Por Arnaldo Pérez Guerra / Punto Final
Mientras en el Congreso chileno se discute reformar la Ley de Drogas, un estudio de la agencia Bloomberg señala a Chile como el país con drogas más baratas de Latinoamérica. Chile se ubica en el puesto número 5 del mundo, entre 103 países encuestados. Una investigación de la Universidad Andrés Bello y de la Universidad de Londres, confirmó que 40% de los chilenos reconoce haber consumido marihuana, lo que nos ubica en el primer lugar en Latinoamérica.
También somos los primeros en iniciar un estudio sobre “cannabis medicinal”, patrocinado por la Fundación Daya. Su intención es conocer los beneficios de la cannabis en el manejo del dolor en pacientes con cáncer de mama y pulmón. Quienes usan marihuana terapéutica o medicinal esperan que ese estudio clínico demuestre científicamente la efectividad de la cannabis en el alivio de dolores en pacientes oncológicos y de otras enfermedades.
El doctor Patricio Bustos Streeter, al asumir como director del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), señaló su intención de elaborar un enfoque de salud pública: “Hay un doble problema: quienes consumen drogas no son aceptados socialmente y ellos también se sienten discriminados desde el punto de vista de la sociedad. Mi opinión tiene que ver con construir políticas públicas que ayuden respecto de todo tipo de sustancias y también tengo que defender la postura del Ejecutivo sobre las modificaciones que se están planteando a la ley 20.000. Vamos a escuchar a todos, pero tomaremos decisiones que tengan que ver con experiencia internacional, evidencia científica y la realidad en Chile. Lo que plantea el gobierno es regular el consumo. La marihuana es una sustancia que produce adicción y en algunos casos algunos niveles de dependencia. Pero, no es definitivamente una puerta de entrada a otras drogas”.
Senda se encuentra implementando programas preventivos de manera gratuita en las escuelas y liceos municipales y particulares subvencionados. Más de 1.200 escuelas contarán con el programa de prevención, que tiene por objetivo fortalecer las capacidades de las escuelas en el diseño de planes de prevención del consumo de drogas y de vinculación con las redes locales. Senda capacitará a cerca de 9.000 establecimientos en la implementación de los textos educativos de los programas de prevención. Adicionalmente, 435 escuelas llevarán adelante el programa “Actuar a Tiempo-Liceo Libre de Drogas”, que a través de sicólogos y trabajadores sociales se dirige directamente a escolares con factores de riesgo o que se han iniciado en el consumo. Según el Estudio de Drogas en Población Escolar (2015), el 35,6% de los estudiantes de 8° básico a 4° medio reconoció haber consumido alcohol al menos alguna vez en el último mes; el 34,2% admitió haber usado marihuana al menos una vez en el último año; el 4,2% haber consumido cocaína; mientras el 2,7%, pasta base. Todas cifras en alza. Sólo un 6% de los estudiantes admitió haber consumido tabaco, única cifra en baja.
MARIHUANA MEDICINAL
Para la actriz Ana María Gazmuri Vieira, directora ejecutiva de la Fundación Daya, la implementación de cannabis medicinal “es un paso relevante que deriva de un trabajo que tiene una trayectoria de tres años, junto a la Municipalidad de La Florida y el Laboratorio Knop, y que hoy está mostrando sus primeros frutos, que esperamos entregue evidencia sobre la seguridad y eficacia de la cannabis medicinal con el máximo rigor científico. Es el primero de los múltiples estudios que estamos impulsando”. Fundación Daya promueve otros con pacientes oncológicos del Hospital Base de Valdivia, el tratamiento de la epilepsia refractaria en el Hospital Clínico San Borja Arriarán, del dolor crónico no oncológico en el Hospital Las Higueras de Talcahuano, la fabricación de un ungüento para dermatitis atópica y generar un futuro medicamento para el tratamiento de los trastornos del sueño, y en la Universidad Santo Tomás de Antofagasta para elaborar un parche transdérmico para el manejo del dolor.
