Por Ruperto Concha/ resumen.cl
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Esta semana resultó plagada de noticias que han llegado al borde de ser chistes macabros. Una especie de humor negro y feo, aunque también sobrecogedor como esos cuadros terroríficos que pintó don Francisco de Goya, subiéndose al anca del siglo 19. Los titulares resultan caricaturas. Exageraciones intencionadas para convencer a la gente, o al menos para mantenerla asustada.
Ciertamente lo que domina la semana es el redoble fúnebre de la masacre de Niza, en que fueron asesinadas 84 personas inocentes que sólo celebraban la Fiesta Nacional de Francia, y, por otro lado, el “enigmático” y fallido golpe de estado en Turquía.
Nos preguntamos si la justicia internacional es algo más que una farsa. Y podemos comenzar por lo más livianito, el Deporte. Ayer, el Presidente de los Comités Olímpicos de Europa, Pat Hickey, declaró que ha visto con estupor la arremetida de Estados Unidos y Canadá para excluir por completo a los atletas rusos que postulan a participar en la Olimpíada de Verano que comienza en Río de Janeiro el 5 de agosto.
Los dirigentes de Estados Unidos y Canadá afirman que Rusia, toda Rusia, incluyendo al propio gobierno, habían participado en el dopaje de atletas durante la Olimpiada de Invierno realizada en Sochi en 2014.
Pero el máximo dirigente europeo responde que es impresentable en todos los niveles aquel intento de obtener un fallo incriminatorio, sin haber presentado ni la menos prueba que sostenga tales acusaciones contra Rusia.
Y agregó Pat Hickey que los intentos anti-rusos de Canadá y Estados Unidos violan el concepto universalmente reconocido del derecho a un juicio justo.
Finalmente, el máximo dirigente europeo del deporte señala: Debo cuestionar con qué autoridad los agentes antidoping de Canadá y Estados Unidos se han atrevido a redactar un fallo judicial internacional y con qué autoridad pretenden imponer el destierro total de un miembro de la Gran Familia Olímpica.
¿Se fija Ud.?, Europa está denunciando nada menos que un intento doloso de Estados Unidos y Canadá para obtener un fallo políticamente manipulado, de un tribunal internacional.
Pero los criterios con que se están emitiendo fallos judiciales erróneos u objetables, ya abarcan un ámbito cada vez mayor en materias de derecho. En Argentina, vea Ud., la Fiscalía que está investigando supuestos delitos económicos que podrían afectar a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, ahora ha pedido que se congele la totalidad de los bienes de la totalidad de la familia Kirchner. Y eso implica hasta los ahorros que tengan los nietos y las cuentas de las hijas estudiantes. Eso, porque al fiscal le parece que quizás pudiera descubrirse así alguna clase de irregularidad.
Bueno, en juicios de carácter religioso y moral, también esta semana se encrespó el debate por las declaraciones del Gran Rabino de las Fuerzas Armadas de Israel, en que aparece justificando por la ley judía la violación de civiles por parte de militares israelíes.
En cuanto a Arabia Saudita, en la reciente fiesta islámica del fin de los ayunos del Ramadán, el Rey Salmán recibió con los máximos honores al presidente de Sudán, Omar al Bashir, haciendo caso omiso de que el Tribunal Penal Internacional ha emitido una orden internacional de captura en contra de Omar al Bashir, por crímenes y violaciones de los derechos humanos, que incluyen asesinatos y torturas. De hecho, el rey saudita le rindió a Bashir muchos más honores y agasajos que los que se dignó ofrecerle al presidente Barack Obama.
Y, siempre sobre Arabia Saudita, la prensa británica denunció ayer que el nuevo gobierno conservador se ha negado a oponerse a que un representante de Arabia Saudita sea elegido miembro del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El vocero del Partido Liberal Demócrata, Tom Brake, pese a ser aliado del gobierno, denunció que Arabia Saudita es uno de los más brutales violadores de los derechos humanos, que ejerce una tiranía feroz sobre los derechos de las mujeres y de los niños, que niega toda libertad de pensamiento y religión, que ejecuta y tortura a sus súbditos con frecuencia terrible y que anula y deforma a su antojo la aplicación de la ley.
