Por Ruperto Concha / resumen.cl
En este domingo hay dos acontecimientos que se producirán en América, y que hacen prever efectos decisivos en la geopolítica actual.
Uno es la promulgación en Estados Unidos, de una nueva ley que contiene las más duras sanciones en contra de Rusia, a la que le agregan Irán y Corea del Norte. Sanciones que son extensivas a cualquiera otra nación del mundo que se atreva a contradecirlas.
Y la otra es el llamamiento explícito del gobierno de Estados Unidos a imponer, prácticamente “a cualquier precio y mediante cualquier recurso”, la prohibición de que en Venezuela se elija una Comisión Nacional Constituyente para resolver la crisis de poderes que está prácticamente demoliendo a aquella república.
Vamos viendo cómo es que estas decisiones tremebundas de los líderes políticos de Estados Unidos, han resultado como la famosa “carabina de Ambrosio”, a la que los tiros le salían por la culata.
En el caso de las sanciones contra Rusia, Irán, Corea del Norte y cualquiera otro país transgresor, fue aprobada prácticamente por la unanimidad de los congresistas en ambas Cámaras. El martes 25, en la Cámara, la ley fue aprobada, fíjese Ud., por 419 votos contra 3. Y el jueves 27, en el Senado, fue ratificada por 98 votos contra 2.
Esa mayoría en que se unificaron republicanos y demócratas hizo que el presidente Trump perdiera toda facultad de veto. Y, sobre todo para los europeos, tuvo un efecto sísmico. Con ello, Estados Unidos parecía defender a Trump, al estar notificando a Europa que la dominante figura de la insolencia imperialista de Washington no es Donald Trump, sino la totalidad del aparato político estadounidense.
Los gobiernos europeos, encabezados por Alemania, Francia, y la propia Unión Europea, señalaron que esa ley tiene la insolencia de imponer sanciones contra las grandes corporaciones europeas que están trabajando en importantes rubros tanto con Rusia como con Irán. Particularmente, eso es una agresión contra las empresas estratégicas y de energía.
La ley de sanciones pretende destruir toda un red sistemática de producción, transporte, mantenimiento, desarrollo y distribución de petróleo y gas, de grandes compañías europeas asociadas con compañías rusas e iraníes, como son la Franz-Engie, de Francia; la Royal Dutch Shell, de Gran Bretaña y Holanda, la OMV de Austria, y las alemanas Uniper y Wintershall, asociadas con Rusia incluso en la construcción del ducto submarino NordStream, por el fondo del Mar Báltico, transportando gas desde Rusia hasta terminales en Alemania, Suecia y Holanda.
Y además pretendería esa ley paralizar el transporte de gas y petróleo procedente de Azerbaiyán e Irán a través del nuevo ducto de Rusia que cruza Turquía. Oiga, ¿puede Ud. imaginarse qué danza de centenares de millones de dólares cada día representa ese abastecimiento de la energía indispensable para Europa? ¿Y esos congresistas de Washington se creen que podrán mutilarlo o paralizarlo por una ley?
La reacción europea no se hizo esperar. De partida el Presidente de la Unión Europea, Jean Claude Juncker, declaró secamente que Estados Unidos tendrá que acatar las objeciones europeas respecto de esa ley de sanciones. En caso contrario, dijo, Europa tendrá que tomar medidas.
El Ministro de Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, denunció crudamente que esa ley implica una maniobra mañosa, para obligar a que Europa tenga que abastecerse con gas licuado estadounidense, transportado en barcos a través del Atlántico, con un costo brutalmente más caro e inseguro.
También en Francia, el Ministerio de Exteriores emitió una declaración cortante. La portavoz del Ministerio de Relaciones, Agnes Romatet, dijo “tendremos que protegernos de que Estados Unidos o algún otro país pretenda imponernos leyes extraterritoriales. Para ello es necesario replantear nuestras políticas nacionales y también la política conjunta de la Unión Europea”.
