Parte 1
Parte 2
Hoy, en Suiza, desde tempranito, la ciudadanía está participando en un referéndum convocado a petición del nacionalista Partido del Pueblo Suizo. Y el tema es “Salvar el Oro de Suiza”. Parar en seco cualquier venta del metal precioso, repatriar todo el oro que esté depositado en el extranjero, y dar comienzo a la compra de un equivalente al 20% del total de las reservas monetarias de aquella nación.
Los opositores han tratado de burlarse preguntando irónicamente: ¿Salvar el oro de Suiza? ¿Salvarlo de quién? ¿De la mafia o de los terroristas?
Pero la respuesta es severa: No. Hay que salvar el oro de Suiza de esos financistas que están manejando el Banco Nacional. Esos mismos que ya entre 2000 y 2005 vendieron, a precio vil, 1.300 toneladas de oro, y luego otras 250 toneladas de oro entre 2007 y 2008.
Bueno, eso fue justo cuando los grandes banqueros en contubernio estaban manipulando el mercado del oro y de la plata, haciéndolo bajar artificialmente de precio, a fin de diluir el impacto de las monstruosas emisiones de dólares sin respaldo que estaba iniciando Estados Unidos, seguido respectivamente por sus monedas por Europa y Japón.
Los banqueros del gobierno dijeron que se habían asustado tanto, creyendo que el oro iba seguir bajando, y se apresuraron a cambiar esas 1550 toneladas de oro, por poco menos de 60 mil millones de dólares.
Pero a los pocos meses el precio del oro se recuperó fuertemente, casi triplicando lo que los banqueros suizos habían cobrado. O sea, por estupidez, por cobardía o por alguna otra oscura razón, esos banqueros realizaron una maniobra en que Suiza perdió 120 mil millones de dólares, y en cambio entregó más de la mitad de todas sus reservas en oro metálico.
120 mil millones de dólares que otros, sin rostro y sin nombre, se embolsicaron.
En realidad, en estos momentos todos los observadores inteligentes han tomado nota de que China y Rusia están comprando grandes cantidades de oro. Y que, además de las onzas de oro compradas oficialmente, han adquirido toneladas de oro a través de discretos operadores internacionales, e incluso, han comprado también a algunos vendedores clandestinos.
Por ejemplo, se sabe que el Estado Islámico ha capturado cantidades muy grandes de oro y de plata, que está utilizando para financiar su guerra. Paga sus armas y vituallas en oro, sin que quede documentación alguna de aquellas transacciones.
Pero se sabe además que la manipulación artificiosa del precio del oro ha comenzado a fallar, mientras se generaliza la desconfianza por la economía occidental y la confiabilidad de las monedas occidentales, el dólar, el euro, la libra esterlina, el franco suizo y el yen japonés.
Ya la más robusta de las economías de Europa, la de Holanda, en forma muy disimuladita, se las arregló para repatriar las 122 y media toneladas de oro, con un valor de casi 6 mil millones de euros, que estaban depositadas en Nueva York.
La eficiente acción holandesa para recuperar su oro, contrastó muy fuerte con el fracaso del intento de Alemania, que había anunciado oficialmente el año pasado su decisión de repatriar 300 toneladas de oro depositadas en Nueva York, pero que no logró repatriar más que en 5 raquíticas toneladas.
Desde Nueva York dieron varias explicaciones pero sonaban a hueco. Por ejemplo, que pasaba que los lingotes alemanes, fíjese, tienen un reborde, así, saliente que no es igual que los lingotes sellados en Londres… y además que es terriblemente caro transportar el oro desde Nueva York a Berlín, y otras cosas por el estilo.
Finalmente, hace un par de semanas, la primera ministro Angela Merkel puso cara de buenita y dijo que en fin, que para qué iban a traer ese oro de vuelta a Alemania, que mejor sería dejarlo en Nueva York no más.
Fue la misma cara de buenita que puso la semana pasada, cuando ordenó que Alemania se desista de enjuiciar a los servicios de espionaje de Estados Unidos por las intromisiones ilegales en los correos electrónicos de ministros, altos funcionarios militares e incluso en los correos personales de la propia Merkel.
