Felipe Leyton Frauenberg, jefe de Prevención de Consumo Abusivo de Alcohol, del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), es sicólogo de la Universidad Católica y master en sicodiagnóstico de la Universidad de Barcelona, España. Trabaja en el Senda desde hace siete años. Dice a Punto Final que “la edad promedio de inicio del consumo en Chile es de 13,8 años. Parte antes, en algunos casos, a los 9 años. A los 17, 18 años, el 70% de los estudiantes de 4º medio consumen. Prohibir el consumo antes de los 18 años no es antojadizo: el cerebro está en desarrollo aún entre los 18 y 25 años; cualquier sustancia sicoactiva lo afectará. Por cierto que es mucho más peligroso consumir antes de ese rango. Podría decirse que mientras más tarde comience el consumo, sería menos riesgoso”, advierte.
Señala que el problema del consumo de alcohol estuvo a cargo del Ministerio de Salud (Minsal), y “su visión era la de una enfermedad. Para ellos un porcentaje bajo de la población sufre de alcoholismo: alrededor de un 5%, y el Minsal siempre estuvo dedicado a ese grupo. Alrededor de 2010, Senda se hizo cargo del tema. Somos un departamento muy nuevo”.
El único programa que tuvo Senda hasta hace unos años fue el control de Tolerancia Cero Alcohol, con la toma de muestra a conductores de vehículos. Los centros de tratamiento eran liderados por Minsal. “Es súper contradictorio, pues somos un país con consumo extendido. Chile tiene el mayor consumo per cápita en Latinoamérica: 9,6 litros de alcohol puro al año. Muere mucha más gente por consumo de alcohol que en países europeos, que beben más. Hay estudios de años de vida perdidos o vividos con discapacidad que miden cuál es el impacto del alcohol. En Chile es gigantesco”, dice.
CONSUMO DE RIESGO
“El alcoholismo no es solo el problema. Por el alcohol se ven afectadas muchas personas. No solo las de consumo problemático. Están todas las enfermedades que provoca el alcohol: por ejemplo, cáncer de mamas, y miles de accidentes de tránsito, violencia intrafamiliar, delitos de gravedad e impacto social -casi el 70% está asociado a su consumo-. Como país no nos hemos hecho cargo, porque tuvimos una visión desde la salud y no desde el fenómeno social que implica. ¿Por qué si consumimos menos que Rusia o Francia, acá mueren más personas? El asunto es cómo consumimos: en 1,6 días, bebemos cinco o seis vasos de alcohol. Y esos son los promedios, porque hay quienes beben nueve, diez o más. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no más de un vaso al día. Por lo tanto, el promedio de consumo de los chilenos es de riesgo. Hay unas 200 enfermedades asociadas al consumo. Ese es el panorama”.
¿Qué se hace para prevenir?
“Contamos con la Ley Emilia, la Ley de Tolerancia Cero, las campañas de los centros de salud, la Ley de Alcoholes que implementan los municipios. En 2010, la OMS recomendó implementar políticas para frenar el consumo de alcohol, una de las mayores causas de mortalidad en el mundo. La OMS recomendó fiscalizar la publicidad y aquí tenemos una Ley de Publicidad de Alimentos, otra Ley del Tabaco, pero en alcohol todavía no. No hemos aprobado una ley que etiquete el alcohol. Hay mucha publicidad no controlada en franjas comerciales, en el fútbol, etc”.
Tenemos diversas líneas programáticas. Yo diría que la más importante ha sido con los choferes. Logramos que bajara la mortalidad y el consumo. Se ve en los más jóvenes: está internalizado que conducir y beber alcohol no son compatibles. Tolerancia Cero Alcohol aportó mucho. Luego, Senda hizo un programa en once municipios administrando la Ley de Alcoholes, aunque no hemos logrado una expansión presupuestaria para llegar a otras comunas. Tratamos de generar una política de alcohol vía ordenanzas municipales. Todo municipio tiene potestad de decidir horarios de venta y prohibir la venta en ciertos sectores. En el consumo son fundamentales la disponibilidad y la accesibilidad: qué tan barato es y cuán fácil de adquirirlo. Los menores de edad, si dan una vuelta a la manzana, probablemente puedan comprar alcohol, vino, cervezas o destilados con mucha facilidad”.
SUBIR IMPUESTOS AL ALCOHOL
En otros países la relación entre el precio de un litro de leche y un litro de vino es de 1 a 7, pero en Chile es de 1 a 2. ¿Por qué no subir los impuestos?
“Hay medidas impopulares. Una es subir el impuesto al alcohol, que reduce inmediatamente su consumo. Sobre la disponibilidad: tenemos patentes para expenderlo y distintos tipos de locales.
