Parte 1
Parte 2
América Latina, tan capaz de encontrar su unidad incluso en una intensa diversidad… El desafío y la epopeya del periodismo verdadero en nuestros días… y la crisis que amenaza con derrumbar las instituciones de la justicia internacional….
Bueno, esos eran los temas para esta crónica de hoy, pero, una vez más, lo urgente no deja tiempo para lo importante, y en un mundo donde sobra la plata y la comida, sobra también la miseria y el hombre es el verdugo de sus propios hermanos.
Llegó el Tercer Milenio, el siglo 21, y todo eso, pero da la impresión de que los humanos nos pusimos tontos, porros y flojos, no conseguimos aprendernos las lecciones, y nos quedamos repitiendo no sólo el año. También el siglo, y al parecer con sus guerras y todo lo demás.
En su crisis contra Rusia, Washington sigue sin darse cuenta de que le falta mucho para hacerle el peso a Moscú. Sus presiones para que Europa se agarre a balazos con Rusia llegaron a parecer exitosas. Ya en Ucrania se admite que era cierto lo que anunció el canciller Lavrov, y que ya se está dando una auténtica guerra civil donde, como siempre, los que más sufren son las familias que no combaten.
Los federalistas ya han derribado alrededor de una docena de helicópteros de ataque enviados por el gobierno de Kiev, y ahora derribaron un transporte militar de tipo Hércules, causando la muerte de sus 9 tripulantes, más 40 comandos de las fuerzas especiales de paracaidistas, y varias toneladas de vituallas y municiones.
Horas después, los rebeldes anunciaron además haber impactado a un caza-bombardero que atacaba un barro residencial. Lo incendiaron, forzándolo a un aterrizaje forzoso. El informe señala que el piloto del avión fue capturado con vida y está siendo interrogado.
El gobierno de Ucrania dice que los independentistas son terroristas. Y los rebeldes responden que el Presidente Abraham Lincoln nunca calificó de terroristas a los rebeldes sureños de la Confederación.
En fin, mientras sigue la trifulca ucraniana… ¡estalló lo que se veía venir en Irak!
El martes 10, en forma por completo imprevista, una formidable fuerza de extremistas islámicos sunnitas, afines a Al Qaeda, coparon a la desprevenida guarnición de la ciudad de Mosul, en Irak, una ciudad con más de un millón de habitantes situada 300 kilómetros al norte de Bagdad.
Los atacantes se identificaron como miembros del Ejército del Emirato Islámico de Levante, que se propone conquistar Siria, Irak y el Líbano. En cuestión de pocas horas, se habían apoderado de los importantes depósitos de armas y pertrechos estadounidenses, y alrededor de 400 millones de dólares en efectivo, que sacaron de las bóvedas del Banco Nacional.
Otras columnas del mismo ejército se desplazaron velozmente hacia otras ciudades importantes, incluyendo la ciudad de Tikrit, donde nació Saddam Houssein, que además es el más importante centro petrolero de la región noreste de Irak.
El fulminante avance del ataque hizo temer que esas milicias pudieran incluso llegar a apoderarse de la capital, Bagdad, y el presidente Al Maliki, apoyado por los clérigos chiítas, formuló un llamado a formar milicias de autodefensa.
La respuesta fue inmediata, y el ejército, repuesto de la sorpresa, inició operaciones de combate que lograron parar el avance hacia el sur, e incluso hicieron retroceder a las milicias.
Pero mientras tanto, los milicianos kurdos, aguerridos en su lucha rebelde en Turquía, llegaron a desalojar a los invasores de Tikrit. Recuperaron el armamento, auxiliaron a las tropas iraquíes, y las despacharon, ilesas pero desarmadas, hacia sus cuarteles en el sur.
Es decir, los guerrilleros kurdos en un veloz operativo oportunista, derrotaron a las milicias sunnitas de Tikrit, tomaron el control de la ciudad y, de hecho, inesperadamente, se encontraron alcanzando el anhelo histórico de al fin recobrar una patria kurda que les fue arrebatada por los europeos y norteamericanos después de la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, los kurdos asumieron ahí el control político y militar, expulsando a los invasores sunnitas, y eso no sólo sin entrar en combate contra las fuerzas del gobierno, sino protegiendo su retirada a salvo.
