[AUDIO] Crónica de Ruperto Concha: Europa Senil.

Parte 1 Parte 2 Y bien, a nuestra vieja madre Europa le ha llegado una semana decisiva. Y pareciera que a la pobrecita este momento crucial no la encuentra en muy buenas condiciones. De hecho, tiene un grave problema de sordera. Simplemente no escucha casi nada de lo que la propia gente europea está reclamando a grito pelado en las calles, y en los twitters y todo eso de las redes sociales. Y, oiga, padecer de sordera puede ser muy grave cuando se vienen encima tres días de elecciones decisivas para el futuro de Europa. A partir del próximo jueves 22, las naciones de la Unión Europea comenzarán a votar eligiendo a los 751 nuevos euro-diputados que integrarán el Parlamento Europeo. Y estas elecciones vienen con una novedad importante. Comenzará a aplicarse el acuerdo de Lisboa, por el cual el Parlamento Europeo tendrá la voz final y suprema para aprobar o rechazar la designación de Presidente de la Comisión Europea, cargo que equivale al de jefe del poder ejecutivo. Es decir, Jefe del gobierno de la Unión Europea. Esta nueva modalidad apunta a darle a la Unión Europea una mejor calificación democrática, cosa que se ha vuelto urgente ya que hasta ahora tanto la gente de Europa como los líderes del resto del mundo, percibían a Europa como una entidad en la que el poder es ejercido por un puñado de burócratas muy bien rentados, supuestamente técnicos, que deliberan y toman decisiones en secreto, obedeciendo directrices de la gran banca internacional y abriéndose a la industria del lobby. Y,  como Ud. sabe, esa industria del Lobby,  es la industria que más poluciona y corrompe la atmósfera política  de las naciones. Y lo que inyecta no es anhídrido carbónico. No. Es dinero que manipula las decisiones de las autoridades y los agentes políticos. Pero esta vez, supuestamente, todos los personajes que se candidateen para presidente de la Comisión Europea, tienen que dar la cara a los electores, exponiendo sus programas y criterios de gobierno, antes de que la gente vote eligiendo a los eurodiputados. ¿Se fija Ud.? La idea es que los diversos grupos políticos presentan a sus candidatos ante la base electoral de cada país miembro de la Unión Europea. Se supone que así el electorado va a decidir darle mayoría de diputados al grupo político del candidato preferido, y los diputados entonces elegirán al presidente.   Durante las últimas semanas se ha producido una auténtica campaña electoral, de la que los latinoamericanos no nos hemos percatado. Los principales candidatos son el derechista y conservador Jean Claude Jucker, de Luxemburgo, apoyado por el Partido Popular social cristiano. Frente a él, aparece con suficiente peso político el alemán Martin Schulz, social demócrata, que propone un fuerte giro de la conducción de Europa, con énfasis en las demandas sociales, y con mayor control de las operaciones financieras transnacionales. En tercer lugar aparece el candidato del partido Izquierda Europea, el joven ingeniero griego Alexis Tsipras, con una propuesta más avanzada de carácter socialista. En cuarto lugar, el liberal belga Guy Verhofstadt, que se define como de centro derecha, y en quinto lugar la joven ecologista Ska Keller, apoyada por el Partido Verde, cuyo programa es más o menos afín con los de los candidatos social-demócrata y de la Izquierda. Las encuestas pre electorales han dado resultados dudosos. Las tres candidaturas de oposición de centro izquierda, en su conjunto hacen prever la posibilidad de un pacto que podría darles el dominio de la Comisión Europea. Y eso sería una muy mala noticia no sólo para las propuestas neoliberales del momento… más que eso, sería una pésima noticia también para Estados Unidos y para el papel relevante que ha venido alcanzando la presencia militarizada de la OTAN. De hecho, socialdemócratas, socialistas y verdes, han declarado su rechazo al gobierno de facto de Ucrania, tras el derrocamiento del presidente Yanukovich, y su oposición a sanciones contra Rusia. Y más allá de eso, también esas tres listas se oponen fuertemente a suscribir el tratado de libre comercio con Estados Unidos, que ha sido la bandera principal tanto del gobierno de Barak Obama, como del actual gobierno europeo. Además, rematando el panorama de cambios, también las tres candidaturas del centro y la izquierda han destacado su interés de integrar a Europa y Rusia en una alianza económica, tecnológica y social. Ellos ven a Rusia como una nación esencialmente europea que puede asociarse a una profunda transformación para salir de la crisis de occidente.   