[AUDIO] Crónica de Ruperto Concha: Pantano

Ruperto Concha / resumen.cl

Fotografía: Decenas de inmigrantes que viajaban en un velero de madera naufragaron el pasado 20 de abril de 2015 frente a las costas griegas, fueron rescatados por la guardia costera. Argiris Mantikos / Reuters. Fuente: elconfidencial.com

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¿Cómo dice aquel tango?... La comparsa de miseria sin fin desfila… Y, oiga, ¿no parece que estuviera describiendo el desfile de aquellos inmigrantes hipnotizados por entrar al supuesto paraíso europeo?

En estos momentos, hay buques de la marina italiana que están tratando de rescatar a una multitud de 3 mil náufragos que agonizan a la deriva frente a las costas de Libia. De ellos, se sabe que ya varios cientos han muerto. Son inmigrantes que quieren colarse en Europa.

En los últimos 8 meses 264.500 inmigrantes han desembarcado en las costas de Italia y Grecia. ¿Se da cuenta Ud. de lo que sentiríamos aquí en Chile, si cada año hubiesen entrado 130 mil personas desesperadas, a las que debiéramos cobijar, alimentar, proporcionar atención médica, y encontrarles al menos un trabajo rentado por cada grupo familiar?

Las imágenes son dolorosas. Algunas son desgarradoras. Pero ¿es posible acoger a esas muchedumbres, tal como nos lo exige nuestra ética cristiana?

En Alemania, el Ministro del Interior, Thomas de Maziére, señaló que este año llegarán a su país 800 mil nuevos inmigrantes, de los cuales la inmensa mayoría ingresa en forma ilegal. Y agrega con desaliento: “Vamos a recibir a esos 800 mil, pero ya no podremos recibir más”.

Ese desplazamiento enorme, a lo largo de más de una década, ya incluye a más de 30 millones de personas que actualmente lograron ingresar a Europa e instalarse más o menos definitivamente allí. Y eso sin contar con la masa de otros inmigrantes que entraron en forma legal. En Alemania se registra el ingreso de casi diez millones de extranjeros, y el año pasado estaban registrados en Alemania más de 16 millones de personas de origen extranjero, de las cuales más de la mitad ya obtuvieron ciudadanía alemana.

En Europa hay varios millones de turcos, más de un millón de ucranianos, además de otros grupos de inmigrantes de raza caucásica, provenientes de Europa Oriental, Georgia y Armenia.

Por otra parte es difícil también establecer el número de inmigrantes que hay, ya que, una vez adentro de la Unión Europea, estos hacen uso del régimen de fronteras abiertas, y se desplazan de un país a otro en busca de acomodo.

Pero el súbito aumento de inmigrantes de piel oscura, provenientes del Oriente Medio y principalmente de África, ya está apareciendo como una verdadera invasión pacífica. Una invasión de seres humanos mendigantes que parten de la base de que de un modo u otro los europeos tendrán finalmente que acogerlos. ¿Qué es lo que está ocurriendo?... ¿Cómo y por qué esas miles y miles de familias se lanzan al intento carísimo y peligrosísimo, a menudo mortal, en busca de una ilusoria alternativa de vida?

La célebre organización Resseau Voltaire, de Francia, la Red Voltaire, de periodismo investigativo, dio a conocer hace pocos días una información que fue publicada en Austria, a partir de filtraciones de los servicios de inteligencia militar de ese país que es miembro de la OTAN.

El informe fue difundido por la publicación Info Direkt, de tendencia nacionalista y vinculada a las Fuerzas Armadas austríacas, y allí se indica que este explosivo desplazamiento de masas humanas hacia Europa sólo es posible porque cuentan con un financiamiento clandestino, de millones y millones de dólares, proporcionado por la CIA y otras entidades de Estados Unidos, a fin de mantener a Europa en un estado permanente de tensión social y política.

Ya antes el periodista Thierry Meyssan, fundador de la Red Voltaire, había señalado que existen indicios muy fuertes de que la creciente invasión de inmigrantes es financiada mediante el pago de fuertes sumas de dinero, en dólares o en euros, que son pagadas a los traficantes que llevan diariamente a miles de refugiados. Según las informaciones reveladas por la publicación austríaca, y confirmada por organizaciones encargadas de control de la inmigración y el rescate de personas, los traficantes perciben sumas de entre 7 mil y 11 mil euros por cada persona que transportan.

Eso es un precio elevadísimo para la condición económica y social de estos inmigrantes. Es inimaginable que una familia de campesinos de Nigeria, de cuatro personas, pudiera pagar en dinero efectivo entre 28 mil y 44 mil euros sólo por el pasaje. Y que los aportes de esa gente financiara nada menos que 2.380 millones de euros colectados en este año por los traficantes de seres humanos.

