[AUDIO] Crónica de Ruperto Concha: Sindicatos

PARTE 1 PARTE 2 Mire Ud. qué raros son los medios informativos. De los cientos y cientos de grandes titulares de esta semana, sólo unos pocos títulos pequeñitos nos contaron algo sobre una de las noticias más inquietantes y promisorias de este año 2014. Me refiero al Quinto Congreso de la Federación Sindical Internacional, que se realizó en Berlín desde el domingo pasado hasta el viernes 23, donde se juntaron 1.500 dirigentes sindicales de 161 países, representando a ¾ partes de toda la fuerza laboral sindicalizada del mundo. Durante toda la semana, Berlín, más que la capital de Alemania, fue la capital de los trabajadores organizados y de los partidos políticos que los representan en algunos países, como Gran Bretaña, Brasil y Australia, entre otros. La inauguración del Congreso fue una fiesta que inundó las calles con música, danzas y expresiones del arte popular de los cuatro rincones del planeta. ¡Ud habría disfrutado del espectáculo!...  si alguno de los supuestos canales noticiosos internacionales se hubiera dignado mostrarlo aunque fuera por un par de minutos. Pero más allá de lo pintoresco y alegre, este Quinto Congreso del Sindicalismo mundial estuvo marcado por noticias dolorosas y sombrías, y por la inminencia de grandes e inevitables luchas que afectarán a toda la economía mundial y ciertamente van a remecer a toda la política mundial.     Por lo pronto, el Congreso Sindical Internacional estuvo marcado por la reciente tragedia de la mina de carbón en Soma, Turquía, recientemente privatizada, en donde  perecieron más de 300 mineros, sepultados en piques a cientos de metros de profundidad, y en donde los empresarios se vanagloriaban de haber disminuido en un 80% los gastos en seguridad. Oiga, ese ahorro en  seguridad, ¿a qué precio se logró?... Y por supuesto esa tragedia se añadió a las otras en Bangladesh, Vietnam y Tailandia, donde empresarios al servicio de grandes marcas internacionales de ropa fina y accesorios deportivos a la moda, obligaban a las obreras a trabajar en galpones a punto de derrumbarse o de incendiarse, y que en menos de un año produjeron la muerte de varios centenares de trabajadoras. Pero, en fin esas son heridas que al dar bronca debieran también dar energía y voluntad de lucha. Otros temas menos macabros debían ocupar la atención de los sindicalistas, un análisis y muchos consensos de los cuales tendrán que salir estrategias y acuerdos que puedan guiar y coordinar las acciones sindicales a nivel mundial. En palabras de Reiner Hoffmann, director de la Federación Alemana de Sindicatos, señaló que la tarea de todos es básicamente encontrar una respuesta eficiente y creativa ante la burda monetarización de la actual economía globalizada. Según el sindicalista alemán, la actual realidad que existe en varios países de Europa, como Alemania, Suecia o Dinamarca, permite un diálogo auténtico y razonable entre los trabajadores de cualquier nivel y sus contrapartidas que son los empresarios y las autoridades políticas. De ahí que en todos esos países europeos exista la práctica de que en los directorios de las empresas, incluso en las más grandes, participen representantes sindicales con acceso a toda la información y con capacidad plena de condicionar la toma de decisiones. Pero incluso en otros países de la misma Europa, sigue cerrado el diálogo inteligente con los representantes sindicales, y a menudo se violan o se descuidan gravemente los derechos legales de los trabajadores. Un enfoque realista debe aceptar que el eficaz entendimiento de los países más avanzados de Europa, no se puede exportar fácilmente al resto del mundo. Y que parte de la tarea de los sindicalistas serios es lograr un entendimiento con las empresas, partiendo de la base de que los propios trabajadores quieren cuidar el éxito de la empresa en que trabajan, y que los empresarios deben entender que bienestar, seguridad y capacitación son las claves para alcanzar una alta productividad y competitividad. Es decir, de hecho están planteando nada menos que la posibilidad de una auténtica alianza de los estamentos trabajadores, empresarios y representantes del Estado.     Uno de los ejemplos más nefastos de desentendimiento entre una alianza de empresarios y políticos en contra de los trabajadores sindicalizados, fue el de la automotriz alemana Volkswagen en su planta industrial de Tennesee, Estados Unidos, donde la Unión de Trabajadores Automotrices invitó a los trabajadores a formar sindicato y participar en el Directorio de la empresa. La propuesta fue aceptada por los directivos máximos de la Volkswagen, pero socios estadounidenses unidos a políticos locales se jugaron ferozmente para impedir la sindicalización. De hecho un senador llegó a difundir entre los trabajadores la especie de que la Volkswagen planeaba ampliar la línea de producción local, contratando a más trabajadores y dando mayor seguridad en los empleos, pero que, si se formaba el sindicato, la empresa instalaría su nueva planta en México, y además reduciría la producción en Tennesee. Tras una intensa campaña de prensa y opinión pública, finalmente la asamblea de los trabajadores de Volkswagen en Tennesee, en marzo votó en contra de la propuesta sindical, aunque por una mayoría minúscula. Fue una derrota del sindicalismo estadounidense, pero también fue una derrota de los políticos que difundieron falsedades para asustar a los trabajadores, pues finalmente quedó en claro que la Volkswagen no va a construir la anunciada nueva planta y, por el contrario, disminuirá la producción local, lo que deja a los trabajadores en incertidumbre sobre la mantención de sus puestos de trabajo. En otras palabras, los trabajadores aprendieron demasiado tarde a no confiar en los políticos que se oponen a que haya sindicatos.   