Por Ruperto Concha / resumen.cl
En estos momentos, y a pesar de su cúpula política, Nueva York ha vuelto a ser la capital del mundo, desde el recién pasado martes 22, cuando dos de los máximos líderes del mundo actual, arribaron a Estados Unidos en visita de estado y a participar en la sesión número 70 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se inició ayer.
Se trataba del Papa Francisco, que arribó al aeropuerto militar de Washington procedente de Cuba, y el Presidente de China, Xi Jingping, quien arribó el mismo día y casi a la misma hora al aeropuerto internacional de Seattle, en el estado de Washington, al otro lado del país.
Y en la marea de los demás líderes mundiales, por cierto han destacado el Primer Ministro de la India, Narendra Modi, y el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin.
El primero fue el Papa Francisco, y el último que mencioné es el Presidente Vladimir Putin. Y ambos son los que marcan más poderosamente el significado de esta Asamblea General de las Naciones Unidas.
El Papa Francisco por su convocatoria espiritual e ideológica, y el Presidente Putin por su convocatoria estratégica y política. Y ambos dos, por sus aportes decisivos para buscar la paz mundial.
Las sobrecogedoras intervenciones del Papa Francisco ha sido abundantemente difundidas y comentadas, en particular por su potente asimilación de los conceptos de Defensa del Medio Ambiente y de Justicia e inclusión social.
Al aunar esos dos temas, el Papa llevó también al tema decisivo de la reforma de las Naciones Unidas y la eliminación de los privilegios de las cinco naciones que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad y que tienen derecho a veto con poder incluso para que cada uno de ellos pueda anular incluso acuerdos aprobados por una mayoría abrumadora de la Asamblea General.
Al tocar ese tema, el Papa Francisco recibió la primera ovación. La primera de las muchas que ayer lo marcaron como uno de los más grandes líderes mundiales en el momento actual.
Por su parte, ya China, Rusia y Gran Bretaña se habían declarado en favor de una reforma profunda de las Naciones Unidas. Incluso China y Rusia desde hace más de dos años se han declarado en favor de reducir y someter a condiciones especiales el derecho a veto. Pero, por supuesto, eso sólo sería posible si los cinco países privilegiados, China, Estados Unidos Francia, Gran Bretaña y Rusia, dieran su aprobación unánime.
Como fuere, el tema de reforma de las Naciones Unidas quedó ya instalado en la tabla de esta Asamblea General, al menos con la propuesta de agregar a Brasil y la India, al grupo de los miembros permanentes y con derecho a veto en el Consejo de Seguridad. Fuera de la presidente del Brasil Dilma Rousseff y el Primer Ministro de la India, Narendra Modi, la reforma cuenta con el respaldo de China, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Pero en Estados Unidos y Europa el tema de la reforma de las Naciones Unidas en realidad sólo tiene una importancia secundaria. Los temas considerados de máxima relevancia se relacionan con la presencia del líder chino Xi Jingping, y las tensiones que parecían ya insoportables entre China y Estados Unidos, tanto por el tema geopolítico y estratégico, como por las perspectivas económicas de China y su capacidad de seguir siendo la locomotora que mantiene en marcha a la economía mundial.
Si hubiésemos prestado atención a lo que publicaba la gran prensa y la TV de las grandes transnacionales, el encuentro entre Xi Jinping y Barak Obama tendría que haber sido tenso y calculado como una dramática partida de ajedrez.
Pero llegado el caso quedó en evidencia el contenido huero y tendencioso de esos grandes medios de prensa. De hecho, el supuesto colapso de la gran economía china quedó desmentido con el último índice de producción industrial, que tuvo un incremento superior al 7%, y las estimaciones del crecimiento económico total para China para este año se prevé en torno del 7%.
Y, así como a la pasadita nomás, China aprovechó de comprarle a la giganta aeronáutica Boeing, un paquete de aviones de transporte y pasajeros por 30 mil millones de dólares. En cuanto a las tensiones estratégicas, los presidentes Xi Jinping y Barak Obama suscribieron acuerdos muy amistosos para darse seguridades recíprocas en relación con el jaqueo y el craqueo de información digital, y asimismo para evitar tensiones en el Mar de la China. De hecho Estados Unidos aceptó respetar las exigencias chinas para las operaciones de aviones espías sobre las instalaciones de la China en el Mar del Sur.
