Brasil y la esperanza

[Por Daniel Mathews / resumen.cl] Los que ven la política desde las alturas seguramente no entienden el sentido del título que encabeza este artículo. Acaban de cesar definitivamente a Dilma y parece que se acaban uno a uno los “gobiernos progresistas”. Pero quizá sea porque lo que queremos no es solo “progreso” (que de ahí viene el mote de esos gobiernos) sino justicia.

El gobierno de Dilma rompió con su base social cuando anunció que aplicaría el programa de austeridad, contra el cual había derramado mucha labia en los debates. De ahí en adelante la lucha social se aceleró: entre los días 17 y 30 de junio de 2013 salieron 10 millones de personas a la calle en una jornada que no solo era por el precio de los pasajes sino que transmitía un mensaje de deslegitimación de la clase política. La destitución de Dilma y tener un gobierno no electo lo único que lograra es acelerar las luchas, darles una nueva bandera: Fuera Temer.

Ahora se abre otro momento en que la política se va a vivir intensamente en las calles. Gilberto Maringoni ha dicho que es el “”fin de una política de conciliación y que “se abre la Era del enfrentamiento”. Raúl Zibechi ha descrito el futuro próximo del continente como un “choque de trenes” entre el neoliberalismo y el pueblo. Gabriel Brito, más circunscrito al Brasil, dice que volvemos a la confrontación abierta. Todos los analistas apuntan al mismo lado.

Y esto en el marco de una América Latina en convulsión. Las “cooperativas” empresariales mineras, que eran parte del MAS, han roto con Evo Morales y este se ha visto obligado a permitir la sindicalización en las minas. Con eso se acaba el “capitalismo popular” y se busca como nueva base social a los trabajadores. Ellos sabrán aprovechar el momento en vez de dejarse aprovechar.  En el Perú, frente a las sentencias leves contra feminicidios se ha dado una marcha de medio millón de personas que incluyen al propio presidente PPK.  El presidente de la Corte Suprema se vio obligado a salir a dar explicaciones. En Chile el movimiento contra las AFP no deja de crecer. Es por abajo que se avanza.

Se pueden repetir hoy las palabras de un militante de las horas heroicas del PT, partido que Lula y Dilma mocharon en lo que tenía de más autentico. Paulo Freire decía. “Es que la “democratización” de la desvergüenza que se ha adueñado del país, la falta de respeto a la cosa pública, la impunidad, se han profundizado y generalizado tanto que la nación ha empezado a ponerse de pie, a protestar. Los jóvenes y adolescentes también salen a la calle, critica, exigen seriedad y transparencia.  El pueblo clama contra las pruebas de desfachatez. Las plazas públicas se llenan de nuevo. Hay una esperanza, no importa que no siempre sea audaz, en las esquinas de las calles, en el cuerpo de cada una y cada uno de nosotros. Es como si la mayoría de la nación fuera asaltada por una incontenible necesidad de vomitar ante tanta desvergüenza”

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