AUDIO | Crónica de Ruperto Concha: Cambio a exceso de velocidad

Por Ruperto Concha / resumen.cl Cuando se dice que algo está fuera de control, se entiende que hay mucho peligro, ya que lo que nos protege es nuestra capacidad de control sobre lo que esté ocurriendo. Pero, en la realidad de esta primera semana de 2018, ¿dónde está esa capacidad de control? ¿Quién la tiene?... Hasta hace muy poco tiempo, la mayor parte de la gente confiaba en que los grandes líderes de las grandes potencias podían controlar el futuro de sus propias naciones y llevarnos a los demás con ellos. De algún modo esa confianza en los grandes líderes se mantenía, a pesar de que la Historia nos venía mostrando siempre que esos grandes líderes y esas grandes potencias, invariablemente nos venían arrastrando de guerra en guerra y de tragedia en tragedia, con todos nosotros montaditos detrás, en ese burrito que se llama la “Esperanza”. Pero ahora, en este “domingo 7” con que empezó el 2018, las señales y los síntomas aparecen muy distintos. Y las noticias mismas nos dicen que el burrito Esperanza ya no quiere caminar. Que el futuro se ve no sólo peligroso… también se ve desagradable. Pero, igual seguimos adelante, buscando un cambio real, un rumbo nuevo, quizás con la instintiva orientación que tiene el agua, que siempre encuentra un camino para volver hacia el mar, volver hacia el sol que la evapora y la convierte en nube, y volver hacia los vientos que la transforman en lluvia para regresar a nuestro paisaje donde vive la vida. Más allá de cualquier líder, de cualquier profeta y de cualquier mesías… de algún modo la realidad humana parece evolucionar por sí misma, siguiendo la inmensa dialéctica del universo. Y de tontería en tontería, de pecado en pecado, vamos dándonos cuenta de que está llegando el momento del Gran Cambio. De ese gran cambio que no entendemos muy bien todavía y que no podemos controlar, pero que de repente se ha vuelto inevitable y además impostergable. Un cambio de rumbo que parece venírsenos encima a exceso de velocidad. Vamos viendo. Podemos comenzar viendo lo que está ocurriendo con el dinero. El 2017 terminó cuando el Fondo Monetario Internacional, basándose en esas cifras fantasiosas que usan los economistas, se dio cuenta de que la China ya desplazó completamente a Estados Unidos como la mayor potencia económica mundial. En un precario segundo lugar quedó Estados Unidos, pegadito con la Unión Europea. El puesto cuarto, que ocupaba el Japón, ahora pasó a ocuparlo la India, aunque de sus mil millones de habitantes, hay unos 360 millones que viven en la miseria económica y cultural. Pero no se trata sólo de crecimiento económico. También el dinero mismo está precipitándose en cambios súbitos. El dólar de Estados Unidos, está desvalorizándose rápidamente este fin de año. Lo vimos clarito en Chile donde, a fines de enero de 2016 cada dólar valía 716 pesos con 83 centavos, y ahora, a comienzos de enero de 2018, vale 623 pesos con 84 centavos. O sea, en menos de 13 meses los que tenían sus ahorritos en dólares, perdieron 93 pesos por cada dólar que habían guardado. recordarán cómo Washington trató de arruinar económicamente a Rusia imponiéndole sanciones que también aplicaron los países de Europa. Pues bien, en estos momentos el rublo ruso vale más de lo que valía antes de aquellas sanciones. Por su parte, el dinero de la China, el yuan o renmimbi, no sólo se plantó sólidamente en el llamado “canasto de monedas referenciales” para el comercio internacional. Lejos más que eso, ya el yuan le ha quitado al dólar una parte muy grande del mercado de divisas para el comercio mundial y ya oficializó que el yuan es la única moneda del mundo con respaldo en oro. Si Ud. tiene un yuan, podrá pedir que le entreguen su equivalente en oro, en los bancos de Shanghai y Hongkong. Pero aún más importante ha sido el fenómeno de las monedas virtuales, como el bitcoin, que en los últimos meses generaron inmensas fortunas sólo por su valorización a nivel mundial. De hecho, el bitcoin, que en enero del año pasado se cotizaba en mil dólares cada uno, en diciembre llegó a los 20 mil dólares. Luego de esa exorbitante burbuja, vino una depreciación también rápida, pero finalmente se estabilizó en algo más de 13 mil dólares por cada bitcoin. O sea, los que habían comprado esa moneda virtual en enero, ganaron más del mil 300 por ciento. El que compró mil dólares en bitcoins, ahora tiene 13 millones 300 mil dólares sólo por haberlos comprado. Y eso, claro, mientras los sesudos economistas juraban y profetizaban que el dinero virtual iba a ser un fracaso. Por supuesto, lo que está ocurriendo en la economía mundial merece un reportaje largo, y ya los analistas financieros están adelantando cálculos principalmente sobre los efectos de la devaluación del dólar. Recordemos que ya en 2008 el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, había mencionado la horrible posibilidad de que los exportadores latinoamericanos de materia prima, como Chile, pudieran terminar