Los dirigentes sindicales reunidos en Berlín están elaborando un dossier de documentos para el trabajo de regiones después de este Quinto Congreso. Básicamente,  han elaborado un diagnóstico sobre el proceso de acelerada aplicación de la doctrina económica neoliberal. Señalan que una mayoría abrumadora de empresas del mundo económicamente desarrollado comenzó a desplazar sus inversiones, sobre todo industriales, hacia los países subdesarrollados donde se puede contratar trabajadores pagándoles sueldos comparativamente míseros, y a los que no se proporciona ni capacitación suficiente ni tampoco apoyo de seguridad ocupacional o social. Los países que reciben esas inversiones industriales, generalmente están ávidos, llenos de codicia por captar capitales, y casi invariablemente, la clase política y los grupos sociales adinerados están dispuestos a modificar las leyes laborales, permitiendo que a los trabajadores del país se les prive incluso de derechos que anteriormente habían conquistado. Fuera de ello, en la pugna por captar inversión extranjera se multiplican las posibilidades de sobornos y otras formas de corrupción que debilitan todavía más al Estado y que implican finalmente opresión y desamparo para los trabajadores, y creciente desigualdad en la distribución de la riqueza. Incluso dentro del mundo desarrollado, en Europa, Estados Unidos y Japón, los países donde no se ha permitido la incorporación de representantes sindicales en los directorios de las empresas, la desigualdad se acentuó dramáticamente al ocultarse a los trabajadores la información sobre los sueldos enormes que habían comenzado a pagarse a los altos ejecutivos. Y en estos momentos, según informan los dirigentes alemanes, sigue aumentando la presión para obstaculizar que los trabajadores puedan sindicalizarse y, menos aún, puedan intervenir en los directorios de las grandes empresas. En el caso de Estados Unidos, mencionan diversas ONGs con nombres engañosos, como Centro para la Libertad Laboral, y Defensa Legal para la Libertad del Trabajador, que reciben aportes millonarios de empresas que se oponen a que sus trabajadores puedan sindicalizarse.     También el diagnóstico que se está elaborando incluye los efectos de manipulación política de disposiciones legales que van perdiendo los trabajadores. Entre otras manipulaciones se cuenta la invención de los llamados “contratos de trabajo por cero horas”. Se trata de una figura por la cual una persona que busca trabajo firma un contrato en que no se establece un número determinado de horas de trabajo. La empresa se reserva el derecho de asignarle al contratado diversos trabajos a diversas horas, pagándole únicamente aquellas horas de trabajo real. Por ejemplo, un repartidor de pizzas sólo gana dinero durante las horas en que esté repartiendo de hecho, no mientras espera que le entreguen las pizzas que repartirá. Con ese sistema, no corre el concepto de sueldo mínimo, y de hecho hay trabajadores que en todo un mes no han llegado a juntar más que un par de horas de trabajo remunerado. ¿Qué tal?... Y por supuesto, los pobres que firman esos contratos ya no aparecen en las cifras de desempleo. Se estima que en estos momentos, sólo en Inglaterra, hay ya más de 600 mil personas con contratos “cero horas”. Y de los 97 mil trabajadores del MacDonald, un 90% está con esa clase de contrato eufemísticamente llamado “de flexibilidad laboral”. Entre las ideas que se han filtrado de este Congreso Sindical Internacional, se cuenta la de configurar comités parlamentarios, en que los sindicatos colaboren activamente con los parlamentarios afines, tanto para los trámites legislativos, como para el desarrollo de proyectos de ley que permitan rcuperar los derechos de los trabajadores. Po lo pronto, en estas elecciones que culminan hoy en la Unión Europea, hay ya una fuerte coordinación de los candidatos de la izquierda y la centro-izquierda, con las demandas de los sindicatos en contra del Tratado de Libre Comercio de Europa y Estados Unidos, sobre todo en materia de derechos de los trabajadores y de control de las operaciones financieras especulativas. Igualmente, el sindicalismo europeo se opone tenazmente a las sanciones impuestas contra Rusia por la crisis de Ucrania. Es decir, una vigorizada acción sindical, coordinada con los sectores políticos afines, comenzaría a diseñar un futuro europeo considerablemente distinto del que se diseñó en la década de los 90 del siglo pasado.   