[resumen.cl] Desde que se informó de los primeros casos de contagios por la pandemia del nuevo coronavirus hubo comparaciones entre las medidas del gobierno de Chile y el de Argentina.
La crisis abierta el 18 de octubre en Chile había dejado a un gobierno sin liderazgo ni credibilidad, al cual la ciudadanía le fue arrancando por la fuerza las primeras medidas, como la suspensión de clases adoptadas por municipios, universidades y sostenedores de la educación privada y subvencionada, mucho antes que lo determinara el gobierno de Piñera.
En Argentina fue lo contrario, los primeros contagios de COVID-19 fueron casi simultáneos, desde el gobierno central se asumió el liderazgo en la toma de medidas, lo que se tradujo en un reconocimiento y validación de la autoridad del presidente Argentino, Alberto Fernández.
La propia oposición se ha plegado al liderazgo del Ejecutivo, como lo hizo el gobernador de la ciudad de Buenos Aires, a pesar de la crispación política existente en el país trasandino.
Fernández fue oportuno y hábil frente a la crisis, a diferencia de la torpeza con que se movió su par chileno y más aún, frente a la ridículo mundial hecho por Bolsonaro en Brasil. Las encuestas así lo grafican: pasó de un 37% de popularidad al 68% en menos de un mes y el rechazo a su figura disminuyó de un 45% a solo un 12%.
Una muestra de lo oportuno del actuar del mandatario fue el cierre de fronteras impuesto del 16 de marzo. dos días antes que Chile. De hecho, en la practica, Chile no cerró fronteras: ya las habían cerrado Perú y Argentina.
Inmediatamente tomada esta medida, se organizó la repatriación de los argentinos en el exterior, con más de 100 vuelos que realizaron esta tarea.
En cuanto a los chilenos, hasta el día de hoy algunos esperan ser repatriados en ciudades donde la situación es tan critica- como Guayaquil - sin que existan respuestas a sus requerimientos de parte de la cancillería chilena, que dejó todo en manos de vuelos privados.
Las medidas de Fernández en Argentina
Argentina también adoptó las medidas de autoconfinamiento de la población antes que Chile, cuestión que evitó una tragedia en Buenos Aires, ciudad que casi duplica en habitantes a Santiago de Chile (17 millones y 8 millones, respectivamente), pero además, como agravante, concentrados en una superficie mucho menor de terreno (203 km2 Buenos Aires– 837 Km2 Santiago) .
La densidad poblacional es un factor fundamental en la propagación de las epidemias, Buenos Aires pudo ser perfectamente el Nueva York de Latinoamérica en cuanto a número de contagios y muertes por COVID-19.
El mandatario trasandino fue claro desde el día uno con el dilema ético de salud o economía y en eso la ciudadanía argentina lo apoyó, incluyendo a las organizaciones del empresariado.
Mandó a todos a cuarentena, pero antes garantizó prestaciones sociales y bonos para los mas necesitados, medidas para la pequeña y mediana empresa y además prohibió los despedidos y garantizó dineros del Estado para el pago de sus salarios.
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Informó al país de un plan de inversiones en obras públicas, en apoyo a la reparación de viviendas para asegurar la recuperación del sector construcción, esto a la par de garantizar dineros para inversión en industria que provee al país de material sanitario.
Mientras en Chile las grandes cadenas de farmacia y supermercados especularon desde los primeros días con los precios de productos de primera necesidad, el gobierno argentino anunció un control y congelamiento de precios, acompañados de préstamos financieros a toda la industria alimentaria, de limpieza y aseo.
No todo concluye ahí, los bonos de pago extraordinario para personal sanitario, prórroga de vencimientos de pagos para deudas de empresas medianas y pequeñas, la prohibición de cobros de comisiones de cajeros automáticos, suspensión del cierre de cuentas bancarias, la suspensión de todo corte de servicio básicos, congelamiento de arriendos y suspensión de desalojos, la eliminación de impuestos a la importación de insumos críticos y la suspensión del cobro de peajes, son algunas de las tantas medidas tomadas en Argentina, las cuales muchos esperaban también se adoptaran en Chile.
Foto: sonarfm.cl