Es decir, las tempestuosas profecías de la prensa apodada “occidental”, se desinflaron sin siquiera meter un poco de bulla.
Pero algo muy distinto estaba produciéndose en torno de la llegada del presidente de Rusia, Vladimir Putin, y la reunión que mañana lunes o el martes próximo tendrá con su colega Barack Obama, específicamente para tratar el tema de la guerra civil desatada en Siria y la decisión rusa de intervenir directamente en contra del Estados Islámico, y en apoyo del gobierno legítimo de Siria, y también en apoyo de Irak.
Después de eso, si queda tiempo, posiblemente conversarían también sobre la situación de Ucrania. Las declaraciones oficiales de la Casa Blanca resultan un patético intento de presentar esta reunión con Vladimir Putin como un gesto, fíjese Ud., de compasiva buena voluntad, ya que Rusia, en su desesperación, estaba solicitándola reiteradamente.
En realidad, los hechos netos muestran que el gobierno de los Estados Unidos es el que se encontraba en una situación que se le había vuelto insostenible, una vez que Rusia comenzó de hecho a proporcionarle al gobierno sirio abundantes recursos militares para hacer frente a los terroristas del Estado Islámico y las otras organizaciones terroristas, incluyendo Al Qaeda y Al Nusra, que son las que mantienen viva la guerra civil. Según informa la publicación Debka Files, de Israel, especializada en estrategia y espionaje, ya Rusia habría entregado a la fuerza aérea siria al menos 24 aviones caza-bombarderos, más un número indeterminado de helicópteros de ataque, carros blindados y tanques.
Fuera de eso, Rusia habría ya instalado en Siria, además de los sistemas de cohetes tierra aire convencionales, al menos otros dos emplazamientos dotados con los poderosos y ultramodernos misiles S-300, reacondicionados, capaces de producir efectos aniquiladores en caso de ataques aéreos.
Junto a la base naval rusa de Tartús, en la costa siria del Mediterráneo, se está construyendo una poderosa base aérea que, de partida, mantiene activo el tránsito de los enormes aviones Tupolev que transportan armas y pertrechos para el ejército leal de Siria a través de Irán e Irak.
Asimismo, buques rusos han desembarcado grandes cargamentos de implementos militares para el ejército leal, mientras naves de guerra rusas, junto a al menos dos naves de guerra chinas, están realizando maniobras y simulacros de combate frente a las costas de Siria. De hecho, la misma publicación israelí Debka Files menciona que entre las naves chinas se contaría un portaaviones dotado de 50 caza bombarderos de última generación, aunque esos aparatos, así como otros helicópteros de combate chinos, estarían todavía en viaje hacia la base aérea rusa en Latakia, y la base naval de Tartús.
Fue en esas circunstancias que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, solicitó reunirse con el presidente Putin y viajó a Moscú acompañado de sus más altos asesores militares.
De aquella reunión sólo se conoce un escueto informe entregado a la prensa por Israel, en que se señala que se analizó con Rusia una serie de procedimientos destinados a evitar que pudieran producirse enfrentamientos que afecten la seguridad de Israel.
Según el diario Christian Science Monitor, de Estados Unidos, la reunión con Vladimir Putin dejó en claro que Israel ya no podrá seguir realizando incursiones y bombardeos contra el ejército leal de Siria, ni contra emplazamientos de Hizbollah en el Líbano.
En cuanto a la reacción de la OTAN, que inicialmente se había mostrado amenazante por la intervención rusa en Siria, pronto bajó el tono limitándose a señalar que se siente muy preocupada.
Por su parte, Washington en sus primeras posiciones había tratado de mantenerse firme en ponerle condiciones a la presencia rusa en Siria, y, sobre todo, exigir que para buscar la paz en Siria había que comenzar por el derrocamiento del presidente sirio Basher Assad.
Los altos mandos estadounidenses, por su parte, reiteraron su postura arrogante, enfatizando que no se consideraba ninguna conversación futura con las fuerzas armadas rusas.
Por su parte, Rusia calificó de “inaceptable” la exigencia de derrocar a un presidente legítimamente elegido, y calificó de “ridícula” la propuesta de buscar la paz de un país sin intervención del propio gobierno del país.
En forma casi instantánea, los gobiernos de Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña, respaldaron la posición rusa, y de hecho la alemana Angela Merkel presentó su propio plan de negociación de paz para Siria, en que contempla participación del gobierno del presidente Basher Assad, y de representantes también de Rusia, Irán, Irak y Arabia Saudita.
