[resumen.cl] Pamela Gómez realiza en esta columna un repaso por la trayectoria reciente de la danza Butoh en Concepción de la cual ella es una de las hacedoras. El 2005 comenzó su investigación en lenguajes contemporáneos y técnicas de oriente junto a Teatro del Oráculo en la ciudad de Concepción, siendo parte del cuerpo estable de actrices en cuatro de sus propuestas escénicas. En esta etapa explora los lenguajes y técnicas corporales del Contact Improvisación, Teatro Biomecánico, Teatro Objeto, Chi Kung Herramientas de los teatros Kathakali y No. Ahí se encuentra con la técnica Butoh en vínculo con la maestra Minako Seki en Festival Escena al Borde Valparaíso-Chile 2007 y en la experiencia KIM Kosmos in Movement Bolivia-Coroico-Isla del Sol 2008, junto con Elías Cohen. El 2009 es parte del seminario intensivo dictado por el maestro japonés Atsushi Takenouchi en Chile, impulsada a seguir cultivando este lenguaje ese mismo año es co-fundadora de la compañía penquista Fuchen Butoh donde se desempeñó con los roles de intérprete y directora artística; Etioh; El Regreso al Sol (2010), Chakana (2011) Mamakilla (2013) Cero (2015) obras que destacan.El 2015, en el XV FIMED Festival Internacional de Mujeres en la Danza (Quito-Ecuador) estrena su primer trabajo de autoría personal “La Kela”. El 2016 inició el proyecto de investigación en torno a danza Butoh: TËKUFËNN Colectivo Danza Butoh, proceso que dirige actualmente y con el cual ha desarrollado PÜLLÜ, estrenada en 2018 en Concepción.
https://www.youtube.com/watch?v=fZLFvkXUQ7I
https://www.youtube.com/watch?v=DZFbdMhi7jQ&feature=emb_title
Butoh en la frontera del Fio Fio: Cuerpo, identidad y memoria ancestral
El colectivo Tëkufënn emerge el año 2015 en Concepción, en torno a la práctica e investigación del lenguaje butoh y como una experiencia de continua vinculación humana y creativa multidisciplinaria en constante experimentación y reflexión. El colectivo ha tejido diversos procesos que ha tomado variadas formas de curso como es el espacio de escuela formativa en torno a la técnica butoh, laboratorios corporales en la naturaleza -parte de la metodología de investigación de cada indagación y proceso- esto realizado en diversos territorios de la región; Isla Mocha, Península de Hualpén, Nahuelbuta, Tricahuilo. Otra vertiente es la acción performativa en diversas instancias de denuncia contra la economía extractivista imperante y derechos humanos, así emergen propuestas que impactan en distintas realidades tales como “Pillán” (2016) acción callejera en el marco de las movilizaciones en contra del gasoducto Penco-Lirquen; “Lawen” (2017) desarrollado en el marco del Encuentro de Performance Política en el Biobio (EPP) y su versión para mediación artística, generando reflexión en alumnos de la educación pública; y “Ecos” (2018) que se enmarcó en torno a la reivindicación de la memoria y los Derechos Humanos.
En la dimensión más escénica y re-entendiendo el proceso creativo como un espacio de constante transformación han emergido las propuestas “La Kela” y “Püllü”. “La Kela”; corporalidad femenina campesina migrante, propone una mirada desde la poética corporal en torno a la lucha de las mujeres de las periferias rurales por la sobrevivencia en el siglo XX , relato personal familiar que viaja por las fibras de la memoria uterina. En Püllü abordamos el viaje que realiza el espíritu por los diferentes planos en el ciclo de vida-muerte-vida desde la visión Lavkenche.
El butoh surgió en Japón en plena crisis de post-guerra como un movimiento artístico de carácter performer, que plasmó una manifestación corporal contra-cultural ante la invasión política genocida ejercida por Occidente en Oriente, que tuvo su máxima expresión con las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Corriente artística fundada por Tatsumi Hijikata, figura de las vanguardias más experimentales y transgresoras para el paradigma estético y discursivo de su época, como lo continua siendo hasta hoy.
El butoh instala un universo de alta carga poética, grotesca en su honestidad, donde el cuerpo es un resonador en constante emancipación y catalizador de la cultura, que cuestiona las violencias, doctrinas y opresiones corporales establecidas por el sistema moderno neoliberal. Si bien el butoh ha tomado diversas corrientes y múltiples temas de interés y estéticas, como lenguaje es un espacio en sí mismo simbiótico, una exploración que escucha a las capas del cuerpo y la conciencia, es el espacio que permite develar la crisis interna y las preguntas profundas de la existencia, es un cántaro abierto a la resonancia del alma, a la memoria personal, social, ancestral o cósmica.
