La batalla por el control de la red: Anonymous versus facebook, 5 de noviembre

Intealtrnet se prepara para un choque de trenes. El colectivo Anonymous ha declarado la guerra al gigante de las redes sociales. La amenaza va en serio, pero el reto se antoja imposible. Promete destruir a Facebook por vender los datos de sus usuarios. No dice cómo lo hará, pero sí que ha dejado claro cuándo. La batalla se librará el 5 de noviembre.


Guy Fawkes fue detenido el 5 de noviembre de 1605, cuando pretendía volar el Parlamento inglés. Su intención era acabar de un plumazo con el rey Jacobo I, buena parte de su familia y todos los miembros de la Cámara de los Lores. Fawkes pertenecía a un grupo que pretendía restaurar el catolicismo en Gran Bretaña y acabar con la persecución religiosa. Fue torturado durante días, pero no consiguieron arrancarle un solo nombre. Murió ejecutado el 31 de enero de 1606. Esto se conoce como la Conspiración de la Pólvora, un acontecimiento histórico que se recuerda en Londres prendiendo hogueras el 5 de noviembre para celebrar que su Parlamento sigue en pie. Fawkes era hasta hace bien poco un gran villano, pero ahora es un héroe. Primero fue reivindicado por Alan Moore y David Lloyd, quienes se inspiraron en él para crear al héroe «V de Vendetta», ahora se ha convertido en el tótem de Anonymous, la mayor organización de piratas informáticos del mundo.

Anonymous ha difundido un vídeo en el que dice que acabará con la más importante de las redes sociales el próximo 5 de noviembre. La Operación Facebook, como ya ha sido bautizada, se antoja imposible, porque ninguna de las acciones de este grupo de piratas informáticos ha tenido tal envergadura. El anuncio puede parecer una bravuconada, pero el hecho de que hayan elegido para la misión el día de Guy Fawkes hace pensar que esto va en serio.

La estética del mensaje es la tradicional en Anonymous. Arranca como siempre, con el mensaje «Felicidades mundo. Somos Anonymous», sobreescrito en la pantalla. Instantes después, una voz computerizada informa de sus intenciones: «Facebook ha estado vendiendo nuestra información a agentes del gobierno, dándole acceso clandestino a nuestros datos». Anonymous culpa también a la red social de colaborar con «gobiernos autoritarios como Egipto y Siria». Afirman que la gente «está siendo violada, abusada y acosada sin saber la verdadera causa» y que Facebook colabora con la opresión, ya que sabe más de sus usuarios «que su propia familia». Por este motivo los hackers anarquistas van a usar toda su fuerza contra ellos. «Un día se sabrá que esto es lo correcto y usted agradecerá lo que han hecho los hackers de Internet. Recuerde: no lo estamos molestando ni dañando, sino protegiendo», explican en su mensaje.

Al parecer, Facebook ya ha comenzado a preparar sus defensas. Ellos sí se han tomado en serio la amenaza. En consecuencia, han pedido la colaboración de los hackers pro sistema, solicitandoles que busquen en su programación algún tipo de punto flaco por el que pudieran colarse los anónimos. Pagaran 500 dólares a cualquiera que detecte una grieta en su muralla. Sin embargo, quienes se esconden tras la máscara veneciana de V de Vendetta y Fawkes, se muestran poco preocupados. Responden así en un segundo vídeo: «Saludos, mundo. En este breve período de tiempo hemos escuchado y visto el pánico que tienen los programadores de Facebook. Parece que ahora ofrecen 500 dólares a quien encuentre errores en su página. Pero esto no es real, sólo lo hacen para hacer creer al mundo que ellos tienen el dominio y nada de lo que se les haga podrá contra ellos». La voz metálica de un locutor de informativos oculto tras la máscara continúa diciendo que están «hartos de que se vendan los datos de las personas a los poderosos como si fueran trozos de papel» y que «la Operación Facebook será un éxito».

Anonymous y Facebook tienen cuentas pendientes. Después de la Operación PayBack, con la que Anonymous castigó a los bancos que congelaron las cuentas de Wikileaks, Facebook cerró el perfil desde el cual el colectivo de hackers lanzaba la campaña. Y eso, a los anónimos les escuece, puesto que, por encima de todo, lo que defienden es la libertad de información y el fin de la censura. Pese a todo, Anonymous mantiene su perfil de Facebook activo, donde más de 194.000 personas les han dado su apoyo. Incluso hay otro perfil específico para la Operación Facebook que permanece activo a día de hoy. Usuarios de la red social opinan sobre el sabotaje en diversos idiomas.

