ahora en reserva, denunció con indignación que las autoridades políticas les habían ordenado abstenerse de intervenir mientras la violencia seguía aumentando. La denuncia policial indica la existencia de videos sobre cómo las fuerzas del orden prácticamente condujeron a los contra manifestantes, hasta hacerlos entrar en contacto con el grupo derechista. Un funcionario dice: “En ese momento se nos ordenó hacernos a un lado sin intervenir. Fue algo indignante.” Más aun, se habría ordenado a la policía abstenerse de efectuar detenciones sin previa orden, en cada caso, directa del alcalde Michael Signer. Uno de los policías denunciantes señala: ni siquiera se nos autorizó a detener al chofer del auto atacante, que pudo darse a la fuga y después fue detenido por agentes del FBI. En estos momentos la policía de Charlottesville anunció que puede presentar pruebas de una colusión entre las autoridades demócratas y la organización de los ANTIFAS. En dos ocasiones la policía declaró, oficialmente, que estaban equipados y tenían total capacidad para detener la violencia antes de que estallara. ¿Habrá una investigación seria sobre estos hechos?... El estado de Virginia está bajo control total de elementos de la oligarquía del Estado Profundo, con participación de un enorme aparato de empleados públicos contratados durante los gobiernos de Bill Clinton y Barack Obama. Una investigación razonablemente seria ciertamente exigiría la intervención de la autoridad federal y de sus organismos de investigación policial. Hay varios hechos impactantes sobre estas coyunturas de violencia racial iniciada por sectores de negros y principalmente caracterizada por ataques para destruir los monumentos de próceres de la Confederación del Sur durante la Guerra de Secesión, que, como Ud. sabe, ocurrió hace más de un siglo y medio. Quizás lo más impactante de esta ola de violencia es el silencio que han mantenidos los principales líderes del ala más progresista, o más izquierdista, del Partido Demócrata. Mientras una masa de figuras políticas oportunistas se abren paso a empellones para aparecer en la tele y culpar a Trump de la violencia, las principales grandes figuras progresistas se han mantenido en silencio. Ni el senador Bernie Sanders, ni la senadora Elizabeth Warren, ni la jefa de la minoría en la Cámara, Nancy Pelosi, han querido sumarse a la farándula. En ese contexto, claro que resonó con mucha fuerza la declaración del célebre académico y cientista político Noam Chomski, del Instituto Tecnológico de Massachussetts, quien calificó al grupo protestatario izquierdista ANTIFA como un valiosísimo regalo de una izquierda tonta a una derecha muy astuta. Entrevistado por el Washington Examiner, Chomski señaló que en realidad ANTIFA no es más que un grupúsculo pequeño, similar a otros anteriores que basan su fuerza en grupos extremistas y violentos de los barrios negros. Según Chomski, el incidente de Charlottesville, Virginia, le dio a ANTIFA una preeminencia publicitaria ficticia, y la derecha, especialmente los sectores más duros, se sienten en estos momentos felices de tener por adversarios a jóvenes que se autodefinen como anarquistas y socialistas, se visten de negro y usan capuchas o antifaces para ocultar su identidad. Pero, acusa Noam Chomsky, lo que hacen es erróneo, es auto destructivo. De hecho, a su vestimenta similar a los Camisas Negras del fascismo italiano, ahora le están sumando un código de conducta que atenta contra la libertad de expresión. No se dan cuenta de que, cuando llega el momento de la lucha violenta, el ganador es el que se muestra con más fuerza material y con más brutalidad. Lo que esa gente está haciendo no tiene nada que ver con nuestras propuestas de cambio, dice Noam Chomsky, y tampoco tiene nada que ver con lo que perdemos en oportunidades de educación de nuestras bases, de organización eficiente y de un activismo serio y constructivo”. Mientras todavía está en desarrollo esa compleja geometría de fuerzas que se componen y descomponen, hacer cualquiera previsión de cuál será el desenlace equivaldría simplemente a hacer una apuesta. Por lo pronto, está el cambio del programa de gobierno de Donald Trump, cediendo a las presiones de los dos grandes partidos estadounidenses, que están igualmente sometidos a los intereses de las transnacionales y de la industria militar. No sabemos qué significado tendrá la renuncia del gran asesor de Trump en estrategia política, Steve Bannon. Su renuncia no parece implicar un cambio de bando en contra del abrumado presidente. Por el contrario, anunció que ahora sí que peleará con todas sus armas, haciendo uso de su libertad por estar fuera del aparato de gobierno. Pero, ¿qué quiere decir con eso?... Bannon ha vuelto a su puesto como jefe máximo de la organización periodística Breitbart, que comparte con Infowars el liderazgo absoluto de la prensa de la derecha libertaria norteamericana. Según sus palabras, su propósito es resucitar, salvar el programa de gobierno que conquistó el triunfo de Donald Trump en noviembre. Y ojo, Bannon se refiere a un programa de gobierno que el propio candidato de la izquierda demócrata, Bernie Sanders, llegó en su momento a calificar como algo serio y digno de apoyo. Ya en nuestra crónica del domingo pasado informábamos sobre las nuevas fuerzas políticas que están configurándose a partir de la vasta clase media estadounidense. Claramente las luchas raciales y las acusaciones de nacismo, no son más que productos de una razón que está siendo adormecida, rodeada de fantasmones y monstruos inventados para cerrarle el paso a las transformaciones revolucionarias que exige el tiempo en que vivimos. ¿Se fijan Uds., mis amigos? La gran prensa mundial sigue tratando de poner a dormir nuestra razón. A que, de ese sopor, de ese sueño, surjan las pesadillas y los monstruos, ante los cuales finalmente logren hacernos reaccionar como ellos quieren, como a ellos les conviene. Ya vimos las inventadas pesadillas de Venezuela, y son tan, tan parecidas a las que hoy están tratando de manipular a los estadounidenses. Bueno, mientras tanto, unos orientales de ojos rasgados… se limitan a sonreír con la sonrisa del leopardo. Un leopardo regalón y doméstico, desde luego. Muy mansito, al menos por ahora. Hasta la próxima, amigos. Cuídense. Es necesario mantenerse alerta.
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