[caption id="attachment_76720" align="alignnone" width="1000"] Püllü en la plaza Independencia de Concepción en conmemoración del asesinato de Camilo Catrillanca. 2019[/caption]
El conflicto de identidad latinoamericana y el cuerpo híbrido
El conflicto histórico de Latinoamérica se muestra en su máxima expresión en el presente, que culmina con la devastadora explotación de la tierra por parte de las grandes transnacionales, el asesinato de miles de indígenas, la persecución política a todo tipo de demanda social o territorial que se mantiene por siglos, la opresión del sistema de deuda y el modelo laboral que esclaviza al cuerpo. Por otro lado, y al mismo tiempo, estamos envueltos por una fuerza extraordinaria que quiere resistir, re-existir y levantarse de la muerte, es el pulso de la sangre de esta tierra que nos trae la fuerza de nuestrxs ancestrxs. También estamos permeados por la globalización y el pensamiento intelectual occidental racional, científico y dicotómico que incrementa contradicciones en torno a la analogía entre el cuerpo máquina y el cuerpo orgánico, místico, primigenio.
Cuando hablamos de mestizaje siempre aparece la carga de dolor de este proceso, eso nos mantiene en un estado de crisis identitaria y de fractura, el Butoh como canal expresivo permite abordar esta hibridación y danzarla, permitiendo que la luz y la oscuridad de lo humano se muestren en su particularidad abriendo espacio al surgimiento de una diversidad de cuerpos y necesidades expresivas que al final son la máxima riqueza espontánea y honesta de lo que somos en este momento.
El butoh ha encontrado un espacio de asimilación muy natural en Latinoamérica, llena de luchas por la liberación y de universos espirituales milenarios sobre el que se fundan las culturas de la tierra y la frecuencia de la vida en tiempo natural, sin el inmediatismo del cuerpo occidental autómata y consumista. La vigencia de la sabiduría ancestral como camino para el entendimiento de la unicidad y la conformación de un cuerpo mestizo que encierra múltiples sangres, da espacio a la diversidad del cuerpo y el pensamiento que permite derrocar a la Homogenización históricamente patriarcal, normada, excluyente. El carácter político en el butoh es el acto de escuchar, abrazar y encarnar la voz de los innumerables cuerpos que habitaron bajo alguna experiencia de opresión o discriminación.
[caption id="attachment_76722" align="aligncenter" width="1000"] Püllü[/caption]
Territorio y filosofía ancestral
En la relación del cuerpo y la naturaleza observamos la estela de la crisis histórica y energética de ser frontera del Biobío (FioFio Leufü) entre la urbanidad y el sur ancestral, entre lo chileno, lo mapuche, lo mestizo, lo urbano, lo rural, lo nativo, aquí emerge el encuentro con la visión del pueblo Mapuche, sostenido en su Kimün o conocimiento, que emerge de la sabiduría de la experiencia, las lleves del buen vivir y la sabiduría, todo esto como una puerta de conexión corporal (antropológica) que imbrica de forma orgánica el butoh como técnica con las visiones espirituales de la tierra y las inquietudes artístico-políticas con respecto a la constante opresión sobre la soberanía del cuerpo, de la tierra y de la vida en el territorio del Wallmapu. El poder del paisaje, los vientos del sur, el espectáculo del océano, la explosión fértil de montañas son la pureza y la fuerza viva del espíritu de este universo austral.
Como una semilla germinada en la oscuridad de la tierra que sigue a la energía solar para emerger, la danza butoh se abre paso a la luz desde la oscuridad o “lo que se oculta”, hacia su “manifestación”, movilizando así el espacio del subconsciente, espacio onírico e intuitivo que propician el espacio receptivo para la voz milenaria, la voz del misterio, la manifestación de la masa oscura, la memoria total y colectiva de la red de la vida. Todo esto al mismo tiempo tiene relación con Ankoku Butoh, que sería una especie de marco teórico fundacional del butoh.
[caption id="attachment_76721" align="aligncenter" width="667"] La kela[/caption]
Esta misma apertura también ha encontrado lugares comunes con prácticas de meditación en movimiento que permiten que el cuerpo, tal como un vehículo, viaje en el infinito y vertical presente, prácticas físicas que permiten el trance en plenitud con la dimensión espiritual de la naturaleza. El butoh al igual que el danzante de la tierra o el danzante en servicio, que conecta con las otras dimensiones y mundos astrales, es un cuerpo crisol. Une los tres mundos en el cuerpo danzante y abre un portal multidimensional para habitar en la esencia primordial del ser árbol, ser planta, mineral, animal, la roca, el oxígeno, la luz una experiencia en movimiento, sostenida en un viaje interno.
El impulso de la memoria del cuerpo necesita reconectar con la sensibilidad de las culturas raíz, volver a lo esencial, a la pureza, a la magia, al diálogo con los elementos, los animales, a reconocer la belleza de este organismo vivo y sagrado al que pertenecemos. Esta es la dimensión que visitamos desde la danza y la que ha ido tomando forma como una propuesta contemporánea del butoh ancestral, inscrito en los universos espirituales de estos territorios del sur.