A veces las situaciones más ridículas pueden originar una tragedia horrible. Este es el caso que nos tiene a todas y todos impactados respecto al detenido por los incendios de Viña del Mar del verano pasado.
Siempre se ha sabido que, entre los cuerpos encargados de combatir el fuego -en Chile Bomberos, Conaf y brigadas privadas-, existen personajes con intenciones turbias, producto de desórdenes mentales o, en otros casos, movidos por intereses económicos que manipulan incendios en vistas a alguna prebenda vinculada al suelo maltratado tras un siniestro.
Pero esta vez el más de centenar de víctimas, como siempre, habitantes de sectores populares, trabajadores y familias vulnerables son quienes denuncian las prácticas criminales de un hombre que, entre excusas estúpidas y declaraciones infelices, solo hace aumentar la rabia que millones de chilenos sentimos. Coludido con un funcionario de Conaf, el bombero porteño revela la necesidad de “hacer horas” para aumentar el salario de su amigo.
Entonces, se hace evidente que aquí hay también un autor intelectual que, por supuesto, no es puesto en el banquillo de los acusados por los medios de comunicación. Ese criminal es el sistema neoliberal, el modelo que inspira las formas del trabajo precario como el de Conaf.
¿Es que acaso es tan difícil entender que vivimos en medio de un sistema que nos hace enloquecer, deprimirnos y padecer de una salud mental lamentable? Ahora también constatamos que este modelo, respaldado por todo el arco político, nos mata, asesina a veces lentamente como en las zonas de sacrificio, o a veces de forma directa, como en el megaincendio viñamarino.
A estas alturas, la lucha es contra todo este sistema económico, porque volverán a ocurrir eventos como estos, y volveremos a olvidarlos. Las televisiones se centrarán en personajes desprovistos de cerebro y sentido común hasta que ocurra otro episodio de cualquier cosa, encubriendo al autor intelectual.
RESUMEN