Algo equivalente está produciéndose también en los países más desarrollados de la cuenca del Pacífico, en relación al Tratado de Libre Comercio planteado por Estados Unidos, en términos que siguen manteniéndose secretos ante la opinión pública de los países involucrados, entre los cuales se cuenta nuestro Chile. Aquí en Chile, parece que no pasara nada, pero en Japón y Australia, muchos parlamentarios han optado por informar a sus bases sobre alcances concretos de la propuesta de Estados Unidos, y por ello las negociaciones se encuentran prácticamente paralizadas. En Japón, las principales objeciones se relacionan con las patentes industriales y comerciales, y el equilibrio de las exportaciones japonesas con las estadounidenses. En Australia, a esos mismos temas se agrega la presión de Estados Unidos para que se privaticen  industrias y servicios de mucha importancia social que actualmente son estatales. Entre otras objeciones, los australianos rechazan con vehemencia la privatización de los servicios de salud y la industria farmoquímica. Según lo ha reconocido Washington, ya no es posible suponer que estos tratados de libre comercio, con Europa y con la cuenca del Pacífico, puedan materializarse antes de fines del 2015.       Habrá que esperar  a conocer el documento oficial de  la organización de este Quinto Congreso de la Confederación Sindical Internacional. Por lo pronto, se conoce que contiene nuevas definiciones del concepto de Trabajadores, y el de Sindicato, Unión o Asociación Gremial. Sin duda, lo más inquietante será aquello que se refiere a la reorganización combativa de las organizaciones de trabajadores, ya definida como una campaña de domesticación de la economía globalizada. Se trata de articular las capacidades de presión de los sindicatos europeos, en apoyo de las demandas de reforma de legislación laboral en otras regiones del mundo. Incluso, los sindicatos podrían eventualmente imponer sanciones como el boicot a las importaciones de países que no respeten las leyes laborales, o que se nieguen a legislar a favor de ellos. Advertencias muy severas han formulado los sindicatos europeos en contra de la llamada “Amcham”, American Chamber of Commerce, Cámara de Comercio de los Estados Unidos, por sus intentos de impedir que se formen sindicatos en empresas con capitales americanos, instaladas en Europa y Asia. Ayer, sábado, el secretario del Congreso Sindical Internacional,  Sharam Barrow, emitió un comunicado, ampliamente difundido por Internet, advirtiendo que la Cámara de Comercio de Estados Unidos ha estado efectuando presiones e intentos turbios para impedir que se apliquen las leyes laborales, sobre todo, para que los trabajadores de empresas de capital estadounidense hagan abandono de sus sindicatos. Estas acciones de la Cámara de Comercio de Estados Unidos se habrían realizado en Moldavia, Rumania, Irlanda, Portugal y España, e incluso intentó presionar a autoridades chinas, lo que estuvo a punto de que enviados norteamericanos fuesen a dar a la cárcel.     En fin, en las elecciones de hoy para el Parlamento Europeo, que incluye a las 20 naciones más grandes del continente, se va a definir en buena medida lo que vendrá en el futuro político inmediato de Europa. La mayoría de los analistas coinciden en que los grupos anti-unión europea, van a lograr una fuerte minoría. Quizás un 25%. El 75% restante parece equilibrado entre los derechistas, partidarios de mantener el statu quo de los últimos años, y el centro y la izquierda, que postulan un cambio basado en la activación industrial, el aumento del poder adquisitivo de la gente, y el control de la actividad financiera y especulativa. Si se produce un aumento fuerte en la participación de votantes, ganarían las posiciones de  centro e izquierda. Pero si la participación fuese muy b aja, posiblemente del orden del 40%, se llegaría a un virtual empate. Y en este caso de empate, ojo: se llegaría a lo que ya han advertido incluso los militares norteamericanos: Un período de estallidos sociales que pueden salirse de control.     La otra elección de hoy en Europa, la de Ucrania, aparentemente sería ganada por el Rey de los Chocolates, Piotr Poroshenko, quien desde ya ha prometido hacer las paces con Rusia  y convertir a Ucrania en un apacible puente  para hacer buenos negocios tanto con la Unión Europea como con Rusia. El problema es que no le creen mucho. Pero menos le creen a la ex presidiaria Yulia Timoshenko, y los otros dos candidatos parecen juntar muy pocos votos. Ya veremos. . Hasta la vista, amigos. ¡Cuídense!     Fuente Imagen: http://www.marxist.com     Relacionados:   [AUDIO] Crónica de Ruperto Concha: Europa Senil. [AUDIO] Crónica de Ruperto Concha: Bisagras de la Historia Crónica de Ruperto Concha: La sombra de Ucrania. Crónica de Ruperto Concha: La sombra de Ucrania. Crónica de Ruperto Concha: El Verbo. Crónica Ruperto Concha: Bomba Demográfica   Crónica de Ruperto Concha: El Ojo del Huracán.   Crónica de Ruperto Concha: El Colapso del dólar   Crónica de Ruperto Concha: Mentiras fáciles   La Vergüenza   Ucrania y Venezuela  

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