Es decir, la arrogante agresividad de Estados Unidos se encontró súbitamente con que la mayor parte de la comunidad internacional se había vuelto en favor de Rusia. Así, a Washington se le venía encima el comienzo de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde tendría que encarar tanto a Rusia como a China y a sus principales aliados europeos. Y fue así que ya el martes pasado, el Secretario de Estado John Kerry tuvo que declarar que, bueno, Washington está dispuesto a que el presidente de Siria se mantenga en su cargo, claro que como presidente en condición provisional, durante el tiempo necesario para negociar el fin de la guerra civil.
O sea, retorciendo las palabras, Washington estaba aceptando exactamente la misma propuesta que había planteado Rusia y que había planteado también el propio presidente de Siria, que contemplaba llamar a nuevas elecciones, de manera que sea el pueblo sirio el que decida su futuro gobierno. Específicamente, Basher Assad señaló que si su nación decide destituirlo, él lo aceptará sin vacilación alguna y hará entrega del poder.
Así, pues, queda perfectamente claro que no era el presidente Vladimir Putin el que necesitaba desesperadamente una reunión con Barack Obama. La realidad era exactamente lo contrario.
Más aún, entre las reacciones políticas europeas sobre la crisis de los refugiados y la guerra civil de Siria, aparecen convirtiéndose en mayoría las voces de dirigentes políticos, tanto oficialistas como opositores, que están denunciando que ahora Europa está comprendiendo que necesita la ayuda de Rusia, y que es inmoral y torpe tratar de obtener la ayuda de Rusia mientras se mantienen las absurdas sanciones en su contra.
Mañana será la reunión de Vladimir Putin y Barack Obama, en forma colateral a la Asamblea de las Naciones Unidas. Y tanto Obama como Putin saben muy bien que en la guerra contra los terroristas del Estado Islámico, Estados Unidos y sus aliados en realidad han sido derrotados.
¿Qué efecto tendrá esta nueva composición estratégica, en relación con Ucrania?... El canciller ruso Sergei Lavrov señaló que en la reunión de Putin y Obama el tema de Ucrania sólo será tocado si es que hay tiempo para hacerlo.
Pero también allí está claro que la posición rusa aparece como la más sana y razonable. A partir de reconocer autonomía para las regiones, que garanticen los derechos de la población rusa del sudeste ucraniano, que sólo fue desgajada de Rusia y traspasada a Ucrania a fines de los años 70, por decisión del líder soviético Nikita Khruschov.
Ya en estos momentos el gobierno de Ucrania ha aceptado reconocer la autonomía de las regiones, aunque se ha mostrado escurridizo en cuanto a garantizar que esa autonomía sea respetada.
En tanto, Ucrania sigue en situación de bancarrota, y se evidencia que la corrupción y los grupos de poder de la oligarquía continúan desvalijando al país. La propia ex primera ministro ucraniana Yulia Timoshenko, de tendencia muy anti-rusa, el viernes denunciaba que en Ucrania el poder sigue en manos de oligarcas que se disputan las migajas de autoridad y de recursos de aquel país.
Y por su parte, se confirmó también el inicio de una investigación judicial en contra del actual primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, por denuncias sobre un soborno de 3 millones de dólares que habría recibido a cambio del otorgamiento de una concesión de televisión con cobertura para toda Ucrania.
Es decir, en estos momentos Ucrania parece haber ya colmado la paciencia y los bolsillos de los gobiernos europeos, y los temas relevantes ahora son el estancamiento y la recesión económica, las noticias desalentadoras sobre la verdad de la economía de Estados Unidos, y la ya terrorífica presión social de los cientos de miles de inmigrantes que siguen penetrando en Europa, y de quienes, según afirman los servicios de inteligencia de Alemania, más de un 30% son personas con identidades falsas que pueden estar vinculadas a organizaciones terroristas islámicas.
Bueno, pues, Europa parece en proceso de cambio de rumbo, lo que se proyecta a la elección de hoy en Cataluña, considerada como un referéndum independentista que puede destruir la unidad de España.
La semana que comienza mañana viene cargada de preguntas, respuestas y situaciones amenazantes que exigen ser analizadas para saber a qué atenerse.
¡Hasta la próxima, amigos! Cuídense, usted ve, es necesario, hay peligro… Pero el espíritu es recio… también hay una esperanza que resiste a pesar de todo.