sentados sobre un cerro de billetes de dólares que ya no valdrían nada, o valdrían muy poco. Y hablando de dinero, de divisas y comercio mundial, debemos recordar que el año 2000, cuando se estrenó oficialmente el euro como moneda de la Unión Europea, el gobierno de la Unión, en Bruselas, aclaró que jamás el euro podría competir con el dólar como dinero universal de la economía globalizada, eso por la sencilla razón de que Europa no tenía ni planeaba tener un ejército invencible como el de Estados Unidos. Pero también ese razonamiento de Europa quedó obsoleto. Es claro que el sueño militarista del Nuevo Orden Mundial con Estados Unidos como potencia imperial suprema, la llamada “Doctrina Wolfowicz”, ya llegó a un despertar muy desencantado. Para todos los analistas de estrategia y geopolítica, ya la alianza oriental, encabezada por Rusia y China, es equivalente y posiblemente superior a la capacidad militar de Estados Unidos y la OTAN. De hecho, los avances tecnológicos en armamento tienden más bien a demostrar superioridad chino-rusa en aspectos tan decisivos como los misiles hipersónicos, y armas electromagnéticas y de microondas. Al quedar al menos empatadas las súper potencias, ¿qué factores pueden ahora inclinar la balanza de la victoria?... Está quedando claro que la victoria sólo puede ser determinada por la aceptación mundial de aquellas propuestas que puedan hacer las súper potencias, y el uso inteligente de los recursos disponibles, que llegado el caso son tan iguales como son las piezas blancas y negras sobre un tablero de ajedrez. Y es en ese contexto que ya se hace inocultable, indisimulable, la desventaja en que hoy se encuentra Estados Unidos en prácticamente todos los frentes estratégicos del planeta. Una desventaja que está arrastrando a sus más fieles aliados. En los últimos días, los focos críticos de la lucha planetaria de “Casi Guerra Mundial” se han centrado en el Medio Oriente, en la Cuenca del Pacífico y en Europa. Y en todos ellos Estados Unidos está siendo derrotado. En el Medio Oriente, la estúpida aventura de penetración militar y reemplazo de gobiernos, que iniciaron George W Bush y Barack Obama, aparece hoy rematada por Donald Trump con el fracaso definitivo de la guerra en Siria e Irak, que incluyó la destrucción y muerte de sus peones del Califato Islámico y otros proxies, seguida en estos momentos por la amargura de los kurdos que se sienten traicionados tanto por Estados Unidos como por Israel, y, en cambio, por el fortalecimiento formidable de Rusia, Irán y la China como alternativas preferibles para aquellas naciones. El intento de Trump de anular los acuerdos de paz suscritos por Europa, Rusia y Estados Unidos, con Irán, para poner término a las sanciones contra Irán, no sólo fracasó, sino que sufrió un durísimo y desafiante distanciamiento entre Washington y sus más importantes aliados europeos, encabezados por Alemania y Francia. De hecho, ya Donald Trump ha llegado a retractarse de su intento de anular los acuerdos internacionales con Irán, y ahora se limita sólo a anunciar que se propone afinar algunos detalles para perfeccionar esos acuerdos según los intereses de Washington. En Corea, desafiando la oposición de Washington, el gobierno de Corea del Sur restableció el diálogo con Corea del Norte, buscando una salida política a la carrera desenfrenada rumbo a la guerra, que estaba planteando Estados Unidos. Trump, que se había opuesto fieramente al diálogo de las dos Coreas entre sí, finalmente ha tenido que situarse a un lado y contemplar cómo esas dos naciones, que son hermanas, buscan los términos para encontrar una salida constructiva. Y en eso, Trump incluso tuvo que aceptar la decisión de Corea del Sur de financiar los gastos para que deportistas norcoreanos puedan participar en los juegos olímpicos de invierno, de este año, en la ciudad sudcoreana de Pyeongchang. Como habíamos previsto en nuestras crónicas anteriores, parece que finalmente el espectro de una guerra pavorosa está desvaneciéndose en Corea. En el Medio Oriente, los más importantes y poderosos aliados de Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita, se encuentran en estos momentos enfrentándose no sólo a un abrumador repudio por parte de las naciones más relevantes para ellos. Más aún, aliados importantísimos como fueron en su momento Turquía, Egipto y Qatar, en estos momentos se han sumado al otro bloque, el que encabeza China y Rusia. También otros aliados decisivos, como Pakistán, ya establecieron fuertes lazos de cooperación con Irán, China y Rusia, mientras que Turquía comenzó a incursionar creando bases militares en el Mar Rojo, por acuerdo con Sudán, y desafiando a Arabia Saudita. Igualmente, China ya pasó a ser el socio comercial más importante para Pakistán, e iniciará la construcción de una gran base naval sobre el Golfo Pérsico, a corta distancia de la frontera con Irán. Es importante recordar que en diciembre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó acusaciones injuriosas y