Parte 1
Parte 2
Todos sabemos que bastaría detonar un 10% de las bombas atómicas que están listas para lanzarse, y la totalidad de la vida de nuestro planeta sería borrada para siempre.
Los escasos organismos que pudieran sobrevivir, serían completamente ajenos a la vida como la conocemos. ¡Todos sabemos eso!
Y sin embargo, en un delirio de militarismo sociopático, las llamadas “potencias occidentales” nos mantienen al borde de una guerra nuclear, básicamente contra China y Rusia…
Todos sabemos que la vida en nuestro planeta está determinada por la química, la física y la biología. Y sin embargo no parece importarnos que esa base fundamental de leyes inexorables esté sufriendo los peores cambios en millones de años.
También sabemos todos que los seres vivos nos necesitamos unos a otros, en particular los seres humanos.
Y sin embargo está claro que cada vez hay más gente que odia a los demás y desprecia a la naturaleza.
¿Qué le está ocurriendo a nuestra civilización?
Allá lejos, bien al fondo del pasado, casi todas las nacientes civilizaciones concibieron la idea de que hubo un Divino Creador del mundo, de la vida y de la gente. Un dios. Y que ese dios podría haber sido un poquito chambón, pues los seres humanos no le salimos suficientemente bien hechos. Y, claro, las leyendas coinciden en decir que ese dios decidió matarnos a todos, echarnos a la basura y volver a empezar con algunos elegidos.
Supuestamente, esa segunda humanidad fue mejorada y el dios no volvió a perder la paciencia. Más bien pareciera que nos dejó a nosotros castigándonos solitos unos a otros.
Hubo también otras leyendas que imaginan que la vida de nuestro planeta fue un experimento realizado por seres extraterrestres. Más aún, algunos escritores como H.P. Lovecraft, llegaron a afirmar que esos extranjeros nos crearon sólo por un descuido, o incluso como una especie de broma macabra.
Pero, bueno, finalmente gracias a nuestros hombres de ciencia ahora tenemos bastante claro que, en una no muy lejana coyuntura de antiguos cataclismos, y sin más ayuda que la del angelito de la guarda, nos separamos de los demás simios y nos pusimos a surfear en la evolución, haciendo cosas raras, cada vez más raras, como empezar a caminar sobre las patas traseras, botar la mayor parte del pelo corporal, ingerir alimentos muy ricos en fósforo, calcio y sal, en fin…
Y así, haciendo y haciendo cosas raras, nuestros remotos antepasados, los “ramapitécidos”, bien pronto se convirtieron en los animalitos más temibles de las selvas y las sabanas, aunque eran más chicocos y más flacuchentos que un chimpancé.
Bueno, oiga, esos remotos abuelitos nuestros fueron dejándonos señales, rastros, mensajes, y ahora, al tratar de conocerlos a ellos, quizás podríamos conocernos a nosotros mismos.
Como hemos comentado antes, hay un número cada vez mayor de personas del más alto prestigio académico, político y moral, que están lanzando advertencias sobre un colapso generalizado a nivel mundial no sólo de la economía y las estructuras políticas actuales, sino, mucho más profundamente, sobre nuestra civilización en sí misma.
Personajes geniales como Jack Fresco, de Estados Unidos, un autodidacta de cerebro brillante que, habiendo comenzado en la pobreza, amasó una fortuna inmensa haciendo inventos en los más diversos campos. De hecho revolucionó la aeronáutica con sus nuevos diseños de control de aviones, inventó nuevos sistemas de procesamientos industriales, en fin, al igual que Bill Gates, sin haber obtenido ningún título universitario, Jack Fresco diseñó sistemas de producción y de generación de valor agregado que en poquísimos años lo convirtieron en uno de los 500 hombres más ricos del planeta.
Pues bien, de este extraordinario Jack Fresco prácticamente no se habla… fuera, claro, de la comunidad de los que siguen creyendo que todavía es posible encontrar una alternativa bondadosa antes de que se produzca un derrumbe descontrolado del mundo que conocemos.