En septiembre de 2016, el Servicio de Salud aprobó el protocolo para realizar la primera investigación a través de un estudio clínico para evaluar la eficacia del extracto de cannabis. La resolución 24890/16 del 9 de diciembre de 2016 del ISP autorizó el primer estudio en Latinoamérica: “Este hito marca un gran paso para la cannabis medicinal. Se obtendrá evidencia científica sobre las propiedades paliativas, lo que permitirá avanzar hacia su registro, volviéndose una alternativa de acceso importante para aquellos que no estén en condiciones de cultivar. Sin duda, ha tenido un gran valor en el plano simbólico, desplazando fronteras que parecían infranqueables. Ya el panorama es otro en relación a la información y aceptación del uso medicinal de la cannabis”, agrega Gazmuri.
Un 70% de los detenidos por la Ley 20.000 lo son por tenencia de menos de seis plantas de marihuana. El 60% de las mujeres detenidas lo son por microtráfico. “Los grandes narcotraficantes no son detenidos. Se ha criminalizado a las poblaciones más vulnerables, a los jóvenes que consumen, y no al que provee la droga. Lo que sí es preocupante es la gran cantidad de resoluciones en tribunales por consumo. Existe el caso de una mujer de 65 años condenada a cinco años por una mata de marihuana, y no hay debate sobre esto… Urge establecer políticas adecuadas a los cambios en la sociedad”, señala el académico y experto en drogas Iban de Rementeria (Ver PF 870). Agrega que una de cada diez muertes en el país se produce por consumo de alcohol: “Y nadie está pensando en acabar con el alcohol o prohibirlo. Sin embargo, se sigue considerando la cannabis como droga ‘dura’, en la lista uno, junto a la heroína y cocaína, lo que es un despropósito”. Aunque la normativa establece que no es necesario contar con autorización del SAG para el autocultivo, algunos fiscales insisten en procesar a quienes cultivan para su uso personal. Paulina Bobadilla, fundadora de Mamá Cultiva, dice que “la política de drogas fracasó y hay que cambiarla. El trabajo de Fundación Daya y Mamá Cultiva ha sido capaz de concientizar a cientos de familias que están sufriendo por alguna patología y, gracias a la cannabis, han logrado paliar sus dolores”. Fundación Daya es una organización sin fines de lucro, cuyo objetivo es la investigación y promoción de terapias alternativas: “Colaboramos y asesoramos en el diseño de políticas públicas que promuevan el bienestar físico y espiritual. Nos hemos posicionado como ejemplo para los países hermanos en materia de cannabis medicinal. El aporte clínico y científico ha elevado la discusión que gira en torno a una planta que ha demostrado sus potenciales paliativos en enfermedades como artrosis, fibromialgia, esclerosis múltiple, epilepsia refractaria, dolores crónicos, entre otras”, agrega Gazmuri.
CIUDADANÍA V/S GOBIERNO
Tanto el gobierno como las organizaciones ciudadanas que apoyan la legalización de las drogas señalan la necesidad de nuevas políticas públicas que enfrenten las consecuencias del tráfico y la violencia asociada al mundo delincuencial, el consumo problemático de sustancias y la protección de poblaciones afectadas. Aunque pareciera que el gobierno va para un lado y la sociedad civil hacia el otro. “Se requiere de un esfuerzo conjunto de los tomadores de decisión, la sociedad civil, académicos, y movimientos sociales y ciudadanos que se basen en evidencia científica en la construcción de respuestas estatales eficientes, respetuosas de los derechos humanos. Nos preocupa la ausencia de instancias de participación de la sociedad civil. La llamada ‘Guerra contra las Drogas’ no ha logrado avanzar en los objetivos propuestos y ha impactado negativamente en la vigencia de los derechos humanos. Esto evidencia el fracaso de la política vigente y la necesidad de avanzar hacia nuevos paradigmas.