Ahora los kurdos han quedado controlando una buena parte de la producción petrolera irakí, que desde ya están vendiéndole a Turquía y otros compradores europeos. Y, siendo los kurdos también mayoritariamente shiítas como la mayoría de los irakíes y sirios, posiblemente lograrán negociar un entendimiento que de algún modo implicará subdividir a Irak.
Por cierto, las fuerzas islámicas sunnitas están lejos de ser derrotadas. Inicialmente se pensó que Estados Unidos podría intervenir en apoyo de Bagdad, pero luego Barak Obama descartó por completo intervenir militarmente en el terreno. Sólo anunció que enviará abundante apoyo en armamento y equipo militar, y envió nuevamente un portaaviones al Golfo Pérsico para la eventualidad de lanzar algunas bombas y cohetes de esas que Washingon usa para enseñar a otros pueblos la democracia y la libertad.
Ud sabe, ellos mantienen la vieja noción pedagógica de que “la letra con sangre entra”...
Todavía no se sabe si las fuerzas del Ejército del Emirato Islámico de Levante podrán ser aniquiladas del todo, o si habrá que pactar con ellas alguna clase de paz negociada. Pero otros factores llegaron a sumarse a la debacle ruinosa de la política exterior de Estados Unidos.
Por lo pronto, los analistas militares más expertos, tanto de Estados Unidos como de Europa y Rusia, concuerdan en que Estados Unidos fue víctima de ceguera, en su empecinamiento por derrocar al gobierno de Basher Assad en Siria. De hecho comprometió enormes recursos en apoyar a los rebeldes, desoyendo las advertencias de que Al Qaeda y otros grupos afines tenían el control protagónico de la guerra civil en Siria.
Haciendo vista gorda, Washington se hizo cómplice del envío de enormes cantidades de armas modernas y vituallas, además de vehículos y soporte satelital, principalmente de las monarquías sunnitas de Arabia.
Incluso en estos momentos, según los servicios de inteligencia estadounidense, las fuerzas islámicas sunnitas no excederían un número entre 7 mil y 10 mil hombres. Obviamente, si sólo fuesen ese número exiguo de combatientes, no podrían haber copado más de cuatro ciudades, de las cuales dos tienen más de un millón de habitantes.
Según la publicación israelí Debka Files, de gran prestigio como especialista en estrategia y espionaje, en estos momentos el Ejército Islámico del Emirato de Irak y el Levante, así como el de Hizbollá en el Libano, en realidad es el más poderoso, disciplinado y aguerrido de los ejércitos que operan en el Oriente Medio.
Sólo el ejército leal al presidente de Siria Basher Assad, ha logrado derrotarlo recuperando zonas del país que habían sido ocupadas por los rebeldes.
Ahora Estados Unidos no podrá seguir canalizando recursos para mantener activa la sangrienta guerra civil en Siria. Incluso varios gobiernos europeos concuerdan ahora en que la pacificación de Siria sólo es posible contando con la participación del presidente Assad.
Con ello se consolida una nueva geografía política del Oriente Medio, en que queda consolidado el gran corredor terrestre uniendo Irán, Irak, Siria y el Líbano. Es decir, uniendo una parte profunda de Asia, con el Mar Mediterráneo.
Y en esa unidad con abrumadora mayoría de musulmanes shiítas, se cuenta con la experiencia de amistad y apoyo que encontraron en Rusia.
¿Cómo Estados Unidos no logró darse cuenta de las inesperadas carambolas que tendrían sus guerras delirantes contra Afganistán, Irak, Serbia, Somalía, Sudán, Libia, y el África Subsahariana?...
Bueno, tampoco en los cálculos de los estrategas y espías de Estados Unidos, llegaron percatarse de los efectos que traería derrocar al presidente Yanukovich, de Ucrania, que redundó en que la península de Crimea se uniera a Rusia y que un tercio de Ucrania esté combatiendo para mantener su alianza con Rusia.
