Por Ruperto Concha / resumen.cl
Aquí, en el sur del mundo, esta noche se llega al corazón del invierno. Para los católicos, es la Noche de San Juan, para los incas era el día del Inti Raima, cuando había que amarrar al sol para que no siguiera alejándose de nosotros. Y, para nuestros mapuche, es la noche del Wue Tripantu, la Noche de Año Nuevo.
O sea, nuestros indígenas, desde muchísimo antes de que naciera Colón, ya tenían la misma noción que los europeos, de que cada año es una muerte y una resurrección, y que justo cuando se llega a la noche más larga es cuando la tierra despierta en su seno el primer embrión de un nuevo año.
Los europeos, claro, son arrevesados y su noche más larga la tienen el 24 de diciembre, fecha en que los romanos celebraban la fiesta del Sol Invicto, que los cristianos convirtieron en la Fiesta del Nacimiento de Jesús.
Pero lo nuestro es la Noche de San Juan y el We Tripantu. Noche de brujas y noche de renacimiento, cuando pareciera que tocamos fondo y poco a poco todo comienza a arreglarse.
Ya el 21, justo en el solsticio, el Presidente de Estados Unidos Donald Trump se dio cuenta de que había metido la pata con su decreto de Tolerancia Cero para los inmigrantes ilegales, lo que llevó a meter presos a los grandes sin importar que tuvieran hijos. Y a los hijos chicos, como no los podía meter presos, se los encerraba en alguna parte.
Muchos de esos niños habían nacido en Estados Unidos, y por lo tanto tenían derecho a la ciudadanía. Eso entonces creaba la situación de que sus padres, que casi siempre serían deportados, al fin tendrían que decidir si querían volver a su país de origen y a la miseria de la que habían huido, llevándose a los niños, o si, en cambio, buscaban a alguien que pudiera y quisiera hacerse cargo de ellos.
En cuanto a los niños mismos, la opción iba muy poco más allá del miedo, la humillación y la desintegración de la noción ancestral y sagrada de lo que es tener una familia. ¡Todos vimos las fotos de esos niños!
En tanto en Europa, tres barcos repletos de inmigrantes ilegales procedentes de África se mantenían a la gira en el mar Mediterráneo, pues Italia y Malta, de la Unión Europea, se negaban a dejarlos desembarcar. Tras varios días de incertidumbre, el recién asumido gobierno socialista de España resolvió permitir que los inmigrantes desembarcaran en el puerto de Valencia, donde tendrán que permanecer concentrados en campos vigilados donde se les proporcionará asistencia básica.
En cuanto a su destino, se le ve tan inseguro como el de los inmigrantes ilegales de Estados Unidos. Por lo pronto, los gobiernos tendrán que recibir las solicitudes de asilo que puedan presentar. El trámite de las solicitudes es muy lento y puede tardar muchísimos meses, y en la mayoría de los casos terminan en un rechazo.
Sólo una minoría, del orden del 3% de los migrantes, consigue probar que realmente necesitan refugio pues en su país de origen están en peligro de muerte, de tortura o de prisión por causas políticas o por guerras.
El 97% restante debe admitir que su migración es básicamente un intento de insertarse en un mundo nuevo con posibilidad de ganar más dinero y recibir servicios sociales inimaginables en su patria de origen.
Ya sea en Burundi o Guatemala, en Mali o El Salvador, en Sudán del Sur o en Honduras, ambas éstas naciones regalonas de Estados Unidos que son las más sumidas en violencia criminal en África y Centroamérica.
Y tanto en Europa como en Estados Unidos ya no habrá cuotas de aceptación de inmigrantes ilegales. Los que quieran inmigrar deberán postular previamente, en sitios determinados, acreditando su educación, sus aptitudes de trabajo y demás detalles de sí mismo y su grupo familiar.
En el caso de Estados Unidos, según la senadora Kamala Harris, hay más de once mil niños recluidos en sitios que funcionan como cárceles, y hay más de 2300 niños pequeños que fueron separados de sus padres en la frontera con México.
También la Marina de Estados Unidos reveló planes para establecer campos de detención, en lugares alejados de las ciudades, para ubicar en ellos decenas de miles de inmigrantes ilegales.
Según el proyecto, se tratará de sitios muy austeros y provisorios, básicamente constituidos por carpas, en aeródromos abandonados de Alabama, Arizona y California, donde se concentrará una masa aproximada de 90 mil indocumentados en proceso de ser deportados.