Pero no sólo se están enfrentando las posturas clásicas de política socializante versus el liberalismo militarizado de Estados Unidos. Desde el centro a la derecha, hay también una lucha enconada. Por lo pronto, el gobierno conservador de Gran Bretaña mantiene sus críticas a la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, al menos en los términos actuales, y mantiene su proyecto de convocar a un plebiscito para que los británicos decidan si se van o se quedan, y si se quedan, que definan en qué condiciones lo aceptarían. Fuera de los conservadores británicos, también otros partidos aparecen opuestos a Unión Europea, e incluso son partidarios de que se acabe la Unión y se vuelva a los gobiernos nacionales. Las principales figuras de este sector de los nacionalistas “euroescépticos” son la francesa Marine le Pen, del partido Frente Nacional, de extrema derecha… El holandés Geert Wilders, del Partido Libertario, fuertemente nacionalista y opuesto a la inmigración incluso de ciudadanos de la misma Unión Europea… Y el inglés Nigel Farage, del Partido Independentista, también nacionalista duro. Este último con un apoyo previsible de hasta un 31% de los votos. Es decir, una minoría grande, imprescindible para cualquiera coalición de gobierno. Y todavía más, se suman los movimientos secesionistas europeos, encabezados poderosamente por el movimiento separatista de Escocia, que postulan alejarse de la conducción de Londres y de Bruselas, para asumir una posición de neutralidad muy fuerte, similar a la de Islandia y Finlandia. Y también los secesionistas del norte de Italia y de Cataluña, en España. Es decir, pareciera que en conjunto existe una poderosa mayoría que coincide en censurar al actual gobierno europeo y hace prever un posible cambio de rumbo de 90 grados para Europa.   En realidad, la gran crisis económica del 2007 tuvo un efecto demoledor para la política tradicional europea, agravada por dos hechos muy concretos. Uno, la pérdida de competitividad en los mercados mundiales, conquistados por las economías emergentes. Y dos, el endeudamiento enorme de los gobiernos y de las personas naturales. Desde los años 90, con la borrachera triunfalista neoliberal, los gobiernos se endeudaron tratando de sustentar una política de bienestar, confiando en que más adelante las deudas se pagarían solas. Y a la vez, las financieras y los bancos abrieron enormes líneas de créditos a las personas, principalmente a través de hipotecas, en condiciones engañosas que llevaron a que la gente se endeudara más allá de su posibilidad de pago. En estos  momentos, aplicando drásticas medidas de austeridad y lanzando a millones de trabajadores y jóvenes a la cesantía, los economistas oficiales aseguran que ya Europa no está en recesión. Pero que la reactivación es muy, muy tenue. Alemania, que es la más fuerte, sólo crecerá un máximo de 1,9%, y los demás países de Europa crecerán todavía menos o bien se contentarán con no tener recesión. Pero, para comenzar a crear fuentes de trabajo y aumentar la capacidad de compra de la gente, se necesita que haya un crecimiento superior al 3,5%. O sea, como lo reconoció el Fondo Monetario Internacional, Europa sigue hundida en la crisis y no encuentra un camino de salida. Y ya es de conocimiento público, al menos para la gente de la clase media, el informe oficial de la OCDE, la Organización Mundial de Cooperación y Desarrollo económico, las políticas aplicadas tanto por Estados Unidos como por la Unión Europea, sólo han favorecido realmente a los bancos e instituciones financieras. Según el informe de la OCDE, el 1% de los europeos y estadounidenses han tenido aumento real de sus ingresos, mientras que el 99% restante ha visto sus ingresos reducidos en más de un 4%, mientras los precios se han elevado en un porcentaje similar. En Estados Unidos, el1% de los más ricos acapara el 20% de las rentas, y en general los más ricos han incrementado sus rentas en alrededor de un 70% entre 1990 y 2010. Ante eso, la OCDE advierte que la gente no podrá salir de su endeudamiento, y que sólo una reforma muy drástica en los impuestos a los más ricos podría permitir un escape. Entre las propuestas