Por Ruperto Concha / resumen.cl
El 16 de marzo, un despacho de la agencia noticiosa Reuters desde Ciudad del Vaticano señala que ha comenzado una especie de guerra secreta pero muy virulenta de la facción más conservadora de la Iglesia Católica contra el Papa Francisco, quien aparece como un líder espiritual demasiado liberal y próximo a la llamada “Teología de la Liberación” y al “Humanismo Cristiano”, que marcaron el pensamiento católico con los papas Juan 23 y Paulo VI, y que parecía continuar con el Papa Juan Pablo I, quien, a sólo 33 días de su consagración, murió súbitamente en circunstancias que dieron lugar a hipótesis que sugerían un asesinato.
Lo sucedió el papa Juan Pablo II, Karol Wojtyla, un polaco que se había formado en la resistencia anti nazi, y luego en el anticomunismo. En 1967 fue ungido cardenal y en 1978 fue elegido Papa con apoyo del sector más conservador de la Iglesia.
Este papa realizó un desmantelamiento inmediato de las políticas y grupos liberales afines a la Teología de la Liberación, imprimiendo a la política vaticana un giro hacia el neoliberalismo doctrinario, que se hizo sentir hasta en las más lejanas parroquias de nuestra América Latina.
Bajo Juan Pablo II la jerarquía eclesiástica volvió a aparecer vinculada a los sectores políticos dominantes, incluso realizando acciones de activismo en contra de los gobiernos izquierdistas latinoamericanos.
A Juan Pablo II lo sucedió el alemán Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, quien de inmediato enfatizó que el «cristianismo no es una moralidad», y que la fe cristiana no tiene nada que ver con una especie de recetita moral para ganarse el cielo.
También Benedicto 16 combatió el compromiso social cristiano de colaboración con proyectos revolucionarios, y condenó ciertas formas de la Teología de la Liberación que sonaban demasiado marxistas. Pero también condenó los males derivados del capitalismo y el liberalismo occidental a ultranza, enfatizando que la fe cristiana es incompatible con sistemas que son de dominación y opresión, sean de derecha o sean de izquierda.
Por alguna razón el Papa Benedicto pareció desalentado de sostener las pugnas internas de la Iglesia, y optó por renunciar al Papado aduciendo problemas de salud.
A pesar de su edad ya avanzada y su salud delicada, o, quizás, precisamente por eso, el cónclave de los Cardenales o Príncipes de la Iglesia, eligió Papa al cardenal argentino Jorge Bergoglio, quien fue consagrado bajo el nombre de Francisco, en honor a un santo que definió como “El hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la Creación”
El 14 de marzo de 2013, al día siguiente de ser elegido, el Papa Francisco celebró su primera misa en la Capilla Sixtina. Y en su sermón señaló que Dios es misericordioso, que Dios perdona y, fíjese Ud., que Dios jamás castiga.
Así, desde su primera misa, el primer papa latinoamericano, de formación jesuita, provocó instantáneamente un respingo de rabia en el sector de esos cristianos que se empeñan en creer que hay un Infierno en donde Dios sometería a torturas a los pecadores condenados. Unos cristianos que se regocijan en la creencia de que Dios inventó castigos brutalmente crueles, infinitos y por completo desprovistos de piedad.
En su segunda Encíclica, llamada Laudato si, o sea, Alabado seas, el Papa Francisco elevó en la doctrina cristiana el concepto de ecología y protección integral del medio ambiente
En esa Encíclica señaló cómo, pese al progreso de la tecnología que debiera acercarnos más los unos a los otros, existen sin embargo divisiones enormes y en todo el planeta vemos una división escandalosa entre el lujo de los ricos y la miseria de los pobres.
Refiriéndose a una huelga de los trabajadores estatales en Buenos Aires, señaló que en Argentina se persigue a los pobres que buscan trabajo, y se aplaude a los ricos que eluden la justicia.
Igualmente, el Papa Francisco declaró que las parejas divorciadas pueden seguir en la comunidad de los creyentes católicos, y también, aunque rechazó el concepto de “matrimonio homosexual” aceptó sin embargo que las parejas homosexuales puedan legalizar su unión civil, con los mismos derechos legales que los heterosexuales, y que puedan también adoptar niños como hijos propios.
Bueno, ya hace cinco años, el sector más conservador de la Iglesia formó un verdadero contingente movilizado, de curas y devotos, para iniciar la guerra contra este Papa.
Un tal Edward Pentin, comentarista en el periódico conservador National Catholic Register, de Estados Unidos, escribió una diatriba en que afirma que, entre comillas, “hay un continuo flujo de engaños, manipulaciones y escándalos en el Vaticano del Papa Francisco.”
El episodio reportado por la agencia noticiosa Reuters se refiere a la publicación por el Vaticano de una serie de 11 folletos en que se expone la visión doctrinaria y apostólica del Papa Francisco, incluyendo una importante carta enviada por el ex Papa Benedicto XVI apoyando a Francisco al que califica como una persona de profunda formación filosófica y teológica, y afirma que hay una sana continuidad entre su propio reinado y el actual reinado del papa Francisco. Asimismo, el ex pontífice Benedicto XVI dice que la acusación de que la posición liberal del Papa Francisco estuviera destruyendo a la Iglesia, no es más que “estúpido prejuicio”.
