AUDIO | Crónica de Ruperto Concha: Siria en Latinoamérica

Por Ruperto Concha / resumen.cl Hay veces en que muchas cosas importantes se producen simultáneamente, como si un jugador misterioso estuviere haciendo carambolas en eso que llamamos Historia, con nuestra dócil Humanidad. Mientras en Caracas, Venezuela, prestaba juramento ante la Corte Suprema el reelegido presidente Nicolás Maduro, un grupo de los llamados “defensores de la democracia” atacó con elementos incendiarios un gran depósito de medicinas e insumos médicos en el estado de Miranda, provocando un incendio de tales proporciones que de las seis bodegas incendiadas, dos quedaron totalmente destruidas con pérdida total del valioso material almacenado. La destrucción en ese atentado aniquiló los elementos que estaban destinados a equipar tres centros de salud, incluyendo 16 equipos de diálisis destinados atender a más de diez mil enfermos renales, otros 16 equipos de rayos X y de escáner, 14 aparatos de anestesia quirúrgica y 56 sistemas avanzados de respiración, tomógrafos, aparatos de resucitación y de rescate de recién nacidos, además de un hospital de campaña dotado de quirófano y elementos de terapia intensiva. Las pérdidas superan los 30 millones de dólares, lo que resulta dramáticamente grave dadas las ruinosas sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, que incluyen la retención o congelamiento de varios miles de millones de dólares que le pertenecen al Estado Venezolano. Bueno, mientras tanto, en Brasil, también una ola de atentados dinamiteros e incendiarios están sacudiendo el estado de Ceará, en el noreste, con destrucción de pasos carreteros bajo nivel, derribamiento de torres eléctricas y ataques contra vehículos fiscales y oficinas de gobierno, centros comerciales y agencias bancarias. Durante la semana ocurrieron 190 ataques, afectando a 43 ciudades de ese estado, donde se están movilizando en estos momentos alrededor de 30 mil efectivos de la policía militar, apoyados por cientos de fuerzas militares enviadas desde otros estados. Hasta ahora han sido detenidos 305 sospechosos. Pero no se ha entregado ninguna información acerca de enfrentamientos, de muertos o de heridos. La versión oficial entregada por el ministro de Justicia, Sergio Moro, se refiere a ataques terroristas, aunque especifica que los autores son criminales que protestan por las nuevas medidas policiales y carcelarias impuestas por el gobierno de Jair Bolsonaro.   En tanto, el flamante presidente Jair Messías Bolsonaro ya informó a la prensa internacional que Brasil no reconoce al presidente Nicolás Maduro como jefe de estado de Venezuela, que, en cambio, reconoce al diputado Juan Guaidó como jefe de Estado, el cual deberá administrar el país mientras se llama a nuevas elecciones presidenciales. También Estados Unidos declaró que no reconoce al actual gobierno de Venezuela y que, fíjese Ud., tomará las medidas disponibles para derrocar al presidente Nicolás Maduro y proporcionarle al país lo que Washington considera “Una auténtica democracia”. Según la llamada Gran Prensa Internacional, controlada por las transnacionales, Venezuela se encuentra repudiada y aislada por la Comunidad Internacional. Sin embargo, estuvieron presentes en el acto 92 jefes de gobierno y ministros extranjeros, además de delegaciones de 122 países. Tuvo más presencia internacional que la que tuvo en Chile Sebastián Piñera al asumir el mando. Además, en la asamblea de la OEA donde se presentó la moción de desconocer la legitimidad del gobierno reelecto de Venezuela, nuevamente el grupo encabezado por Luis Almagro y Estados Unidos no logró reunir los votos suficientes para aprobar una resolución condenatoria. Y, muchísimo más importante que eso, 10 de los 14 países miembros del famoso Grupo de Lima, se retractaron de parte de la declaración que habían firmado, el 4 de enero, los ministros de exteriores, en cuyo artículo 9 acusaban a Venezuela de “violar el territorio marítimo de Guyana”, donde buques de la petrolera estadounidense Exxon estaban haciendo exploración sísmica del fondo marino mediante explosivos, y fueron interceptados y expulsados por buques de la marina venezolana. Comenzando con Costa Rica, Guatemala y Panamá, ya ayer se habían sumado los gobiernos de Chile, Argentina, Perú, Colombia y Ecuador y otros más, hasta totalizar a los países latinoamericanos cuyos cancilleres habían firmado aquel documento. México, desde el principio se había negado, y únicamente Paraguay, además de Canadá, mantuvieron su postura anti venezolana. La decisión de esta abrumadora mayoría de las naciones latinoamericanas opuestas al intervencionismo directo en los conflictos entre países de nuestra propia región aparece como un gesto racional y esperanzador, en uno de los momentos más dramáticos de la historia latinoamericana.   