Las fiscalizaciones son escasas. Pasar un parte por venderle alcohol a un menor, es muy complejo en términos administrativos. Tenemos entonces además un problema territorial: mucho alcohol, a bajo precio y poca fiscalización. En la ley, se establece que no debe haber una botillería cerca de un establecimiento educacional, hospital o centro militar, pero en un montón de barrios universitarios hay negocios al frente. Si pudiéramos limitar esto, tendríamos un país más sano.
Es una paradoja que seamos un país consumidor sin lograr hacernos cargo de medidas más estrictas. Hay inconciencia del daño del alcohol en la sociedad. Sin embargo, existen tratamientos para alcohólicos y personas con consumo problemático. Pero hay políticas al debe, una de ellas es la de impuestos. Si bien se aumentó algo, fue marginal. El alcohol no es un producto de consumo normal, entonces no tiene que tratarse como cualquier otro, tiene que regularse como un producto dañino, y debería tener disposiciones distintas pensadas en función de la salud pública. Si todos los daños que produce el alcohol los va a financiar el Estado, deberíamos recaudar para solventar ese costo. El Estado gasta más de 2.969 millones de dólares anuales, que equivalen a 22 veces el presupuesto de Senda”.
LAS MUJERES CONSUMEN MAS
¿Por qué ha aumentado el consumo en jóvenes y mujeres?
“En mujeres aumentó mucho, en jóvenes se mantiene. Cada vez más la sociedad va igualando a mujeres y hombres y por lo tanto, la mujer está ocupando los mismos roles que los hombres.
No hemos hecho un estudio para investigar por qué están consumiendo más. Antes consumían un tercio de lo que consumían los hombres. Ahora estamos uno a uno, e incluso en algunos tramos etarios las mujeres consumen más. Una medida importante es generar un plan nacional que agrupe a todos los servicios. Lo hicimos desde Senda junto al Minsal en 2016: sesenta medidas en las que todavía estamos en falta. Tomamos la estrategia nacional y la del Senda, y se conformó una comisión interministerial y se decidió priorizar 16 medidas. Son las que se están trabajando con los distintos servicios. Nunca se había trabajado intersectorialmente para prevenir el consumo de alcohol.
¿Cuáles son las medidas? Aumento de impuestos, regular la Ley de Alcoholes -idealmente hacer una nueva que permita fiscalizar mejor-, impulsar la ley de publicidad del alcohol y del etiquetado, proveer de información a la población de forma clara, luchar contra las costumbres y atavismos culturales, aumentar la fiscalización de los conductores, proveer tratamientos o intervenciones breves y pesquisas en poblaciones en riesgo, etc.
Actualmente, no tenemos una atención especializada para durante el embarazo, es una realidad nefasta. No hay una dosis segura para una mujer embarazada. Cuando bebe, la cantidad de alcohol en la sangre es igual en la placenta. Si es dañino para el desarrollo cerebral de un adolescente, imaginemos en un bebé que se está gestando. La prevalencia del síndrome alcohólico fetal es de 3% en nuestro país. Nacen niños con problemas neurológicos y fisiológicos. Si las mujeres consumen en menor grado, los niños aparentemente son normales, pero tienen una serie de deficiencias que se ven durante el desarrollo: déficit atencional, problemas neurológicos del sueño, de concentración, de hiperactividad, menor desempeño intelectual, etc.”.
PESIMO NEGOCIO
El Estado gasta en salud entre dos y cuatro veces más de lo que recauda por impuestos a la industria del alcohol…
“Sí, y es un cálculo antiguo. 2,7 dólares ingresan en recaudación fiscal, y el Estado tiene que desembolsar 5 dólares en gastos de salud y otros. Es un pésimo negocio. Negocio solo para un segmento. No estamos contra la industria, no queremos que la gente deje de tomar alcohol, lo que queremos es que el consumo pase a ser de bajo riesgo. Que a la industria le vaya bien, pero que no inculquen a los jóvenes que beber es estupendo”.
Consumo abusivo y publicidad van de la mano…
“Según la OMS deberíamos consumir solo veinte gramos diarios de alcohol puro. Inglaterra fue el último país que hizo un estudio y señaló que diez gramos es lo más seguro. En Chile consumimos ochenta y más gramos al día. La industria, lamentablemente, incita al consumo abusivo. El chileno bebe hasta la embriaguez. La mayoría consume cinco, seis o más copas. Los franceses toman todos los días, pero solo una copa. En Chile, los índices de mortalidad en accidentes suben los viernes y sábados, que es cuando más se bebe”.
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 883, 1º de septiembre 2017.