Incluso otro príncipe árabe, Zeid Ra’ad al Houssein, de Jordania, quien es alto comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, denunció que la guerra lanzada por Arabia Saudita contra los rebeldes de Yemen, ha provocado una carnicería sobre la población civil, incluyendo ya a miles de niños, bombardeando hospitales, escuelas y barrios completos.
Más aún, el gobierno británico admitió que sus ventas de bombas y pertrechos de guerra a Arabia Saudita han aumentado en mil doscientos millones de dólares en los últimos 3 meses. O sea, el Reino Unido se ha vuelto cómplice y ayudista de los crímenes sauditas.
Pero quizás la más peligrosa intervención de un tribunal internacional es la que el jueves pasado falló en contra de China, en un juicio arbitral sobre la aplicación de la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho Marítimo. En ese fallo, el tribunal convocado a petición del anterior gobierno de Filipinas, declaró que China no tiene derechos que fundamenten su soberanía sobre el Mar de la China.
China, de antemano, había negado que ese tribunal arbitral tuviese jurisdicción en esa materia, y declaró que el fallo sería un pedazo de papel vano y nulo, sin efectos vinculantes. En términos reales, el Tribunal de Derechos Marítimos no tiene atribución alguna en asuntos de soberanía territorial. De hecho, ese mismo tribunal anteriormente había fallado en favor de Rusia contra Holanda, y en favor de la India contra Bangladesh, cuando Rusia y la India sostenían la misma postura que hoy tiene la China.
El tema jurídico es complejo, pero desemboca en la realidad de que ese tribunal arbitral marítimo no tiene absolutamente ningún poder concreto para obligar al cumplimiento de su veredicto.
Si alguien quiere obligar a la China a replegarse hasta las 12 millas de su costa, tendría que tener al menos un poderío bélico similar al de Estados Unidos.
Y, como ya es aceptado a nivel mundial, tampoco Estados Unidos tiene suficiente poderío militar para enfrentarse en una guerra mundial contra China y Rusia juntas.
Y un detalle adicional: Estados Unidos, que se plantea como defensor de la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho Marítimo, en realidad no es miembro de dicha convención.
Como fuere, ahora Filipinas bajo el nuevo gobierno que encabeza el presidente Rodrigo Duterte, ya anunció que no va a exigir que se trate de aplicar el fallo. Por el contrario, confirmó su propósito de buscar un acuerdo satisfactorio con China, a través de diálogo bilateral, tal como antes lo había propuesto Beijing.
O sea, fue otro fallo de un tribunal internacional que ha quedado reducido a una farsa de declaraciones y gestos desprovistos de efecto real. O sea, una triste farsa en nombre de alguna clase de justicia.
Recordemos que el entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, fue el que afirmó con campechana sencillez que aquello del juicio justo y los procedimientos de derecho no son más que minucias que provocan estorbos.
La segunda pregunta que nos formulamos es: ¿Son algo más que una estafa las cifras que entregan los gobiernos y la banca sobre la economía de los países?...
La noticia que llevó a esta pregunta fue la afirmación oficial del gobierno de Irlanda, de que en el ejercicio de 2015 ese país había tenido un crecimiento económico formidable, sin precedentes, superior incluso al máximo crecimiento que alcanzó la China en su mejor momento. Fíjese Ud., un crecimiento que superó el 26% del producto interno bruto.
Bueno, las cifras oficiales del gobierno de Irlanda por supuesto provocaron un coro de risotadas y burlas. Las publicaciones especializadas admitieron que las cifras del gobierno están respaldadas por auténticos números de contabilidad. Pero, hablando en términos concretos, ¿aumentó Irlanda en un 26% su producción de bienes y servicios?... No.
¿Aumentaron las exportaciones de Irlanda, dejando un superávit de 26% en su balanza comercial?... ¡No!
¿Aumentaron los ingresos de los trabajadores en un 26%?... ¡No!
