Cuando algunos vecinos de la Villa San Pedro levantaron la voz y se organizaron para defender la Laguna Grande de San Pedro y el humedal contiguo (Los Batros), el apoyo ciudadano fue unánime en todos los sectores de la comuna y más allá de esta inclusive. Sin embargo el escenario de hoy es otro, la legítima defensa de esta reserva natural choca con el derecho legitimo a la recreación de los sectores populares de la comuna. El dudatativo nuevo gobierno municipal, en deuda tanto con los ecologistas, como los sectores populares, ha cambiado de opinión con respecto al tema en cuestión de días, en un primer momento pensó en invertir en una playa artificial y al día siguiente a sacar con carabineros a los humildes bañistas.
Por esto días se han oído voces en diversos medios, que tras un discurso medioambiental esconden un profundo clasismo, la pregunta es muy sencilla: ¿Que dañara más a la Laguna de San Pedro, las familias que la ocupan para su esparcimiento durante dos meses al año, o los proyectos inmobiliarios que siguen en curso? Hay algunos en la Villa San Pedro que se muestran ecológicos para algunas cosas y no para otras, y serian mucho más ecologistas sin en vez de una Península ABC1, se instalar allí un campamento chile barrio, la cuestión es que los niños de los sectores populares de la comuna, los que están detrás de la ruta 160 y detrás de la línea férrea y sus rejas, tienen el legitimo derecho a recrearse. Es fácil tildar de irresponsables a los niños que mueren cada año ahogados en el río Bio Bio, la desembocadura o las playas frente a Boca Sur y Michaihue, después de haber salido disfrutado de algún lago del sur o la playa del norte o la zona central.
Sin duda hay que defender el patrimonio natural de San Pedro, pero también es cierto que hay que hacerse responsable del derecho a la recreación de esos miles de niños y jóvenes, de las poblaciones marginales de San Pedro, y también de la integración social de la comuna hoy claramente dividida en clases sociales. Por lo demás en San Pedro existen otras lagunas, entre ellas Llacolen, la cual se encuentra totalmente cercada, la mayor parte de esta a manos de un “country club” privado que inconstitucionalmente niega el acceso de los vecinos a las orillas de la laguna, sobre el cual nadie ha dicho nada en este debate, y por otra un balneario municipal, cuya preocupación lejos de ser social es recaudar fondos para la comuna.
Sin duda esta problemática que se inicio hace un par de años se continuar acrecentando, existen formas paliativas como instalar centros recreativos gratuitos que incluyan áreas verdes, juegos para niños y grandes piscinas en el sector costero de la comuna (Boca Sur, Michaihue, San Pedro de la Costa), sin embargo esto solo atenuara el conflicto de fondo: la segregación clasista de la comuna.