Chile: los abrazos que la prisión política quitó (y continúa quitando)

Por Javier Arroyo Olea Los registros recorren rápidamente las redes sociales para masificar la captura de momentos que quedan marcados en la memoria de la población. No solo la indignación y el descontento han sido transportados de esta forma, sino que también la alegría, la esperanza y la legítima lucha por los Derechos Humanos. Esto ha sucedido con la salida de algunas y algunos jóvenes y adultos de recintos penitenciarios en el marco de la judicialización que se les ha impuesto al alero del proceso desatado en octubre de 2019. Y es que desde el inicio del Estallido Social la prisión política fue una modalidad adoptada por el Estado chileno para frenar un proceso que aún se encuentra abierto; pero con miles de personas con medidas cautelares o condenadas por lo que la legislación actual presenta como delito. Así, la lucha por la libertad de las y los presos políticos del Estallido ha sido parte de las demandas impulsadas por las y los propios protagonistas del proceso; ese entramado de la población que se volcó a las calles con décadas de injusticias en su memoria y a las que el Estado respondió con múltiples e intensos tipos de violencia. Puedes leer| Día de los DD.HH. en Chile: impunidad, violencia estatal y vulneración sostenida Sin embargo, la prisión política ha sido una constante en la postdictadura del país, una práctica y carácter recurrentemente utilizado por el aparataje estatal con múltiples efectos. Empero, no ha significado el freno de la organización. En una nueva conmemoración por el Día de los Derechos Humanos hay un acento y tónica que recorre al país, y esta es la urgencia de la libertad de quienes se encuentran privadas y privados de libertad por la legítima protesta social, siendo urgente frenar la impunidad institucionalizada y anclada que cubre a funcionarios policiales y militares responsables de su violación sistemática. La prisión política trastoca, irrumpe y quiebra muchas cosas: incluso hace desaparecer la cotidianidad del abrazo. Pero es la misma intensidad la que se refleja en las imágenes que se difunden por todos lados cuando el montaje, la negligencia, y la falsa acusación caen ante la mirada atónita de sus cómplices. Ese abrazo intenso, que logra capturar la imagen, es el que deben recuperar miles de personas privadas de libertad. [caption id="attachment_88813" align="alignnone" width="1280"] Salida de José Sepúlveda del Juzgado de Garantía de Concepción. Enero, 2020.[/caption]   [caption id="attachment_88300" align="alignnone" width="852"] Salida de jóvenes procesados por Caso UdeC de cárcel El Manzano. Diciembre, 2020.[/caption] [caption id="attachment_88814" align="alignnone" width="853"] Salida de jóvenes procesados por Caso UdeC de cárcel El Manzano. Diciembre, 2020.[/caption]   [caption id="attachment_88815" align="alignnone" width="1280"] Salida de Marcelo Mandujano. Diciembre, 2020.[/caption]
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