Jack Fresco mantiene en el estado de Florida una vasta organización social y económica experimental, llamada el Proyecto Venus, en que con su gente exploran nuevos conceptos económicos completamente distintos tanto del capitalismo neoliberal como del capitalismo de estado.
Se sabe que su teoría económica no se basa en el lucro ni en la ley de oferta y demanda, sino en la generación de valor agregado en términos de la satisfacción de necesidades. No he tenido todavía mayor información sobre el Proyecto Venus, pero claramente esa organización ha prosperado y se ha enriquecido sin experimentar el fenómeno del “crecimiento económico”.
Personas como Jack Fresco han comenzado a reunirse bajo el lema “No hay que rendirse”. Ese grupo está siendo llamado simplemente “Los Veteranos”, The Elders, aludiendo no sólo a que son gente más bien mayor, por su edad. De hecho aluden a que todos ellos son aguerridos luchadores y activistas en la defensa de la paz y de la justicia, y se reunieron por iniciativa de Nelson Mandela, en 2007.
Entre ellos destacan personajes como el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, o el ecologista y ex primer ministro de Noruega, Dr. Gro Harlem Brundtland, junto al ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, y la jurista especializada en derechos humanos Hyna Jilani.
Una de las figuras más atractivas de este grupo de los Veteranos es en realidad sumamente joveny buena moza. Se trata de Ann Writh, de sólo 29 años, que es coronel en retiro del Ejército de Estados Unidos, y ha publicado un impactante libro titulado “Disidencia: Las Voces de la Conciencia”.
Durante una muy poco conocida reunión en Honolulu, entre el 29 y el 31 de agosto recién pasado, el grupo de los Elders, los Veteranos, trazó un plan de acción apasionada e intensa para promover una estrategia de salvataje del mundo creando alternativas, económicas, sociales y políticas.
La convocatoria es a que la gente se entere de la gravedad del peligro inminente, y ejerzan presión sobre los candidatos políticos y los dirigentes sociales y sindicales, para generar una presión que finalmente impulse los cambios legales y sociales necesarios, de cara a una base social bien informada, bien resuelta y bien dispuesta a defender sus puntos de vista.
En Estados Unidos y Europa, los analistas prevén una crisis política que viene a sumarse a la crisis económica. En las próximas elecciones parlamentarias de Estados Unidos ya hay un consenso, refunfuñado, de que los demócratas van a perder su mayoría en el Senado, y con ello todo el legislativo quedará bajo control de la oposición.
La figura del presidente Barack Obama parece gravitar negativamente sobre las esperanzas de los demócratas, con el peor rechazo de opinión pública, no sólo en Estados Unidos sino también en toda Europa Occidental.
En Gran Bretaña, el plebiscito de Escocia, el próximo 18 de septiembre, se prevé cada vez más claramente como un triunfo de la independencia de Escocia, aunque manteniendo su adhesión a la Corona Británica como jefatura de estado, o sea, la reina Isabel va a ser Isabel de Inglaterra y de Escocia.
En España, el traqueteado partido socialista, renovado y de tercera vía, ya perdió el liderazgo de la izquierda y de la centroizquierda, cediendo el paso al nuevo partido Podemos, que ha aglutinado a la oposición contra el régimen derechista de Mariano Rajoy, el cual aparece destinado a la derrota en las elecciones generales del próximo año.
En Francia, el gobierno del también socialista renovado François Hollande está en el peor momento de rechazo popular, tanto desde la izquierda como desde la derecha, que lo acusan de ser obsecuente a Estados Unidos, traicionando los intereses de la nación.
O sea, la crisis de Ucrania, unida a los enormes desembolsos de créditos de auxilio para el gobierno de Kiev, están precipitando un efecto político más rápido que lo previsto. Pero varios de los principales analistas europeos coinciden en que el enojo de la base social se refiere más que a la pobreza, a las muestras de corrupción y de codicia desmesurada de las grandes empresas.