Ahora dijo que no, que ella había llegado a la conclusión de que no había pasado nada. Que eran puras copuchas, nomás.
Es decir, algo le pasó a Alemania, que la llevó a entregar la oreja, completamente. Mientras Holanda, sin ningún problema, había repatriado, por barco, 121 toneladas de oro, ¿por qué Alemania en cambio no pudo hacerlo?
Muchos suponen que Holanda alcanzó a darse cuenta a tiempo de que venía un problema muy serio con el oro, y actuó cuando todavía era tiempo. Alemania fue más lerda y terminó diciendo “verdes están las uvas. Dejemos el oro allá nomás”.
También en Francia, tanto desde la derecha como de la izquierda, se está presionando al gobierno para que disponga la repatriación del oro que se encuentra depositado en bancos extranjeros. Y además, se está exigiendo al gobierno que haga una auditoría sobre la existencia real del oro que está depositado en el Banco Nacional de Francia y en las bóvedas en el extranjero donde se supone que lo tienen guardado.
Concretamente se está pidiendo que funcionarios franceses vaya a verificar personalmente que el oro de Francia está verdaderamente en esas bóvedas. Que es una realidad más real que unas simples cifras anotadas en un documento.
Y a todo esto, ya el gobierno de Kiev, en Ucrania, confirmó que en las bóvedas del Banco Central Ucraniano ya prácticamente no queda oro.
La propia gobernadora del Banco Nacional de Ucrania, Valeria Gontareva, admitió que las reservas de oro de Ucrania, según el Consejo Mundial del Oro, ascendían a 42,3 toneladas al momento en que derrocaron al presidente Yanukovich.
De ellas, 21 toneladas de oro en lingotes se encontraban en las bóvedas del Banco Nacional, y el resto estaba depositado en otros países. Ahora, según la información del propio banco, todo el oro de Ucrania ya ha sido vendido a fin de disponer de dólares para cubrir las necesidades del país.
O sea, también en Ucrania, cambiaron el oro por dólares de esos que sigue emitiendo sin respaldo la Reserva Federal de Estados Unidos. Pero, según las cuentas existentes, falta conocer el destino de más de 14 toneladas de oro en lingotes que estaban en Kiev.
Según el diario ucraniano Iskra, ese oro fue sacado por avión desde el aeropuerto de Boruspil, en Kiev. Las pesadas cajas con los lingotes llegaron custodiadas por 15 individuos uniformados de negro, con máscaras y chalecos antibalas, y armados de metralletas.
O sea, en estos momentos Ucrania sólo tiene en sus arcas billetes que cada vez resultan menos confiables y cuyo valor se determina en forma artificiosa por el sistema de compraventa de monedas entre los mismos países emisores, básicamente dólares, euros, libras esterlinas, yenes del Japón y francos suizos.
Y de todas esas monedas, únicamente el franco suizo tiene respaldo real en oro. De hecho, las reservas físicas de oro en el país son nada menos que 125 gramos de oro puro, por habitante.
Pero, ¿por qué el oro tiene ese valor que tiene? ¿Por qué durante más de 6 mil años el oro ha sido el referente máximo para la riqueza y el intercambio?
En estos momentos hay muchísimos economistas neoconservadores y neoliberales que están esforzándose en un porfiado intento de demostrar que el oro por sí mismo es casi un metal inútil y que realmente, no tiene más valor que el que le quieran asignar.
Por supuesto, esa doctrina anti-oro es parte de la manipulación que incluye castigar el precio del oro y el de la plata. Ahora las principales economías del mundo están manejando cifras gigantescas de dinero, y los bancos centrales ya ni siquiera se toman la molestia de imprimir más billetes, porque les basta con anotar electrónicamente más y más sumas de dinero que se hacen circular con un click del computador.
Para esas economías de realidad virtual, la sólida realidad milenaria del oro, de la plata y del cobre, es un desafío que ellos saben no pueden enfrentar. De hecho, Estados Unidos, sobre todo, y la mayoría de las principales economías, lo que están haciendo es adquirir cosas reales sin pagar nada real por ellas.