Ya anteriormente hemos comparado la situación de Venezuela con la que sufrió la República de Siria desde 2011. Y en realidad las similitudes de las acciones iniciadas por Estados Unidos y su “coalición”, muestran una copia casi idéntica de su estrategia. Por un lado, una intensa y ensordecedora campaña publicitaria apuntada a mostrar a los respectivos presidentes como si fueran unos tiranos horrorosos que actúan como enemigos de su propio pueblo. Simultáneamente, una campaña concertada de estrangulación financiera, bloqueando sistemáticamente todo acceso a los recursos económicos, negando acceso al crédito e incluso expropiando o congelando recursos financieros pertenecientes al país, aunque hubieran sido depositados en la banca internacional. Al mismo tiempo, fingiendo que la catástrofe financiera, provocada por ellos mismos en esa agresión, se debe a los errores de un gobierno inepto y corrupto. Con ello, los verdaderos agresores se presentan como “salvadores” del pueblo. Paralelamente, el aparato estratégico establece una alianza militar para derrocar el gobierno mediante una ficción de Guerra Civil que en realidad es una operación de guerra interna con fuerzas invasoras y con fuerzas opositoras financiadas como verdaderos grupos mercenarios. Para ello es indispensable producir una situación de guerra o de hostilidad extrema, entre el país convertido en objetivo, y los países vecinos. En el caso de Siria, la estrategia se inició formando una coalición de las monarquías árabes, más Israel, a la vez que Estados Unidos comprometía a países de la OTAN, especialmente Gran Bretaña y Francia. Y en el caso de Venezuela, ¿cómo fue? En principio, el famoso “Grupo de Lima” podría compararse con el grupo de países árabes liderados por Arabia Saudita más Turquía. En lo demás, el parecido es aún más impresionante: A las definiciones estratégicas del Comando Sur de Estados Unidos, se suman ahora Israel, Gran Bretaña y Francia. Ya en América Central y Colombia hay intensa participación de efectivos militares israelíes que participan en operaciones anti-guerrilleras y como instructores de las fuerzas armadas. Por su parte, ya en diciembre pasado el ministro de defensa británico, Gavin Williamson, declaró ante la prensa que Gran Bretaña se propone recobrar su categoría de potencia mundial, para lo cual creará nuevas bases militares en las islas del Caribe que siguen siendo “posesión colonial” de la corona británica, y en la República de Guyana, la ex Guyana Británica, que se independizó recién en 1966, y que sigue dependiendo mucho, económicamente al menos, de Gran Bretaña. En menor grado, también Francia, bajo el gobierno de Emmanuel Macron, tendría interés en participar en el dominio y control de la Cuenca del Caribe. De hecho, Francia sigue teniendo dominio sobre la Guyana Francesa, o Cayena, donde mantiene una base de lanzamiento de cohetes espaciales.   Manteniendo el paralelo entre Siria y Venezuela, el rol que desempeñó Arabia Saudita en el intento de derrocamiento del Presidente Basher Assad, le correspondería ahora al Brasil con la “Cosa” Bolsonaro. De hecho Jair Bolsonaro ya se declaró abiertamente enemigo de los países socialistas Venezuela, Cuba y Nicaragua, y dispuesto a adherir a las acciones de guerra que sean necesarias. Es en ese contexto de estrategias semi secretas, que se produjo la “visita” de dos poderosos súper bombarderos rusos a la base militar venezolana de isla Orchila, en el Caribe. Fue sólo una visita de cortesía, ya que la Constitución de Venezuela prohíbe la instalación de bases extranjeras en su territorio nacional. Pero el mensaje fue clarísimo. Ya Rusia tiene una importante base de radares y conexión satelital en Nicaragua, que le permite ver con exactitud cada uno de los movimientos de la flota de Estados Unidos en el Golfo de México y el Mar Caribe, además de todos los desplazamientos de vehículos militares en Venezuela y en los países fronterizos. O sea, a Venezuela no podrán tomarla por sorpresa. Y, en estos momentos la Asamblea Nacional Constituyente, de acuerdo a la Constitución venezolana, tiene las