[resumen.cl] El pleno del Parlamento de Cataluña, hasta ahora una región autonómica histórica (es decir con mayores atribuciones que las demás comunidades autonómicas españolas), ha decidido emprender el camino hacia la Independencia respecto al estado español. Por 72 votos a favor (Junts pel Si, CUP) y 63 en contra (PP, PSC, Ciutadans, Catalunya si que es Pot) se ha decidido comenzar el proceso de secesión, respecto del Reino de España (nombre constitucional del país).
En estricto rigor lo que se ha aprobado es la propuesta de la resolución que crea la República catalana, dados los resultados electorales que impusieron a los partidos independentistas por sobre los unionistas, como en una sociedad política sana y cuerda, las cuestiones debatidas en campaña y discutidas por todos los sectores políticos y tras unas elecciones con la tasa de participación más alta del último tiempo, se reflejan en acciones jurídicas que dan con la expresión popular soberanamente expresada, algo que se llama desde muy antiguo democracia.
La respuesta del gobierno español, conducido por el derechista Partido Popular y con Mariano Rajoy a la cabeza, no ha tardado ni una hora en acusar constitucionalmente esta decisión del pueblo y el Parlamento catalán, expresando de cuerpo entero la nula vocación democrática de la dirigencia política de aquel país. Junto a Rajoy se han puesto todas las marcas políticas “nacionales”, por la defensa de una España unida, como diría el más rancio Franco, dictador por casi 40 años tras una cruenta y desigual guerra civil, tras la cual Cataluña volvió a perder su soberanía luego de perder la efímera República Catalana presidida por Lluis Companys, fusilado por el franquismo en 1940 en el castillo de Montjuic.
Todo el espectro español se está cuadrando con la postura antidemocrática de Rajoy. Populares y socialistas, incluso Podemos -aunque tibiamente-, se hacen eco de las acciones que el Consejo de Estado está llevando a cabo ante el franquista Tribunal Constitucional español para echar atrás la resolución independentista.
Pero en Cataluña las cosas no son fáciles, y si bien el mandato mayoritario e en favor del proceso soberanista, la constitución del gobierno está teniendo problemas. Artur Mas, el neoliberal presidente en funciones de la Generalitat (gobierno autonómico) se niega a dejar sus funciones, la CUP (izquierda radical independentista) apuesta por una figura de consenso como es el socialdemócrata Raül Romeva, esto significa un complejo escenario para la derecha catalana que perdería la conducción del proceso y significa probar su real apuesta por el soberanismo y la independencia o si solo ha seguido este camino buscando réditos electorales.
Por su parte la CUP está jugando un rol fundamental, tanto en la resolución de la salida al conflicto nacional con el Estado Español, así como en ocupar un espacio político claro y fuerte en relación a las demandas sociales que ha generado el capitalismo salvaje que azota a Europa hoy por hoy, y que la izquierda española ha sido incapaz de enfrentar.
En los próximos días sabremos la reacción que la institucionalidad española tendrá, aunque es bastante predecible, también conoceremos cómo se constituirá el gobierno catalán para llevar adelante este proceso. El punto es cuando conoceremos la voz de la Unión Europea frente a este asunto, qué opinan los estados europeos y mundiales respecto al asunto, qué dice los organismos internacionales. Esto, recién comienza