que se están barajando, se cuenta un aumento cuantioso en el impuesto a la herencia, aplicado sobre todo a las herencias de capital y finanzas. Y, todavía más, se está barajando la posibilidad extrema de llegar a la condonación de las deudas impagas de las personas naturales. El Estado absorbería el costo de eso, aplicando nuevos impuestos a los más ricos, e incluso, al menos en el caso de Grecia, la Unión Europea podría llegar a la condonación también de la deuda pública. En el caso de Irlanda, que ya no necesita recibir créditos de auxilio de la Unión Europea, se confirmó sin embargo que el endeudamiento nacional llega, fíjese Ud., al 400 % de todo el producto nacional bruto. O sea, sólo para pagar los intereses de  la deuda, Irlanda necesitaría tener un crecimiento anual superior al 4%.   Esta semana, los candidatos de centro izquierda y sus afines realizaron intensas actividades de campaña. Socialistas españoles se presentaron ante el electorado de Alemania, los socialdemócratas alemanes se presentaron junto a los socialistas de Barcelona, y lo mismo en Francia, Italia, Polonia, en fin, haciendo un llamamiento abierto a que el electorado concurra a las urnas para encarar a una derecha fracasada. Por primera vez parece estar produciéndose una reacción de movilización político social de las bases europeas que hasta ahora parecían aturdidas, indiferentes o incapaces de considerar la posibilidad de cambiar las cosas. Las encuestas más prestigiadas de Europa, incluyendo la estadounidense PEW, coinciden en que esta vez se advierte un aumento muy fuerte en la intención de voto. En Francia y Gran Bretaña, donde la participación de la gente rondaba apenas el 26% en las elecciones de la Unión Europea, ahora se prevé que habrá una participación entre el 48 y el 52%. Si la participación de la base electoral llegase a esos porcentajes, eso implicaría que comenzó a producirse un auténtico proceso de movilización social, que presumiblemente apuntaría a una transformación profunda de las estructuras y las estrategias europeas, sobre todo ante el resto del mundo. Según varios importantes diplomáticos europeos, se advierte ya un consenso en que para la Unión Europea la única alternativa para salir adelante está en la integración más allá de las fronteras de Europa. De ahí el replanteamiento de la colaboración entre Europa y Cuba, Venezuela e Irán, y, por supuesto, la ya planteada posición de las grandes empresas europeas, de mantener y acrecentar las relaciones y asociación con Rusia. Es decir, se prevé entonces un alejamiento entre Europa y Estados Unidos. No necesariamente un divorcio o una ruptura, pero sí una redefinición de los intereses y las prioridades entre Europa y Estados Unidos. Y cuando se trata de dos regiones tan decisivas para la economía y la estrategia mundial, ese replanteamiento sin duda tendrá un efecto enorme y bastante rápido.   Esta semana, un número inesperado de grandes medios noticiosos, incluyendo el grupo alemán Der Spiegel y el conglomerado británico The Guardian, The Observer y The Independent, mostraron un cambio de tono en su cobertura de la crisis de Ucrania. De hecho, el martes, el periódico The Guardian publicó una extensa columna del analista australiano John Pilger, en que se denuncia que Estados Unidos está arrastrando a Europa hacia una guerra con Rusia. Una guerra que Europa no desea, y que no le conviene a ninguna de las naciones de la Unión Europea. Y en su análisis, Pilger señala que la política militarista y autoritaria de los sucesivos gobiernos de Washington está volviéndose en contra del propio Estados Unidos a la vez que lo está enajenando de sus más valiosos aliados, no sólo de Europa sino también del oriente medio, incluyendo al propio Israel. De hecho la prensa de Israel reveló que Washington habría intervenido para bloquear una venta de armas israelíes para Polonia, por un valor de más de 10 mil millones de dólares, para favorecer a las empresas de armas norteamericanas. Asimismo, la prensa europea ha reactualizado dos asuntos que resultan particularmente humillantes para los europeos y el gobierno de la Unión Europea. Uno de ellos, por supuesto, fue el caso de la vice ministra de relaciones exteriores de Estados Unidos para Europa, doña Victoria Nuland, y su famosísima salida de “Fuck the European Union”. Lo que se está destacando ahora es que la prensa de