Por Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso
Un grupo de mujeres que participaron en una actividad colectiva denominada “Mil Agujas por la Dignidad”, que se realizó en la ex Cárcel de Valparaíso (Parque Cultural) durante el mes de diciembre del año pasado, siguieron reuniéndose, conscientes de la importancia de continuar siendo protagonistas del período de rebeldía que irrumpió con fuerza a partir del 18 de Octubre del 2019 en nuestro país.
La pandemia y el confinamiento, provocó una readecuación en la forma de seguir encontrándose, pero esto no fue un obstáculo para que siguieran conectadas entre sí, reflexionando y planteándose nuevos desafíos. Fue así como Gabriela le propuso a Natalia y Alejandra realizar una “Acción Textil” para hacer visible a las mujeres que han sido víctimas de femicidios durante estos últimos diez años, tomando como referencia la legislación del año 2010 en nuestro país, mediante la Ley N°20.480, que estableció como delito a efectos penales el femicidio.
La idea es entrelazar las manos anónimas de muchas mujeres a lo largo del territorio nacional, para hacer visible el nombre de otras cientos de víctimas de femicidio, que permanecen invisibilizadas y relegadas a escuetas notas periodísticas.
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Tejiendo redes de sororidad y bordando con multicolores hilos fraternos impregnados de emociones, construyen una Memorial Textil, en donde estarán plasmados los nombres de las mujeres asesinadas que expondrán el 25 de noviembre próximo inserto en las actividades de la conmemoración del “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”.
Para emprender este proyecto, Alejandra, Gabriela y Natalia, decidieron agruparse en la “Colectiva Bordando Dignidad” y abrir una página de Facebook para concretar la convocatoria a esta nueva Acción Textil mediante la expresión del ate popular del bordado. A través de este medio realizaron el siguiente llamado:
“Más de 400 mujeres han sido asesinadas en los últimos 10 años, es por eso que hoy nos convocamos a través del bordado, para realizar un MEMORIAL TEXTIL, con los nombre de quienes ya no están, el cual será expuesto el 25 de noviembre: “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”.
Esta fecha se eligió durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, que se realizó el año 1981 en Colombia, para rescatar la memoria histórica y rendir homenaje a tres mujeres Luchadoras Populares, las hermanas Mirabal, Minerva, Patria y María Teresa, de República Dominicana, quienes formaron parte del movimiento revolucionario antidictatorial y, bajo el nombre clandestino de “Las Mariposas”, lucharon resueltamente en contra de la dictadura de Rafael Trujillo, siendo asesinadas el 25 de noviembre de 1960. Posteriormente, el año 1999, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció y declaró oficialmente dicha fecha como el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”.
La convocatoria tuvo una rápida y entusiasta acogida por parte de organizaciones, colectivas y mujeres que en forma individual se sumaron desde distintos lugares del territorio nacional. Este proyecto partió en forma virtual, pero a medida que se han ido abriendo espacios públicos, al entrar en nuevas fases de la pandemia, también han comenzado a reunirse en forma presencial para conocerse e intercambiar ideas y reflexiones en forma directa.
Las compañeras de la Colectiva Bordando Dignidad son habitantes de Valparaíso y esta semana convocaron a encontrarse los días 3 y 5 de noviembre en la Plaza Bismarck, ubicada en el sector de la Avenida Alemania del Cerro Cárcel. Hasta allá me dirigí para conocer más en profundidad de esta acción de denuncia mediante el bordado, recogiendo testimonios directos de las protagonistas. En este hermoso rincón porteño, estaban reunidas una decena de mujeres, trabajando con sus telas, agujas e hilos. Algunas eran de Valparaíso, otras de Viña, Quilpué, Villa Alemana e incluso llegó hasta este lugar una compañera proveniente de Santiago, quien traía varios bordados que habían realizado las mujeres en la capital.
Después de cuatro meses de cuarentena y confinamiento acá en Valparaíso, fue una grata sensación observar a este entusiasta grupo de mujeres compartiendo al aire libre, conversando, reflexionando e intercambiando opiniones, en una acción de educación popular en torno al arte del bordado.
Transcribo a continuación las conversaciones con Alejandra, una de las tres integrantes de la Colectiva Bordando Dignidad, y Cecilia del grupo de Arpilleras de Villa Frei de Santiago.
Alejandra, ¿me podrías relatar cómo nació esta iniciativa, este proyecto?