¿Aumentaron en un 26% los puestos de trabajo bien remunerados?... No, pues. Tampoco eso.
Lo único que aumentó en ese enorme 26,3%, fue la inversión, solamente contable, realizada por diversas transnacionales que decidieron fijar su domicilio en ese país. Sólo eso. Ni siquiera la promesa de pagar unos poquitos dólares más en impuestos.
Como lo explicó el economista Jim Power, de la Financial Review, esas cifras en realidad no significan nada. Y cuando los gobiernos farsantean con ellas, los que saben la verdad se ríen en silencio.
La tercera pregunta es si la Democracia finalmente es algo más que un cuento de hadas. Ya la respuesta la dio el militar prusiano Carl von Klausewikz en su libro “El Arte de la Guerra”, a principios del siglo 19, donde afirma que la guerra es la continuación de la política con otros medios. Y, por supuesto, en estado de guerra la democracia queda suspendida por razones estratégicas.
Esto equivale a decir que, en la lucha por el poder, sea con votos o con balazos, la victoria se busca sacrificando la democracia, que en términos reales, jamás ha tenido tiempo para crecer y madurar más allá de la infancia de un mundo de cuentos de hadas.
La ola de homicidios insensatos, perpetrados por pura bronca o por taras mentales, parece haberse exacerbado en los últimos días. A los cientos y cientos de muertos con que los árabes expresan su odio recíproco, se han sumado más y más matanzas en el llamado “mundo occidental”. El 12 de junio, recordemos, en Orlando, Florida, un hijo de una familia de origen afgano, asesinó a 50 personas que bailaban alegremente en un bar gay. Vinieron de inmediato, claro, las frases bonitas, el apoyo al orgullo gay, etcétera.
El jueves 14 de julio, Día Nacional de Francia, otro musulmán enloquecido mató a 84 personas en Niza, esa ciudad, esa especie de Viña del Mar que hay en el sur de Francia. El asesino, Mohammed Lahouaieh Buhlel, era un moro de Túnez que se volvió terrorista después de estar viendo las noticias varios días seguidos en la tele…
Pocas horas después, a partir de las 10 de la noche del jueves, comenzaba el estrambótico, estrafalario, extravagante, golpe militar fallido de Turquía, que dejó un saldo inicial hasta ahora de 161 civiles, 60 policías y 45 militares muertos en poquito rato, y la captura de más de 3 mil oficiales de las fuerzas armadas turcas y otros 3 mil abogados, jueces y funcionarios judiciales, acusados de traición a la patria por haber apoyado a los golpistas.
Es posible que muchos de ellos sean condenados a muerte.
Inicialmente, en Estados Unidos y Egipto, las reacciones periodísticas habían sido de euforia, porque prevaleció la idea de que se trataba de un levantamiento de las fuerzas armadas y grupos civiles en defensa de la democracia amenazada por el régimen islamista autoritario del presidente Tayyip Erdogán.
Muy pocos se dieron cuenta de que estaba produciéndose un conato de golpe militar muy raro, que parecía planificado por estúpidos, por débiles mentales. Un golpe militar que realmente parecía diseñado concienzudamente para terminar en el fracaso más completo y estruendoso. De partida, a los golpistas no se les ocurrió que sería conveniente comenzar por capturar al propio Tayyip Erdogán. No, fíjese. Al contrario, esperaron a que el presidente se fuera de vacaciones a Estambul, en la parte europea de Turquía, donde se encontraría fuertemente protegido.
Tampoco a los golpistas se les ocurrió trazar un plan de acciones tácticas para copar las unidades que no estuvieran comprometidas en el golpe, sin darles tiempo a movilizarse para entrar en combate.
Las acciones las iniciaron en Ankara, bombardeando las instalaciones de la policía, donde, con un helicóptero, mataron a 17 agentes de los servicios de inteligencia. Otros aviones atacaron el edificio del Congreso y algunas columnas de tanques se desplazaron por Ankara y otras ciudades.