El cobre, las frutas, la madera, en fin, todo lo que exportamos los chilenos en dólares o en euros, lo entregamos a cambio de un dinero que en realidad pasa a tener valor sólo porque lo aceptamos nosotros a cambio de nuestros productos. Cuando aceptamos 2 dólares con 95 centavos por una libra de cobre, es nuestro cobre el que le da ese valor al dólar.
Esa es la diferencia esencial entre el dinero con respaldo en oro, y el dinero sin más respaldo que la aceptación que le encuentren en el comercio. Se trata de que el oro se extrae de las minas y luego es purificado hasta alcanzar su ley de 24 quilates. Eso tiene un costo real básico, que en estos momentos llega a un promedio próximo a mil dólares la onza.
Además, hay una cantidad limitada de oro acumulado en bóvedas de bancos, y otra cantidad que está en poder de personas, tanto en monedas de oro, como en joyas y otros objetos preciosos. Se estima, con relativa precisión, que la totalidad del oro acumulado en el mundo alcanza a 171.300 toneladas.
La producción total de oro en nuestro planeta llega en estos momentos a unas 160 toneladas por mes. Una tonelada de oro equivale a 32.151 onzas troy, y cada onza troy de oro se está cotizando a 1.167 dólares la onza.
Esas cifras definen que el oro otorga un referente invariable para el dinero que se respalda con él. Así lo reconoció el propio Alan Greenspan cuando era presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, el respaldo de oro es lo único que finalmente sostiene el valor de una moneda y de una economía.
Ello es así, porque ningún gobierno puede producir oro por decreto o por maniobra bancaria. Puede imprimir y emitir billetes, pero no oro. Es por eso que el dinero respaldado con oro tiene un valor más estable y resulta más confiable que el dinero sin respaldo.
En estos momentos, según el Fondo Monetario Internacional, el endeudamiento de los estados más ricos ha superado miles de veces la posibilidad de que el dinero que se debe pudiera tener respaldo metálico en oro o plata.
De ahí que los tres gigantes de la economía asiática, China, Rusia y la India, hayan iniciado ya hace varias décadas, una silenciosa acumulación de oro. En el momento en que la deuda de los occidentales ya no pueda ser servida a sus acreedores, el respaldo real en oro nuevamente va a ser decisivo.
Y al parecer demasiado tarde, los países ricos de occidente se han dado cuenta de que la manipulación del precio del oro se les ha escapado de las manos y que necesitan desesperadamente recuperar sus reservas nacionales en metálico, cuanto antes.
Y fue en esas circunstancias que, la semana pasada, comenzó a quedar en descubierto una situación del más extremo peligro para la supervivencia del dólar y de la mayoría de las actuales monedas.
Ocurre que el oro y también la plata no se transan en los mercados abiertos ni en las bolsas de valores, sino en el oscuro seno de, sobre todo, dos grandes organizaciones, una con sede en Londres y la otra en Nueva York, Estados Unidos, respectivamente. Esas entidades son privadas, aunque se manejan coordinadas con los bancos centrales de varios países.
Todo el oro del mundo, oficialmente, se transa en esas instituciones sobre todo la llamada London Gold Fixin, que se complementa con la COMEX de Nueva York. Los corredores de metales preciosos participan en subastas que se van produciendo alrededor del mundo según los horarios respectivos de cada país.
Por ello, esos mercados permanecen activos, funcionando, prácticamente a toda hora. De hecho, los corredores de las subastas de oro pueden incluso hacer sus compras por teléfono.
Con frecuencia, compran oro y vuelven a venderlo en plazos extremadamente cortos. Tanto, que de hecho el oro mismo no llega a ser tocado en ningún momento, aunque los precios van variando de acuerdo a la oferta y demanda de los corredores que compran o venden en las subastas a lo largo del día.
De allí que haya muchos corredores que compran por teléfono o internet y venden a los pocos minutos. Con ello, pueden obtener ganancias considerables según vaya fluctuando el precio, y finalmente pueden embolsarse las ganancias sin haber de hecho ni pagado dinero efectivo ni tocado ni un solo gramo de oro real.
Y en ese aparato de manipulación, además, se produce el vacío que crean los traspasos de oro que hacen los bancos centrales, y que no se consideran como parte de las compras y ventas del mercado de oro.