Tanto ante Ucrania como ante sus desafiantes vecinos del Ártico, Rusia ha mantenido una actitud asombrosamente conciliadora. Casi, casi, como estuviera invitando a que algún matón cometa el error de pasarse de la raya.
Pero ciertamente Rusia y sus aliados están claros de todas las coyunturas de peligro. Y de partida, el presidente Putin advirtió, sin levantar la voz, que cualquiera agresión militar contra el territorio o los intereses de la Federación Rusa, será contestada de inmediato, con absolutamente toda su capacidad bélica. Y eso incluye, ciertamente, su arsenal atómico.
Al igual que la China, Rusia no tiene ningún propósito militar sobre sus países vecinos. De hecho, en el cuarto de siglo tras la desintegración de la Unión Soviética, Rusia jamás ha tomado ni una sola iniciativa militar.
Por supuesto, ha respondido con fuerza a los movimientos terroristas islámicos de Chechenia y Daguestán, que inicialmente dejaron más de mil víctimas en atentados terroristas crudamente apuntados contra la población civil.
En cuanto al conflicto con Georgia, fue simplemente respuesta a la agresión militar georgiana contra la república autónoma de Osetia del Sur, donde había una fuerza de cascos azules de las Naciones Unidas, integrada por militares rusos, para mantener la paz luego de los combates entre los independentistas osetianos y las tropas de Georgia.
En 2008, y contando con el respaldo de Estados Unidos, tropas de Georgia invadieron Osetia del Sur y en esa operación dieron muerte a soldados rusos del cuerpo de paz. Rusia entonces respondió militarmente, expulsó a las tropas de Georgia e incursionó profundamente en aquel país para destruir y neutralizar bases militares amenazantes.
Después de eso, Rusia reconoció la independencia de Osetia del Sur y de Abjasia que enfrentaba una situación similar.
Sin embargo, en toda Europa Oriental se ha mantenido artificialmente un clima de temor por una supuesta intención rusa de invadir las antiguas repúblicas soviéticas.
Se olvidan de dos cosas fundamentales. Una, que nadie derrotó a la Unión Soviética. Ella misma fue la que resolvió desintegrarse y ofreció a las repúblicas la decisión de independizarse o ingresar a la Federación Rusa. Ninguna de las que resolvió independizarse tuvo en ningún momento que recurrir a la fuerza.
Y la otra cosa fundamental sobre el paranoico miedo a los rusos se basa principalmente en dos personajes soviéticos: José Stalin, y Nikita Khruschov. Y resulta que ni Stalin ni Khruschov eran rusos. Stalin era georgiano, y Kruschov era ucraniano.
Así, pues, Rusia aparece esperando tranquilamente que la crisis de Ucrania se encauce de algún modo mínimamente razonable. Ucrania es la que aparece empeñada en no dar soluciones. No paga su deuda de gas a Rusia, ni tampoco detiene sus operativos militares contra las zonas federalistas o independentistas, a pesar de que ellas están dispuestas a iniciar negociaciones de paz.
Mañana lunes se vence el último plazo dado por Rusia para que Ucrania pague lo que debe. Rusia ya ha aceptado concederle a Ucrania los mismos descuentos que le había dado durante el gobierno amigo del presidente Yanukovich.
Pero si mañana no hay pago, Rusia simplemente le va a cortar el gas a Ucrania, aunque con ello le tenga que cortar también el gas al resto de Europa.
Estados Unidos aparece exasperado por su propia impotencia ante Rusia, y el escaso efecto de sus sanciones que además están dañando a sus propios aliados europeos. En forma directa y amenazante, el embajador de Estados Unidos en Bulgaria instó al gobierno de ese país a paralizar las obras de construcción del gran gasoducto Corriente Sur, que llevará gas natural de Rusia y Kasakhstán a Europa, sin pasar por Ucrania.
Las amenazas del embajador norteamericano, reforzadas por dos senadores, llevaron a que Bulgaria accediera durante dos días a paralizar los trabajos. Pero luego los reanudó, con el apoyo de Serbia, Austria e Italia. Es decir, una vez más Washington aparece haciendo bullying, matoneando, sin obtener más que el resentimiento de sus propios aliados.
