[resumen.cl] Este martes se le solicitó la renuncia al Intendente de la Araucanía Francisco Huenchumilla. El Ministro Burgos anunció que asumirá en su cargo un asesor del Ministro, Andrés Jouanett, también DC y vinculado al sector Alvear/Martínez. Huenchumilla se fue polemizando contra Burgos pues señaló que fue desvinculado cuando presentaría una propuesta al gobierno que abiertamente no iba con sus lineamientos y que criticaba duramente las últimas décadas de políticas hacia las demandas mapuche.
Si bien la mentada “paz social” por la que Huenchumilla habría de “quemarse a lo bonzo” en la Araucanía no paso más allá de las frases populistas bastante vistas en la Nueva Mayoría -en los hechos la violencia y represión sobre las comunidades se mantuvo- no es menor y es más bien una señal que Burgos ponga a uno de sus principales colaboradores en una región marcada por el renacimiento del movimiento mapuche tras el primer periodo liderado por la CAM y un periodo relativamente calmo de rearticulación de las fuerzas mapuche.
La estrategia de Huenchumilla de diálogo y paz social pasó principalmente por la “contención” de un conflicto, es decir, la utilización de la vieja estrategia de la zanahoria y el garrote, pues mientras las palabras de conciliación, nuevo trato y paz social abundaban, la represión sobre los sectores que recuperan tierras seguía de la misma forma. Pues bien, la salida de Huenchumilla significa la renuncia al discurso de paz social y el paso al discurso seguido obedientemente por la Intendencia del Bío Bío a través del DC Rodrigo Díaz, de despolitizar la movilización mapuche para encauzarla bajo la figura “delincuencial” rol que Huenchumilla no fue capaz de cumplir para el gobierno. La utilización de la figura del “robo de madera” para encarcelar a quienes participan en los procesos de recuperación territorial son muestra de esta ofensiva. Para ello Burgos cuenta ahora con un cercano colaborador: Andrés Jouanett (DC) quien hasta ahora se desempeñaba como asesor en el gabinete del Ministro del Interior.
Jouanett es profesor de Estado de la Universidad de La Frontera, Magíster en Ciencia Política de la Universidad de Chile y Doctor en Historia de la Universidad de Heidelberg, Alemania. Títulos que probablemente sean utilizados para avalar su “experiencia” en el tema, aprovechando la ignorancia sobre la lucha mapuche actual -posiblemente folclorizando la resistencia, trasladándola hacia un pasado heroico, es decir, encauzar el discurso autonomista en una cuestión meramente simbólica tratando de acentuar más la supuesta división entre buenos indígenas e indígenas “terroristas”. Durante el primer gobierno de Bachelet fue gobernador de Cautín.
Los cambios que ponen al equipo de Burgos en primera linea son muestra de una nueva fase represiva del gobierno sobre el movimiento social en el territorio. Para ello no solo cuenta con sus secuaces en las intendencias, gobernaciones, la ANI, Carabineros y la PDI, sino que también sus alianzas se acercan a la derecha con quien ha coqueteado por la reposición de la detención por sospecha tras la indicación de la sus diputados en la Comisión de Seguridad Pública. Experiencia en estas alianzas este señor tiene de sobra, tras su paso como director de la “La Oficina” donde se utilizó la guerra sucia y se incluyó a agentes de la DINA y la CNI para desarticular a las organizaciones revolucionarias que no aceptaron el pacto concertacionista con la dictadura. El clima se vuelve amenazador con las ofensivas de la patronal y con el avance de los “camioneros” -es decir los dueños de camiones, no sus conductores- sobre Santiago, la supuesta vinculación repetida ad nauseam entre el pueblo mapuche, el PC y las FARC, promovida hace años por Alberto Espina y que no halló mejor clima para instalarse que el actual, donde se conjuga con el abierto fascismo de Matthei que llama a utilizar armamento de guerra en la Araucanía y sus correligionarios en las redes sociales que despliegan campañas de comunicación de grupos paramilitares fascistoides.
Los meses de Burgos en el Ministerio van confirmando la teoría que señalaba que el mentado “realismo sin renuncia” es sencillamente realismo, realpolitik, mesura, gradualismo, es decir, volver al ADN de la vetusta Concertación. Los pequeños pasos de Burgos en la agenda represiva dan para especular que se viene sencillamente una política represiva sobre el movimiento social chileno, acompañada de una elaborada estrategia mediática que busca despolitizar los conflictos sociales y desactivar las ideas de grandes cambios de la población chilena.