El cultivo lícito de cannabis, a saber, aquel cuyo propósito es el uso personal o un tratamiento médico, está contemplado en la actual legislación. Sin embargo, los derechos de los usuarios de cannabis siguen siendo permanentemente vulnerados, siendo víctimas de graves atropellos a pesar de múltiples fallos de la justicia que reafirman con claridad los derechos de estos usuarios”, señalan en una declaración las ONGs Corporación Humanas, Corporación Opción, Coordinadora Autónoma contra la Violencia, Círculo Emancipador de Mujeres y Niñas con Discapacidad (Cimundis), Cultiva Valpo, Fundación Daya, Fundación Down 21, Fundación Latinoamérica Reforma, Fundación Instituto de la Mujer, Mamá Cultiva, Movimiento de Acción Migrante - MAM, Observatorio de Derechos Humanos y Legislación, Observatorio Contra el Acoso Callejero Chile, y la Red Chilena de Reducción de Daños. Agregan que se debiera reorientar el enfoque punitivo “en miras a la persecución del crimen organizado, el lavado de activos y la corrupción”. Además, les preocupa que las mujeres encarceladas por delitos no violentos relacionados con drogas constituyan la población penitenciaria de más rápido crecimiento: “Tiene un efecto devastador en la sociedad y en sus familias. El Estado debiera garantizar la provisión de servicios con perspectiva de género para tratamiento y rehabilitación, reducción de daños, acceso a la salud, asesoramiento jurídico y servicios sociales adecuados”, dicen.
DEBATE CIENTÍFICO
Ethan Russo, neurólogo estadounidense e investigador en sicofarmacología, quien basa su terapia en el potencial terapéutico de la cannabis, señaló en un seminario organizado por Fundación Daya que “hay más de cien cannabinoides y sólo se han estudiado doce. El THC, es el más estudiado. Se apartó en 1964 para ser investigado gracias al químico israelí Raphael Mechoulam. El THC, tiene propiedades analgésicas, antiinflamatorias y antioxidantes. Además, es veinte veces más poderoso que la aspirina”. Por el contrario, según el siquiatra Juan Andrés Mosca, el consumo de marihuana afecta el desarrollo cerebral en niños y jóvenes: “Genera cambios que disminuyen el rendimiento intelectual, el autocontrol, hay alteraciones en la memoria, en la concentración, es decir, un daño cerebral permanente y que además, sensibiliza el circuito de la recompensa, es decir, estamos hablando de una droga que genera adicción”.
Por su parte, el médico osteópata especialista en cannabis medicinal, Dustin Sulak, dice que “cannabis es una medicina no tóxica y no letal. Los investigadores no han logrado encontrar una dosis letal y han descubierto que se requieren grandes dosis para producir toxicidad y muerte en animales, tan altas que sería casi imposible para un humano consumirlas, ya sea a través de la ingestión o por inhalación”. Según Anneliese Dörr Alamos, doctora en sicología en la Universidad de Chile, y directora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina Universidad de Chile, “tenemos el récor mundial en consumo de marihuana en escolares: en 4º medio casi la mitad fuma, y uno de cada tres estudiantes chilenos ha consumido marihuana”.
Dörr, entrevistada por Tell Magazine dice que “en 2011, a través de un NeuroSpect -imagen que muestra la irrigación en el cerebro-, investigó y constató que los niños que consumen marihuana tienen áreas del cerebro hipo funcionando, que no actúan bien, y que tienen que ver con la memoria, hipocampo, área 25 de Brodmann -que regula el afecto-, lóbulo frontal, que es lo último que evoluciona en el ser humano y tiene relación con la planificación, control de la conducta… Tal como el tomate ha sido genéticamente modificado para hacer un súper tomate, la marihuana también. El THC se ha alterado para hacerla más adictiva. Se ha cuadriplicado su concentración. Es mucho más tóxica y adictiva y, peor aún, cuando se usa en cerebros inmaduros, es decir, en menores de veintiún años. Su consumo antes de los 17 años provoca daños neurobiológicos”.
Para Gisela Kuester, neuróloga y directora de investigación de estudios clínicos de Fundación Daya, “nuestra organización da soporte médico a pacientes que utilizan cannabis medicinal mediante el autocultivo legal, siendo la única institución que ha obtenido permisos para cultivo de cannabis con fines de investigación, impulsando así los primeros estudios clínicos aleatorizados, doble ciego, controlados con placebo, con extracto estandarizado de cannabis. La experiencia clínica ha demostrado el positivo impacto que tiene en pacientes con diversas patologías la incorporación de la terapia, logrando una mejora significativa en su calidad de vida, al igual que en la de todo el grupo familiar. A la fecha son más de ocho mil pacientes los que se han atendido en la Fundación por terapeutas y médicos capacitados en cannabis medicinal”.
(*) Publicado en Punto Final (revista) Nº 874, del 28 de abril al 11 de mayo de 2017.