Igualmente, en estos momentos Francia está haciendo gestiones angustiosas para que Washington no aplique una multa brutal, del orden de los 10 mil millones de dólares, contra uno de los principales bancos franceses, como castigo por haber realizado operaciones financieras con Irán y con Cuba, sin hacer caso de las sanciones estadounidenses.
Si Washington no da pie atrás liberando al banco de esa multa, posiblemente con ello se haría muy dudosa la probación del acuerdo transatlántico de libre comercio.
Bueno, en relación con Estados Unidos, esta semana la prensa económica especializada enfocó dos temas extremadamente graves. Uno, que, pese a las cifras oficiales de que la cesantía habría disminuido a sólo un 6%, las cifras reales, contrastadas con la propia oficina del censo de Estados Unidos, reveló que el número de personas que tienen trabajo, más los que están activamente buscando trabajo, llega a sólo un 62% de los adultos, hombres y mujeres, en edad de trabajar.
Es decir, en estos momentos, en Estados Unidos hay más de un 30% de personas que no tienen trabajo y que ya no están buscando trabajo. Y, más grave aún, de esa proporción dramática, lejos la mayor parte son jóvenes de menos de 30 años.
Es decir, Estados Unidos aparece ilustrando las impresionantes palabras del Papa Francisco, que esta semana declaró que el sistema económico imperante es algo que ya no se puede aguantar, y que se está descartando, desperdiciando, a generaciones completas de jóvenes que no tienen destino ni esperanza de realización.
Concretamente, el Papa Francisco señaló que en estos momentos la humanidad se ha vuelto idólatra, adorando al dios dinero y sacrificándole las vidas de innumerables niños y jóvenes.
Y en hermoso sincronismo, también hoy está culminando, en la ciudad de Oruro, Bolivia, la Cumbre del Grupo de los 77 más China, con participación de 27 jefes de estado y jefes de gobierno, más representantes de 37 países asiáticos, más todos los países latinoamericanos, excepto México, y todas las naciones de África, además de 10 del sudeste asiático. Integran esta cumbre también China, la India, Indonesia, Sudáfrica y Arabia Saudita, y los países sudamericanos que integran también el Grupo de los 20, Argentina y Brasil.
En esta Cumbre participa también el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, quien recibirá el texto de un acuerdo de esta Cumbre en que se planteará una reforma profunda de las Naciones Unidas, y las bases para el diseño de una nueva economía globalizada sobre valores humanistas.
En gran medida este documento recoge las palabras del Papa Francisco. Una nueva economía que se basa en la necesidad humana de… vivir bien. Vivir bien. Sobre eso, cualquier cosa.
Y una última cosa, bastante alentadora. Fíjese que, a pesar de las bravatas y gestos amenazantes, una gran mayoría de los economistas, estrategas y cientistas políticos, están concordando en que todavía es posible evitar la catástrofe de una tercera guerra mundial.
Ello, principalmente porque la China no desea el colapso económico de Estados Unidos. Tanto China como Rusia contemplan una arquitectura del futuro político y económico planetario, sobre pilares de equilibrio geopolítico, una economía multipolar y un aparato jurídico de solución de conflictos, que sea suficientemente poderoso para evitar que surja un estado con ínfulas de superpotencia imperial.
Por cierto, eso implica el resurgimiento, renovado y potente, de las Naciones Unidas, y una poderosa voluntad de excluir toda posibilidad de guerra.
O quizás, un reemplazar las guerras con ardientes contiendas de fútbol, por ejemplo. Y sobre eso, el triunfo de Colombia sobre Grecia, quizás se traduzca hoy en el triunfo electoral de Juan Manuel Santos, única esperanza de alcanzar reconciliación en ese desgarrado país hermano.
¡Saber que de veras se puede, puede proyectarse lejos más allá del fútbol!
Si la extrema izquierda colombiana decidiera bajarse de sus pedestales de supuesta pureza revolucionaria, Santos puede ganar.
Si no, esos talibanes de la izquierda le habrá regalado otra victoria al uribismo neoliberal, y una continuación de la guerra civil.
Hasta la próxima, amigos. ¡Cuídense! Es necesario. Hay peligro.
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