Estados Unidos y la prensa oficialista europea, enfocaron esa salida de la Victoria Nuland sólo como una grosería obscena, de mal gusto, pero por último algo espontáneo, natural. Pero lo medular de aquella grabación del diálogo entre  la subsecretaria de Estado para Europa y el embajador de Estados Unidos en  Ucrania, no fue la obscenidad del lenguaje, sino el contenido de la frase, que implicaba un desprecio absoluto por los gobiernos europeos y las decisiones de la Unión Europea. Y con ello, se implicaba también que el actual gobierno de la Unión, y los gobiernos nacionales de Europa, aceptaron en forma obsecuente y sumisa obedecer las órdenes de Washington incluso en contra de la propia Europa. Y el otro asunto que salió a luz fue el desprecio, próximo a la repugnancia, que produjo en la cúpula política de Estados Unidos el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz al recién electo presidente Barak Obama. Según diplomáticos noruegos y personeros del comando presidencial de Obama, el propio Jefe del Estado Mayor de la campaña de Obama, Rahm Emanuel, actual alcalde de la ciudad de Chicago, llamó al embajador de Noruega para representarle que el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz era un acto de adulación servil, que no podía tomarse en serio y que no favorecía en  nada al presidente Obama. Es grave que la gente de Europa se reencuentre con esas noticias cuando llega el momento de elegir las nuevas autoridades de la Unión Europea.     No es posible predecir qué porcentaje de la base social europea va a responder a los llamados intensos que están formulando sus líderes políticos. Pero si la participación alcanza a cerca del 50%, querría decir que la vieja Europa está sacando fuerzas de flaqueza. Y eso, indudablemente, por la movilización de la gente joven, los menores de 30 años, dentro y fuera de la zona del Euro, que están respondiendo a llamamientos para cambiar  el paradigma, cambiar los modelos económicos, políticos y culturales de Europa. Una expresión con mucha fuerza ha sido el llamado “Manifiesto para Europa”, suscrito por un impresionante grupo de académicos, economistas, hombres de ciencia, periodistas y artistas de Francia y Alemania, encabezados por el joven economista francés Thomas Picketty. Allí, se plantea la necesidad de poner término a una organización envejecida, antidemocrática e inepta, de una Unión Europea diseñada por economistas con las doctrinas fallidas del neoliberalismo de 1990. Para ello, llaman a que la Unión Europea se fortalezca con el vigor de una nueva juventud, y sea capaz de  alcanzar una integración completa, convirtiendo a toda Europa en un solo estado Federal, uniendo  sus leyes y procedimientos, aunando sus cargas tributarias y sus políticas de desarrollo. Una unión a partir de la diversidad característica de Europa, sumada a las voluntades de volver a encontrar un futuro  de justicia, solidaridad y paz. Suena bonito, ¿verdad?     Bueno, el jueves 22 comienzan esas elecciones que culminarán el domingo 25, justamente cuando en Ucrania se estaría produciendo aquella estrambótica elección en que los opositores están siendo atacados militarmente y sus ciudades son calificadas de “organizaciones terroristas”. Las intervenciones de Estados Unidos suelen tener esos efectos extravagantes. Y hablando de esas cosas. El domingo pasado, analicé que las acciones de China ante Vietnam serían parte de una operación estratégica apuntada contra Japón, y que China se preparaba para hacer algo posiblemente en Filipinas. Pues bien, mi análisis quedó demostrado casi instantáneamente esta semana, cuando Filipinas denunció que China había tomado posesión de hecho de los islotes Spratly, en disputa dentro del Mar de la China, y que había construido ya una pista de aterrizaje. Ante esos hechos, Japón y Estados Unidos han tenido que conformarse con declarar que China está realizando acciones provocativas y peligrosas.   Así pues, la vieja madre Europa está en trance de rejuvenecer o hundirse en la senilidad. Y eso puede tener efectos sorprendentes. Como que Europa todavía tiene sangre buena en sus venas. Hasta la próxima, amigos. ¡Cuídense!     Fuente Imagen: http://www.lavanguardia.com   Relacionados: [AUDIO] Crónica de Ruperto Concha: Bisagras de la Historia Crónica de Ruperto Concha: La sombra de Ucrania. 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