Nosotras con Gabriela y Natalia nos conocimos el año pasado cuando se convocó a la actividad “Mil agujas por la Dignidad”, que fue una Acción Textil que invitó una amiga de Barcelona, y la organizamos con la Natalia. Ahí conocimos a la Gabriela, y después que nos conocimos, que hicimos la acción textil, quedamos tan entusiasmadas muchas mujeres y queríamos seguir haciendo Acciones Textiles. El trabajo de “Mil agujas por la Dignidad” que realizamos lo presentamos también en una Feria que se realizó en Barón y lo alcanzamos a presentar en la Plaza Victoria en el contexto de la convocatoria del 8 de Marzo. Nuestra idea era seguir convocándonos para presentar la exposición, que son muchos bordados también, donde nos invitaran, y a seguir encontrándonos y ver que fluía de este encuentro. Todas somos súper horizontales, nuestro perfil es así y como que nos cuesta organizarnos de la manera estructurada tradicional. Así nos juntamos a bordar en la casa de una o de otra, a compartir. En algún momento la Gaby nos escribe, en un WhatsApp que tenemos entre las tres, y nos cuenta que se le ocurrió una idea. Propone esta tremenda idea y nosotras la encontramos maravillosa y dijimos vamos adelante con ella, sin dimensionar el impacto que iba a tener esta idea.
¿A qué te refieres cuando hablas del impacto que provocó esta idea?
Nunca pensamos que iba a haber gente bordando desde Cochrane, Punta Arenas, de Iquique, nunca, nunca, ni en el mejor de los sueños lo imaginamos. Han llegado bordados de Rancagua, Coquimbo, de La Serena, Coyhaique, de todo Chile llegaron. Siempre pensamos alrededor de 200 bordados y al final terminaron siendo como 600. Así se fueron sumando mujeres y algunas nos llamaban y nos decían que querían bordar y que querían ponerse un nombre como “Colectiva Dignidad”, somos de Santiago… Hagan lo que ustedes quieran, pónganse el nombre que quieran, júntense, reúnanse, nosotras no tenemos ningún problema con esos temas. Nosotras consideramos que todo vale, siempre y cuando el bordado sea una herramienta de denuncia, del tema que sea. En este caso hay un tema puntual, porque el tema es que acá están, en estos textiles, las mujeres víctimas de femicidio desde el 2010 en adelante, que fue el año cuando se decretó la ley del femicidio. Ahora esta ley todavía tiene falencias, porque acepta como femicidio si el asesinato lo comete tu pareja, tu conviviente o tu ex pareja, pero si el asesinato es a manos de un hombre cualquiera, un amigo, tu tío, tu padrastro, no cabe dentro del femicidio.
Ustedes, con Natalia y Gabriela, que fueron las que convocaron, ¿tienen algún nombre como Colectiva?
Nos pusimos “Bordando Dignidad”
Las tres son el núcleo motor de esta iniciativa…
Claro, pero a la que se le ocurrió esta idea fue a Gabriela, ella fue quien ideó este trabajo, pero las tres organizamos y trabajamos codo a codo en él.
¿Cuál es la relación con la Colectiva Bordadoras por la Memoria?
Como te decían anteriormente se nos ocurrió esta idea y convocamos a través de un Facebook que creamos, un Facebook que se llama “Bordando Dignidad”, hicimos el llamado, la convocatoria a participar en este evento. Así nos contactaron las Bordadoras por la Memoria y se integraron como Colectiva a este proyecto…
Hola compañera, me dicen que usted viene llegando desde Santiago a esta actividad, ¿me podría decir su nombre y cómo supo de esta iniciativa?
Hola compañero, me llamo Cecilia Gaete y pertenezco en Ñuñoa a un Grupo de Arpilleras de la Villa Frei. Son unas mujeres de la Villa Grimaldi que hacen arpilleras y ellas formaron este grupo en la Villa Frei. Ahí nos llegó la convocatoria, la invitación y empezamos a juntar a más personas, más mujeres, les contamos en qué consistía este proyecto, esta actividad, y se inscribieron muchas mujeres y empezaron a bordar.
¿Cuántas mujeres se inscribieron?
Quince mujeres, es una experiencia muy bonita.
¿Cómo nació la idea de organizarse y formar el Grupo de Arpilleras?