Según los acusadores, el Vaticano habría omitido partes de la carta de Benedicto XVI que no contuvieran elogios y apoyo al Papa Francisco, pero de inmediato se demostró que ese documento tan decisivo había sido respetado en su totalidad.
En fin, la arremetida aquella es parte de las tensiones internas del catolicismo, enfatizadas, a veces tendenciosamente, por la prensa, como ocurrió en Chile cuando el Papa Francisco se negó a condenar al obispo Juan Barros, señalando que las acusaciones que no son válidamente probadas, son solamente calumnias. Y asegurando que, si se presentaran pruebas, por cierto apoyará la condena que corresponda.
Por supuesto el tema de las acusaciones contra el obispo Barros y otros miembros de la jerarquía católica es algo que debe analizarse en mucha profundidad, tomando en cuenta la multitud de implicaciones e interrogantes que surgen de las mismas declaraciones de los denunciantes.
Y también es básico admitir que los escándalos de abuso homosexual perpetrados por sacerdotes son tan frecuentes como los perpetrados por pastores protestantes, pero tienen más gravedad por el hecho de que los sacerdotes católicos hacen voto de castidad. O sea, al pecado carnal común añaden el perjurio sacerdotal.
Pero la guerra contra la Iglesia Católica, y contra el Papa Francisco va muchísimo más allá de la escandalera sexual. Es una guerra bastante más política que teológica. Vamos viendo.
El 10 de febrero pasado, la agencia alemana Deustche Welle publicó un largo análisis bajo el título de, fíjese Ud.: “América Latina, democracias en la tenaza de las iglesias neopentecostales”.
Allí se señala que en Brasil, Perú, Colombia, México, República Dominicana y Venezuela, entre otras, se está produciendo un avance populista encabezado por pastores que se autodenominan “cristianos”, aunque a menudo tienen más de empresa comercial que de auténticos grupos religiosos.
Y estos movimientos evangélicos, según la Deustche Welle, son una amenaza no sólo para el cristianismo auténtico: también amenazan la civilización humanista y los principios democráticos.
En Brasil, estos evangélicos ya alcanzan a un 22,2% de la población, o sea, más de 42 millones de fieles. Y según el Instituto Brasilero de Estadísticas, cada año se abren alrededor de 14 mil nuevas iglesias neopentecostales. Y el pastor Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, ha llegado a tener una fortuna personal de más de mil millones de dólares y es propietario del canal de TV “La Record”, considerado el segundo en importancia, después de la red O Globo, de Sao Paulo.
Bajo la estrategia política de estos evangélicos, en Brasil han logrado acumular una fuerza de 75 diputados y 3 senadores. Y, claro, esa fuerza, encabezada por el evangélico Eduardo Cunha, apoyó con entusiasmo la destitución de la presiente Dilma Roussef. Recordemos que este Eduardo Cunha, tan cristiano él, ahora está preso por gravísimos y comprobados delitos económicos, sobornos y extorsiones.
Otra neopentecostal brasilera es Marina Silva, de la Asamblea de Dios, que fue utilizada por la derecha brasilera para restarle votos al Partido de los Trabajadores.
En Colombia, hasta diciembre pasado había sólo 750 liceos fiscales, frente a 3.500 iglesias neopentecostales. Y la agencia alemana señala que son muchos los pastores pentecostales latinoamericanos que recurren al resentimiento y la bronca generalizada contra los políticos corruptos, para mostrarse ellos como alternativa de salvación moral, en nombre de Jesucristo y bajo la promesa de que los políticos, los católicos, los ateos, los homosexuales, y otros perdidos, serán expulsados, castigados y finalmente enviados a tortura en el infierno.
El hábil aprovechamiento de la ignorancia y la bronca acumulada por los grupos sociales inferiores ha permitido que astutos líderes, como la costurera colombiana María Piraquive, pudiera inventar su “Iglesia de Dios Ministerial Jesucristo Internacional”, que más que a la religión se dedica a los préstamos y las especulaciones financieras, juntando un capital de más de mil quinientos millones de dólares y adquiriendo propiedades en más de 50 países.
Según el pastor y teólogo alemán Thomas Wieland, el fenómeno neopentecostal latinoamericano es básicamente el aprovechamiento hábil y astuto de la irritación generalizada de una clase baja y media baja, de bajo nivel cultural, que sienten que la política latinoamericana se ha convertido en un negocio sucio, y ven a los políticos como delincuentes.
En países como Brasil y Colombia, los evangélicos neopentecostales han logrado establecer fuertes alianzas con los partidos de derecha, obteniendo a cambio garantías y ventajas comerciales y administrativas.
No sabemos cuál será la dinámica futura de esta marea evangélica neopentecostal, pero ya se evidencia que, en cambio, en el seno de la Iglesia Católica está recobrando su fuerza el llamado Humanismo Cristiano y la Teología de la Liberación, enriquecida ahora por fuertes contenidos de ecología y protección del medio ambiente.