Tampoco los golpistas se dieron tiempo para silenciar las redes sociales, y en pocos minutos ya el presidente Erdogán estaba convocando a las fuerzas leales y al pueblo para salir a las calles y copar y vencer a los golpistas.
En realidad, a las pocas horas había quedado en claro que los militares golpistas habían fracasado. Grupos de oficiales asustados trataban de huir con sus familias en dirección a países fronterizos. A mediodía del viernes, los últimos 3 mil militares rebeldes estaban rodeados por las fuerzas gubernamentales, y el gobierno, generosamente, informó que los soldados rasos y los suboficiales de bajo grado no serían procesados por traición a la patria porque sólo les cabía obedecer.
Bien pronto, los gobernantes de Europa y Estados Unidos lanzaban sus declaraciones de felicitación por el triunfo del gobierno democráticamente elegido de Turquía.
Pero la primera duda abiertamente planteada la realizó el periodista político Ryan Heath, de la publicación Político, el mismo viernes a las 5 de la tarde, bajo el título de “¿Espectáculo teatral o golpe?”
En realidad fue el propio Tayyip Erdogán el que dio las primeras y más fuertes señales de que las cosas le habían salido muy bien para él. A través de twitter declaró, ante todos, que el fallido intento de golpe militar había sido un “regalo de Allah”, un don de dios que le permitía eliminar de raíz a los todos traidores y corruptos enquistados en las fuerzas armadas, el poder judicial y los partidos políticos de oposición.
Como detalle poderosamente expresivo, el gobierno turco informó desde el comienzo que las fuerzas de la aviación turca situadas en la base de Cirlik, habían participado en el golpe, y que entre esas fuerzas estaba el piloto que había derribado a traición el avión SU-24 ruso que retornaba de un ataque contra los terroristas del Daesh.
De hecho, las fuerzas gubernamentales sitiaron aquella base de la fuerza aérea, que está en la frontera misma con Siria, y donde se encuentran también los aviones de Estados Unidos que bombardean al Daesh Islámico, y, además, fíjese Ud….-
La base aérea de Cirlik es una de las principales sedes de la OTAN, y, como si fuera poco, es en aquella base donde Estados Unidos mantiene su arsenal de armas atómicas supuestamente destinadas a la defensa de Europa Oriental.
Así, al sitiar Erdogán la base de Cirlik, y cortarle por completo el suministro de energía eléctrica, Turquía en la práctica estaba tomando de rehén a sus propios aliados de la OTAN.
Ya durante la tarde y ayer sábado, la prensa de Estados Unidos lanzaba alaridos de alarma. Todos aceptaban el hecho real de que un triunfo de los golpistas habría sido un golpe demoledor para la OTAN y la Unión Europea. De hecho, por las leyes estadounidenses, Estados Unidos estaría obligado a retirar de Turquía la totalidad de sus arsenales y sus fuerzas, tanto los arsenales convencionales como el armamento atómico.
Pero ahora, dándose cuenta de que tras aplastar el golpe, el poder político y religioso de Tayyip Erdogán se ha vuelto gigantesco, simplemente no saben qué nueva estrategia podrían diseñar para hacerle frente a eso.
Ahora comenzaron a entender de otra forma lo que significa el acercamiento de Turquía a Rusia y a Israel, y advierten que Turquía pareciera estar dispuesta ahora a cambiar su posición respecto de Siria y, sobre todo, respecto del presidente sirio Basher Assad.
Quizás eso tendrá que ver con que el presidente Obama, después de haber enfatizado que Rusia es su peor enemigo, ahora haya decidido invitarla a trazar una estrategia conjunta de colaboración estrecha, de aliados, en la lucha contra el terrorismo islámico.
Bueno, los rusos han demostrado que no son gente ni muy crédula ni tampoco muy tímida.
En tanto, el cambio climático ya se nos vino encima. Al parecer el tiempo ya no nos está alcanzando para sobrevivir muchos años más en este planeta.
Pero, en fin, de eso podemos conversar el domingo próximo.
¡Hasta la próxima, amigos! Cuídense, es necesario. Uds. ven, hay peligro.