En múltiples aspectos, la abrumadora aprobación de la ley de sanciones ya tuvo por efecto sacar a la superficie el resquebrajamiento de la alianza entre Europa y Estados Unidos. De hecho, Europa no quiere ser parte del enfrentamiento obsesivo de Estados Unidos en contra de las grandes potencias euro-asiáticas.
No es casual que la re-militarización de Europa vaya acompañada de la integración de Alemania, Francia, Gran Bretaña, a las iniciativas financieras de China mediante el gigantesco Banco Asiático de Infraestructura e Inversiones.
Igualmente, las autoridades de Europa y Estados Unidos ya no tratan de esconder sus conflictos comerciales. Por ejemplo, cuando Estados Unidos le impuso una multa de 8.900 millones de dólares al banco francés Paribas por haber hecho negocios con Irán en 2014, la reacción de Europa fue, primero, descartar el proyecto de Tratado Comercial Transatlánico, y, en seguida, imponerle una multa de 14 mil millones de dólares a la Apple de Estados Unidos, por evasión de impuestos en Europa.
El otro desmadre de imperialismo trasnochado y nostálgico de Washington está alcanzando hoy día su momento estelar, con la elección en Venezuela, por votación popular y democrática de los 545 miembros que integrarán la Asamblea Nacional Constituyente que estará encargada de elaborar un proyecto de reformas constitucionales que posteriormente serán sometidas a plebiscito para su aprobación o rechazo.
En realidad, el proceso de Reforma Constitucional convocado por el Presidente Nicolás Maduro se apega tan impecablemente a los conceptos democráticos de derecho, que incluso medios que han sido muy hostiles a la política socialista bolivariana de Venezuela, como es el caso de la BBC de Londres, ahora han tenido que admitir que la convocatoria a Comisión Constituyente es absolutamente legal.
Ya ayer sábado, la BBC admitía que el concepto de Asamblea Nacional Constituyente equivale a convocar a un Parlamento especialmente elegido para redactar o modificar la Constitución Política de una nación. En Venezuela, la actual Constitución define ese concepto en su artículo 347, que dice:
“El pueblo de Venezuela es el depositario del Poder Constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”.
Luego, en su artículo 348, establece que “la iniciativa de convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente podrán tomarla tanto el Presidente de la República como la Asamblea Nacional si obtiene mayoría de dos tercios, los Consejos Municipales en Cabildo, también con dos tercios o más, o directamente los ciudadanos sobre una base del 15% de los inscritos en el Registro Civil Electoral”.
En el siguiente artículo establece que los poderes constituidos no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente, y que el Presidente de la República no podrá objetar una nueva Constitución.
Las bases para la elección que se está realizando hoy fueron establecidas y aprobadas por el Consejo Nacional Electoral. Se han presentado a esta elección algo más de 6 mil candidatos, agrupados, dos tercios por distritos territoriales y un tercio por sectores sociales como juntas vecinales, sindicatos, colegios profesionales, federaciones estudiantiles, etc..
En esta elección de hoy pueden participar los 19 millones de ciudadanos inscritos. La mecánica electoral es la misma que se ha aplicado en todas las elecciones anteriores del país, con aparatos de votación y control de votos aprobado por los observadores internacionales, especialmente por la Fundación Jimmy Carter, de Estados Unidos.
El proyecto de Reforma que redacte la Asamblea será luego dada a conocer a la nación la que, posteriormente, podrá aprobarlo o rechazarlo mediante plebiscito.
El viernes pasado, el diario Últimas Noticias, de Caracas, publicó una encuesta de la empresa privada internacional ICS, de la percepción de la opinión pública venezolana sobre la convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente. Según la encuesta, un 59,5% de la gente aprueba la convocatoria y considera que la Asamblea es un espacio sano de diálogo político de cara a la nación, en que pueden discutirse las posiciones tanto del gobierno como de la oposición.
De hecho, como habíamos informado antes, hay un sector importante de la oposición que siente horror por la violencia desatada en las protestas callejeras y las barricadas, pero también por la violencia conceptual de la cúpula opositora instalada en la Congreso, que se ha negado a participar en cualquier diálogo con el Gobierno.