En la perspectiva de los nacionalistas austríacos y de la Red Voltaire, Europa estaría siendo objeto de una maquiavélica operación encubierta apuntada a mantener a Europa en una situación de crisis permanente, sin capacidad de competir con Estados Unidos y sin más alternativa que obedecer dócilmente las imposiciones de Washington.

Es una visión que también están compartiendo otros movimientos políticos tanto de izquierda como de derecha.

Pero más allá de que estas denuncias puedan ser sustentadas con evidencias, aún existen otros factores que en realidad podrían explicar ese dramático éxodo de familias completas dispuestas a abandonar todo lo que poseen, por pobrísimo que sea, para lanzarse a una aventura que ellos saben puede significar la muerte de los seres amados.

Por cierto, existen los efectos caóticos de la economía neoliberal que se expresan rápidamente en corrupción, abuso, robo y desamparo de la gente común ante los oligarcas y sus esbirros. Junto a ello existe también el deterioro ambiental y la expulsión de los pequeños agricultores, productores de alimentos, por las grandes agroindustrias que están enfocadas a monocultivos comerciales destinados a la exportación.

Sin embargo, esos factores se potencian en su efecto de opresión y miseria, básicamente por la explosión demográfica. En África, en estos momentos, el índice de natalidad ha disminuido a 4.7 hijos por mujer. Es decir, cada diez parejas matrimoniales, resultan 47 hijos. Y por los avances básicos de la medicina y la higiene, la mortalidad infantil es del orden del 60 por mil en África. O sea, de esos 47 hijos presumiblemente morirán 2 durante la infancia. En realidad, pese a los intensos esfuerzos en educación sexual y planificación familiar, se prevé que la población mundial aumentará en 1.200 millones de habitantes más, llegando a 8.500 millones.

En el mundo desarrollado, incluyendo China, Rusia, Nueva Zelandia, Canadá y las dos Corea, la tasa de natalidad es inferior a 1,9 hijos por mujer. Es decir, de diez parejas, nacen 19 hijos o menos. En Japón es de sólo 1,4, o sea 14 hijos por cada 10 familias. En Chile, la natalidad está provocando un aumento de 150 mil habitantes por año, señalados por el último censo que revela un aumento de 1 millón y medio respecto del censo anterior, 10 años atrás. Es decir, el crecimiento demográfico se centra en los países de menor desarrollo social, económico y cultural, y las cifras que se prevén implican que será necesario mantener un uso abusivo de los recursos del planeta, incluyendo el agotamiento de las minas y la destrucción del medio ambiente.

Ante eso, la mayoría de los especialistas internacionales en demografía coinciden en que será necesario expandir cada vez más las ciudades a fin de concentrar en ellas, en mega ciudades, el máximo posible de la población. De hecho, ya hay actualmente más de 50 ciudades que tienen más de 20 millones de habitantes cada una. O sea, son ciudades que tienen más habitantes que todo Chile.

Junto con el aumento incontrolado de la población, los síntomas de deterioro del medio ambiente ya son inocultables incluso en países marginales como Chile, donde muchos tienen la falsa impresión de que no seremos afectados por el cambio climático. En realidad, en Chile el déficit de agua se ha mantenido a pesar de las lluvias que trajo el fenómeno del Niño, y los catastróficos aluviones inesperados de Atacama y Antofagasta. Pero, claro, ciertamente, la sequía en Chile todavía no ha alcanzado el grado catastrófico que alcanzó en Australia o en el oeste de Estados Unidos.

Mediciones satelitales de la NASA muestran, por ejemplo, que el lago Mead, que abastece de agua a Arizona, Nevada, California y Nuevo México, ha bajado su nivel en 37 metros, y ya no alcanza a proporcionar más que una mínima parte de las necesidades de agua dulce de esos estados. En California, de hecho, se está extrayendo agua de pozos tan profundos que ya están vaciando aquellos acuíferos que sostienen el suelo de toda una región. El vaciamiento de los acuíferos profundos está haciendo que el suelo se hunda en algunos sitios hasta más de dos pulgadas por mes. O sea, se está produciendo una alteración de nivel que amenaza la estabilidad de edificios, puentes y viaductos.

En tanto, en el sur de Europa, el norte de África, Medio Oriente y el Asia Central, este año las temperaturas se elevaron a niveles sin precedentes. En Libia, Egipto, Irak e Irán, se registraron temperaturas por encima de los 45 grados, lo suficiente para constituir peligro de muerte para quienes no pudieran guarecerse. De hecho, este año fue el más cálido en toda la historia planetaria desde que comenzó a realizarse medición de temperatura.