De hecho, ya se está evitando hablar de “pobreza”, y se prefiere denunciar la desigualdad en la distribución de la riqueza.
También en Europa, muchos dirigentes del Partido Laborista están llamando a una reforma profunda en el sistema de impuestos y de estímulos económicos, a fin de evitar que los aportes estatales sigan beneficiando a las empresas y no a los trabajadores.
Y también allá se está haciendo un llamado para que los dirigentes de las bases sociales le planteen directamente sus exigencias a los candidatos que llegan a pedirles el voto.
Uno de los elementos más notorios de la evolución en las demandas de la base social es que la gente no parece necesariamente estar en contra de las medidas de austeridad y reducción del gasto social. Las encuestas revelan que hay un 52% de la gente que se declara conforme con esas medidas y no encuentran que el empobrecimiento de los trabajadores sea demasiado grave.
En cambio, sí hay violento rechazo a la política neoliberal que convierte al trabajo en una mercancía barata y que permite que los empresarios obtengan grandes beneficios que no llegan a los trabajadores.
De hecho, se siguen sumando situaciones de desobediencia civil, huelgas, protestas e incluso desacato a órdenes del gobierno. El miércoles se informó en Londres que ya son numerosos los funcionarios del cuerpo de bomberos que se niegan a participar en operaciones de desalojo de viviendas por deudas de sus ocupantes.
O sea, mientras la gente común de Europa se muestra dispuesta a apretarse el cinturón, en cambio se muestra indignada por lo que califican de colusión entre las grandes empresas y la clase política burocratizada.
En estos momentos están circulando intensos llamamientos a movilizaciones en toda Europa en el Día Internacional de la Paz, el próximo 21 de septiembre. Y el rasgo más especial de esta convocatoria es la unificación, fíjese usted, de los conceptos de Ecología y Paz.
El escritor norteamericano David Swanson ha despertado un fervoroso entusiasmo entre los jóvenes europeos, que agotaron sucesivas ediciones de sus libros “Cuando el Mundo Prohibió la Guerra” y “La Guerra es una Mentira”.
El fenómeno de entusiasmo por un escritor recuerda lo que ocurría durante la Revolución Hippy en la década de los 60, con escritores como Theodor Adorno, Erich Fromm o Berthold Brecht.
O sea, una vez más encontramos a decenas de miles de jóvenes inmersos en un nuevo entendimiento de la política y de la sociedad, que desafía a los partidos políticos tradicionales. Según el propio David Swanson, se trata ya no sólo de denunciar el militarismo y la brutal destrucción de los recursos del planeta.
Más allá de lo que se denuncia, ahora se están formulando propuestas y exigencias concretas. Sabemos, dice, que el capitalismo reaccionará con ferocidad, pero sabemos también que somos una mayoría abrumadora, inteligente y dispuesta a defender políticas reales en defensa de nuestro derecho a tener un futuro. ¡Se las trae el muchacho!
Y cuando un periodista le preguntó a Swanson si no cree que este sea un movimiento de jóvenes soñadores, contestó en forma tajante: Soñadores son los que siguen creyendo que pueda terminar bien esta ruina ecológica del planeta y la imposición de estados policiales disfrazados de democracia.
Otro escritor que ha irrumpido en el público juvenil es Randall Amster, con su Libro Peace Ecology, Ecología de la Paz, en que desarrolla estrategias de movilizaciones juveniles suficientemente intensas y fuertes como para desalentar el militarismo de la OTAN y el desvío hacia la industria de armamento de inmensos recursos que debieran canalizarse a la protección ambiental y el desarrollo de industrias y nuevas tecnologías ecológicamente sanas.
En realidad, la mayoría de los grandes periódicos, los canales de televisión y los mega consorcios noticiosos han perdido credibilidad. De hecho, provocó burlas un editorial del diario New York Times en que invitaba a los jóvenes a adherir a los movimientos ecológicos como parte de las acciones seguridad nacional.
El mismo Randall Amster comentó: “No son los desastres ecológicos los que provocan guerras y terrorismo. Son las guerras y el terrorismo las que provocan el desastre ecológico, sobre todo al justificar la inmensa polución de la industria bélica.