Pues bien, en medio de ese mañoso laberinto, al parecer, en las últimas semanas los chinos y los rusos podrían haberse madrugado a los más expertos especuladores occidentales, y consiguieron apoderarse de muchísimas toneladas de oro real, verdadero, en lingotes de 400 onzas, sin tener que pagar más que una mínima parte de su precio.
La maniobra quedó en evidencia el miércoles, cuando a media mañana varios corredores comenzaron súbitamente a vender sucesivas cantidades del llamado “oro de papel”, o sea, cantidades de oro que se transan sin tocar el metal.
Fue tal la racha de ventas, que el precio del oro cayó en picada, perdiendo 20 dólares por onza, en sólo 15 minutos.
En ese momento, la tendencia se invirtió y fueron compradas 80 toneladas de oro en sólo 15 minutos. La tremenda compra volvió a disparar el precio del oro, recuperando lo perdido, y al cierre de la jornada el precio del oro había vuelto a los mismos 126 dólares la onza.
Por supuesto, los que compraron el oro en el momento más bajo, ganaron más de 52 millones de dólares en apenas 15 minutos. Pero esa ganancia no es lo más importante.
Lo verdaderamente grave es que los corredores que compraron el oro no siguieron el juego, y exigieron, obedeciendo el mandato de sus patronos, la entrega física de esas 80 toneladas de oro compradas, y procedieron a despacharlas a sus mandatarios. Por supuesto se parte de la base de que los compradores están en Rusia y en China.
Y en tanto, en Nueva York y Londres, se encontraron con que esas 80 toneladas de oro verdadero, habían sido compradas y vendidas como oro de papel tantas veces, que las transacciones hablaban de cerca de 800 toneladas. ¡Cien veces más!... 800 toneladas que no existían.
Y eso, por las compraventas de oro de papel que finalmente son sólo apuestas sobre el precio a futuro, y que parten de la base de que nadie va a tomar el oro en realidad.
Hasta el momento, parecen haberse transado ya varios cientos de toneladas de oro que finalmente sí se materializaron y el metal fue transportado a sus nuevos dueños que, en el caso de China, lo pagaron con esos mismos dólares con que los estadounidenses pagan los intereses de su enorme deuda.
¿Se fija Ud?... Si cada una de esas transacciones verdaderas interrumpen el jueguito de las transacciones en oro de papel, resulta finalmente que en las bolsas de metales preciosos ya no hay metal, y que esos miles de millones de dólares que se transan, finalmente son la figura de una estafa en que se está vendiendo algo que no existe.
En el momento en que eso se destape, y eso puede ocurrir en cualquier instante, los mercados del oro actuales se derrumbarán y el precio del oro, por supuesto se disparará posiblemente por encima de los dos mil o dos mil quinientos dólares la onza.
Interesante, ¿verdad?... Ese destape va a producirse necesariamente pronto, y posiblemente es por eso que los países más lúcidos están tratando de recobrar en su propio país y en sus propias bóvedas el oro que está en Nueva York y Londres transándose especulativamente y a precios artificialmente manejados.
Es de suponer que Barack Obama, y sus amigos Osborne, Merkel, Hollande y demases, ya saben cuan inminente es el peligro. Hay quienes creen que es posible que en Washington ya se esté hablando de nuevo y en serio, sobre el Amero, esa nueva moneda americana que, dicen, vendría a reemplazar a un dólar que está quedando, o estaría quedando, casi sin valor.
Para países como el nuestro, que seguimos haciendo nuestros ahorritos en dólares, el colapso de esa moneda podría sumirnos en la indigencia, y dejarnos dependiendo por completo de los pagos que nos hagan en moneda con respaldo real. En yuanes chinos, rublos rusos, rupias de la India.
Y, oiga, le repito. Esto puede ocurrir en cualquier momento y de manera muy brusca. Habrá que ver en tanto ahora qué pasó con el referéndum de Suiza.
¡Hasta la próxima, amigos! Cuídense, usted ve, es necesario. Hay peligro
Fuente Imagen: http://www.talcualdigital.com
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