máximas atribuciones para aplicar reformas institucionales y políticas, por lo que resulta bastante racional prever la posibilidad de que la Asamblea proponga una reforma constitucional que permita a Venezuela suscribir tratados militares y acoger en su territorio bases militares de sus países aliados. Hoy Venezuela cuenta con aliados extremadamente poderosos. China, Rusia, Turquía e Irán ya están presentes en ese país, y han hecho enormes inversiones, del orden de los 100 mil millones de dólares, en proyectos que están comenzando a dar fruto y hacen prever que la crisis económica está próxima a ser superada. Y ciertamente en ataque militar contra Venezuela implicaría también agredir militarmente aquellos intereses de los países aliados. Por lo pronto, ya Moscú admitió tener en estudio la posibilidad de reabrir su base militar en Cuba y acrecentar su presencia en Nicaragua. De hecho, el viernes la diplomática rusa María Zakharova, vocera del Ministerio de Relaciones, declaró bien crudamente ante la prensa internacional: “Si se diera el caso de que Gran Bretaña o Estados Unidos realicen acciones que pongan en peligro la seguridad de Rusia o de sus aliados, nuestro país tomará de inmediato todas las medidas de respuesta que sean necesarias”.   El ya casi legendario periodista francés Thierry Meyssan, de la Red Voltaire, publicó ayer sábado un bien documentado análisis sobre el riesgo de un gran enfrentamiento militar en la Cuenca del Caribe. Algo muchísimo peor que las fintas belicosas en Ucrania, y que puede claramente derivar en la inimaginable guerra con armamentos ultramodernos. Una guerra que nadie, absolutamente nadie, puede ganar. Como fuere, también en estos momentos está volviéndose inocultable el fracaso de la llamada Economía Neoliberal. Todos los países europeos están teniendo que recortar su gasto social, imponiendo esa llamada “austeridad” que aflige y exaspera a las mayorías. En Francia, según las encuestas, ya un 70% de la gente está furiosamente en contra del presidente Macron. En Gran Bretaña, el gobierno de la neoliberal Theresa May está sosteniéndose solamente por el miedo generalizado al desastre financiero y social de su salida de la Unión Europea. En toda Europa, los movimientos sociales están cambiando velozmente las predicciones y perspectivas políticas, y se teme que en la próxima elección del Parlamento Europeo, se produzca un tremendo bloque de oposición al gobierno burocrático de Bruselas. Mientras tanto, las protestas callejeras de los Chalecos Amarillos siguen presionando en todas las ciudades de Francia y rebasan hacia las fronteras de Bélgica, Holanda, Alemania, Italia y España. En realidad, se trata del fracaso económico que ya no permite que en Europa se sostenga el Estado Proveedor. La gente está redescubriendo el sabor de la pobreza. Y el proceso de empobrecimiento está llegando también a Japón, a Australia y al Sudeste Asiático. En América Latina, Bolivia es el único país que realmente tiene éxito económico y proyecta su bienestar hacia la gente. Y, claramente, Bolivia no es un país neoliberal. Y, en Estados Unidos, la marea socialista y su tesis del Nuevo Contrato Social, El Green New Deal, tiene aterrorizadas a las cúpulas políticas tanto de los republicanos como de los demócratas. Bueno, ¿qué tesis de alternativa, económica y política, tendrán que concebir las naciones?...   Estamos en un tiempo de incertidumbre. Pero ahora, gente amiga, quiero mencionar algo que varios de nuestros auditores me han representado. Me han señalado que, progresivamente, estas crónicas se han vuelto más y más noticiosas, dejando de lado el sentido inicial que era, simplemente, “invitar a pensar”. Eso es cierto, y se debe a que es tan grande el cúmulo de información valiosa y necesaria que se oculta y no llega a la gente, que me ha parecido necesario priorizar lo informativo más que lo reflexivo. Ahora quiero corregir eso y al menos una vez al mes volveré a aquellos temas que realmente son invitación a pensar. La familia, la familia humana, la suerte, el destino, la vergüenza, el sexo, la necesidad de mentir, la fe religiosa, las fuerzas que mueven a la Especie Zoológica Humana hacia algún desenlace. Quisiera que Uds., gente amiga, me propongan temas para investigar y cosechar preguntas y reflexiones. Realmente estamos en peligro. Hay que cuidarse. Y la manera de hacerlo es pensando con toda la claridad que podamos.
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