En estos momentos, hay una sequía desastrosa que afecta desde California hasta el Brasil, llevando la ruina a millones de familias campesinas latinoamericanas y encareciendo demencialmente el suministro de agua potable en las ciudades.
En California, EEUU, con una temperatura de más de 40 grados Celsius, se teme ya que la sequía se prolongue por más de una década, y se admite que podría incluso prolongarse por más de 50 años.
En el norte de México la sequía es todavía peor y la mayor parte de América Central está convirtiéndose en un desierto reseco. En Colombia, miles de cabezas de ganado y un número inimaginable de animalitos silvestres, han muerto de sed, por falta de agua.
Gran parte del Perú y la mayor parte del sur de Brasil están sufriendo una ruinosa falta de agua e incluso han comenzado a agotarse los acuíferos subterráneos profundos.
Y en tanto, en los océanos, el aumento de la temperatura unido a la saturación de sustancias polucionantes, están provocando desertificación de vastas zonas marinas y la aparición de especies que eran propias de las profundidades y ahora salen a la superficie. Sobre todo se trata de medusas y otros invertebrados.
De hecho, por primera vez en las playas de Chile este año aparecieron medusas venenosas del tipo Fragata Portuguesa, cuya picadura puede provocar la muerte.
En realidad, la actividad humana está inyectando una suma creciente de polucionantes y factores de desequilibrio en el medio ambiente de nuestro planeta. No sólo sustancias químicas y residuos tóxicos. También alteraciones indirectas, destrucción de reservas naturales donde se está produciendo día a día el misterioso proceso de evolución de las especies.
En Inglaterra hay un escándalo porque una empresa constructora se propuso destruir uno de los últimos sitios de nidificación de los ruiseñores, esos pajaritos que cantan melodías increíblemente bellas y dulces.
La destrucción de ese refugio es, fíjese usted, para construir un conjunto habitacional elegante, con mall, estadio y centros de entretenimiento.
Como fuere, la reacción de la gente ha sido tan fuerte, que ahora es poco probable que el proyecto pueda seguir adelante. Al parecer, ya nadie querría irse a vivir al lugar donde exterminaron a los ruiseñores.
Más aún, junto a la movilización juvenil del Día Mundial de la Paz, se está produciendo también una reacción más sorda de temor por la posibilidad de que la crisis de Ucrania pueda arrastrar a Europa a una guerra.
Incluso están circulando por Internet documentos y guías de acción de autodefensa en el caso de que una guerra destruya los sistemas normales de abastecimiento y sanidad. Se prevé que va a haber falta de agua potable, falta de combustibles y de alimentos frescos. En un enorme número familias en toda Europa están haciendo acopio de provisiones duraderas y tomando iniciativas de protección vecinal mutua.
Se estima que un desastre social unido a una guerra puede provocar niveles inimaginables de caos, incluyendo la aparición de caudillos y jefazos improvisados dispuestos a imponer sus mandatos.
Sólo después de una angustiosa y caótica arremetida inicial, quizás las comunidades podrían restablecer algún orden, haciendo prevalecer la inteligencia y la solidaridad, junto a la valentía.
¿Sería que la catástrofe de una guerra pudiera funcionar como un diluvio pestilente, para borrar esta civilización demencial, incapaz de dar felicidad a nuestra gente?
A partir de mañana podré ya iniciar el envío de dossiers de antecedentes que ofrecí y que muchos tuvieron la gentileza de enseñarme un modo de hacer despachos múltiples de correos.
He traducido los textos, con excepción de una pintoresca publicación del periódico británico The Economist, en que se hace un elogio de la guerra como generadora de riqueza y prosperidad para las naciones.
¡Vale la pena ver eso tal cual, y en su propia salsa!
Hasta la próxima, amigos. Cuídense. Es necesario. ¡Hay peligro!
Fuente Imagen: http://historiadoreshistericos.files.wordpress.com
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