despectivas contra Pakistán y sus Fuerzas Armadas, llamándolos mentirosos, cobardes y desleales, y anunciando que suspenderá todo apoyo financiero comprometido con aquella nación. Bueno, ahora, el Ministro de Guerra de Estados Unidos, general James Mattis, se está limitando a decir que todavía Pakistán no ha tomado medidas para impedir el paso de tropas y equipamiento militar de Estados Unidos que cruza por su territorio para sustentar las fuerzas estadounidenses en Afganistán. Según el general James Mattis, “todavía no hay un desastre”. Pero lo más grave en los últimos días es el surgimiento de una resistencia sorda, secreta pero implacable, de un sector muy grande de la gente de Arabia Saudita, en contra del rey Salmán Bin Abdulaziz y su hijo, el príncipe heredero Mohammed bin Salmán. Durante las fiestas de año nuevo, el príncipe bin Salmán hizo detener a otros 11 príncipes y nobles de Arabia Saudita, acusándolos de traición y de conspiración contra la monarquía reinante, que tiene, además, como atributo religioso ser Protectores de los Santuarios Sagrados del Islam. La rebelión que está fermentando en Arabia Saudita tiene el respaldo de una enorme base social religiosamente motivada en el Islam Sunnita y también en el Islam Shiíta, y que se muestra enfurecida por la alianza secreta del rey Salmán y su hijo Mohammed que establecieron “pa callado” con Israel y que parecía incluir la aceptación de que Israel incorpore definitivamente los territorios de Palestina que ocupó militarmente en la guerra de 1967. La efervescencia que ya se había producido al conocerse la alianza secreta con Israel, por acción del yerno de Donald Trump, Jared Kuschner, quien es judío ortodoxo y tiene doble nacionalidad estadounidense e israelí, agudizó las tensiones al tratar de imponer los intereses israelíes como condición ineludible para una negociación de paz con el pueblo palestino. Rematando aquello, se produjo el intempestivo anuncio de Donald Trump de aceptar que la ciudad de Jerusalén es netamente judía, y es la legítima capital del Estado de Israel, y que se propone trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén. Con ello, Estados Unidos violaba directa y crudamente todas las resoluciones de las Naciones Unidas, aprobadas por unanimidad, en las cuales se especifica que, tras más de mil años de ocupación árabe, y siendo un sitio sagrado también para el Islam y para el Cristianismo, Jerusalén debía ser respetada como ciudad tanto árabe como judía. Al parecer, la abrumadora torpeza de Washington, rechazada luego por una también abrumadora mayoría de las naciones en las Naciones Unidas, ha sido una especie de toque de difuntos para la dinastía actual de Arabia Saudita que ya está siendo vista como traidora al pueblo árabe y a los valores del Islam. En cuanto a Israel, sus anhelos de impedir el avance de la influencia de Irán en el Oriente Medio han sido tan erróneos que sólo llevó al afianzamiento iraní en Irak, en Siria y en el Líbano, y el triunfo del gobierno sirio incluso en las fronteras mismas con el territorio sirio, ocupado militarmente por Israel, en las Alturas del Golán. Ciertamente la situación del Estado de Israel ha vuelto a ser de gravísimo peligro, agravado por las decisiones de extrema arrogancia del gobierno de Benjamín Netanyahu y los partidos derechistas que lo apoyan. De hecho, la Unión Europea condenó duramente a Israel por sus medidas abusivas en contra del pueblo palestino, de las nuevas leyes que hacen casi imposible mantener en Jerusalén la zona árabe, y la reposición de la pena de muerte para quienes se opongan por la fuerza a los intereses israelíes en los territorios ocupados por Israel. Para Israel, el debilitamiento de Estados Unidos y su penosa pérdida de prestigio e influencia en el Oriente Medio, representan un grado de peligrosidad sin precedentes para la supervivencia misma del Estado Judío. ¿Se fija Ud?... Este fin de año y este comienzo de año están marcando un cambio, un viraje extraordinario en el curso de la Historia de la Humanidad. Y ese viraje tan fuerte se está produciendo con una velocidad inesperadamente alta. Quizás excesiva. Pareciera que, al menos por ahora, el peligro de una Guerra Mundial ya quedó bloqueado. Y que se viene un cambio terriblemente complejo en la economía mundial, y que ya comenzó a hacerse sentir una presión verdadera para restablecer el imperio de los valores humanistas en la política mundial. Eso equivale a una auténtica revolución que puede marcar decisivamente lo que finalmente va a ser la civilización humana en que nuestros niños habrán de crecer para ganarse su destino y su opción de crear felicidad. Por supuesto, eso implica peligro. Lo más valioso siempre es peligroso. Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. Somos necesarios. En su discurso de año nuevo a la nación rusa, el año pasado, el presidente Vladímir Putin les dijo a sus compatriotas: “Hagan magia… Sean buenos… la bondad es mágica”.
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