Del «cañón de iones» a nuevas alianzas

Tumbar a Facebook no parece nada sencillo. Las tácticas habituales de Anonymous parece que no servirán. Su principal arma, hasta hace bien poco, era el «Cañón de iones» (nombre basado en un popular videojuego), con el que conseguían que miles de ordenadores se conectaran a la vez en una misma web hasta colapsarla. Pero el «Cañón de iones» apenas haría cosquillas a Facebook, que tiene una tecnología preparada para aguantar millones de visitas. Además, un bloqueo temporal de un portal puede generar inmensas pérdidas a un banco, como le ocurrió a Visa (entre otros) durante la operación Payback. Sin embargo, no poder conectarse a la red Facebook durante un tiempo no «acabaría para siempre» con la gallina de los huevos de oro de Mark Zuckerberg.

Anonymous ha demostrado tener creatividad para enfrentarse a gigantes. Ocurrió en una de sus primeras operaciones -antes de que el colectivo se hiciera famoso como el defensor de Wikileaks-. La acción se conoció como Operación Tits Storm (Tormenta de Tetas). El objetivo era acabar con la censura en Youtube y, durante un día, Anonymous colgó miles de grabaciones pornográficas en la gran web de vídeos de Google. Pero una gran gamberrada, que es lo que fue aquello, tampoco parece suficiente. Y, por otra parte, el movimiento ha cambiado desde sus inicios: ha ganado en seriedad de objetivos y en convicción entre sus militantes, sobre todo después de su campaña impartiendo justicia contra todos los que actuaban en contra de Julian Assange y de su castigo a los países árabes que emplean la violencia contra quienes participan en las revueltas.

Por puro descarte, parece que la vía de entrada será la propia seguridad de los datos. El precedente claro sería la Operación Sony. Anonymous atacó la web de la multinacional a «cañonazos de iones» el 5 de abril de este año, después de que Sony denunciara judicialmente a los hackers Geohot y Graf-Chokolo, que habían pirateado la videoconsola Play Station 3. La operación se detuvo dos días después, porque el colectivo de hackers consideró que molestaba demasiado a los usuarios de la videoconsola. Un mes más tarde, Sony anunció que le habían robado información de decenas de miles de jugadores online. Habían obtenido tanto sus datos personales como bancarios. Los responsables de Sony aseguraron haberse encontrado un archivo dentro de sus servidores, que se llamaba «Anonymous». Al abrirlo, aparecía uno de los lemas de los enmascarados seguidores de Fawkes: «We are legion» (Somos multitud). Además de los datos de los usuarios, Sony vio como los secretos de su tecnología para elaborar juegos se difundían gratuitamente por la red en un archivo de 54 megas.

Para esta operación, Anonymous recibió la ayuda de otro grupo de hackers que trae de cabeza a la CIA. Se hacían llamar Lulz Security y, al parecer, eran tan sólo seis personas, pero todos unos verdaderos genios de la informática. En junio pasado atacaron la web del Senado de EEUU y entraron en los ordenadores de los senadores. La CIA tuvo que reconocer el éxito de Lulz, después de que el grupo difundiera a través de Twitter el siguiente mensaje: «Tango down -cia.gov- for de lulz» (Tango derribado-cia.gov-por diversión). Posteriormente, el grupo explicó que había cometido el sabotaje «porque no nos gusta mucho el Gobierno de EEUU». La alianza de los seis cerebros de Lulz se rompió después de 50 días. Según ellos, porque así estaba acordado desde el principio, pero también es cierto que habían comenzado a filtrarse datos sobre su identidad. No obstante, su mensaje de despedida en Twitter prometía más acciones: «Unidos, juntos, podemos aplastar a nuestros opresores comunes y dotarnos a nosotros mismos del poder y la libertad que nos merecemos».

Por otra parte, desde hace un tiempo, diversos cuerpos policiales han detenido a varios miembros de Anonymous y los servicios de inteligencia no cejan en su intento por colarse dentro de la anárquica y descentralizada red, consiguiendo las primeras detenciones. Por eso cabe esperar que intenten dinamitar la operación desde dentro. Sólo queda esperar al 5 de noviembre. La guerra ha comenzado.

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