Otro de los tantos síntomas de la degradación del medio ambiente es la rápida disminución de la fauna marina, peces, moluscos y mamíferos. En todas las costas han aparecido varazones de ballenas y delfines, mientras que crías de focas y lobos de mar aparecen muertas de inanición pues no encuentran peces de qué alimentarse.

Esta semana por ejemplo, en Alaska se denunció una atroz varazón de 30 grandes ballenas, y otros casos fueron denunciados en Argentina y en Nueva Zelandia. Y recordemos que en mayo de este año en Chile se detectó la varazón de 20 ballenas al sur de la península de Taitao. Junto con eso, en todo el océano Atlántico y en los mares Mediterráneo y Negro, la disminución de los peces va acompañada por una invasión creciente de medusas. El mismo problema se está produciendo en el Océano Pacífico, alcanzando hasta las mismas costas de Chile.

No se trata de que las medusas provoquen la degradación de los mares. Lo que ocurre es que esos especímenes son capaces de sobrevivir en aguas con bajísima oxigenación, y en cambio con elevado nivel ácido y con temperaturas que superan ya en dos grados la media normal. Es decir, las medusas están ocupando el lugar que los demás habitantes de los mares están abandonando trágicamente.

Todos los científicos y expertos de todos los gobiernos, las corporaciones, las universidades y los organismos internacionales, coinciden en que si en las próximas décadas la temperatura del planeta llega a elevarse en más de dos grados centígrados, se producirán fenómenos catastróficos suficientes para desbaratar cualquier propuesta de orden mundial.

Los científicos calculan que todavía la atmósfera terrestre puede aguantar la descarga de 585 mil millones de toneladas de anhídrido carbónico, sin sobrepasar la barrera fatal de 2 grados de recalentamiento. Pero, si se mantiene la quema de combustibles fósiles en el mismo nivel que se hace en estos momentos, lanzaremos a la atmósfera cinco veces más toneladas que el máximo que nuestra atmósfera puede aguantar.

En tanto, esa misma tecnología que amenaza envenenarnos, está amenazando también las posibilidades de trabajo, sobre todo para los jóvenes. Ya en mayo pasado, estudios de las Naciones Unidas preveían que hacia 2030, aproximadamente la mitad de los actuales puestos de trabajo pasarán a ser ocupados por sistemas automáticos y robots.

Pero incluso esa proyección ya está siendo superada en estos momentos por numerosas empresas en diversos países. Esta semana se mencionó el caso de una industria de piezas para productos automotrices en China, que en poco más de 8 meses ha reemplazado el 80% de sus trabajadores por líneas automáticas y robots especializados, con lo que han aumentado su producción y la calidad del producto final.

Ya en 1973, el premio Nobel de Economía Wassily Leontief, publicó un análisis para la Organización Mundial del Trabajo, la OIT de las Naciones Unidas, un informe en que demuestra que el avance tecnológico destruye más puestos de trabajo que los que puede crear.

Hay optimistas que suponen que gracias a los sistemas automáticos de producción, los trabajadores pasarán a desempeñarse en otros puestos más altos y mejor rentados. Pero ciertamente resulta un mal chiste suponer que el obrero tornero que queda cesante en una fábrica, lo vayan a nombrar supervisor o jefe de sección. Hasta aquí, sin excepciones, los trabajadores desplazados por la tecnología, simplemente se quedan cesantes.

Bueno pues, íbamos en que todos queremos progreso social, todos queremos que la vida se enriquezca en convivencia humana, en las aventuras culturales de buscar belleza y verdad, y, sobre todo, que todos queremos entrañablemente a nuestros niños, los legítimos herederos de nuestro mundo.

Oiga, pero los niños que hoy tienen 10 años, cuando tengan 25 el 2030 y salgan de la enseñanza superior, se encontrarán con que sus posibilidades de trabajo estarán reducidas a la mitad... ¿Qué van a poder hacer? ¿Qué podrán estudiar para ganarse dignamente la vida?

Y, como se está proponiendo, ¿tendrán ellos que acomodarse a vivir zambullidos en el anonimato de millones de habitantes que estarán forzados a vivir en ciudades descomunales, y en donde finalmente no tendrán otro mundo a su alcance?

Son muchas, demasiadas, las personas que se imaginan que tener muchos hijos es expresar mucho amor. Pero hay que atreverse a la pregunta honesta: ¿Es un acto de amor lanzar a nuestros niños a la pantanosa y sucia realidad de un mundo que hemos degradado y luego no fuimos capaces de mejorar?

¡Hasta la próxima, amigos! Cuídense, es necesario, Ud. lo ve. Hay peligro.

 
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