De hecho, ha sido la negativa a participar en la Asamblea Constituyente, y, en cambio la orden de boicotear la elección, lo que ha producido es que ahora los opositores tengan poquísima participación en las discusiones de trabajo para la Reforma Constitucional. Es decir, la estrategia opositora desembocó en producir su propia derrota.
Durante la semana, importantes medios de prensa, en Estados Unidos, han admitido, por primera vez, que la violencia de la oposición al gobierno ha sido una estrategia errónea y fracasada, que ha provocado repulsa en la mayor parte de la población, incluyendo a valiosos sectores de los propios partidos y movimientos de oposición pacífica.
El prestigioso periódico digital Bloomberg, junto con el diario Chicago Tribune causaron impacto al publicar noticias y entrevistas que revelan el miedo y el desaliento de sectores políticos que consideran que la cúpula del MUD, instalada en el Congreso, ha perdido su capacidad de acción verdaderamente política, y, lo que es peor, ha perdido el control sobre una gran masa de jóvenes absolutamente extremistas que han derivado en acciones netamente criminales.
Bloomberg y el Chicago Tribune publicaron una entrevista al diputado opositor Ángel Alvarado, del partido liberal, quien ha sido un enconado opositor, primero, contra el presidente Hugo Chávez y luego contra su sucesor Nicolás Maduro.
En esa entrevista, Angel Alvarado se muestra horrorizado por la violencia, los asesinatos, los destrozos y saqueos protagonizados por jóvenes opositores, que ya están absolutamente fuera de control y no responden a ninguna estrategia política.
El diputado admite que, gane o pierda la oposición, esos grupos, que constituyen verdaderas pandillas agresivas, seguirán siendo un problema social, político y delictual.
Sin embargo, hasta esta semana, había resonado únicamente una campaña de publi-periodismo orientada a calificar el gobierno de Nicolás Maduro como una dictadura, y sostener que la oposición era un movimiento pacífico y generoso en defensa de la democracia y la libertad.
El jueves 27, la agencia estatal alemana Deustche Welle, que se ha distinguido por su ensañamiento contra el gobierno de Venezuela, se vio finalmente forzada a recoger la pregunta de si el gobierno venezolano es o no una dictadura.
Para responder a esa pregunta la Deustche Welle recurrió a entrevistar a un profesor de Ciencias Políticas llamado Detlef Nolte, quien es conocido por sus vínculos con la Internacional del Partido Popular europeo. Este Nolte afirmó, sin más, que no es democrático un gobierno donde el Poder Judicial esté sometido al Poder Ejecutivo.
Sin embargo, frente a esa afirmación de Nolte, que no se toma la molestia de demostrar con hechos, existe el análisis de la jurista Rita Magnotta, Doctora de Investigación de Derecho, y profesora de la Universidad de Nápoles-2. La doctora Magnotta señala que el régimen de designación de ministros de las cortes en Alemania, incluida la Corte Federal, está en manos del Ministerio del Interior, y que los fiscales tienen simple calidad de funcionarios públicos. Es decir, la afirmación de Nolte debería aplicarse sobre Alemania calificándola como dictadura.
En Venezuela, en cambio, se aplica el mismo sistema constitucional de Estados Unidos, en que el Ejecutivo recibe del Poder Judicial propuestas de candidatos a magistrados, y luego de hacer su elección somete esos candidatos a la aprobación por el Congreso.
Una vez designados, los ministros pasan a ser inamovibles y vitalicios. En la designación de los actuales integrantes de magistrados se aplicó exactamente ese procedimiento, y los jueces han sido todos ratificados por el Congreso.
Ahora, el Congreso, en su desenfrenado intento de realizar un gobierno paralelo en Venezuela, la semana pasada designó por su cuenta un conjunto de más de 30 supuestos magistrados que pretendía ubicar reemplazando a los actuales ministros. Por cierto, la Corte Suprema señaló que, por un lado, el Congreso está en desacato e incumplimiento de la ley, por lo que sus decisiones son nulas.