Simultáneamente, en Europa, la crisis sobre manejo de los migrantes ilegales ha llevado a un muy duro enfrentamiento en el seno de la Unión Europea con los países nacionalistas del este, Polonia, Eslovaquia, Austria y otros, a los que ahora se sumaron las repúblicas de Malta e Italia.
El viceprimer ministro italiano, Luigi di Maio, acusó al presidente de Francia Emmanuel Macron, de ser un arrogante que perdió contacto con la realidad. Macron había afirmado que ya la crisis de los inmigrantes había desaparecido y que ahora era más bien una crisis política interna de Europa sobre la acogida a la masa de inmigrantes que ya se instaló.
Di Maio le replicó que Italia en menos de 4 años ya ha encarado una inmigración ilegal de más de 650 mil llegados por mar, más 430 mil solicitudes de asilo y 170 mil supuestos “refugiados políticos”. Y que esa marea de inmigrantes ya le ha costado a Italia un gasto de casi 6 mil millones de dólares.
Según Di Maio, Francia ha eludido hipócritamente el problema, sobre todo en su frontera con Italia, donde la policía y el ejército de Francia simplemente bloquean el paso a los inmigrantes y los empujan hacia Italia.
En fin, por iniciativa conjunta de Francia y España, se impondría a los países europeos que se nieguen a acoger inmigrantes, el pago de sumas equivalentes al costo de acoger a los inmigrantes que les hayan sido asignados por el Gobierno Europeo.
Y, además, establecer en países próximos a la Unión Europea, campos llamados “plataformas de desembarco”, a donde se enviará a los migrantes rescatados del mar, sin que lleguen a ingresar a Europa, tal como Estados Unidos instalará sitios similares en México y Honduras.
Claramente, ni Estados Unidos ni Europa están dispuestos a aceptar que una corriente continua de inmigrantes ilegales siga cruzando sus fronteras. En el caso europeo, hay consenso total en cuanto a que la inmensa mayoría de esos migrantes son personas inadecuadas para adaptarse a la forma de vivir europea, por deficiencia cultural, moral, religiosa e intelectual.
Con poquísimas excepciones, son personas incapaces de realizar trabajos realmente productivos, y sólo se les acepta por caridad… o, quizás, también por remordimiento de conciencia, ya que se trata de masas humanas que huyen de países que fueron colonias europeas y que, tras haber sido expoliadas, se les entregó una supuesta independencia para la que no habían sido preparados.
Países africanos donde la explosión demográfica sigue siendo enorme, con una media de 4 hijos por mujer, o sea con duplicación total de la población en cada generación. Y donde el deterioro ambiental ha reducido la producción de alimentos y agua, y la corrupción política ha bloqueado todos los programas de desarrollo social.
¿Cómo está reaccionando ya la gente aquí en Chile, en Perú y en Argentina, ante las pequeñas olitas de inmigrantes pobres que están llegando? ¿Cómo recibiríamos en Chile una marea de 500 mil inmigrantes ilegales?
Por su parte, las potencias asiáticas, incluyendo a China y Rusia, Japón, la India, Taiwán y Corea del Sur, se han mantenido totalmente cerradas a la inmigración furtiva.
En términos reales, estos inicios del siglo 21 son ya el campo de una guerra bruta y brutal, en la que las naciones más pobres, más incultas y más desesperadas, son lanzadas como carne de cañón en el ataque hambriento contra un mundo gordo, tonto y felizcote.
La desesperación de Italia por el costo de la marea migratoria se entiende mejor a la vista de la otra guerra silenciosa y escondida, de cuyos episodios nos vamos enterando por hechos consumados y anhelos consumidos. Es la guerra del dominio económico del mundo, protagonizado por las enormes y codiciosas alianzas de mega empresas transnacionales con sus tropas de burócratas y empleados a cargo del llamado “Estado Profundo” de los países.
Son las actuales oligarquías pálidas y disimuladas, sujetas al poderío financiero de las grandes concentraciones de capital. Megaempresas que ya, en Estados Unidos, han comprado prácticamente la totalidad del aparato político de los partidos tradicionales, transformando cada elección supuestamente democrática, en una enorme operación publicitaria, periodística y administrativa con un costo tan brutalmente alto, que únicamente pueden asumirlos las candidaturas financiadas por esas mismas megaempresas.
De hecho, sólo las megaempresas de la industria militar el año pasado le vendieron al gobierno de Estados Unidos 480 mil millones de dólares, y confían que este año sus ventas aumentarán un 30%.
