La interminable sucesión de abusos sobre pueblos acompañados de ciclos de protestas y gobiernos policiales/militares en Latinoamérica parece ser parte esencial de nuestro devenir histórico, historia acompañada desde el siglo XX por la práctica del deporte más popular que ha reforzado desde entonces las distintas formas de carácter nacional presentes en nuestro continente, hablamos evidentemente del fútbol.Por Jorge Acuña Guajardo*
Distintos son los momentos en que la relación de fútbol y política se vuelven acá una obligación sea por su utilización para blanquear dictaduras militares[1] o la realización de algunos obscenamente costosos eventos que no reportan beneficios a las poblaciones que les albergan.[2] Recorriendo nuestra agitada historia política veremos tras los titulares de cualquier periódico un apartado con hinchas y balones.
En Chile causaron especial impresión en todos los sectores políticos la irrupción de las barras -bravas o no- en las protestas del 2019, lo cierto es que para los sectores más convencionales de la política fue extraño que la elocuencia de los argumentos y las ideologías políticas se vieran acompañadas de canticos desaforados de personas que consideraban violentos e irracionales.
No seremos los primeros en decir que la articulación política de grupos de barristas viene de antes del 2019[3] incluso el caso nacional es ilustrativo pues las barras, compuestas por muchas personas que pertenecen a los sectores socioeconómicamente desfavorecidos, han sido testigos y víctimas de la privatización de sus clubes, la criminalización de sus maneras de ser y la aplicación de políticas públicas relativas a la seguridad de cuestionable eficiencia como Estadio Seguro, básicamente los mismos males que como sociedad toda acusamos, visto esto no es extraño que en los momentos más álgidos de protestas estos grupos que hipotéticamente no pueden estar en el mismo espacio físico portaran ideales y objetivos comunes.
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Esta misma sorpresa emerge al ver las recientes protestas en Perú[4] y Colombia donde las barras que en teoría no se soportan marchan en conjunto. Es especialmente simbólica la reutilización de la imagen de distintos escudos con los respectivos colores de algunos clubes colombianos unidos en la frase “Perdimos mucho tiempo peleando entre nosotros” dando a entender que se comparten diagnósticos sobre los problemas que aquejan a la población y que las rencillas clásicas de la rivalidad futbolera ya no caben.
Viendo cómo se han desarrollado ambas movilizaciones, para Chile fue mucho más importante de lo que se les reconoce el rol de las barras, en un principio los hitos asociados al fútbol son: La terminación anticipada del torneo nacional, impedir la final de la Copa Libertadores en Santiago, las protestas dentro y fuera de las graderías por hinchas de la Universidad de Chile durante un partido contra Inter de Porto Alegre, por último el lamentable asesinato de Jorge Mora hincha de Colo Colo atropellado por la policía en la primera fecha del nuevo torneo.
En Colombia por su parte durante el paro del 2019 las barras ya habían sorprendido marchando juntas, ahora nuevamente replican el gesto viviendo episodios similares a los chilenos, reubicación para los partidos y tentativas de suspender el torneo por las protestas.
Particular atención internacional cobraron las imágenes del partido por Copa Libertadores entre Santa Fe y River Plate donde por momentos se escucharon los enfrentamientos a las afueras del estadio, inclusive por instantes a los propios jugadores se les dificultaba jugar por los gases lacrimógenos de las policías, previamente las barras habían anunciado que buscarían la suspensión del partido.
Otra gran polémica sobre este tema está en la realización de la Copa América, torneo de selecciones continentales que tenía por sede Colombia, nuevamente la Conmebol se ve en jaque por los propios hinchas del fútbol que rechazan la realización de tan prestigiado torneo, el gobierno busca por todos los medios que no se reubique al igual que lo hizo Chile con la Copa Libertadores sin éxito. Por su parte algunas autoridades chilenas han manifestado públicamente su intención de llevarla a cabo incluso con público en los estadios.
Revisa| Ni la Libertadores se salva: Policía continúa reprimiendo protestas en ColombiaLa organización de estos eventos le otorga al parecer a los gobiernos la sensación de normalidad y estabilidad política por lo que no es menor cuando la Conmebol decide que un país no tiene la capacidad de entregar “seguridad”. La gente lo sabe y en contraparte da a entender que un juego popular arraigado en lo profundo de nuestras culturas no puede realizarse ante tamaña represión y violencia.
El fútbol es parte de nuestra cultura y por tanto adolece los mismos males que poseemos mancomunadamente, pero solo las barras han sido históricamente acusadas por portar toda la violencia estructural que nos cruza, también ellas forman parte del conjunto de la sociedad heterogénea, diversa, contradictoria en sus pasiones, pero capaz de unirse ante la barbarie y tal vez ¿Quién sabe? Con un poco de suerte ganar este partido continental.
Referencias[1] Sobre la organización del mundial del 78´durante la dictadura de Videla Ver: “Dictadura: Deporte y Memoria” Archivo Nacional de Memoria. Secretaría General de Derechos Humanos. Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/dictadura_deporte_y_memoria_-_versionfinal.pdf
[2] El Mundial de Brasil 2014 fue antecedido de numerosos cuestionamientos, protestas y violaciones a los DD.HH Ver: https://elpais.com/internacional/2013/06/30/actualidad/1372599379_128449.html
[3] Nota de Ciper sobre el concepto “neobarrismo” donde se discute la actitud política de las barras nacionales. Disponible en: https://www.ciperchile.cl/2021/04/17/el-neobarrismo-las-barras-como-actor-social-relevante-en-el-chile-del-estallido/
[4] https://peru21.pe/lima/lima-barristas-de-alianza-lima-y-universitario-unidos-en-la-primera-linea-durante-las-manifestaciones-nnpp-noticia/
https://www.youtube.com/watch?v=pZ45eT5X-5M
Fotografía principal: El Desconcierto | Agencia UNO