Y, en cuanto a los que aceptaron tales designaciones como magistrados, ellos están cometiendo delito de usurpación de poderes y cargos, y eventualmente podrán ser condenados.
Ayer, la respetada revista digital OpEd News, de Estados Unidos, publicó una entrevista del periodista y escritor Edumontesanti, a la distinguida académica María Páez Víctor, socióloga y catedrática canadiense en la Universidad de Toronto, Canadá.
A la pregunta de “¿Qué representa esta elección de Asamblea Nacional Constituyente, para la oposición venezolana?, la académica responde, textualmente: Esta elección de Asamblea significa que llegó la hora de rendir cuentas. La oposición, comenzó poniéndose en desacato ante el Poder Judicial y los demás poderes del Estado, se dedicó en seguida a orquestar el sabotaje económico, dentro de Venezuela y también en forma internacional, inició un acaparamiento enorme de alimentos y productos de primera necesidad, que luego sus agentes venden en el mercado negro al triple de su valor. Han bloqueado calles y caminos, han incendiado locales públicos, incluyendo una maternidad en que estaban atendiéndose mujeres en trabajo de parto, han saqueado, asaltado y linchado y hasta quemado vivos a jóvenes que les parecía que eran chavistas.
Agrega la académica que la oposición rehusó en todo momento dialogar con el gobierno, incluso desairando los esfuerzos de tres ex presidentes latinoamericanos para crear diálogo, bajo el pretexto de que sólo dialogarían si también estuviera presente un delegado del Vaticano. Pero cuando llegó el nuncio, igual nomás se negaron a dialogar pues dijeron que el enviado de la Iglesia era poco conservador.
En esas circunstancias, el gobierno abrió otra puerta de diálogo, ya no con el gobierno mismo, sino directamente con representantes del pueblo venezolano, un diálogo abierto y protegido por la Constitución, en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente.
Los opositores, en su mayoría, se también negaron a ese diálogo. Optaron por intentar el boicot a la Asamblea, y con ello se auto condenaron a quedar ausentes.
Así, pues, se llegó a este momento. A esta elección de Asamblea Nacional Constituyente, y frente a ella, la oposición, por seguir las instrucciones estratégicas de la CIA y de sus colaboradores de la derecha política latinoamericana, ahora se encuentra reducida a lanzar estridentes llamamientos para que las Fuerzas Armadas Venezolanas den un golpe militar como esbirros de las transnacionales.
A la cabeza de las calumnias y noticias falsas sobre Venezuela, se encontraron los gobiernos de Argentina, que en la primera mitad de este año ya ha sumido a su país en una inflación del 41%. De Brasil, donde ya hay tres estados en total bancarrota y donde hoy el ejército está imponiendo estado de sitio sobre Río de Janeiro para aplastar las exasperadas revueltas populares. Y de México, donde cada día mueren asesinadas más de 150 personas mientras la clase política mira hacia otro lado.
Para Estados Unidos, donde demócratas y republicanos siguen unidos exigiendo sanciones contra otras naciones, el caso de Venezuela se ha vuelto catastrófico. Si esta elección culmina como es de esperar, Estados Unidos quedará una vez más impotente, aplicando sanciones que ya no importan mucho.
Y si las presiones se pasan de la raya, Washington quizás, quizás, se va a encontrar con que en Sudamérica surge un nuevo Estado enemigo, poseedor de enormes riquezas a las que no podrán echarle mano, y en donde, en cambio, prosperarán las alianzas con Rusia, con China y con Irán.
Habrá que ver cómo resultará esta elección de hoy, en qué quedarán las furiosas amenazas estadounidenses, y finalmente en qué situación habrá quedado la pobrecita Organización de Estados Americanos, la OEA, estropajeada una vez más y ya casi, casi sin futuro.
Hasta la próxima, amigos. Cuídense. Es necesario. Hay peligro, pero, al menos acá tan al sur ya se está adivinando la primavera.