Y en momentos en que las potencias mundiales parecen a punto de lanzarse en la Tercera Guerra Mundial, esta misteriosa y casi secreta guerra de religiones definidas como “cristianas” está pasando casi desapercibida, aunque sus efectos pueden llegar a ser enormes.
Y, hablando de la Guerra, se encrespan cada vez más las acusaciones de Inglaterra y Estados Unidos contra Rusia por una supuesta participación rusa en el envenenamiento con gas neurotóxico del espía traidor ruso Sergei Skripal. De hecho, ya en Francia y Alemania los gobiernos cambiaron ya el tono inicial de condena a Rusia, y están exigiendo que Londres y Washington exhiban pruebas que respalden sus acusaciones. De hecho, el presidente francés Emmanuel Macron, que inicialmente había apoyado las acusaciones contra Rusia, ya el viernes cambió su postura y está exigiendo que las acusaciones sean racionales y expresadas en términos civilizados, y que Gran Bretaña presente cuanto antes las necesarias pruebas fehacientes.
Esto, al saberse que la fabricación del supuesto gas neurotóxico ruso ya había sido detalladamente difundida en un libro que vendió por Amazon miles de ejemplares a un valor de 8 dólares con 16 centavos, un libro en que se detallaban los componentes y los procedimientos para fabricar ese gas venenoso.
O sea, prácticamente cualquiera podría fabricar ese gas.
Pero al margen de la insustancialidad de las acusaciones anti-rusas, la virulencia del gobierno británico y de la embajadora de Estados Unidos Nikky Halley ante las Naciones Unidas, han sido denunciadas como una maniobra publicitaria para provocar una reacción popular ruso-fóbica, en momentos en que Estados Unidos estaría preparando una invasión militar contra Siria.
Ante eso, incluso el agresivo presidente turco Tadyip Erdogan advirtió que las acciones en contra de Siria podrían desatar el comienzo inmediato de la Tercera Guerra Mundial
Y, por supuesto, en Gran Bretaña, Estados Unidos y Europa continental se está produciendo en estos momentos una reacción social de horror ante las provocaciones de Occidente que están volviendo inminente el estallido de la guerra.
En Londres, el jefe del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, que según las encuestas va a ganar las próximas elecciones y asumirá el gobierno británico, la semana pasada denunció que existe un contubernio irresponsable que está empeñado en provocar una guerra.
De hecho, el temor y el resentimiento de las bases sociales ante el peligro de la guerra se está expresando en la furia de compras de los llamados “kits de supervivencia” en Estados Unidos y Europa. Son unos paquetes de insumos, alimentos y medicinas de larga duración, para llevarlo a algún refugio subterráneo en caso de guerra nuclear. En Estados Unidos se han agotado las ventas de esos “kits de supervivencia” con valores entre mil y 6 mil dólares cada uno, que garantizarían recursos para resistir hasta 25 días sin necesidad de salir del escondrijo.
Por su parte, se confirmó que los prototipos disponibles de misiles Vanguard rusos ya entraron a producción en serie. Tienen un alcance a cualquier punto de Estados Unidos o Europa, a una velocidad de más de 20 mil kilómetros por hora, y pueden llevar una carga nuclear de 100 megatones.
Según informó el vienes el periódico Business Insider, de Estados Unidos, un solo impacto de ese misil en Washington provocaría la aniquilación de un área de más de 45 mil kilómetros cuadrados donde la destrucción sería total y se exterminaría completamente la vida durante al menos 50 años, debido a la presencia de cobalto radiactivo.
Y los efectos destructivos masivos pero de menor intensidad alcanzarían hasta México y Canadá.
Y, fuera de eso, de la misma magnitud serían los efectos de otros misiles, como el submarino nuclear que ya está en algún punto en las profundidades oceánicas al alcance de Estados Unidos.
¿Es de extrañarse, entonces, de que la gente esté aterrorizada e indignada por los políticos belicistas?
Y, finalmente, el tema ecológico. En momentos en que están en auge los programas tecnológicos y las iniciativas en pro del uso de energía alternativa, renovable y no polucionadora, la realidad, sin embargo, apunta en sentido totalmente opuesto. Informaciones oficiales de Estados Unidos y Europa señalan que el consumo de petróleo a nivel mundial ha seguido aumentando. De hecho, se prevé que en los próximos 12 años el consumo de petróleo aumentará en un 1,1% anual. Es decir, un aumento del orden de los 200 mil barriles de petróleo diarios, por sobre los 20 millones de barriles que se consumen diariamente.
Y el precio del petróleo se mantendrá arriba de los 65 dólares, alcanzando eventualmente hasta 70 o 71 dólares el barril.
¿Qué le hará a nuestro ya enfermo planeta esa quemazón polucionadora?
Hasta la próxima, gente amiga. Hay que cuidarse. Hay peligro. Los humanos somos peligrosos. Y somos nuestros peores enemigos.