Más allá de la industria militar, la totalidad de la economía neoliberal necesita absolutamente tener un crecimiento financiero en cada balance anual. Sólo mediante el crecimiento de su producción y sus ventas pueden estabilizar su existencia dinámica. Y, por supuesto, ese crecimiento económico exige que haya crecimiento del mercado. O sea, que haya más y más gente, con más y más dinero para comprar más y más productos, los necesiten o no.
Es una guerra entre las transnacionales con sus vasallos de la oligarquía burocrática y la institucionalidad política, por el dominio total, guerra en la que nuestro pobre planeta Tierra está agotando sus recursos, degradando el medio ambiente natural, y acercándose al envenenamiento generalizado de los océanos. Para esa guerra de codicias esquizofrénicas, nuestro planeta entero es la carne de cañón.
En estos momentos, Europa no sabe cómo va a pagar esa deuda del 83% de su producto nacional bruto. Sus esperanzas de mantener un superávit comercial de ciento 51 mil millones de dólares anuales con Estados Unidos, ahora se desvanecieron por la guerra comercial proteccionista de Washington.
China en realidad tiene todas las de ganar en una guerra económica contra Estados Unidos. De hecho, mientras Estados Unidos tiene una deuda de más de 20 millones de millones de dólares, China tiene en sus reservas internacionales más de un millón de millones de dólares en bonos del gobierno de Estados Unidos.
Pero la economía total puede quedar descalabrada en un instante, si China lanza a la venta sus bonos, haciendo caer el valor internacional del dólar, y a la vez devalúa su propia moneda, el yuan, para mantener bajos sus propios precios.
¿Qué pasaría en Chile, y en las demás economías dolarizadas?... Como dice la revista Business Insider, de Londres, “el pánico está ahí, pero lo tienen guardado como un gato dentro de un saco”.
En estos momentos están pasando cosas que se mueven por sí mismas, como zombies que obedecen mandatos que sólo ellos perciben. Pero a la vez, en esa misma multitud de gente que parece no entender nada, ahora hay muchos que están percibiendo que ya no está todo tan bien. Que está pasando algo raro.
Estados Unidos, con su economía mediante decretos proteccionistas, está violando abierta y descaradamente todas las normas y disposiciones de la Organización Mundial de Comercio. Pero, al igual que las Naciones Unidas, la organización económica mundial está quedando anulada ante la agresividad del Gigante Egoísta de Washington.
Sin embargo, aquí y allá, nuevos, nuevos, pequeños y potentes centros periodísticos están sobreviviendo a la tiranía de los avisadores comerciales, gracias a la confluencia de una creciente multitud de personas inquisitivas, inquietas y suficientemente lúcidas para distinguir tanto la ramplonería de la información publi-periodística de los grandes medios, como también las burdas necedades de los trolls a sueldo en las redes sociales.
En países como Argentina, Brasil, Chile y, por supuesto Estados Unidos, la prensa alternativa, junto a los escasos medios independientes, están alcanzando mayor incidencia en la opinión pública que los enormes gigantes como la Fox, la CNN, O Globo, en Brasil, Clarín en Argentina, o El Mercurio en Chile.
Por supuesto, todavía los grandes medios conservan mucho de su capacidad de generar opinión pública a través de coyunturas emocionales unidas a ensueños farandulezcos y entusiasmos deportivos.
Pero es la otra información, la verdadera invitación a pensar, la que ya está acercándose a tener masa crítica. Y quizás cuando la alcance, el efecto social será explosivo.
En Colombia, como se preveía, la derecha ganó la presidencia. Pero la oposición progresista, encabezada por Gustavo Petro, alcanzó más del 40% de los votos.
En Argentina, la oposición justicialista aparece cada vez más cerca de recuperar el poder en las próximas elecciones. En Brasil, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva sigue siendo, lejos, el líder más apoyado en su país, y lo mismo ocurre en México, con el candidato Andrés López Obrador, que no sólo aventaja enormemente a sus contendores, sino, además, aparece próximo a contar también con mayoría parlamentaria.
Y acá en Chile, el recién establecido gobierno derechista de don Sebastián Piñera, ya está dando muestras de una desintegración interna que podría ser signo de que en 3 añitos más vuelva a haber una victoria política de un Frente Amplio de centro-izquierda.
¿Será que las verdades se acumulan como si fuera pólvora?... ¿Será que una bengala de sencillas verdades está a punto de alegrarnos la vida?
Las guerras de la miseria, las guerras de la estúpida codicia, ¿dejaremos que desemboquen en una Guerra Nuclear?...
Hasta la próxima, gente amiga. Hay que cuidarse. Hay peligro.