En Ñuñoa tenemos un parque muy bonito, el Parque Ramón Cruz, que está en Irarrázaval con Ramón Cruz, y allí nos juntamos a bordar, para hacer algo dentro de todo esto del “Estallido”, así nació este grupo de la Villa Frei. Empezamos a hacer cosas, teníamos puras palomitas, estas palomitas de los Presos Políticos, y como empezamos a ver todas las muertes que habían ocurrido durante el Estallido, empezamos a hacer un paño con puras palomas representando a cada uno de los fallecidos.
Y en el caso de este proyecto, “Bordando Dignidad”, ¿Cómo han trabajado en él?
Como decía el proyecto, la idea era conocer a la mujer víctima de femicidio, cómo había fallecido, conectarse con ella, porque el bordar es una forma de manifestación, de poder entregar algo. A mí en lo personal me pasaron cosas muy extrañas. Por ejemplo, el día 10 de septiembre empecé a bordar a la Clarita, entonces tenía el paño listo, me emocionó mucho al recordar, y cuando me inspiró en ella pidiéndole que me de los colores, la forma que quiera en el bordado, me metí a internet a ver cómo había fallecido y todo, y ese mismo día era el aniversario de su muerte, ella falleció el 10 de septiembre del 2014, y yo el 10 de septiembre a las 10 de la mañana empecé a bordar su nombre. Después hice el de Érica y también hice el mismo procedimiento, preparé el paño, me inspiré en ella, y ella había fallecido el mismo año que Clarita, el 2014, pero el 6 de septiembre. La tercera que hice fue Alsacia, ella falleció el 8 de septiembre del 2020, o sea, la coincidencia que las tres fallecieron en el mismo mes y con poquitos días de diferencia. La última que hice fue la de Mónica, que falleció el 3 de marzo de 2019 y de las tres anteriores nunca había visto el rostro de ninguna de ellas al buscar en internet, pero cuando busqué a Mónica lo primero que me apareció fue su rostro y eso me conmovió mucho, porque sentí que toda la energía de toda la inspiración que nace al bordar a estas mujeres a quienes nadie las recuerda, nadie les ha hecho un memorial, nadie ha dicho “aquí están”, nosotras somos partes de ellas y ellas de nosotras. Y esto que estamos haciendo es un acto simbólico para recordarlas y que no estén olvidadas.
Aproveché también de conversar telefónicamente con María Angélica Barrientos, integrante de la Colectiva Bordadoras por la Memoria, para consultarle cómo ellas supieron de esta convocatoria y de qué manera decidieron adherir al proyecto. Transcribo lo manifestado por ella:
Bordando Dignidad es una convocatoria a todas las bordadoras de Chile, y también del extranjero, a la que convocaron muy cariñosamente llamándonos “Manitas Bordadoras”. Esta convocatoria fue acogida por la Colectiva Bordadoras por la Memoria de Valparaíso, a través de una invitación al correo institucional a la Presidenta de nuestra organización, Cecilia Martínez, y también nos llegó a nuestros propios correos en forma personal, a algunas de las bordadoras que ya teníamos nexos con las organizadoras. Esta convocatoria se multiplicó rápidamente a través del las redes sociales, principalmente por Facebook, a través de distintas plataformas de bordadoras. Hay que pensar que son 400 mujeres las que han sido asesinadas en estos diez años, por lo tanto tenemos que tener cuatrocientos bordados al 25 de noviembre.¿Qué significado tiene para ti esta Acción Textil?
Como Bordadora por la Memoria, siento que es importante conmemorar este día homenajeando a nuestras hermanas que han sido víctimas de femicidio, que es una denuncia también del patriarcado, por eso considero que este Memorial Textil bordado, es un hito histórico para hacer visibles las invisibilidades de tantas mujeres en nuestro país que han sido asesinadas. Tanto hombres como mujeres somos responsables de buscar un cambio profundo en el machismo arraigado profundamente en nuestra sociedad, para que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos y nos cuidemos unas con otros. Tanto hombres como mujeres tenemos la responsabilidad de hacer que los niños y niñas sean personas felices y que el día de mañana puedan tener una vida sin vulneraciones de sus derechos y en igualdad de condiciones, sin discriminación de género. Espero que esta acción de bordado nos sirva a todas para reflexionar y luchar para que se erradique en el mundo la violencia en contra de la mujer y así, cada día menos, tengamos que llorar a muchas mariposas asesinadas.”